Procedimientos administrativos

De los Observatorios vinculados a la Administración pública :¿Cajón de sastre o cajón desastre?

De los Observatorios vinculados a la Administración pública :¿Cajón de sastre o cajón desastre?

Recientemente el Gobierno prometía un Observatorio del Pluralismo Cultural y Religioso. Con ello se sigue en la línea de incorporar a la tipología de órganos administrativos, ese curioso ser polimorfo que son los Observatorios, y que pululan en nuestra Administración bajo múltiples y pintorescas perspectivas: Observatorio de Violencia doméstica y de género del Poder Judicial; Observatorio de Administración Electrónica en el Ministerio de las Administraciones Públicas; Observatorio de Precios de los Alimentos dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; Observatorio Vasco de la Administración de Justicia; Observatorio Valenciano de la Vivienda; Observatorio de la Infancia en Andalucía, Observatorio Cántabro de la Juventud; Observatorio de la Artesanía de la Xunta de Galicia; Observatorio de la Sostenibilidad en Asturias; Observatorio de la Convivencia Escolar en La Rioja; Observatorio del Libro y la lectura en Extremadura; Observatorio de inserción laboral del archipiélago canario, etc. No existe un traje jurídico único, ni composición uniforme, ni sistema de funcionamiento homogéneo, ya que su creación y desarrollo pertenece a la potestad de autoorganización de cada Administración. En unos casos la Administración se implica más en su dirección o financiación, en otros su presencia es testimonial y en la inmensa mayoría subyace el deseo de institucionalizar corrientes de opinión o foros de debate y/o estudio.

1. Tal figura del «Observatorio» responde a varias razones.
Para los políticos es un «invento orgánico políticamente correcto» ya que eso de Observatorio evoca una dimensión sideral, beatífica y casi monástica, una actitud de investigación y de serena reflexión. Además guarda sintonía con la jerga administrativa postmoderna que inunda nuestras leyes: Agencias, Planes, Contratos-Programas, Sinergias, Planes Estratégicos, etc…
Para las asociaciones, ONG, grupos de presión, grupos corporativos y cualquier célula organizada de influencia administrativa representa la existencia de una especie de «buzón» para sus peticiones y quejas, y en el mejor de los casos de un «asiento» y «voto» o «voz» en un sitial público. Junto a ellos, y muy importante para el éxito del invento, sentar expertos con barniz de independencia y eso sí, algunos altos cargos de la Administración con el papel de pastores de la majada.

2. La magia de los Observatorios radica en que son instrumentos que dan respiro a los gobiernos. El éxito está asegurado con dotarles de una sede permanente, poner en lugar destacado a varios de los «cabecillas» de los grupos de intereses, mezclados con expertos y formalizar su producto bajo la modalidad de debates (Foros, congresos, etc), Libros de colorines ( Libro Blanco, libro Verde…) o de futuribles ( Planes, Programas, Recomendaciones, Directrices,etc). Mucho debate, mucho estudio, jornadas a tutiplén y memorias publicadas institucionalmente que se hacinan en la sordidez de los sótanos públicos. Y es que, bajo el derecho administrativo clásico la fórmula mágica para el político era crear un órgano colegiado ( donde mientras el asunto se debate, va y viene, el problema se entretiene), por lo que el derecho administrativo moderno incorpora este mecanismo de nuevo cuño: el Observatorio Sectorial.

3. Ahora bien el problema de tan ingeniosa y útil figura se presenta en un triple frente.
En primer lugar, el viejo dicho de que el órgano crea la función. De ahí que el Observatorio crece día a día, por simple inercia orgánica y presupuestaria para justificar sus propias competencias. Y llega un día que se siente «mayor de edad» y pide competencias no solo de asesoramiento, sino ejecutivas. Es entonces cuando el ente muda de piel y se convierte en un Organismo Público, Agencia Estatal o en Fundación en mano pública. La historia se ha repetido muchas veces como para desconocerla.

En segundo lugar, el gran problema es la articulación de los órganos directivos y de asesoramiento integrados en la estructura administrativa burocrática, con tales Observatorios de composición heterodoxa. ¿Qué hacer con los consejos consultivos, consejos económico-sociales y consejos sectoriales, cuando deben compartir espacio de función consultiva con estos Obsrvatorios?,¿ Qué dictamen prevalece?.

En tercer lugar, el que los directivos o «dinosaurios sabios» de tales Observatorios, cuando dominan su pequeño mundo, y se sienten ninguneados, empiezan a convertirse en una molestia para el Ministro de turno, y tal situación incómoda suele resolverse con una oferta de un generoso destino que colme la ambición del observador en otros pagos burocráticos.

4. En fin, que de seguir así, no tardará en crearse un Obsevatorio de observatorios, para observar que no pierdan el paso y se desmanden.

0 comments on “De los Observatorios vinculados a la Administración pública :¿Cajón de sastre o cajón desastre?

  1. En Algete, municipio madrileño castigado por el estruendo de los aviones, el Ayuntamiento ha creado incluso el ‘Observatorio del Ruido’, rimbombante criatura que encierra en su nombre un curioso oxímoron. ¿No sería más lógico un ‘Auditorio del Ruido’?

  2. Paul Lafargue

    Nuestro legislador es un artista del vocablo. Como poeta, tiene jurisdicción sobre el alfabeto y bien puede «observar» el ruido, como Qeuvedo escuchaba «con los ojos a los muertos», Rimbaud coloreaba las vocales («A noir, E blanc, I rouge, U vert, O bleu: voyelles») o Valle-Inclán percibía el «amarillo olor del yodoformo» («Rosa de sanatorio»). Así quiero entenderlo: no se trata -como parece- de monumental ignorancia, cercana -pero más dañina- al analfabetismo total, sino de jugar con las palabras, divertirse y divertirnos con ello. Después de fatigar el oxímoron, la sinestesia, la anáfora y el epíteto (lo inútil gusta mucho), vuelve el legislador a los orígenes, al realismo desnudo, y decide observar … ¡el paisaje!, que es lo que establece la Ley 7/2008, de 7 de julio, de protección del paisaje de Galicia, creando -faltaba más- un «Observatorio Gallego del Paisaje», aunque no queda claro cómo puede uno integrarse en este órgano. Si alguien lo sabe, estoy muy interesado, porque siempre me prestó el paisaje gallego. Y no crean que esa observación del paisaje se va a hacer de cualquier manera, en una mesa de juntas o en un oscuro despacho, porque «el Observatorio Gallego del Paisaje adoptará la forma que más se adecue a sus funciones». ¡Adoptara formas!, es decir, que este maravilloso y proteico organismo será capaz de transformarse y, por ejemplo, si se trata de observar la ria de Vigo, se convertirá en una grácil dorna (embarcación autóctona), para pasar a refugio de montaña cuando toque observar el interior de Ourense, Esperemos que, en el curso de estas mutaciones, no aparezcan los observadores transformados en «un monstruoso insecto», ya que eso les impediría cumplir una de las funciones que más juego pueden dar, la de «participar en las redes de observatorios de paisaje y entidades semejantes». Nace así la anunciada observación de segundo grado u observatorio de observatorios, que -en forma de mandamiento- es algo así como «observaos los unos a los otros, como yo os observo». Olvidábaseme decir que la composición de este órgano «garantizará la presencia equilibrada de hombres y mujeres», sabio arbitrio, porque no es plan eso de contemplar la puesta de sol desde el monte de Santa Tecla rodeado en exclusiva por ejemplares peludos del mismo sexo. A alguien le ha dado en exceso el sol en la cabeza.

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