Luchas de Derecho Público: Kelsen acusado de plagio por Sander

Si alguien revolucionó las matemáticas, la física y la mecánica ese ha sido Isaac Newton. Y si alguien revolucionó el mundo del Derecho en general y el Derecho público en particular ese ha sido Hans Kelsen. Este último fue científico teórico (estamos en el 75 aniversario de la escritura de la Teoría Pura del Derecho, entre fines de 1932 y principios de 1933, cuandose veía venir el ascenso del nazismo al poder), jurista práctico (padre de la Constitución Austríaca de 1920), profesor de Universidad y Juez Constitucional.

Tales gigantes guardan paralelismo en cierto incidente de sus vidas. Así, en 1686, cuando Newton publicó los Principios matemáticos de la Filosofía Natural, el veterano científico Robert Hooke lo acusó de robarle ideas. La reacción de Newton a la acusación de plagio, aunque habían mantenido correspondencia en el pasado, fue de furia incontenida y borró de su manuscrito toda referencia al calumniador. Unos años después Newton tuvo un problema similar con Gottfried Leibniz, matemático alemán que había inventado el cálculo por su cuenta y que se arrogaba la paternidad de esa rama de las matemáticas. Cuando nombraron a Newton presidente de la Royal Society de Inglaterra, se nombró un comité «imparcial» para investigar el asunto, que le atribuyó el mérito cuestionado.

Por su parte, Hans Kelsen padeció similar contienda. El profesor Sosa Wagner en su obra Maestros alemanes del Derecho público (Ed. Marcial Pons, 2005, 2ª ed, Barcelona, p.393) nos informa sobre la disputa entre Hans Kelsen y su discípulo Fritz Sander, que arranca de una iniciales críticas de éste frente a las investigaciones del maestro, a pesar de lo cual Kelsen le facilita el acceso a una Cátedra en Praga, momento en que como «agradecimiento» Sander escribe un artículo difamatorio para Kelsen acusándole de copiar buena parte de su trabajos.

Kelsen se indignó y la Comisión de la Facultad (algo así como los preconstitucionales Tribunales de Honor españoles) dictaminó en contra del discípulo infiel y exoneró de culpa a Kelsen. Tras el incidente, Kelsen mostró interés por los estudios psicoanalíticos, que quizás podrían explicar el incidente con el discípulo rebelde en términos de complejo de Edipo y parricidio.

Lo mas curioso es que posteriormente, Kelsen tras ser removido del Tribunal Constitucional austriaco y privado de su ulterior Cátedra de Colonia, por razones económicas y para asegurarse la jubilación llama a las puertas de la Universidad de Praga, donde nuevamente el ingrato Sander torpedea su candidatura, aunque finalmente contará con el apoyo mayoritario de la Facultad. La moraleja es que ni la vida académica ni la científica es un camino de rosas, y en el mundo del Derecho los «amigos acérrimos» no faltan.