De Jueces y la Justicia

De la justicia penal en España o como el crimen se paga poco, tarde y mal

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La semana pasada el actor Wesley Snipes fue condenado en EEUU a tres años de cárcel por defraudación tributaria. Esta misma semana, la mayor parte de los implicados en la trama de corrupción del Ayuntamiento de Marbella alcanzan un acuerdo con el Ministerio Fiscal por el que mediante la aceptación de unos semestres de prisión se liberan de decenas de litigios penales con graves acusaciones por prevaricación urbanística de cientos de años. Parece que ambos fenómenos están separados por algo más que el Océano Atlántico.

No parece que este sea el sitio adecuado para un plúmbeo análisis jurídico y criminológico del fenómeno, sino mas bien para efectuar una reflexión sobre las claves de la actividad penal en España tal y como son percibidas por la ciudadanía.

1.En España (como en todos los países del mundo), al menos el 25% de los delitos no provocan juicios penales porque no dejan huella o prueba para identificar posibles sospechosos.

2. En España (como en todos los países democráticos avanzados) en el 25% de los casos en que sí existen sospechosos, la propia policía no promueve procedimientos penales por no existir pruebas suficientes, ya que lo del CSI Las Vegas queda para la ficción televisiva.

3. En España (como en todo Estado de Derecho con garantías constitucionales), en el 25% de los casos en que existen sospechosos por contar con pruebas policiales, resulta que el Juez instructor penal, en cambio, las considera insuficientes y decreta el archivo del caso.

4. En España (como en todo Estado que cuenta con un sistema judicial que desdobla la fase de Instrucción y la fase de Enjuiciamiento, a cargo de distintos órganos de la Jurisdicción penal), en el 25% de los casos en que existen sospechosos policiales y en que el Juez de Instrucción ratifica tales indicios, resulta que no es del mismo criterio la Audiencia Provincial o la Audiencia Nacional, órganos que finalmente derriban de un plumazo todo lo actuado por constatar la deficiente o insuficiente instrucción penal.

5. En España (como en todo Estado que cuenta con la presunción de inocencia como regla de oro), el 25 % de los casos en que tras contarse con pruebas policiales, con un Juez Instructor que las considera suficientes, y con un Tribunal de enjuiciamiento que considera bien instruidos los autos, resulta que, al abrigarse dudas razonables sobre la culpabilidad, se opta por la absolución del reo.

6. En España (como en todo Estado que cuenta con la posibilidad de la apelación) el 25% de los casos en que existía una condena en primera instancia se revisa con el fin de absolver al reo.

7. En España (como en todo Estado que confía en la bondad humana), en el 25% de los casos en que contando con pruebas policiales, con Juez instructor que así lo avala y con un Tribunal de Enjuiciamiento que considera bien instruidos los autos y además condena al reo (a menos de dos años de cárcel), resulta que si se trata del primer delito del acusado, se aplica la remisión condicional de la condena, y el condenado no ingresa en prisión bajo promesa de no delinquir en dos años.

8. En España (como en todo Estado que hace una mala copia del modelo americano) en el 25% de los casos en que existen pruebas policiales, pruebas del Juez Instructor penal, pruebas para el Tribunal de enjuiciamiento y condena firme, y además se es reincidente, resulta que la Fiscalía llega a un acuerdo con el reo para librarle de decenas de pleitos a cambio de una temporada testimonial en unas cárceles que tienen cinco estrellas en comparación con las de la serie Prision Break

9. En España (como en un Estado de tercera en que el número de jueces es insuficiente respecto de la media europea) se impone una condena penal firme, y si se es reincidente, y no se tiene la suerte de que el Ministerio Fiscal «esté de rebajas», muy posiblemente podrá el reo encontrarse en esos casos de 270.000 sentencias que según el Consejo General del Poder Judicial están pendientes de ejecución y campar a sus anchas en libertad.

Bajo tales condiciones, Sevach se propuso calcular el número porcentual de malvados delincuentes que acabará finalmente tras las rejas españolas.
Y la respuesta dependerá de a quién se le pregunte. Si se pregunta a un matemático responderá que, con las premisas anteriores, tan solo el 0,1 por ciento de los delincuentes. Si se pregunta a un político que esté gobernando dirá que la falta de ingreso de delincuentes en las cárceles es síntoma de seguridad ciudadana. Si se pregunta a un político que le toque ser oposición dirá que la falta de ingreso efectivo de delincuentes en las cárceles es síntoma de inseguridad ciudadana en las calles. Si se pregunta a los Albertos o a cualquier preboste financiero dirán que a las cárceles entra quien tiene tiempo pero no tiene dinero. Si se pregunta a un delincuente de baja monta dirá que a las cárceles entra quien no tiene dinero pero tiene tiempo. Y si se pregunta al común de los ciudadanos pues dirá que parece que la puerta de las cárceles es una puerta giratoria.

Si se le pregunta al propio Sevach dirá que en España se está consiguiendo la plenitud del mandato constitucional sobre la necesidad de que las penas estén orientadas a la resinserción social del reo, puesto que al no producirse la «inserción» penal, se alcanza… ¡¡la reinserción social… preventiva!!. Casi nada.

En fin, abandonando la licencia expresiva de la caricatura para mostrar crudas realidades, lo cierto es que Sevach considera que la libertad es el don esencial del ser humano y que toda garantía es poca, particularmente la irrenunciable conquista de la presunción de inocencia. Sin embargo, una vez probada la culpabilidad del acusado con todas las garantías, algo habrá que cambiar en cuanto a procedimientos, régimen de penas y política penitenciaria pues por desgracia el día a día revela que algo falla en este ámbito. Parodiando una célebre frase, diríase que el crimen se paga… pero poco, tarde y mal. No se trata de recordar la Inquisición ni tomar a Guantánamo como ejemplo, sino sencillamente comparar el sistema penal con el de de otros países europeos. Y es que si hay «turismo de los delincuentes» hacia los páramos españoles… por algo será.

6 comments on “De la justicia penal en España o como el crimen se paga poco, tarde y mal

  1. Lo que sucede es que si no te toca ser «víctima» de un delito (robo, agresión, daños en la propiedad) presumes que el sistema judicial penal funciona, pero si te ves envuelto como víctima intentando denunciar o incluso ejerciendo la acusación particular, te espera un calvario. Creo sinceramente que la justicia penal española es de pura fachada, ya que cuando los delincuentes se ufanan de estar en el «paraíso delictivo», como dice Sevach, por algo es.

  2. Anónimo

    Nos encontramos con un estado excesivamente garantista, pero sólo de los derechos del delincuente. Esta afirmación aunque sea políticamente incorrecta, se confirma como una absoluta realidad todos los días. Por otro lado hoy sólo nos preocupamos de garantizar el derecho de los delincuentes, pero con un absoluto olvido del derecho de las víctimas. Estas últimas son las grandes marginadas y olvidadas de nuestro sistema judicial penal. Y esto sin acudir a las situaciones que crea la Ley penal del menor donde al más puro estilo 007, eso sí que es una «licencia para matar».

  3. Ricardo

    Hombre, Sr. Sevach, pero de qué se extraña. Pero en la mayor masacre terrorista ocurrida en España, el manido y cruel 11-M, no hemos asistido, con los juristas patrios, progresistas o no, calladitos como tumbas, a un desatino tal como la destrucción de pruebas decisivas del delito por todo un Juez de Instrucción, es decir, a la rapidez muy sospechosa, con la que el Juez Del Olmo ordenó la rápida destrucción de la mayor prueba del delito, los vagones donde explosionaron las bombas.
    Luego llegó la sentencia, admitiendo, tras un nuevo análisis ordenado por el órgano de enjuiciamiento, que quedó incompleto y cojo que dada las escasas muestras de los «focos de explosión» que se pudieron analizar, porque no se conservaron muestras suficientes de dichos focos, el resultado es que se ignora la procedencia de la totalidad del explosivo, lo que permitiría saber la procedencia del mismo, quién lo suministró, a quién lo suministró, cuándo, etc. Con una instrucción tan parcial, tan sesgada y tan oscura, la sentencia peca de lo mismo, pues se apechugó con dicha instrucción. Entonces, ¿sabemos toda la verdad? ¿se demostrado todo lo que pasó? ¿se sabe realmente quién estaba implicado, sin duda racional alguna? Ustedes mismos respondan, sin tapujos y con sinceridad. Si eso ocurrió con la masacre del 11M, si esas lagunas se han consentido y justificado, qué puede pedirse para los juicios que no son tan «mediáticos» o que son de pura rutina judicial. Poca cosa.
    Por cierto, es curioso ver cómo de cualquier acto terrorista, de cualquier seísmo, o de otras situaciones, suele haber imágenes grabadas por las numerosísimas cámaras de seguridad públicas y privadas que pueblan nuestras calles (como ocurrió con las masacres de Londres o, sin ir más lejos, con la bomba colocada hace poco por la banda asesina ETA en la Casa-cuarte de Calahorra, y sin embargo, ni unas sola imagen previa a la colocación de los artefactos del 11-M, ni una. AYsssssss, que algo huele a podrido, pero no en Dinamarca precisamente, sino por estos lares, y más concretamente en el Ministerio de Interior donde antaño moró el GAL del socialista González, donde los ministros de Aznar no miraron debajo de la alfombra o dijeron que no miraron y dónde sigue hoy un ministro que sabe mucho de todo eso, pero disimula con gran arte, eh Alfredo!

  4. Anónimo

    de puta madre

  5. II. EL JUEZ RAFAEL TIRADO VERSUS EL JUEZ FERRÍN CALAMITA

    Rafael del Barco Carreras

    Aun resultará que el confesado asesino (no existen más pruebas que su autoinculpación) de la pequeña Mari Luz no es el autor, ni de la violación ni del asesinato. O que el lío de la hija de la pareja de lesbianas, hija natural de una de ellas, no es más que un montaje de los grupos, lobbys, dicen, gays o homosexuales, aprovechando las «creencias» del juez Ferrín. Total, la «verdad» se la tragará el griterío.

    Que un retrasado mental pederasta se confiese autor se podría asegurar que es más normal de lo que el común de los mortales admitiría. En casos, la autoinculpación es parte del ancestral acervo popular, al igual que el linchamiento, o incluso la no admisión o desilusión por las pruebas que ponen en duda o anulan esa autoconfesión, ¡también pueden ser falsas!

    El «antiguo Sistema español», ¡y no tan antiguo!, consistía en el «hábilmente interrogado»que solucionaba el 100% de las denuncias, o casi, y que añadiendo una entregada Prensa, el confesado se convertía en autor indiscutido e indiscutible. La guinda, la sentencia, el dogma. Secuelas de la Inquisición, las chekas, Guantánamo, el Terror del Poder. Me negaba a creerlo cuando los etarras, que por los 80 se convirtieron en buenos amigos de cárcel, me lo aseguraban. Confesándose autores de los más de los atentados, se ahorraban torturas, cumplirían igual el tope máximo de condena, y libraban a otros compañeros. Leyes ancestrales con infinitas variantes, pero reales. Tampoco olvidaré a los dos pobres moros acusados de violación que en la enfermería de Brians me juraban ser inocentes. Me encogía de hombros, «todos somos inocentes». Quince años después, el ADN y un culpable real, me convencieron. Uno muerto y el otro quince años de cárcel, ¡peor que la muerte! Mis dos compañeros de causa me repetían que no incordiara con más escritos, nos habían condenado antes de juzgarnos, el dinero en juego pervertía voluntades. Ver http://www.lagrancorrupción.com.

    Si la Sociedad Española parece haber cambiado olvidando ese oscuro pasado, el Franquismo o la peor Transición, palabreja difícil de digerir para quien crea que no ha existido esa Transición a la Democracia, sino que la Democracia Vertical sigue vigente un tanto «humanizada»… estamos donde estábamos… con modas «exóticas» o «progresistas» montando los mismos fiascos que sus «dicen» franquistas oponentes.

    De nuevo mi pregunta ¿para cuando el barrido total de nuestro Fascista Sistema Judicial?… que tanto gusta a los «progres» una vez alcanzado el Poder y colocado a sus «jueces amigos» en la cúpula de la pirámide de mando… en cuanto a la Prensa… ya parece que quiebra sola… con solo la ayuda de su entregada adhesión al Régimen, colaborando a los linchamientos y creación de una «opinión pública», no tan entregada como los genios de la política y periodismo se auto convencen.

  6. Pingback: Tiempo de auditorías públicas – delaJusticia.com

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