Luchas, triunfos y homenajes del Derecho Público Memoriam

Sydney Pollack y el Derecho Público Español

 

PollackHablar de un Director de cine y del Derecho Público es como mezclar almíbar con fabada, o juntar un potro y un percherón en el mismo carro. Sin embargo, el recientísimo fallecimiento del gran Director Sydney Pollack lleva a Sevach a aludir a su legendaria película «Danzad, danzad malditos» (1969) y sus ecos en el Derecho público. Recordaremos que la película versa sobre un maratón de baile en la dorada California, en la época de la depresión (1930) en que el que mas aguante bailando con su pareja obtendrá un jugoso premio. Los participantes tienen poderosas razones para dejarse la piel y ganar el concurso, por lo que según pasan las horas y los días, en el mismo recinto, dando vueltas a ritmo de baile (sin otra pausa que diez minutos cada par de horas), en que el agotamiento físico y psíquico hacen mella, los problemas en las parejas afloran, y finalmente un ataque al corazón trunca la vida del finalista. La película ganó un Oscar y ocho nominaciones, y resulta inolvidable el personaje de Gloria (Jane Fonda) agarrado a Robert (Michael Sarrazin), quienes se conocen en ese lugar y deciden formar pareja, y la desesperación les lleva a bailar pues mientras bailen podrán comer, motivo tan poderoso como el de los otros participantes.

1. De este modo, la miseria se convierte en un denigrante espectáculo. Se trata de la amargura y el desencanto tras el sueño americano. Las resonancias de tan infernal competición en que van cayendo uno a uno los competidores, antes optimistas y luego humillados o vencidos inspira a Sevach, bajo tan grave metáfora pero en clave lúdica, algunos de los episodios actuales del mundo público español.

¡Danzad, malditos Magistrados del Constitucional!. La carrera de muchos juristas de este país por subir peldaños jurídicos, pasando por Colegios Profesionales, Cátedras, fiscalías, magistraturas supremas, para desembocar en una holgada recta final en el Tribunal Constitucional, donde afloran miserias y divisiones, e incluso la sombra de un fulminante ataque al corazón a uno de sus miembros…

¡Danzad, malditos Catedráticos de Derecho Público!. Las competiciones de los profesores de Derecho Administrativo, Derecho Tributario y de Derecho Constitucional de España, cada morlaco dentro de su dehesa, que hace una década eran fácilmente identificables y con rostro, recognoscibles (por sus publicaciones los conoceréis) de igual modo que había unanimidad en los Maestros y los discípulos. Hoy día, la generosa dotación de Cátedras, los resentidos que quedan en el camino de acceso, las zancadillas, la toma de posición política y las miserias del mundo académico, muestran un panorama agitado y maldito, de aguas turbulentas en el Derecho Público español.

¡Danzad, malditos hacendistas!. La economía española se ve dividida, entre apocalípticos (la economia se hunde) e integrados (la economía se mantiene por la línea de flotación), danzando en torno a desaceleración, mercados regulados, marcos financieros, productividad variable, estabilización y zarandajas similares. Mientras la ganadora será la realidad tozuda que muestra como lo importante no es la macroeconomía sino cómo cada día se tienen mas monedas y menos billetes, y cómo cada día el IPC gana méritos para ser el Indice de Precios Catastróficos.

¡Danzad, malditos funcionarios!. El Estatuto Básico del Empleado Público es el pistoletazo de salida hacia la carrera de la dispersión. Carrera horizontal, carrera vertical, promoción horizontal, promoción vertical, y nuevas retribuciones. Eso sí, habrá que obtener mejor evaluación de rendimiento y cumplir el «catecismo Ripalda» del Código de Conducta. Pero es una carrera por una pista inacabada (ni se ha desarrollado el Estatuto, ni se han aprobado las leyes de cada Administración, ni se ha negociado sindicalmente las condiciones).

¡Danzad, malditos políticos!. La división del Partido Popular en España, que por imperativo constitucional debiera tener funcionamiento democrático, refleja unas luchas internas primitivas, salvajes, donde los capos, los barones, los montescos y los capuletos, luchan por los despojos de la derrota electoral para conseguir posiciones desde las que aumentar su poder estratégico.

¡Danzad, malditos autores!. La voracidad de los autores (título cuyo reconocimiento parece quedar en manos de camarillas asociativas), de estos grupos que se creen ungidos por el dedo de Dios, a fuerza de enredar y chillar se han convertido en sanguijuelas del poder público, en beneficiarios de cánones, tributos, subvenciones y prebendas.

¡Danzad, malditos delincuentes!. El baile de los ahorcados siempre es el mas inquietante, pero el mas tranquilizador para quien lo contempla, de igual modo que este mes el Tribunal Constitucional ha puesto fin al baile de recursos del delincuente Rafael Vera al que por Auto desestimó la solicitud de suspensión de la venta de las fincas decomisadas y fruto de la rapiña, así como también paró los pies a Manuel de la Concha al inadmitir por Auto el recurso de amparo frente a su condena por falsedad en documento público a seis años y un día.

2. En fin, poca gente sabe que el título original de la película es ¿They shoot horses, don´t they? (¿A los caballos los matan, no?), durísimo título que alude a una frase que pronuncia la protagonista Gloria cuando le pide ayuda a su compañero para poner fin a su vida. La película muestra una solución terminal y depresiva para quienes no se adaptan a los tiempos. Y como dice la canción, no corren buenos tiempos para la lírica ni tampoco para el Derecho Público.

4 comments on “Sydney Pollack y el Derecho Público Español

  1. Danza la Dama de la Torre desde la maquinaria del vivir, sin vivir sintiendo, que de la lluvia llega el ingenio del que arte tiene en asentir sin saber que llegará su fin después del siguiente asentamiento del que toma posesión. Ve la Dama, desde el ventanuco, como corre el agua por las charcas de la pública función, del sillón descompuesto de un rectorado cualquiera, de ese del norte, mirando al mar, de ese que nace cerca de la mina, y de aquel que en su día vio, nuestro Caballero, el Cid Campeador. Sueña la Dama que danza en función del tiempo, no se sabe a ciencia cierta si será propicio o no, pero danza, mueve su cuerpo y su alma al son de su sinceridad, del tiempo que sueña futuro, de la mano amiga que la arropa tras los cristales de la belleza que encierra la tierra asturiana, y danza. Y tras de sí está la norma, la jurisprudencia, el sentimiento, y el sentido común, la honestidad de lo que es público, y es nuestro, los caudales y los bienes, que hemos de resguardar, y sabe el buen Sevach que a todo le hemos de dar, una pincelada de danza, de saber cómo llegar al tiempo de la nostalgia que se colgará, de las telas de araña de lo bien, de lo que perdurará, entre una sonrisa y una nota… de esa danza, la danza de la amistad.
    Pero amigo Sevach, si entre baile y baile el zapato aprieta, suelta el ritmo de tu sentido, y sobrevuela la gramática, la retórica, y la ética, y abraza el aliento que nació de Vieil Armagnac en una tarde de mayo, cuando los amigos, charlando de lo público, te enviaron esta ilusión.

  2. Estupendo tu blog.

    Una matización quisquilosa de un colega, nada mas. La película «Danzad, danzad malditos» esta basada en una novela del gran escritor Horace McCoy y se tradujo siempre en España como ¿Acaso no matan a los caballos?. Parece una traducción masaa tinada en su sentido, no crees.
    Un saludo y sigue así.

  3. Alegret. De acuerdo con la traducción que propones. La verdad es que, con una u otra interpretación, el título es durísimo….Gracias

  4. Pingback: Proponed , proponed leyes, malditos – delaJusticia.com

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