Sobre los políticos

De altos cargos castigados sin chuches por la crisis económica

De altos cargos castigados sin chuches por la crisis económica

El Gobierno español ha anunciado como medida de lucha contra la crisis económica la congelación de las retribuciones de los altos cargos. Como gesto político nada puede objetarse pero desde el punto de vista de la eficacia exigible a toda decisión sobre la Administración Pública resulta altamente cuestionable.

A Sevach esta situación le inspira una fábula. El león gobierna felizmente con los zorros durante la época de lluvias, repartiéndose las gacelas y cebras de forma equitativa: los cuartos traseros para los leones, los cuartos delanteros para los zorros, y las vísceras para los restantes animales de la selva; finalmente los residuos de piel y huesos se reparten por igual entre todos los que lo deseen con sólo disputárselos a los buitres. Pero llega la sequía, los cuadrúpedos escasean y el hambre crece, y para resolver la crisis, el Rey león anuncia la medida: el reparto será igual, pero en eso sí, en el reparto de los residuos los leones y los zorros no participarán. Moraleja: Fácil es sacrificarse por la comunidad mientras se viva con comodidad.

Y es que, cuando se habla de Altos Cargos, se olvida que una cosa son las «retribuciones» y otra las «compensaciones» del cargo político, que ni son una «alta carga» ni son «moco de pavo». Veamos.

1. En primer lugar, con los tiempos que corren dos de los gastos mas sensibles para el bolsillo de los españolitos son los gastos de gasolina o transporte y los gastos de telefonía móvil. Pues bien, tales costes cuando se habla de altos cargos pertenecen a la «tarifa plana política» esto es, van vinculados al cargo, los asumen las arcas públicas, y constituyen una golosa compensación por la «insoportable levedad» de ser alto cargo.

2. En segundo lugar, los Altos Cargos están liberados de la limitación de los gastos de representación o indemnización por asistencia, viajes y manutención, que se imponen a rajatabla a los funcionarios. Los altos cargos sencillamente deben justificar con factura el gasto de viaje, comida o alojamiento, y será religiosamente abonado sin los límites propios de la plebe funcionarial; basta con etiquetarlos de «gastos de representación» o de justificación por «razones de servicio» y alguna que otra exigencia formal según la lupa del interventor de turno, para que la bolsa de protocolo del Alto Cargo sea aplicada sin límite.
Y es que, hoy día, al margen del color ideológico del gobierno, sea estatal o autonómico, y ya existan Códigos de conducta y guías de austeridad, lo cierto es que reina entre los altos cargos una epidemia de aquello que llamaba el economista Thorstein Veblen (1857-1929), en su «Teoría de la Clase Ociosa», el «derroche demostrativo, esto es, el gasto para investirse de prestigio social; cualquier sociólogo sabe que si se devalúan los títulos formales ( ej. la pérdida del ilustrísimo o excelentísimo, rótulo suprimido como gesto político) se produce un movimiento de demostración de poder de signo compensatorio (ej. Gastos de representación, vehículos oficiales, presencia en los medios,etc).

3. Y en tercer lugar, se oculta la compensación mas jugosa para la inmensa mayoría de los Altos Cargos ( no olvidemos que el 65% de los altos cargos son funcionarios públicos que conocedores de la trama administrativa han conseguido escalar al podio de ser «Jefe» en lugar de ser «del Jefe», como el buen visir Iznogud). Se trata de ese valiosísimo regalo del complemento de retiro que, con el unánime apoyo de todos los partidos políticos, consagró el Estatuto del empleado público aprobado por Ley 7/2007, de 12 de Abril (BOE del 13) cuyo artículo 87.3 señala que quienes hayan ocupado altos cargos, desde parlamentarios a Directores Generales, pasando por Alcaldes con dedicación exclusiva y personal eventual asimilado- tendrán «como mínimo… el mismo tratamiento en la consolidación del grado y conjunto de complementos que el que se establezca para quienes hayan sido Directores Generales y otros cargos superiores de la correspondiente Administración Pública»; o sea, para que se entienda con un ejemplo, un subalterno de la Administración autonómica que sea elegido Alcalde en su pueblo u otro alto cargo, y ocupe el cargo por un tiempo que la práctica legislativa ha fijado en dos años (hágalo bien o mal) automáticamente tendrá derecho al reingresar como subalterno a cobrar como mínimo un complemento salarial diferencial para toda la vida que le equipare con el «conjunto de complementos» propio de quienes hayan sido Directores Generales ( o esa, el llamado nivel 31 de la Administración). Casi nada. Parece que ante tal bufanda bien vale que no se actualice durante un año el sueldo en el IPC cuando se ocupa el alto cargo.
¡¡Ah!! Pero el Estatuto Básico no se olvida de quienes siendo funcionarios accedan a otros organismos o empresas públicas, y el art.85.2 introduce la previsión de que las Leyes de la función pública que desarrollen el Estatuto podrán establecer «garantías de índole retributiva o imponer derechos u obligaciones en relación con el reingreso al servicio activo» ( curioso resulta eso de «imponer derechos», expresión paradójica que revela una artera enmienda parlamentaria de última hora).

4. En definitiva, que la merienda de negros está servida, y el mejor gesto hubiera sido sencillamente crear un Fondo público de donativos de los Altos Cargos, de cualquier partido o gobierno. Ahí se retratarían todos y todas.

5. Aunque, para finalizar, justo es efectuar una autocrítica ciudadana. ¿Acaso el gesto de congelar las retribuciones de altos cargos no pretende satisfacer esa envidia del Juan Español, esa íntima satisfacción del ciudadano si los altos cargos sufren en sus carnes la crisis?. Quizás esté en lo cierto la tesis del propio Thorstein Veblen, el profesor de economía política que antes mencionaba, cuando su tesis era que el principal objetivo de las clases trabajadoras no era tanto una revolución que derribara las estructuras y placentera vida de las clases capitalistas, como su ascenso en tal sociedad y disfrutar de ventajas similares. Quizá la teoría de Veblen es sugerente, pero en la práctica su vida fue menos edificante aunque plenamente congruente: fue expulsado de la Universidad de Chicago por mantener relaciones sexuales con sus alumnas. ¡¡ Vivir para ver!!.

0 comments on “De altos cargos castigados sin chuches por la crisis económica

  1. rafalito123

    Esto es pura propaganda de cara a la opinión pública. Los políticos no saben lo que es tener el sueldo congelado una y otra vez, eso sólo se lo han practicado efectivamente a los funcionarios. Ellos si dicen que se congelan el sueldo es o bien porque previamente se lo han subido un 10%, o bien porque piensan cobrárselo con creces por las vías expuestas anteriormente en este artículo.

  2. Maximilien Robespierre

    Es evidente que cualquier Administración Pública carece del mas mínimo control del gasto público (no me refiero al de legalidad) me refiero a la eficacia y eficiencia en el gasto como demuestra que cualquier presupuesto sobre obra pública se ve superado en un porcentaje elevado al presupueto inicial, sin que ningún responsable politico o administrativo se inmute.
    ¿Quien puede afirmar seriamente que tras la cortina de la congelación de las retribuciones de un servidor público se va evitar reducir el gasto público? Hay otros conceptos por donde escapar.Estoy seguro

  3. javier grandio

    ¿Sujetándose a la legalidad sería posible rebasar ampliamente estándares de eficacia y eficiencia?. Yo pienso que sí -lo que razonablemente, puede ser una aberración- mas me pregunto quién debería intervenir y dirimir tal situación. ¿Los OCEX?, ¿los Parlamentos?, ¿los ciudadanos en las elecciones? ..

    Está claro que se debe trabajar mucho en potenciar sistemas de infromación capaces de reportar «a todos», en tiempo prudente, cuáles son los niveles de eficacia y eficiencia de las distintas actividades realizadas (o dejadas de realizar) por las administraciones públicas.

  4. PEDRO ALONSO

    En realidad, es todo propaganda electoral. Un Director General de un Ministerio no gana demasiado si compara su volumen de gestión con el de la empresa privada. ¿Alguien se ha fijado en el sueldo bruto del Presidente del Gobierno?. Es ridículo. En el Estado, lo que hay que hacer es cambiar el sistema retributivo, primar una verdadera productividad. Que cobre quien trabaje. Y a los directivos pagarlos de verdad, y por objetivos…
    Además hay otros muchos sitios de donde se puede recortar en el gasto público. Por ejemplo, en el presupuesto de las Comunidades Autónomas y Municipios que, para empezar pagan a sus funcionarios por encima de los de la Administración General. En Madrid hay edificios en la misma calle y funcionarios que ganan más o menos, dependiendo del portal en que se metan… Ahí está eso…

  5. Dudas, ¿y quiénes son los «altos cargos», un concejal, un jefe de prensa, un jefe de alcaldía, un asesor jurídico…?

  6. Sevach

    Pues los Altos Cargos, depende de la perspectiva:
    a) Desde el punto de vista directivo, nos lo indica la LOFAGE al distinguir los llamados órganos superiores ( Subsecretario, Secretario General, Director General,etc).
    b) Desde el punto de vista de las incompatibilidades hay una ley específica de Incompatibilidades de Altos Cargos.
    c) Desde el punto de vista de quienes se quedan en «servicios especiales» la noción se ensancha muchísimo según el Estatuto Básico hacia quienes ocupan lo que se llaman «cargos políticos» (desde parlamentarios a concejiles o autonómicos, o miembros del Consejo de Estado, etc).
    O sea, cada Ley define lo que a sus efectos se entiende por Alto Cargo, aunque todos intuimos lo que es sociológicamente un alto cargo: Quien figura mucho, cobra bastante y accede por nombramiento político o por elección. Se excluyen los funcionarios de libre designacion que no es lo mismo que los eventuales de designación política ( y es que dentro de los «eventuales» hay quienes mandan como «altos cargos» – ej.director de gabinete- y quienes son «bajos cargos»- ej.Secretaria de Consejero).

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