Sobre los políticos

De la Buena Educación y del deslenguado Carod-Rovira

PitufoSorprende a Sevach como una causa nacionalista legítima pierde toda credibilidad cuando uno de sus telepredicadores (Josep Lluis Carod-Rovira, presidente de Esquerra Republicana y Vicepresidente de Cataluña) en un programa televisivo (TVE), ante dos preguntas bienintencionadas de dos modestos ciudadanos, replica de forma insolente, airada y con prejuicios, imponiendo que le llamen por su nombre en catalán y esgrimiendo el argumento de que su nombre es igual en España que en China.

    A) Desde el contexto. Se trata de un debate televisivo que pretende ofrecer una visión cercana de los políticos, no un púlpito desde el que lanzar airadas condenas a quienes no comparten su credo.

    B) Desde la más elemental cortesía. Mal vamos si la tolerancia de un político pasa por el peaje de ser nombrado en su lengua materna si los demás lo desconocen. Sevach tiene un amigo asturiano marinero que se llama Xuanín, y a buen seguro que si un tal Carod le pidiese auxilio cuando se ahogase en el mar y le gritase «¡Juanín, socorro!, a buen seguro que el bondadoso Xuanín no le dejaría ahogarse mientras escucha implorarle por su nombre correctamente pronunciado en bable de academia.

    C) Desde la pura lingüística. Afirma D. José (o D. Peppone, por su sintonía de maneras con el popular personaje de Giovanni Guaresqui en la serie del cura D. Camilo) que el se llama «Josep». Parece ignorar que, en rigor, nadie «se llama a sí mismo», sino que «llamar» es un verbo transitivo cuyo sujeto son terceros ajenos al nombrado.
    Así, Peppone es llamado por los demás, y son éstos los que le nombran. Cosa diferente es que Don Peppone quiera que le llamen de determinado modo, o que opte por no atender cuando le llaman, de igual modo que el perro Toby no se llama a sí mismo por tal nombre, pero también el can es muy libre de acudir o no cuando se le llama por nombre diferente.

    D) Desde una perspectiva biológica. El año pasado un grupo de lingüistas británicos constató que las vacas, al igual que los seres humanos, mugen con diferente acento en función de la región donde habitan, según informó la BBC, pero lo realmente importante es que cuando dos vacas de diferente procedencia intercambian mugidos, ninguna la emprende a cornadas con la otra, demostrando que la naturaleza es mas sabia que algunos políticos.

    E) Desde la visión de quien pretende ser un estadista. No cree Sevach que a Carlos de Gante le fuera ominoso llamarle erróneamente Carlos I de España (en Alemania) o Carlos V de Alemania (en tierras españolas), pues al fin y al cabo la talla de emperador o rey no la da el titulo ni el nombre.

    F) Desde el punto de vista de la economía expresiva y temporal del acto televisivo. Es sabido que en los programas televisivos el tiempo es oro, y no puede admitirse una pérdida de tiempo en hacer observaciones tan peregrinas sobre el nombre utilizado… ¿o es que Josep no sabía traducir su nombre al catalán mentalmente y precisaba intérprete?, ¿o peor aún, prefirió humillar a quien centraba su pregunta de fondo con una defensa estratégica basada en atacar la forma de la pregunta?.

    G) Y como no, desde un punto de vista jurídico. Y es que las preguntas fueron impecables al llamar José a Josep ya que en un medio televisivo estatal (TVE) dos ciudadanos utilizaron la lengua oficial del Estado, el castellano, para dirigirse a otro sujeto.

1. A Sevach le interesa desde el punto de vista del Derecho Público ya que al fin y al cabo tal actitud prepotente y formas reflejan su modelo visionario para Cataluña de nulo atractivo para los amigos del consenso y el respeto entre personas y pueblos. Sin embargo, en justicia hay que separar la oveja negra del rebaño o en este caso, tan intransigente fulano de los legítimos defensores del nacionalismo catalán. Aquí hemos de citar al legendario magistrado del Tribunal Supremo de EEUU, Oliver Wendell Holmes (1809-1894), quien señalaba que toda persona reflejaba la trinidad: la persona tal cual es; la persona tal cual ella se cree que es; y la persona tal cual la ven los demás. Pues tras el programa televisivo parece claro que Carodes muy distinto de cómo cree ser, pero en cambio resulta tal cual lo ven o lo han visto los demás.

2. Y es que, como decía el filósofo, «lo que Carod es me distrae de lo que dice», de igual forma que los chillidos de un chimpancé enjaulado impiden alentar la teoría de que participen de cierta humanidad.

3. La malignidad absurda del sujeto (cualesquiera que sea «El nombre de la Cosa») resulta de múltiples ópticas.

4. Haciendo de abogado del diablo (en uno de sus mil nombres, Lucifer, Belcebú, Satanás, etc.. ¡cualquiera se equivoca!) quizás Peppone, o Pepod, reaccionó tan bruscamente de forma justificada. Pensemos. Quizás la gresca responde a una pantomima estudiada para cosechar los aplausos de sus correligionarios (lo que mas bien es síntoma de un delirio paranoico de poder). O se trató de una estrategia de propaganda electoral: al fin y al cabo, su imagen en el resto de España no le reporta votos. O bien, tal reacción responde a un complejo gestado en la infancia donde algún mote o mofa sufrió el tal Pepod.

5. Claro que no hay mal que por bien no venga. Y es que mientras Pepone esté en la política, al menos no dará clases de profesor, ya que si algún alumno comete el crimen horrendo de nombrarle como «José» en vez de «Josep» muy posiblemente se verá castigado a escribir mil veces: «Mi profesor es Josep y no José». El incidente le recuerda a Sevach a un profesor de la infancia que, conocedor de la afición a los motes de los alumnos, el primer día de la clase con voz de trueno anunció: «Mi nombre es Rodolfo, y desde hoy quiero que me conozcan como tal»; desde entonces fue moteado como «Señor Tal».

6. Para Sevach, las palabras son un instrumento, y sirven para identificar tanto en una como en otra lengua. Si algo se dice con respeto y cumple su función de identificar al receptor, tanto da que lo exprese en catalán como en castellano. Máxime en tiempos en que los nombres han perdido su antiguo vestigio de evocación de estirpe, lugar de nacimiento o patrono.
En cambio, quien reacciona tan agresivamente ante el trivial «lapsus linguae» del contertulio, demuestra gran cortedad de miras y nula cortesía. No puede aplaudirse la conducta de quien se ensaña desde su sitial político con dos sencillos ciudadanos, con igual prepotencia que un rotweiler destroza un cachorrillo juguetón. Por eso, lo curioso es que la palabra que ante tal escena le viene a la mente a Sevach, carece de término equivalente en castellano y en catalán, o sea, que diciéndolo en inglés sería justamente la palabra mas larga de dicho idioma, que tiene 29 letras y es «floccinaucinihilipilification», que según el Oxford English Dictionary (o Diccionario Oxford de inglés, porque a la editorial le da igual el nombre), y que significa exactamente lo que ha provocado Pepod con su actitud en buena parte de los espectadores: «decidir que algo carece de valor».

7. Y si Pepod afirma que su nombre es igual en España que en China, pues podemos entenderlo si recordamos que el nombre tan universal de de Coca-Cola en China se leía al principio «Kekoukela», que en ese idioma quiere decir «muerde el renacuajo de cera » o «yegua rellena de cera», dependiendo del dialecto. Por ello, Coca-Cola realizó un estudio de más de 40.000 caracteres para encontrar el equivalente fonético «kokou kole», cuya traducción es «la felicidad en la boca». No sabemos demasiado chino pero debería Carod tener cuidado con lo que puede significar literalmente su nombre en catalán antes de proclamar tan alegremente la universalidad de su nombre.

8. Piensa Sevach, recordando la clásica obra de la adolescencia de Daniel Defoe, «Robinson Crusoe», que, ya esté escrita en castellano o en catalán, sería chocante que en la isla desierta en vez de bautizar a su amigo indígena como «Viernes», lo llamase «Divendres». Quizás en la versión nacionalista manejada por Pepod, revisionista de la historia y la cultura, posiblemente cuando Robinson le dice: «Te llamaré Viernes», el nativo le replicaría: «Ni hablar, llámeme, Bundolo, porque Bundolo soy aquí y en Asia, o ¿es que quiere agredirme?. ¡Fuera de mi isla, como quiera que te llames en tu lengua!».

Y siguiendo esta línea cabe pensar que Pepod, dentro del mundo nacionalista, vive aislado en su isla o insula Barataria… ¿acaso ignora que si está solo en su islote, nadie puede llamarle una cosa ni otra?.

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  1. Me llamo Iñaki y he tenido (y tengo) relación con bastantes personas de muchas regiones de España. En ocasiones (pocas, la verdad), me he topado con algunas que tienen auténticos problemas psicológicos para llamarme Iñaki (o sea, por mi nombre). Y me llaman Ignacio. Algunas de estas personas recaen en el error, por más que se lo explique. Tengo la sensación de que aquí hay una especie de malformación política que se traslada a una cosa tan simple como es el nombre de las personas. ¡Que más nos da como se llame cada cual!, ¡que se llame como quiera! Pero no faltan (aunque sean pocos, afortunadamente) quienes piensan que tú eres español (quieras o no) y te llamas como yo diga. No les importa que Richard Gere no se llame Ricardo, pero si eres español no te puedes llamar Iñaki o Josep Lluis.

    En el fondo, desde mi punto de vista, se trata de una incapacidad para aceptar la diferencia. Como bien dijo Carod-Rovira, si admitiéramos la diversidad de los pueblos de España sería más fácil que todos nos sintiéramos cómodos en este Estado, pero cuando la uniformidad se quiere llevar a cuestiones tan nimias como la del nombre de las personas, desde luego no se están poniendo las bases para una convivencia armoniosa.

    Tengo para mí que Sevach ya le tenía cierta ojeriza al personaje antes de que interviniera en este programa, por que su reacción me parece desproporcionada. Y si la «causa nacionalista legítima» pierde credibilidad por esta actuación de Carod-Rovira, creo que también la postura de Sevach (si es que hay alguna tras esta entrada) pierde fundamento cuando recurre al insulto y a la descalificación personal del personaje. Por no mencionar la broma barata del último párrafo.

    Pienso sinceramente que este post desmerece del tono general del blog, en el que he leído entradas brillantes. Y espero seguir haciéndolo.

  2. Don Iñaki, que poco sentido del humor tienen ustedes. Ya no digamos el señor Carod. Efectivamente demostró una absoluta falta de cintura al recriminar a dos personas que no son catalanohablantes, una de ellas una mujer de avanzada edad, el hecho de que le llamaran «José Luis», en vez de «Josep Lluis». Yo creo que la explicación a utilizar el nombre en español es muy sencilla. La fórmula en esta última lengua es tan similar a la catalana, que muchas veces, por miedo a una mal pronunciación, y por más seguridad del que habla, se dice el nombre en castellano.

    Quiero señalar además otra cosa, ¿ con qué derecho puede pedir uno respeto por su idioma, cuando promueve, como es el caso de Carod, una política basada en la persecuión por tierra, mar y aire de la lengua española? Resulta que en Cataluña no hay libre elección de lengua en la enseñanza, entre las dos oficiales. Resulta que en Cataluña te multan si rotulas sólo en español. Resulta que en Cataluña te pueden apartar de la corrección de las pruebas de selectividad si repartes exámenes en castellano, como le pasó a la profesora Josefina Albert. Resulta que en Cataluña se quieren catalanizar nombres y apellidos, ¿ y se queja Carod de que dos señores de Valladolid le llamen José Luis?

    Don Iñaki: eso se llama i n s a c i a b i l i d a d.

  3. Iñaki, acepto y valoro enormemente tu crítica por resultar razonada y educada. Te doy la razón en que pueden existir personas con prejuicios hacia los nombres en otras lenguas distintas del castellano ( o frente a la ideología que hay detrás) y que pretenden una afronta o torpe ataque «subrayando» o «llamando en castellano» a sabiendas de que la otra persona usa y gusta de ser llamado en su lengua materna.

    En este supuesto,, tales personas me parecen mezquinas y tan reprochable su actitud como la reacción de Carod analizada. Ahora bien, en este caso, las dos personas que formularon la pregunta no parecían abrigar ninguna intencionalidad subrepticia de agredir a Carod llamándole José Luis. No lo creo o al menos no tuve esa impresión. En cambio, la posición de Carod sí fue desproporcionada y poco generosa con personas que no merecían tal trato. Fíjate que el artículo no analiza el Carod/político sino el Carod/persona a la luz de algo tan sencillo como una pérdida del control en una réplica, y que me permite calificar el todo por la parte, o el individuo por la anécdota ( teniendo en cuenta que el escaparate televisivo es utilizado por el politico » para lo bueno y lo malo»). Es análisis simple, pero informal.

    En cuanto a Sevach, quizás se le fue la pluma con la cuestión y el personaje, pero no por prejuicios ( ya que para mí, ser republicano o ser nacionalista, insisto en que son opciones, no sólo legítimas, sino coherentes con la trayectoria de Sevach- en su juventud por transportar a un amigo en su motocicleta al frente de una manifestación con una bandera del inédito nacionalismo astur, sufrió las iras policiales y de un grupo de intolerantes), sino por el sentido de la responsabilidad de quien cree que vivimos en una sociedad justa-todos iguales- y democrática-donde caben todas las tendencias. Y si se fue la pluma a Sevach es porque cree que la diginidad de la persona humana pasa por el respeto a los demás, la educación ( no la de la ciudadanía, sino la de la persona), la consideración hacia otro ser humano; y sin que Sevach pretenda ser un Quijote, sí cree que si alguien – una persona pública, con independencia de su ideología- machaca al débil (caso analizado) pues se siente en el deber de actuar en legítima defensa de los agraviados aunque tenga que recurrir a la broma fácil. Aquí justo es reconocer que el párrafo final es fruto del acaloramiento expresivo y con el atenuante de lo tardío de la hora al escribir el texto, o sea, que de inmediato acometeré la supresión del mismo, puesto que, hasta el mejor tenor provoca un gallo cantando y bueno es la voluntad de corregirlo si el público lo advierte.

  4. Ciertamente uno escribe sobre lo que quiere y le interesa y a juzgar por lo largo del post, yo diría que a Sevach que este asunto le tocó la fibra.
    Esta mañana visité Cogersa con unos amigos y a la vuelta en el autobús este fue también tema de discusión para varios de ellos. Al principio estaba distraida y no presté atención, pero cuando el tono subió y escuché mejor me percaté de que algo tan nimio como esto del nombre de Carod en realidad debe esconder algo más profundo porque al igual que en este estupendo blog, sirvió para que durante el trayecto Serín-Oviedo, unos cuantos amigos discutieran fuertemente (eso sí, de forma educada) al respecto.
    Yo creo que tiene razón Sevach en algo, y es que es inaudito que el Sr. Carod- Rovira pierda minutos de tv que son tan valiosos para discutirle a un invitado al programa acerca de su propio nombre, en vez de emplearlos en convencernos a todos de la bondad de sus planteamientos- En el fondo, yo creo que le importa poco lo que pensamos porque sino se daría cuenta que es más lo que nos une a pesar de la lengua, que lo que nos separa-

  5. carlos

    me suena lo de la moto, un saludo amigo

  6. Me descubro ante el nivel de este blog 2.0, con entradas y comentarios de gran nivel que se realimentan, hasta el punto de cambiar un párrafo. Despues de esto, leer e papel no será lo mismo.

  7. LEQUAR

    Pues yo seré maleducada y deslenguada, y políticamente incorrecta, pero tengo que deciros que la escena que protagonizó Pepod a mí me sugirió las siguientes palabras, que ordeno , por seguir un orden, alfabéticamente: adefesio, baldío, baladí, bandolero, bárbaro, basto, bochornoso, esperpento ,…podría seguir hasta la z de zopenco, pero por respeto a Iñaki y a Sevach, y porque personajillos así no merecen que les dediquemos ni dos minutos, termino . Y me permito tatarear aquello de : Si vens amb mi,no demanis un camÍ planer,ni estels d’argernt, ni un demà ple de promeses, sols un poc de sort, i que la vida ens doni un cami ben llarg.

  8. Margot B.

    No veo la trifulca por ningún sitio…

    No será la primera vez que alguien me llama por un nombre que no es el mío… y no pasa nada. Con una sonrisa (afable, dulce, irónica, sarcástica, burlona… dependiendo de quien mente) se rectifica y se acabó…

    Me temo que, efectivamente, nuestro insigne político ha usado el caso, vuelto a tomar el rábano por las hojas y sacar los pies del tiesto, para reunir en el nacionalismo y su persona la máxima absolutista: «la nación catalana soy yo» (propaganda est… de paso).

    Eso sí… cuando anda haciendo el ganso por tierras sacras, haciéndose fotos más bien irrespetuosas con objetos quasi-sacros… se mosquea si se le recrimina la «actuación».

    Será porque para «sacro» , intachable e intocable ya está él…

    Me van a perdonar a mí también, pero (y no me meto en absoluto con los nacionalismos, sino con el personaje en cuestión) este sujeto me parece impresentable… más aún desde el punto de vista político.

    (Qué políticos los de este país… Dios mío… no le ahorran a una jaculatorias…)

  9. luis calvo

    Pues a mí me encantó el post de Sevach. No sé si ha vuelto a reescribirlo. La intervención politiquera de Carod Rovira (cuyo verdadero nombre es al parecer José Luis Pérez Díez (hijo del guardia civil aragonés José Luis Pérez Almecija y Elvira Díez Rovira) y nacido probablemente en Teruel, aunque con certeza se desconoce, me pareció histriónica y manipuladora.

    En su intervención, que utilizó como dice Sevash para apabullar a unos cuantos ciudadanos, se reafirmó- no en su nacionalismo- sino en su separatismo y aprovechó la oportunidad que le brindaron dos personas al llamarlo José Luis (le tenían que haber llamado Pepe) para achacar su voluntad separatista justamente a estas aptitudes del que él llama el nacionalismo español y entre sus argumentos citó el caso de Gibraltar -tampoco los gibraltareños quieren unirse a España,según él-, debido al desprecio que los españoles sentimos por lo diferente- (nos toma por idiotas: todos conocemos las verdaderas motivaciones subyacentes: Gibraltar es un paraíso fiscal y es pobable que Pepe Pérez sueñe con una Cataluña así y en la que él pueda tranquilamente colocar a sus hermanos en un buen puesto (al menos eso fue lo que hizo nada más alcanzar el gobierno de la Generalitar la pasada legislatura).

    Cada vez un mayor número de portugueses quieren unirse a España dicen las encuestas, lo que resulta fácilmente comprensible, los portugueses ven en esta salida un modo de mejorar sus vidas (un dependiente de una tienda en Portugal gana unos 400 € al mes).
    La región más rica de Bolivia está estos días en los telediarios debido a que reclaman la autonomía a Evo Morales…
    Si los gibraltereños se integraran en España perderían nivel de vida y los catalanes y vascos separatistas están encontrando en sus reivindicaciones ventajas económicas.

    En resumen, detrás de tanto cuento, de tanta sensibilidad herida, subyacen las verdaderas motivaciones: la pela es la pela.

  10. Severiano Hernández Vicente

    Amigo Luis:

    La mejor evidencia de que el post de Sevach ha sido oportuno, creo que la tenemos en el elevado número de comentarios que ha suscitado. Su lectura pone de manifiesto la complejidad del modelo de Estado que hemos construido en los últimos treinta años y la cantidad de puntos debiles que vamos descubriendo a medida que va pasando el tiempo y nos olvidamos de los verdaderos motivos por lo que fue posible el llamado espíritu de la Transición.

    Como suele ocurrir con casi todo, la realidad puede tener diferentes colores, dependiendo del color del cristal con que se mira. Para muchos de nosotros poco importa que uno se llame Josep, José o Pepe, sin embargo para otros muchos en este tipo de cosas radican las esencias, el «humus» diferencial.

    Me temo que todavía nos falta mucho por andar. El camino lo podemos hacer juntos o a pepinazos. O hacemos un esfuerzo colectivo por hacer hincapié en los que une y consideramos lo que nos separa como enriquecedor o el futuro nos deparará muchas cosas como las que han suscitado estos comentarios que, en el fondo, son simplemente manifestaciones de la falta de conciencia y conocimiento de nuestra realidad.

    Acaso no resulta esperpéntico que un ciudadano se muestre más preocupado por la forma de su nombre que por hacer un mundo más justo donde quepamos todos, donde las diferencias enriquezcan el substrato común y donde seamos capaces de vivir con dignidad tanto los hijos de los guardias civiles como los castellanos viejos, los gudaris y todos aquellos que buscan en nuestro suelo una vida mejor.

    Al final, amigos, estas cosas lo único que ponen de manifiesto es la necesidad de recuperar la cordura y seguramente la necesidad de reflexionar acerca de la escala de valores de la sociedad en la que vivimos.

  11. Agradezco la consideración que ha tenido Sevach con mi comentario. Valoro que haya quitado el último párrafo por su propia convicción, por corregir «el gallo». Ya dice la sabiduría popular que rectificar es de sabios.

    Mi comentario pretendía ser una apelación al respeto mutuo y, sobre todo, al respeto de la diferencia y del diferente. El respeto es la base de la convivencia, y la diversidad una riqueza.

  12. Resulta satisfactorio comprobar que parece haber consenso en la necesidad de diálogo y respeto en un mundo complejo, en la línea que Severiano ha comentado antes, con una claridad de miras que yo no sabría expresar mejor. Gracias a todos por vuestros comentarios

  13. La actitud del «Sr.» Carod-Rovira, fue prepotente y fruto de su concepción maniquea de la realidad. Si alguien se le dirige, de forma educada y cortés llamándole «Don José Luis», se agarra un «globo» de tres pares de narices, y carga con el ciudadano, y lo hace de una manera totalmente desproporcionada como si hubieran mentado a la «bicha» y se hubiera producido un gravísimo ataque contra las esencias de la patria catalana.

    Para concluir, que lo que hizo, el Sr. Josep Lluis Carod-Rovira, antes José Luis Pérez, fue un flagrante caso de abuso de posición dominante por parte de un político profesional hacia dos simples ciudadanos que le interpelaron por su nombre en lengua materna -cooficial en Cataluña, por el momento- y le dieron además el respetuoso tratamiento de «Don».

  14. Héctor

    Es cierto que el señor Carod se aprovechó de la mayor capacidad para el debate y para el cara a cara que le dan sus años dedicado a la política. No obstante, y más allá de las consideraciones al respecto del derecho que cada uno tiene para llamar a las cosas con el nombre que le de la gana, lo que de forma transversal planteó el citado político fue: la incapacidad que está sufriendo la Nación española para integrar el conjunto de nacionalidades que la integran.

    Más allá de que en Cataluña (también en Valencia y Baleares) se premie la rotulación en la lengua vernácula (que no es lo mismo que castigar a la otra), como política de fomento cultural (Art. 148 CE), se echa bastante de menos una política nacional de conocimiento mútuo de las distintas culturas que poblamos la piel de toro, lo que nos lleva a desencuentros como el que vimos.

    A mi nunca se me pasaría por la cabeza llamar Pablo a Gasol, Javier a Xavi (el del Barça) o Los Juglares a Els Joglars,… Considero igual falta de respeto la realizada a Don Josep, que la que él profirió a estas personas. Ambas llevadas a cabo por la nula voluntad de respetar al diferente.

  15. Comparto que veces asistimos a un déficit de respeto en la clase política española (que cree que la mejor defensa es un ataque), en la clase mediática (que cree que el vituperio vende bajo el paraguas de la libertad de expresión), en la clase académica ( que opina que la libertad de cátedra lo aguanta todo), en la clase religiosa ( que supone que el púlpito o el minarete legitiman toda crítica), en la clase empresarial ( que cree que Don dinero autoriza todo atropello) y en la clase sindical (que cree que el lenguaje actual ha de ser el que merecían los pasados tiempos de la explotación obrera decimonónica). Afortunadamente, en todas esas clases, la actitud expuesta es minoriatria, puntual e incluso anecdótica pero cumple una grave función: a) «contamina» al resto de su clase; b) Legitima o al menos explica la reacción de grupos opuestos en términos irrespetuosos; c) Se ofrece un flaco ejemplo a la ciudadanía. En fin, esperemos que esta situación no sea síntoma de la proximidad del punto de inflexión de la evolución del mono hacia el hombre según Darwin, y que muestren como avanzamos en sentido inverso. En definitiva, de nada sirve hablar de igualdad de derechos, ni de democracia, ni de libertades si no existe un mínimo de respeto mutuo ( entre partidarios de cualquier ideología), y si no se pondera o se «empatiza» en el otro para comprender su punto de vista.

  16. jose manuel camara saez

    Hola, Sevach-Chaves.
    Sed condescendientes conmigo. Soy nuevo.
    Las palabras nunca son inocentes. Pocas veces tenemos la oportunidad de poner nombre a las cosas, ideas o personas que nos rodean.
    Yo he bautizado artilugios como el güindakaté (ver próxima edición de la Enciclopedia Larousse).
    Yo he acuñado las palabras «hembrismo» o «concoñado» (responderé qué son a quienes se interesen por ellas).
    Yo he bautizado a dos hijos nacidos en tierra vasca con nombres que no han tenido en cuenta la corrección política del momento.
    Yo pude haberme llamado José Ignacio, pero mis padres se inclinaron por José Manuel en el último momento.
    Sigo siendo el mismo infeliz y nada me divierte más que oir que alguien me llama Javier.
    El sentido del humor, Yosep LLLLLuis (se escribe así ¿no?) se cultiva en las tierras fértiles de la tolerancia. Tengo semillas. Las comparto.
    Atentamente:
    Un candidato a reo.

  17. sevach

    Pues jose manuel ( o Txeman) bienvenido a la web, y no dejes de explicarnos eso que conoces por «hembrismo» o «concoñado». Nada como el humor. Y las palabras, pues son como la glicerina, depende del uso para medicina, o para explosivos (nitroglicerina).

  18. William H. Rehnquist

    Quisiera añadir dos puntos más a los indicados por Sevach en su brillante artículo sobre el incidente protagonizado por el dirigente independentista catalán.
    1) Desde una perspectiva personal. Dice el inefable que siempre se ha llamado así («Josep Lluís»). ¿Quiere convencerme de veras un aragonés (hijo, por cierto, de un Guardia Civil colaborador de la Falange) que en su ambiente familiar le llamaban «Josep Lluís»? Con todos los respetos, no me lo creo.
    2) Perspectiva histórica. Dice el personaje en cuestión que los españoles tenemos un problema si en trescientos años no hemos aprendido a hablar catalán. Pues bien, dejando de lado que los españoles somos libres para adquirir los conocimientos idiomáticos que nos venga en gana, la referencia histórica rechina por todas partes:
    A) la referencia a los trescientos años, supongo referido al Decreto de Nueva Planta que declara abolidos los fueros catalanes. ¿Se podía esperar otra cosa de instituciones que juraron como legítimo Rey a Felipe V para después mudar su juramento y apoyar al archiduque Carlos? Al vulnerar su juramento estaban autorizando al rey Felipe a hacer lo mismo.
    B) no hace referencia don José Luís a la absoluta dependencia que la industria catalana tenía, para su necesario desarrollo, del arancel proteccionista español. Arancel patrocinado, por cierto, por el partido moderado y posteriormente por el liberal-conservador (el partido progresista, dependiente siempre de la órbita británica, era más partidario de eliminar tal arancel y establecer el libre cambio, nefasto para la industria catalana, siendo este motivo uno de los princiales motivos de oposición catalana a Espartero).
    C) Ya puestos a retroceder, ¿Por qué no recordar que en su rebelión contra el monarca Juan II de Aragón los catalanes eligieron para solicitar ayuda precisamente al rey Enrique IV de Castilla (sería, quizá, porque esperaban que un rey tan débil -conocido por la historia como «el impotente»- sería más manejable que el enérgico monarca padre del rey Fernando II de Aragón y V de Castilla?
    D) Si seguimos recordando, comprobaremos que uno de los puntales más firmes de apoyo a Miguel Primo de Rivera en 1923 (por cierto, Capitán General de Barcelona en esa época) fue el empresariado catalán.
    E) Si seguimos recordando, comprobaremos que el Servicio de Información que poseía el bando nacional en la guerra civil (el SIFNE, Servicio de Información de la Frontera Noroeste de España) fue puesto en pie por un ilustre catalán, Francisco Cambó, antigüo dirigente de la Lliga y gran regeneracionista hispánico, por cierto. Apoyo que se unió al de otros ilustres catalanes.

    Podría extenderme mucho más, pero creo sería supérfluo y con los apuntes indicados queda claro que don José Luís merece un suspenso en modales y un suspenso aún mayor en historia.

  19. francisquín

    Estimados amigos del blog,

    creo que me toca una vez más hacer de abogado del diablo en esta ocasión, pues si bien es cierto que el comportamiento del Sr. Carod-Rovira en el programa (que seguí desde la TVE Internacional) fue poco comedido con el interlocutor, advierto que los comentarios que he leído hasta ahora son también en crecimiento geométrico de lo más intolerantes hacia su persona. Pero vayamos por partes, como dijo Jack «el destripador», ¿o debería decir «Jacobo», o «Xuaco» según en qué provincia me halle?

    -Como he dicho, seguí en directo el programa en TV y me gustaría recordar que la salida de tono vino cuando después de haber explicado a un, creo, estudiante de medicina, que él se llamaba Josep-Lluís, la siguiente persona insistió casi machaconamente en seguir llamándole José-Luis, argumentando que no hablaba catalán. Comprendo que se pueda percibir casi como una tomadura de pelo, y los políticos también son personas como todos nosotros, de carne y hueso y con límites en su paciencia. Aparte de esto, las personas que preguntaban, según me consta, no eran personas del público a las que se les ocurría una pregunta de forma espontánea, sino que habían sido seleccionadas para hacer la pregunta y personalmente yo les pediría que se aprendieran de memoria al menos la pregunta en cuestión y el nombre de la persona a la que se la hacen, ¿o es mucho pedir?

    -Por cierto, recuerdo también un tiempo después haber visto a Carod-Rovira partida de nacimiento y cartilla de la Seguridad Social en mano para desmentir el rumor que circula (incluso en este blog) de que en realidad se llama «José Luis Pérez Díez» pero bueno, en realidad no creo que esto haga mucho al caso pues, aun siendo así, no creo que los interlocutores del programa tuvieran estos datos.

    -He leído con mucho detenimiento los argumentos de toda clase expuestos aquí, variopintos donde los haya: que si la persona puede haber tenido miedo a no pronunciar bien el nombre, que si fue un lapsus linguae, que si estaba en la TV Española y tiene que aceptar que su nombre se españolice, también muchos argumentos políticos y argumentos ad hominem (en contra de la persona), los más curiosos a mi parecer son los argumentos históricos del amigo William (Guillermo, ¿no?). Personalmente opino que con este tipo de argumentos estamos mareando la perdiz, pues creo que la cuestión es más simple de lo que parece.

    -Al igual que Iñaki advierto a menudo, especialmente cuando se trata de las lenguas cooficiales en España cierta alergia a reconocer éstas como tales en los ámbitos donde no se hablan. Me explico: ningún medio de comunicación habla del presidente de EEUU llamándolo «Jorge Arbusto» o al ex primer ministro del Reino Unido «Juan Alcalde», y yo me pregunto: ¿y por qué esto no se hace? Creo que éste es el quid de la cuestión: reconocemos conscientemente que el Inglés es otra lengua diferente al castellano, mientras que con el catalán actuamos inconscientemene de otro modo. Al igual que hay algún necio que anda confundiendo a los extranjeros diciéndoles que Cataluña es otro país diferente a España (lo he oído con mis propios oídos) también hay much filólogo aficionado que propaga que el catalán es un dialecto del castellano (¡!). Histórica y lingüísticamente se puede constatar que no es así. ¿Y por qué tenemos un problema con ello? ¿Por qué no podemos llamar al Sr. Carod-Rovira Josep-Lluis al igual que decimos George Bush o John Major? ¿Es que nos duelen los órganos articulatorios al intentar pronunciarlo? O seguimos inconscientemente una lína tácita de repulsa como cuando el ABC escribía artículos sobre el ex-dirigente de HB llamándole «Juan José Idígoras» (hay que reconocer que al menos aquí había sistema)

    -Pongámonos en una situación todavía más paradógica: nos encontramos en Irlanda discutiendo de política en inglés, hablamos de Cataluña y de Esquerra Republicana; ¿cómo se llama el Sr. Carod-Rovira entonces? ¿Lo llamaríamos aquí también en castellano? ¿y si es así, con qué razones entonces?

    -Y por último, amigo Sevach, ya que mencionas a Robinson Crusoe, menciona la cita completa del encuentro con el indígena: «a partir de hoy te llamaré «Viernes» porque te he encontrado un viernes». Una persona que esté leyendo el libro en catalán, según tu lógica, debería entonces leer: (lo españolizo yo para ilustrar el ejemplo) «A partir de ahora te llamaré «Viernes» porque te encontré en divendres» (¿¿??)

    Un saludo a todos
    Francisquín

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