Crónicas administrativistas

De los confusos derechos de los padres ante los hijos tras la reforma del Código Civil

 

regan%cc%83arLa reciente sustitución del inciso del art.154 del Código Civil español (así como del art.268 referido a los tutores) que permitía a los padres «corregir razonable y moderadamente» a los hijos por el deber de «ejercer la patria potestad con respeto a la integridad física y psicológica de los menores», lleva a Sevach a cuestionar con cierto toque de humor el crudo escenario que queda para los progenitores.

1. Así, Sevach acudió a cuatro abogados diferentes para que le explicaran sus derechos como padre y éstas fueron las cuatro opiniones diferentes para interpretar la misma letra de la Ley:

a) El primer abogado (con barba de dimensiones bíblicas) le dijo que al suprimirse la limitación de la corrección razonable y moderada lisa y llanamente se prohibía cualquier directriz o medida correctora del menor, ya que ninguna norma habilita para ello en el Código Civil. No pueden presumirse potestades sin amparo jurídico legal expreso. En consecuencia, los padres no pueden ni deben inmiscuirse en la vida privada de sus hijos, y deben abstenerse de darles órdenes, gritarles y ni siquiera aconsejarles.

b) El segundo abogado (con bigotito hitleriano) le dijo que al suprimirse la limitación de la corrección «razonable y moderada» lo que se estaba era habilitando a los padres para cualquier tipo de corrección ya que se había suprimido el límite de lo «razonable y moderado», y dado que el único límite era el respeto a la «integridad física y psicológica», era posible cualquier tipo de colleja, capón, bofetada, o paliza siempre y cuando no dejase huellas en el cuerpo ni traumas en el niño.

c) El tercer abogado (con aspecto espartano) le dijo que al suprimirse la potestad correctora «razonable y moderada» que ostentaban los padres, ha de presumirse que tal potestad la ostenta el Estado, de forma que si los padres desean «corregir» a los hijos, han de acudir a la policía de forma habitual para que instruya o amoneste a sus hijos.

d) El cuarto abogado (con aspecto de soñador ateniense) le dijo que al suprimirse esa potestad de corrección «razonable y moderada» estaba claro que el espíritu de la Ley era privar de esa potestad correctora a los padres, y ponerla a cargo de los hijos, quienes podían y debían afear la conducta de los padres.

padre-azotando2. En definitiva, Sevach se quedó perplejo, porque al menos con la expresión «corrección razonable y moderada» todo el mundo entendía que eso autorizaba la reprensión enérgica pero sin lesión alguna física ni psíquica, que incluía la colleja o el azote pero excluía la paliza y la tortura. Ahora en cambio, no solo son posibles múltiples interpretaciones jurídicas, sino que el progenitor antes de tomar una actitud hacia su hijo, bien por acción (reprenderle, exigirle que orden su habitación o haga la cama, jugar con él al baloncesto, etc) o bien por omisión (dejar de darle la paga semanal, no llevarle en coche a un partido de fútbol, no comprarle el último videojuego o negarle la hamburguesa Bigmac) debe hacer un ejercicio de meditación interna para evaluar si su conducta pudiere afectar a la «integridad física y psicológica» de su hijo, tarea nada fácil.

3. El problema para Sevach está por un lado en que se olvida la idea de «disciplina» que procede del latín (discipulina) y mas concretamente de «discípulo», de forma que los progenitores son maestros y malamente se entiende la enseñanza sin autoridad y un mínimo de potestad correctora. ¿cómo luchar contra traumas infantiles, anorexias o agresividad, sin un mínimo de autoridad por parte de los progenitores?,¿no resulta paradójico que hoy se tolere un bombardeo audiovisual de violencia desde televisiones y videoconsolas y que se niegue a los padres la simple amonestación?, ¿acaso alguien puede negar que por lo general los niños de hoy día son avispados para lo que les interesa pero adolecen de terribles lagunas emocionales y sociales, cuestionando cada vez mas la autoridad y los valores universales?,¿alguien cree que la receta para motivar a un hijo a que lea, colabore en el hogar o se aleje del tabaco y las drogas, o del consumo desaforado, son buenas palabras?.

4. Quizá la obsesión del legislador por la prohibición del cachete (insistimos, distinto del bofetón) como corrector excepcional y con fines educativos, parte de una doble premisa absolutamente errónea. Por un lado, el que todo progenitor es una maravilla de la templanza y persuasión en situaciones de rebeldía crítica (una mezcla de sacerdote, pediatra, abogado y psicólogo). Por otro lado, el que todo niño es un querubín en potencia de fácil diálogo y con capacidad de empatía y negociación propia de adultos.

5. Por eso cree Sevach que la nueva redacción del Código Civil es un vivo ejemplo de norma que no se cumplirá en los términos prohibitivos rigurosos que se anuncia, ya que ni se pueden poner puertas al campo ni puede eliminarse la reacción instintiva de un padre al borde de un ataque de nervios por la impotencia para conseguir corregir la malcrianza de su hijo, ni tampoco puede convertirse el mundo penal en un zoco de denuncias por conductas nimias en el ámbito doméstico y de enorme dificultad probatoria.

6. Por supuesto que ni la violencia física ni psíquica ayudan a educar los hijos, ni los gritos o los castigos brutales o degradantes, ni la letra con sangre entra, pero tampoco cree Sevach que un simple cachete o azotillo traumatice a un menor díscolo en un momento crítico. Parece que el legislador español, al igual que por comprar un dispositivo digital presume que se harán copias ilegales, considera que al dar un cachete presume que su progenitor desea dañar la integridad física y psicológica de su hijo (conclusión absurda y que parece condenar retroactivamente por bárbaros a varias generaciones de padres). Quizá conviene recordar que la clásica «colleja» es una reprimenda física, con más intención de amonestar que de causar daño, consistente en un golpe seco a la altura de la nuca aplicado con la mano abierta y que se distingue de la intención dañina que inspira un tortazo, patada o puñetazo.

7. La polémica no es nueva. Ya en el siglo XVII no existía en la Europa aristocrática un criterio uniforme sobre lo más idóneo para corregir a los hijos. Así, Enrique IV de Francia en una carta fechada el 14 de Noviembre de 1607 escribe lo siguiente: «Deseo y ordeno que el Delfín sea castigado siempre que se muestre obstinado o culpable de mala conducta; por experiencia personal sé que nada aprovecha tanto a un niño como una buena paliza«. En cambio, en las cortes alemanas, los hijos de nobles contaban con otros niños ajenos a la corte, que cuando aquéllos se portaban mal, éstos recibían el castigo de azotes correspondiente. En los Países Bajos el castigo para los malcriados era la pura y dura privación del sustento.

captura-de-pantalla-2016-12-28-a-las-21-02-288. Aunque tal y como van las cosas hoy día en España, los progenitores no debieran olvidar que corren nuevos tiempos en que no debieran entrar sin permiso a la habitación de su hijo (por si conculcan el derecho a la inviolabilidad de domicilio), ni criticar el lenguaje grosero de su hijo (por si lesionan el derecho a la libre expresión), ni cuestionar el demonio tatuado en la frente (por si afecta a su creatividad), ni siquiera recortarles la paga semanal (por si vulnera su derecho a una remuneración digna), ni imponerles castigos instantáneos (ya que antes habrá que formular un pliego de cargos y concederles trámite de audiencia) y por supuesto no debe alejársele de las malas compañías (ya que el niño ejerce su libre derecho de asociación).

En suma quizás se está propiciando un entorno de existencia idílica y privilegiada a los menores, como el «niño de la burbuja» de la película, y cuando crezcan posiblemente les atropellará el mundo real.

0 comments on “De los confusos derechos de los padres ante los hijos tras la reforma del Código Civil

  1. luis calvo

    ¿Pero en qué están pensando los legisladores cuando legislan? Parece que no piensan en las consecuencias. Me pregunto lo mismo que tú, Sevach. Yo diría que existe en esta sociedad un consenso social en el sentido de que los padres deben ejercer la autoridad sobre sus hijos, los psicólogos nos recuerdan que los padres no son «amigos» de sus hijos, sino padres y como tales deben actuar.
    La modificación legislativa por la que se elimina » los padres podrán corregir razonable y moderadamente a sus hijos» sin más, según deduzco de tu post, me deja perplejo.
    Me pregunto ¿es esto una respuesta a las últimas sentencias judiciales en que amparándose en este inciso del código civil, los jueces han considerado que los cachetes o las reprimendas para corregir a los hijos son un derecho de los padres?
    ¿Qué se proponen los señores diputados?. ¿Pretenden proteger a los niños o perjudicarlos? ¿Dar pautas concretas a padres, educadores o jueces o dejarlos en el más absoluto desconcierto? ¿Que cada cual proceda como quiera? ¿Les dio por ahí o tienen una motivación?
    Supongo que de existir una motivación no la explicaron.
    Felices días a Sevach y demás foreros.

  2. Señor Calvo, estoy muy de acuerdo con usted, pero demos a cada cual lo suyo: a favor de la modificación del artículo 154 del código civil votaron: PSOE, IU, ERC y el grupo mixto. En contra, el PP, CiU, PNV y coalición canaria. Es decir, y para que quede claro, una vez más la izquierda ha demostrado que está alejada de la realidad, y del sentido común que emanaba de la redacción del citado artículo del código. Una vez más, la derecha demuestra que es la ideología más cercana a las necesidades reales de la gente. Puede parecer maniqueo mi razonamiento, pero es así: los mismos que han destrozando la educación con logses y pedagogos metiendo baza, son los que ahora quieren despojar a los padres hasta de su autoridad como tales. «Pogres» en estado purp. Vivan los conservadores,porque de ellos vendrá el progreso!

  3. luis calvo

    Bien, muchas gracias JotaF por la información. Sí que tenía curiosidad por saber qué apoyos parlamentarios había detrás de tal modificación del Código Civil. Esto quiere decir que la izquierda parlamentaria no está conforme con las últimas sentencias judiciales y con esta supresión pretende socavar la autoridad de los padres.
    Pues no lo comprendo. ¿Qué se proponen exactamente con esto? ¿Minar la autoridad de los padres, para que el Estado pueda moldear a los niños a su antojo?
    No puede ser cierto, como se dice por ahí, que quieran formar ciudadanos dóciles y manipulables (y de ahí las ineficaces leyes de educación), pues tal planteamiento resultaría maquiavélico.
    Pero la verdad es que si atamos cabos, este último movimiento, ¿A cuento de qué ha venido?
    Y, por otra parte, lo de las ineficaces leyes de educación ¿no tendrá por objeto acabar privatizándola?…, pues cada vez conozco más padres que buscan desesperadamente un colegio no público para sus hijos.

  4. jose Fernandez

    Existe una máxima de Confucio que dice:»educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frio». No es que yo, que tengo hijos, sea partidario del ayuno real para favorecer la educación; pero si del ayuno simbólico. Alguien que quiera aprender debe conocer la necesidad, valorar lo que tiene y lo que podrá conseguir, debe aprender a encajar la frustración y aplazar la recompensa y la satisfacción. Tanto los agentes educativos «al por mayor» como los que educan individualmente deben gozar de la autoridad y reconocimiento, prestigio y respaldo del etado de derecho; con todas las garantías del mismo en ambas direcciones. Los hijos, alumnos pueden insultar, denigrar, humillar, con gran sutileza y el dercho les ampara. Imagina ahora el tanden padre-alumno/a contra profesor/a. No tendremos mas leyes de educación, pero por favor que arreglen esta.

  5. Eso que comentas de la educación es muy intersante, porque efectivamente, el desastre cualitativo de la educación española lleva a que la enseñanza pública se esté convirtiendo en residual, de tal modo que el que puede, lleva a sus hijos a la privada, y como mal menor, a la concertada, que es privada, pero con la vigilancia amenazante de la Administración. Hasta ahora uno de los pluses de la enseñanza privada y privada concertada era la fortaleza del principio de autoridad en contraposición con la mayor debilidad de este principio en los centros públicos, ahora sumanos a lo anterior las consecuencias de la educación para la ciudadanía, que dependiendo del centro, el profesor, y el manual recomendado, puede ser una buena asignatura, o una clase de doctrina laicista y relativista, o sea, algo del gusto de los actuales gobernantes.

    En resumidas cuentas: los que dicen defender la enseñanza pública, están resultando ser esforzados enterradores de la misma. Con lo del todo vale, despreciar el mérito y el esfuerzo, están condenando a la enseñanza pública a la mediocridad, y por ende, están perjudicando a los que sólo pueden ir a la pública.

    Yo abogo por la libertad, o sea, por el cheque escolar: que cada niño vaya al colegio que libremente quieran sus padres. La administración que se ponga al servicio de los contribuyentes, y financie los centros de enseñanza en función de la demanda.Se trata de respetar la libertad de elección. La izquierda no lo comprende, y la derecha no se atreve ni a mentarlo, pero el mejor sistema es el cheque escolar.

  6. Panchovilla

    Coincido con vosotros en que la medida legislativa, si tiene el significado que la prensa le atribuye de impedir cualquier medida correctora es alarmante. Sin embargo creo que no es problema de ideología política sino de candidez ( otro tanto a favor de lo «políticamente corrector» en vez de lo «educativamente eficaz»). La Ley parece confiar en que todos los niños (incluidos los «niños» de quince años, 1’80 m, y lenguaje carcelario) son sumisos y civilizados, y lo evidente es que si se han aprobado varias leyes educativas en la última década el propio sistema reconoce el fracaso del propio Estado, o sea, que una parte del «producto educativo actual», que es hija de sistemas educativos errados, viene si se me permite la expresión, «defectuoso». Y en esta situación, la solución para «rectificar» o «corregir» parece ser que es quitar la expresión de una mínima autoridad de padres y profesores, y dejar esa autoridad a las televisiones, videojuegos violentos y sobre todo, dejar ese papel corrector a los «amigos»… O sea, algo recuerda a la jungla…

  7. bea ch.

    hola, querido tío, me alegra tu blog, y cuando sea mayor quiero uno propio.

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