Luchas, triunfos y homenajes del Derecho Público Memoriam

En memoria de Chartlon Heston, profesor de Leyes.

En memoria de Chartlon Heston, profesor de Leyes

La noticia de la muerte del actor Chartlon Heston ha desatado el recuerdo sobre sus papeles de personajes históricos y colosos legendarios (Moisés, Miguel Angel, Ben-Hur, etc). Dado que Sevach ha crecido bajo la sombra de sus películas y han dejado su huella (no solo somos lo que comemos, sino lo que vemos) a modo de homenaje se referirá a la película de ficción «La guerra de los simios» que es un tesoro de referencias y guiños a las Leyes. Y aunque el guión suele soportar el mérito del mensaje (o la novela que lo inspiró de Pierre Boulle), la misma no sería verosímil sin la actuación espectacular y memorable de un actor de la estatura de Chartlon Heston.

1. Recordaremos que básicamente la película muestra como un astronauta (Taylor) aterriza en un entorno donde los simios son quienes están civilizados y tratan a los seres humanos (privados de habla y signos civilizados) como especie animal dominada. Taylor es maltratado por la jerarquía de oranguntanes dominante pero cuenta con la ayuda de dos chimpancés investigadores, el bueno de Aurelius y la sensible Cyra, quienes le ayudarán en su huida… a ninguna parte, pues al final el fugitivo halla la estatua de la libertad semienterrada en la arena, lo que le demuestra que nunca ha salido del planeta Tierra.

2. La película se estrena en 1968, en un contexto de guerra fría y encierra de forma fabulada un mensaje de advertencia a las potencias internacionales, con rechazo explícito a la guerra y a sus secuelas de destrucción de la humanidad, constituyendo un pequeño hito mediático en el camino hacia la humanización de las contiendas bélicas y la necesidad de colaboración entre países y pueblos. No deja de resultar curioso que la película se estrena en 1968 y todavía se proyecta en los cines europeos cuando se aprueba la célebre «Declaración sobre los principios de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas» aneja a la Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General, adoptada el 24 de Octubre de 1970, y que constituye el documento jurídico de mayor alcance y efecto en pro de la paz y eliminación de la fuerza por parte de los Estados.

3. Y ya en el mundo de las Leyes, la película es un filón de enseñanzas, a través de los ojos del astronauta Taylor (Heston). En primer lugar, la película despierta la curiosidad por las leyes científicas.

a) Así el espectador se ve inmerso en las leyes de la evolucion darwinista (la selección natural de los mejor dotados) jugando con la idea de la aleatoriedad y reversibilidad del proceso.

b) También figura la referencia a la ley einsteniana de la relatividad que permite comprender el viaje espacial a la velocidad de la luz en unas coordenadas de tiempo curvo y atrapando al viajero en el pasado.

c) También hace reflexionar la película sobre la ley antropológica del «cerebro trino» en cuya virtud el cerebro humano está formado por tres capas (la primera o «Cerebro del Reptil» sede de instinto, lucha y conducta sexual; la segunda o Cerebro Primitivo de los Mamíferos o sede de la ternura con la familia y sociabilidad; y el «Cerebro Moderno de los Mamíferos, o neorocórtex con el intelecto).

d) Mas frívola resulta la referencia a las leyes de la atracción sexual, al sugerir lazos de simpatía inequívocamente sexual entre el humano Taylor y la chimpancé Cyra (lo que sugiere una zoofilia verosímil por la racionalidad compartida de ambos individuos).

e) Al final la mente del espectador (igual que la de Taylor que comprueba que jamás ha salido del planeta tierra pues sólo ha viajado en el tiempo pero no en el espacio) tiene que digerir que existen varios mundos en la tierra que se han solapado o solapan en el tiempo, lo que tiene resonancias de las leyes de la mecánica cuántica, donde el mismo átomo vive a la vez en infinidad de universos paralelos.

4. Pero también las leyes jurídicas y el Derecho afloran en el filme.

a) Se experimenta la visión de la esclavitud y genocidio de una especie o raza sobre otra, crímenes internacionales.

b) Los padecimientos del ser humano en las celdas, los azotes y torturas (incluída la lobotomía del compañero de Taylor) son una visión del Derecho penitenciario decimonónico.

c) Se percibe la estructura del poder público, que se ajusta al paradigma clásico: los dirigentes (orangutanes), los esbirros (gorilas), el pueblo (chimpancés), modelo que tiene vestigios fácilmente recognoscibles en buena parte de los modelos de gobierno público actual (ya sea estatal, autonómico o local).

d) Se expone una situación gubernamental en que el dirigente opta por ocultar la verdad a cambio de la paz social (el orangután intuye la inquietante posibilidad de que el hombre encadenado posea luces racionales pero no puede aceptar que el pueblo comprenda que el ser humano es el germen de la destrucción de los congéneres y fauna).

e) Se advierte como los «jueces» orangutanes cierran los oídos y gesticulan enojados ante los absurdos alegatos del chimpancé Aurelio en defensa de la posible racionalidad del ser humano, mostrando un censurable ejemplo de justicia con prejuicios, sin paciencia, parcial y sin dejar resquicio a la evidencia de las pruebas. El orangután que preside el Tribunal dice expresiones tales como «No convirtamos este juicio en una farsa», e impide que el acusado se defienda a sí mismo.

f) Se reconoce el embrión de ciertas instituciones o institutos de derecho público, tales como la tutela de los «secretos de Estado» o la protección y limite de acceso a una zona prohibida donde existen restos arqueológicos de otra culturas (pálido embrión de Espacios Naturales Protegidos).

Al final de la película se escucha el grito desgarrador en labios de Taylor (Charlton Heston) en la playa: «¡Os maldigo a todos, os maldigo!, grito proferido paradójicamente cuando se da cuenta que todo está perdido, que se ha destruido todo lo que justifica vivir, que no es libre, que no puede escapar a una realidad cruel, a los pies de la estatua de… ¡La libertad!. Y es el mismo grito o pensamiento que se escucha a la puerta de Juzgados y Tribunales por quienes se sienten víctimas de malas leyes o malos jueces.

3. En fin, que Sevach desea rendir tributo a Charlton Heston quien, de una u otra forma, ha contribuido a forjarle, al hilo forzado pero amable de las resonancias legislativas de la emblemática película. Claro que si Sevach quisiera buscar notas jurídicas en otras películas, bien podría recordar a Heston como «Moisés» con las «tablas de la Ley» en la mano, o mejor áun, bien podríamos hallar pistas de la justificación del permiso de conducir por puntos y de las fuertes multas de tráfico, solo hay que ver como conducen las cuádrigas en Ben-Hur…

0 comments on “En memoria de Chartlon Heston, profesor de Leyes.

  1. ¡Qué alegría que además de nuestra afición por el derecho también seas cinéfilo!…si fueras una chica serías la bomba jeje

    Me han gustado mucho tus paralelismos jurídicos…la verdad es que cuando ví la película era un chico feliz que desconocía los inescrutables caminos del derecho público…con todo la disfruté mucho.

    Ah…hay una idea en la novela y las películas (también en la de Burton) que me encantó: es la idea circular del tiempo: si os fijáis tanto la peli como la novela engarzan perfectamente principio y el final…haciendo más redonda (por seguir con el símil) la obra.

    Existen otras pelis como la trilogía cromática de Kieslowsk sobre la libertad, igualdad y fraternidad…pero es seguro que si tienes un poco de sueño terminará de asesinarte.

    En fin, me voy que me examino en 10 días…deseadme suerte que llevo dos años en este tortuoso camino del opositor. Un saludo.

  2. Montse Grao

    Ciertamente amigo Sevach, se ha ido un gran actor, que como bien dice nos acompañó durante la infancia, con aquel Ben-Hur, que incluso lo recogíamos en un album.
    A parte de todos esas aventuras recuerdo haberle visto en muchísimas películas pero sobre recuerdo, porque ya me pilló adolescentes, en Aeropuerto 75 y Terremoto.

    Durante muchos años fue uno de mis ídolas, sin embargo, por esas cosas que tiene la memoria, en los últimos tiempos me quedé con la cara del hombre y no el actor. El hombre defensor de las armas.

    Es mi recuerdo particular, quizá por la decepción de la caída del ídolo.

    Cosas personales aparte, se ha ido uno de los grandes del cine.

    Me ha gustado el trailer que hace del Planeta de los Simos. Decididamente tengo que volver a verla.

    Buenas noches.

  3. Sevach

    Agradezco vuestro comentarios, en que veo subyace esa dulce nostalgia de las grandes películas del pasado, y aunque existen extraordinarias películas actuales, lo cierto es que, en el caso de La Guerra de los Simios, la última versión resulta patética. Y es que a veces, con pocos medios se consigue mayor mensaje que con muchos, de igual modo que hay leyes del siglo pasado ( o Reglamentos como el vigente Reglamento de Servicios de las Corporaciones Locales de 1955, que con una docena de artículos exponen con claridad lo que decenas de complejas leyes medioambientales repletas de modernidad no alcanzan a mostrar a la ciudanía). P.D. Confieso mi ignorancia sobre kieslowk, pero lo subsanaré en breve. ¡ Ah! Suerte Alejandro en las oposiciones ( ¡menos blos y más temas!)

  4. William H. Rehnquist

    Amigo Sevach, comparto igualmente tu gusto por el buen cine. Y, por cierto, me gustaría destacar una de las primeras películas de Heston allá en los lejanos cincuenta: «El secreto de los incas». Es la típica película de aventuras del americano que busca un tesoro antiguo, pero tiene una curiosa circunstancia, y es que el atuendo de Heston en el film lo tomaría treinta años más tarde otro aventurero de nuestros tiempos, Indiana Jones.
    Y respecto a Montse, y para que el hombre no te haga olvidar el ídolo, te informo: siendo cierto lo que dices, la verdad es que Charlton Heston, amén de un gran actor fue siempre una persona que mostró una activa lucha por los derechos civiles ya desde los sesenta, y fue uno de los pocos que acompañó a Luther King. El extraordinario reportaje que publicó el pasado lunes el diario «El Mundo» se hacía eco precisamente de este aspecto de Heston, que en este país por nuestro antiamericanismo congénito pasó desapercibido. Y se puede estar o no de acuerdo con el derecho a portar armas, pero lo cierto es que, aunque a los europeos nos cueste trabajo entenderlo, una gran parte de la población norteamericana está a favor de la libertad de armas, que encajan en la Segunda Enmienda Constitucional.

  5. luis calvo

    Estimado Sevach, esta es una de las buenas cosas que tiene zambullirse en este blog, el que resulte tan polifacético. Uno puede leer de todo y comentar, con más o menos acierto, sobre temas jurídicos de plena actualidad, sociales, culturales, psicológicos, de humor y también de cine.

    Cómo no, mi particular homenaje a Charlton Heston y especialmente a su Cid, ya que a mi me encantan las epopeyas, siempre que pienso en el Cid me acuerdo de aquellos gritos de la multitud: ¡Cide!, Cide! y me emociono mucho. Eso por no mencionar a la sin par Jimena…, su victoria después de muerto…

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