Contencioso

De esquizofrenia e indiferencia pública (I)

Esquizofrenia e indiferencia pública.Sostiene Sevach que la responsabilidad administrativa por errores de la Administración sanitaria tiene mucho camino por recorrer. Allá por 1975 la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo dictó una sentencia bautizada coloquialmente como la de «los novios de Granada» que estimó el derecho a indemnización por daños morales de los padres de una novia que falleció cuando un demente eludió la vigilancia del hospital psiquiátrico y se arrojó desde el tejado sobre una pareja de novios. Desde entonces infinidad de demandas han sido estimadas cuando se ha probado el anormal funcionamiento del servicio público en su vertiente sanitaria, en cuanto a diagnóstico, tratamiento o intervención errónea sobre los pacientes.

Vienen al caso tales cuestiones a raíz de la recientísima noticia de la muerte de una infortunada y ejemplar madre asturiana a manos de una desgraciada hija, cuya conducta, tal y como reflejaba su historial clínico, informes policiales y testimonios vecinales hacían prever un fatal desenlace.

Hablamos de la esquizofrenia, una de las más graves de las enfermedades mentales, que consiste en una disfunción neuroquímica del cerebro que causa un pensamiento confuso y que se manifiesta en delirios, alucinaciones, y a veces agresividad.

A este respecto, sorprende a Sevach en España los tristemente frecuentes casos de esquizofrenia grave tratada con «frivolidad» por la Administración pública sanitaria, y que pudiera abrir un portillo indemnizatorio por deficiente funcionamiento de la Administración Pública sanitaria.

Lo deseable sería que cuando tiene lugar un caso diagnosticado de esquizofrenia grave (espigando dentro de un trastorno mental que en España afecta con mayor o menor grado a 400.000 personas), y cuyas manifestaciones agresivas las soporta el entorno familiar inmediato, derivadas en buena parte de la falta de medicación voluntaria por el enfermo (que cree no necesitarla), pudiera la Administración sanitaria, mediante el informe del facultativo correspondiente, y con la autorización judicial, proceder a disponer la inmediata medicación forzosa o al internamiento del paciente.

En este punto, Sevach adelanta que es consciente de que entra en conflicto el derecho a la libertad personal con el derecho a la salud, pero en la balanza de la Justicia ha de pesar también el derecho a la libertad y seguridad de familiares y ciudadanía.

En efecto, basta repasar las hemerotecas para comprobar la frecuencia de pacientes con esquizofrenias graves que pese, a representar un peligro serio para sus familiares así como para los viandantes, han tenido oportunidad de manifestar la vertiente mas sanguinaria de su enfermedad. No se trata de una enfermedad patrimonio de individuos marginales, sino que es un mal cuyas causas son tan oscuras como diversas (genéticas, afectivas, sociales o por una combinación de ellas) sin que la madurez ni la inteligencia constituya un antídoto frente al mal.

No sólo el pasado remoto cuenta con esquizofrénicos famosos (la heroína Juana de Arco, el pintor Van Gong o el escritor Hölderlein), sino que más recientemente puede constatarse que ataca a premios Nobel (John Nash, personaje inspirador del film «Una mente maravillosa»), cantantes (Tina de Las Grecas), médicos (Noelia de Mingo en el año 2003 mató a tres personas e hirió a otras tres en el hospital), y en ocasiones la víctima es el propio enfermo, pero en otras un familiar (caso de la sufrida madre mierense a manos de su hija) o de un inocente con mayúsculas (todavía está fresco el recuerdo del niño degollado en el año 2004 en un parque de Gijón a manos de un esquizofrénico paranoide).

A juicio de Sevach, el Derecho actúa por reacción a los problemas, y recuerda que fue necesario el incendio de la discoteca Alcalá 20 para que se dictara el Reglamento de Policía y Espectáculos de 1982 imponiendo salidas de emergencia, al igual que fue necesario un brote epidémico del mal de las vacas locas para atajar al alimentación hormonal descontrolada del ganado.

Pues bien, en los tiempos actuales, sea cual sea la causa, la esquizofrenia es un mal que se extiende cuantitativamente (el 1% de la población) y cualitativamente (se manifiesta en delirios, catatonias y en agresividad), y el sistema de salud parece vivir anclado en un mundo feliz y rosa donde los enfermos psíquicos comprenden la enfermedad, se automedican de forma puntual y son capaces de sentirse optimistas por el solo hecho de que se les permita deambular a sus anchas por las calles.

No se trata de volver a los psiquiátricos decimonónicos (duchas frías y camisas de fuerzas). Y sobre todo Sevach quiere dejar bien claro que la gran mayoría de las personas que sufren enfermedades mentales no son violentas, y que tampoco la gran mayoría de los esquizofrénicos son apestados, pero basta constatar el frío dato de las familias crispadas y muertos por «violencia de género…psíquico» para darse cuenta de la gravísima situación de abandono en que se encuentran familiares y ciudadanía frente a casos clamorosos de esquizofrenía indomable.

Por ello, Sevach propone someter a debate la conveniencia de acometer una doble medida.

En primer lugar, que los médicos cuando diagnostican estos casos tengan la valentía de proponer medidas efectivas. A veces no basta la receta de fármacos neurolépticos y antidepresivos, porque un número elevado de esquizofrénicos no se siente enfermo y por tanto no acepta medicaciones ni internamientos. No puede tratarse igual un esquizofrénico que el paciente que consulta su astenia primaveral o un sarpullido de estrés. Diríase que el éxito de la política sanitaria psiquiátrica está en razón directa al número de consultas médicas atendidas e inversa al número de internamientos recomendados. La eficacia de la salud pública no se mide por el número estadístico de enfermos que acuden a la consulta psiquiátrica sino por la de aquéllas enfermedades que son atajadas o controladas para el bien del enfermo y de la sociedad.

No olvidemos que la llave para que el juez autorice la mediación forzosa o el internamiento la tiene el informe del psiquiatra como especialista, y no deja de ser curioso que cuando se trata de un parto, en caso de duda el ginecólogo aconseja una cesárea (porque así se evitan los problemas y riesgos) y en cambio, en caso de certeza razonable del peligro de un esquizofrénico, el psiquiatra suele optar por prescribir la reinserción espontánea dentro del nido familiar (con lo que se incrementan los problemas y riesgos).

Basta tener en cuenta la referencia objetiva del pionero y célebre estudio epidemiológico ACE (Abordaje Clínico de la Esquizofrenia en España), que reveló en el año 2005 que con la medicación adecuada el 37% de los enfermos lleva una vida casi normal; un tercio sufre recaídas más o menos frecuentes, y el resto se consideran irrecuperables. Nada tan claro ni tan estremecedor.

Cuando un psiquiatra lee un historial médico cuajado de episodios violentos y viene avalado por una trayectoria interminente de incidentes policiales, agresiones familiares y resistencia a acatar voluntariamente la disciplina de la medicación no basta con una bíblica bendición del «Vete y no peques más», sino que hay que acudir a ese otro mandato bíblico de «no desees para los demás lo que no deseas para ti», y el psiquiatra debiera ponerse en lugar de la familia del enfermo (la famosa empatía) y pensar para sus adentros: ¿Sería feliz conviviendo con un enfermo esquizofrénico que no se disciplina con la medicación y que ha demostrado su agresividad incontrolada?, ¿Estaría tranquilo teniendo varias hijas pequeñas de que un esquizofrénico descontrolado fuese mi vecino de puerta?, ¿Si yo supiese que algún día podría padecer tal mal en tal grado de descontrol me gustaría que me internasen o medicasen a la fuerza, o por el contrario preferiría que me dejasen a merced de mis neurosis con peligro para los que me quieren?.

Bajo tan sencillas reglas de introspección, salvo malvados o tontos de solemnidad, la respuesta sería la inmediata prescripción facultativa de la medicación forzosa o el internamiento. Y hablamos de los casos patológicos graves, en los que no basta con un breve internamiento de unos días, tras el cual retorna el enfermo a su hogar con la esquizofrenia «corregida pero aumentada» (la cobaya medicada se convierte en un escorpión).

No es extraño que la sentencia dictada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo de 5 de Marzo de 1997 (rec.1205/1993) afirmase en relación a un esquizofrénico violento que en Badajoz en el año 1989, armado con una pistola reglamentaria de su padre (que éste ocultaba) ocasionó la muerte de tres niños menores, que: «de existir alguna responsabilidad sería del facultativo, que no comunicó la clase de enfermedad que X padecía, ni tampoco aconsejó su ingreso en el Centro, no compartiendo esta Sala el criterio de que el médico no estaba obligado a informar, sobre la base de una lectura literal de la Ley de Sanidad. Si en algún caso hay obligación de informar, es en el supuesto de enfermedades psiquiátricas, por la propia idiosincrasia de tales enfermedades, los riesgos que conlleva, y las necesidades de ayuda que tales enfermos requieren, nada lo cual puede hacerse, si quien puede, no informa».

En la misma línea, la sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias de 27 de Febrero de 2006 (rec.583/2001) estimó la demanda por responsabilidad patrimonial de la Administración sanitaria, formulada por los padres de una paciente esquizofrénica que se suicidó, a pesar de «la capacidad e la Administración para deducir la previsibilidad de aquella tendencia (…) por lo que se debían haber adoptado los medios adecuados para evitar el resultado, lo que no es contrario al proceso terapéutico seguido para una mayor autonomía del paciente, pues ello no empece a que se adopten las cautelas necesarias, ni supone privación de libertad».

Por último, la Sala de lo Contencioso-Administrativo de Castilla y León en su sentencia de 16 de Marzo de 2001 (rec.600/1999) ante los cuantiosos daños provocados en un vehículo ajeno por un esquizofrénico paranoide crónico, condena a la Administración pues entiende que «el propio Centro, el que en atención a las circunstancias concretas de cada paciente, y en busca siempre del tratamiento mas adecuado a cada enfermo, en un estándar de asistencia ordinario, determine en cada caso concreto, la forma de complementar el tratamiento con el sistema de régimen abierto de salidas, pues es obvio que el Centro no se puede exonerar de su responsabilidad, bajo pretexto de que el enfermo estaba en horario de paseo, pues ello pugna con su deber de adoptar cuantas determinaciones y cuidados sean necesarios, para prevenir las posibles consecuencias funestas que efectivamente tuvieron lugar».

12 comments on “De esquizofrenia e indiferencia pública (I)

  1. Tengo un hijo esquizofrénico de 31 años que vive en mi casa. Mi familia vive en tensión por su comportamiento, no cuida su higiene: hay que convencerlo para que se duche, corte las uñas, se afeite….Considera que las medicinas que le receta su doctora no son necesarias y tenemos que dárselas diariamente. No podemos faltar de casa porque no se quiere venir con nostros y no se toma la medicación. No sigue ninguna regla de comportamiento normal. Come por la noche, se acuesta tarde, se levanta al mediodia y por la tarde y se va a la calle sin comer y sin asearse. Le intentamos convencer con argumentos y buenas palabras pero no hace caso. Suele estar mejor de noche que de día. A mi hija que vive con nosotros la está afectando mucho. Vivimos aislados porque no viene nadie a casa, salvo la familia más cercana. A veces pienso que mi hijo no quiere a nadie. Ha estado ingresado 2 veces en un hospital, pero sale peor porque nos acusa de haberle «cerrado en un psiquiátrico». No sabemos donde acudir, efectivamente hay Asociaciones, pero la administración no dispone de Centros adecuados para tratar esta enfermedad tan cruel, el enfermo sufre y la familia también. ¿Quién se responsabiliza de lo que pueda llegar a hacer el enfermo mental? Mi hija, mi marido y yo tenemos cerrojo en nuestros dormitorios….

    • Desgraciadamente el tratamiento que se hace no es de adaptación del individuo sino de aplacarlo con fármacos, algo que estoy en desacuerdo por los efectos secundarios que llevan al paciente a derroteros peores que el propio trastorno

  2. Sevach

    Impresionante el último testimonio. Digna de admiración la paciencia y actitud familiar. La lástima es: primero, que no es un caso único, ya que en España hay detectados 400.000 esquizofrénicos ( afortunadamente muchos respetan la medicación); segundo, que las autoridades no acaban de aceptar las enormes dimensiones del problema, mientras se sufre el trágico goteo de muertes o desesperación de familias, cuyo último exponente es el caso de Murcia, siendo urgente la solución, tal y como se reivindica en http://www.contencioso.es/?p=678#comments

  3. EMVICO

    En mi país Perú, es muy lamentables que los señores médicos no tenga un poco de conciencia para con los familiares de este tipo de enfermos, pues mi caso es una crueldad que se permita convivir con estos pacientes, por más que sea muestros padres, del riesgo que corremos los demás familiares, de los problemas que nos ocasionan, ellos no se ponen en nuestros zapatos, es una pena que las normas legales peruanas no contemplen estos casos. Me gustaría que sigan publicando estos artículos, que me ilustran y estaré muy atento.

  4. miguel angel saenz

    soy padre de un enfermo (de 31 años) ezquisofrenico estoy en parras coahuila mexico hase un año sufrimos su madre y yo salvaje agrecion por lo cual tubimos que internarlo en un centro del estado lo grave es que aunque sea del estado ( al cual pagamos cuantiosos impuestos en este pais nuestro) los medicamentos son por cuenta nuestra y el internamiento tampoco es gratuito ,mas aun parese ser que el desencadenamiento de la enfermedad fue postraumatico despues de sin motivo el a su vez sufrio salvaje golpisa por policias munisipales por orden del presidente municipal en aquelentonses , por la via legal nunca pudimos haser nadahasta la fecha mas que batallar con nuestro enfermopor fabor alguien ayudenos

  5. Es lamentable que se considere al esquizofrenico como un peligro para una familia o que se intente medicarlos por la fuerza o por una orden judicial,daria lo mismo si los torturan para que se les salga el demonio,o aplicando electroshoks hasta que se convulsionen,o perforandoles la frente para extraer la piedra de la locura ,que mas da ,tambien pueden sacarlos desnudos a sus patios atarlos y golpearlos hasta morir ,mueran estos engendros de satan ,sub humanos que tan solo nacieron para molestar a las almas puras y castas de su pais.
    ustedes los normales no entienden que la enfermedad mental se cura con medicina,mucho tiempo y amor.
    soy esquizofrenico y les dejo mi correo para recibir sus comentarios. pafer7@gmail.com

  6. luz Marina

    Soy madre de un joven de 19 años esquizofrenico, la angustia por la contradicción entre los derechos legales y los
    principios de la psicologia que aconsejan medicar y tratar normalmente a la persona afectada por este hecho, me confunde porque ¿sera conveniente que al considerarse normal,este renunciando a los derechos legales que le corresponden?

  7. guillermo

    Acabo de leer el documento y los comentarios. Creo que coincidimos en buscar los caminos para darles y darnos a todos condiciones de vida dignas, de convivencia pacífica. No se trata de excluir, marginar o dopar a los que son esquizofrénicos sino ayudarlos a que puedan aceptar su enfermedad.
    Pienso en algunas familias que sufren muchísimo porque están desautorizados por sus hijos enfermos y en un círculo vicioso no logran salir del problema ni unos ni otros.
    Me parece necesario que abramos desde el lugar en que nos encontremos un espacio como este para dialogar que hacer ante estos casos.
    Al amigo que escribió con bastante sentimiento me parece: no creo que sea el caso de nadie el buscar hacer daño, separarlos, marginarlos. Si existe dolor en algunos padres y pesar no es porque odien a sus enfermos es simplemente la impotencia de no saber como ayudarlos y traer a la vida familiar paz. Te pido hermano comprensión.

    Existen diversas esquizofrenias, y algunas producen mucho pesar. Creo que los que han aceptado su enfermedad pueden hacer mucho por el resto, al igual que los padres que han aceptado la enfermedad de sus hijos pueden hacer mucho bien. No ayuda mucho lamentarse cuanto aceptar lo que ocurre y ver como le ponemos solución. No se logra nada escondiendo lo que es una evidencia. No se trata tampoco de publicarlo a todos cuanto a aquellos que nos pudieran brindar una ayuda efectiva y eficiente.

    Me parece que será bueno volver a encontrarnos, Unir fuerzas, ideas, luego solicitar unidos un apoyo a quienes pueden y deben brindarlo en bien de las vidas humanas de estos hermanos y amigos nuestros. Ellos no decidieron estar enfermos, no son culpables de lo que les sucede. Tenemos que unirnos para no caer derrotados por el pesimismo, por el miedo y el agotamiento.

    Desde aquí mi aliento a quienes tienen hijos, padres o amigos a quienes aman y necesitan apoyo. No se sientan solos. Juntémonos mediante este fabuloso medio de comunicación que es el internet. para discutir, dialogar, y ofrezcamos la experiencia ganada en positivo, los aciertos y dudas que tengamos.
    Yo me encuentro en el Perú. He visto no hace mucho en otros paises que es posible alcanzar para ellos los que tienen la enfermedad una vida digna, con sentido y por supuesto con la decisión tanto de ellos como de sus familiares para salir adelante.
    Me ofrezco para compartir con quien deseara algunas palabras a respecto de la enfermedad o cualquier inquietud.
    Pueden escribirme a montezumaguillermo@gmail.com
    ese es mi nombre guillermo montezuma, desde Lima Perú.
    un saludo cordial a todos, gracias.

  8. Jose Bonal

    Me parece increíble escuchar a todos aquellos que proponen medicar al enfermo en contra de su voluntad con el único objetivo de tranquilizar o mas bien dicho grogar. A todas estas personas que no saben que es un psicofármaco le invitaría a probarlo y que ellas mismas experimentaran que se siente. Para el que no quiera experimentarlo le puedo decir que es lo mas parecido a una psico-tortura. Quieres gritar pero no puedes. La actividad mental es muy elevada pero tus gestos no lo demuestran. Y un largo etc de efectos mas. Ante tal “tortura” el enfermo aceptara cualquier cosa por tal de salir de tal estado. En muchos casos no es que el psicofármaco mejore al paciente si no que se ve acorralado y cedera ante cualquier reproche. En mi opinión debe de ser el propio paciente el que escoja la mejor medicación y excepto en los casos de una crisis no deberían obligar a tomarla. Soy esquizofrénico y pertenezco a una asociación de enfermos mentales. TODOS en esta asociación reivindicamos psicologos pero por parte de la administración no los obtenemos. Tengo que decir que en muchas ocasiones un psicologo ayuda mucho mas que cualquier psicofármaco. Aunque como he dicho antes excepto en una crisis, que aunque lo tengamos que pasar mal, si que ayuda.

  9. Aquí hablan de la esquizofrenia como la única enfermedad mental en la que quienes la padecen son violentos, cuando hay MUCHISIMAS otras. Eso es parte del estigma de esa enfermedad y de la ignorancia de la gente. Los delirios, alucinaciones y agresividad son manifestaciones de muchos otros trastornos mentales que no voy a citar aquí. (Les sugiero que investiguen). Pero a esas enfermedades no se les hace la misma mala publicidad que se le hace a la esquizofrenia, aún cuando salen casos muy serios a la luz pública como homicidios, que no tienen nada que ver con esquizofrenia.
    El autor de este artículo, está totalmente desubicado en el tema. Le sugiero que cuando se refiera a un tema no lo haga si no tiene un fundamento real en el que se pueda basar.
    Le informo algunos puntos.
    Hay muchas cosas que no se exponen aquí, como es el maltrato que reciben estos enfermos, de parte de la sociedad, aún cuando el efecto de la medicación y su rehabilitación haya sido positiva. Debo decir que estos enfermos tienen también sus derechos como ciudadanos y como enfermos, ellos sienten y sufren aunque a los demás no les parezca.
    No todos los esquizofrénicos realizan actos de violencia seria, no se puede generalizar, más bien muchos son víctima de violencia, ya sea en su hogar o por policías ignorantes que no están calificados para tratar ni interpretar adecuadamente el comportamiento de una persona enferma que no es un delincuente.
    El portador de esa enfermedad no es sinónimo de agresor ni de delincuente, y si en algún momento agrede no lo hace adrede ni con conocimiento de causa, como sí lo haría una persona normal.
    La familia es la responsable de proveerle los cuidados a un enfermo de este tipo, con la ayuda del Estado. Eso es parte de los derechos que ellos tienen y de los deberes que tiene la sociedad con ellos.
    Si un paciente encuentra la medicación que mejor le funciona, no tiene por qué presentar actos de violencia, pues llega a adquirir un comportamiento altamente aceptable y estable.
    En este artículo observo muchos mitos, producto de la ignorancia. Por ejemplo, no entiendo ¿por qué afirma que los enfermos que se internan salen peor de como entraron ?, ¿en qué se basa para decir eso ?, y eso de que ¿qué haría si vive al lado de un esquizofrénico descontrolado ?, con eso usted da por hecho que un esquizofrénico en crisis le va a agredir a sus hijas, ¿qué DISPARATES son esos ?, ¿ha tenido esa experiencia para hablar con tanta seguridad ?. Se ve que usted no entiende realmente de qué trata esa enfermedad. Sus temores son producto del estigma, de los estereotipos sociales, no de la realidad. Los esquizofrénicos que realmente son peligrosos son una minoría, y esa no tiene por qué ser una condición permanente, pues si reciben la atención médica correcta, tienen una gran mejoría. Este artículo propicia la discriminación y el miedo hacia los esquizofrénicos, de manera que es amarillista y desinformativo.
    Esta enfermedad, como muchas otras que también son serias, son difíciles de tratar para la familia, pero con voluntad hay formas viables de solucionar en gran parte los problemas que se dan tanto en el enfermo como en la familia.

    Los invito a ver estos sitios para que se informen mejor:

    http://psicofarmacologia.info/estigma.pps

    http://www.elpais.com/articulo/salud/Solo/esquizofrenicos/tratados/tiene/conductas/violentas/elpepusocsal/20090310elpepisal_2/Tes

    http://www.encuentros.uma.es/encuentros90/esquizofrenia.htm

  10. Mariana

    Me parece que se debe buscar un punto de equilibrio, no todos los esquizofrénicos son iguales ni padecen la enfermedad en el mismo grado. Tengo un primo esquizofrénico y entre otro primo y yo lo cuidamos porque no tiene absolutamente a nadie más. Cuando pedimos su internación porque ha fracasado en todos sus intentos de vivir solo, incluso le prendió fuego a su casa dos veces, los médicos nos contestan que él tiene familia, o sea nos tiene a nosotros. Es razonable pedirme que lleve a vivir con mi familia a una persona con esas características? Creo que se debería pensar en el enfermo y también en su familia porque no es justo proteger el derecho de uno vulnerando los derechos de los otros.

    • Ignacio

      lo que hay que hacer a los esquizofrenicos es darles amor y escucharlos, no me refiero sobre su enfermedad o quejas, sino escucharlos en la vida cotidiana. y menos meterse con ellos tratarlos como lo que no son, y quererles meter los farmacos hasta por el trasero y a la fuerza. ya digo mas amor y cariño y menos leyes menos jueces menos psiquiatras menos medicos y menos psicologos. por favor no comeros mas el coco con el tema. ok?

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