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De las Comunidades Autónomas y su esfuerzo por jugar a la política internacional

De las Comunidades Autónomas y su política exterior Se hace eco la prensa de que una Comunidad Autónoma uniprovincial financiará mediante un Convenio de Colaboración la rehabilitación de un Convento en La Habana, por importe de 286.000 euros, a través de la Agencia Regional de Cooperación al Desarrollo.

1. A Sevach, a primera vista le parece bien apoyar toda manifestación de la cultura, y que las Administraciones colaboren conjuntamente también, y si además el beneficiario es algún país sin altas cotas de desarrollo, pues miel sobre hojuelas. Sin embargo, una lectura mas atenta revela la inconsistencia de tales actuaciones y la posible indigestión de tan melosa tarta.

A) En primer lugar, la cooperación y desarrollo internacional tiene su ámbito de eficiencia y economías de escala en el foro internacional. Dejando de lado los importantes y cuantiosos programas de desarrollo acometidos desde Naciones Unidas, no puede olvidarse que la Unión Europea supeditó todo acuerdo de cooperación con los países de Africa, Caribe y el Pacífico, a la cláusula de respeto de los derechos humanos. Y en el plano práctico ha contado con Programas específicos de desarrollo de América Latina y del Caribe; de hecho, la Comisión Europea aprobó los documentos de Estrategia Regional y Bilateral para Centroamérica, para el período 2007-2013, y estando avanzada la negociación para el Acuerdo de Asociación Comercial entre Centroamérica y la UE. La estrategia regional europea reconoce como prioritario fortalecer las relaciones políticas y económicas entre ambas regiones; el desarrollo socio-económico de Centroamérica, la consolidación del proceso de integración regional y el fortalecimiento de sistemas democráticos, justos y equitativos.

Por eso, ante los pasos de gigante de la Unión Europea, los pasitos de Pulgarcito de algunas iniciativas puntuales desde una región sobre la rehabilitación de un edificio en Cuba, constituye un factor testimonial pero irrelevante para el avance de la sociedad y economía de un país, e incluso pudiere resultar distorsionador de las políticas globales de promoción de la estabilidad y desarrollo efectivo de tales países.

B) En segundo lugar, la Administración del Estado cuenta con un Ministerio que se denomina significativamente » Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación» y actúa a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), por lo que si una Comunidad Autónoma se dota de una Agencia de Desarrollo propia será bienvenida si se alza hacia objetivos de atención humanitaria y promoción de la paz o valores democráticos, pero si el quehacer de tal Agencia se atasca en la simple financiación de rehabilitación de edificios y de subvenciones de viajes de los propios gestores públicos, pues ello revela mas bien un complejo de inferioridad que capacidad real para influir en los objetivos pretendidos. Ello sin olvidar el principio básico de la ciencia administrativa, recogido en la Ley 30/1992, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas que rechaza la duplicidad de órganos con el mismo cometido funcional.

C) En tercer lugar, desde planteamientos de lógica elemental, cuando la Biblia alude a que hay que ayudar al «prójimo», se refiere etimológicamente al «próximo», de igual modo que la Comunidad Autónoma justifica su existencia y autonomía en atender, desde la proximidad e inmediación, a los intereses de la comunidad. Puede entenderse la solidaridad con el pueblo cubano, pero difícilmente puede entenderse que dentro de los intereses autonómicos financiados con el esfuerzo fiscal de sus vecinos se sitúe la financiación de la rehabilitación de un convento situado a más de 8.000 kilómetros. También resulta difícil entender qué criterio ha seguido la Administración autonómica para focalizar toda su solidaridad en ayudas arquitectónicas al pueblo cubano ( a pesar de que el pueblo no come ni se educa con » ladrillos»), en vez de atender las necesidades del pueblo kurdo, de los campos de refugiados palestinos, de los bosquimanos desplazados por el ansia de diamantes en Botswana, de los chabolistas de Bombay, de los niños que callejean sin hogar por Guatemala, o sencillamente porqué con los fondos autonómicos no se atienden directamente las necesidades solidarias inmediatas dentro de la propia comunidad autónoma en materia de hospitales, orfanatos, asilos o erradicación del chabolismo.

D) En cuarto lugar, siguiendo en este punto una de las pocas enseñanzas aprovechables del presidente Mao, «no des un pez porque quitarás el hambre de un día, sino enseña a pescar y quitarás el hambre toda la vida» . Es claro que una ayuda para financiar la rehabilitación de un Convento podrá ser muy vigorizante espiritualmente, pero escasamente reconfortante desde el desarrollo si alguien realiza un mínimo estudio de la productividad de una inversión de coste alternativo en técnicas, industrias o centros sanitarios.

E) Y en quinto lugar, porque la génesis de tales Convenios y su seguimiento suele ir acompañado de la parafernalia consiguiente de «turismo político», consistente en ágapes sin cuento para autoridades y séquito incluidos, todo ello a costa del erario público.

En definitiva, que la evolución de las Comunidades Autónomas en materia de política exterior ha evolucionado desde la indiferencia total ( ya que la Constitución no les atribuía ninguna competencia expresa en ello) hacia la tímida apertura ( mediante la creación de unidades administrativas para canalizar programas comerciales, de ayuda a sectores de población con vínculos autonómicos, o de promoción de lo autóctono en el extranjero) y desembocando en la proliferación de Agencias de Desarrollo, Viceconsejerías e incluso Consejerías de Asuntos Exteriores. Y dado que está vigente el principio de que «el órgano crea la función», lo cierto es que lo que podía ser una iniciativa saludable y necesaria ha tomado unos derroteros de inflación orgánica, presupuestaria y politica errática bajo una línea competencial ( Desarrollo Exterior) que por definición es insaciable e inabarcable. Y lo que es peor, actuando bajo la bandera autonómica al margen de la planificación europea y estatal, olvidando que el desarrollo de los países desfavorecidos es tarea tan capital en que los errores de planificación o descoordinación administrativa, como las incursiones en la selva virgen, se pagan amargamente y por mucho tiempo.

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