Luchas, triunfos y homenajes del Derecho Público Memoriam

Homenaje de los juristas a Michael Crichton: el hombre que sabía demasiado

 

El recientísimo fallecimiento del escritor Michael Crichton supone la lamentable pérdida de un autor que ha influido vivamente en la generación de Sevach. Una mezcla de Julio Verne y Alfred Hitchcock difícil de conseguir. La mayor parte de sus libros fueron reeditados en formato de película y consiguieron apasionar a jóvenes y mayores, pero siempre provocando en lector y espectador ese agridulce tránsito entre la incredulidad y la angustiosa verosimilitud, por su capacidad de mezclar ciencia y fantasía. Algo así como si los Catedráticos García de Enterría y Alejandro Nieto se fundieran en un crisol para elaborar un thriller sobre la Administración Pública de las próximas décadas. Veamos.

1. Así, la versión fílmica de sus obras ayuda a despertar evocaciones del mundo de la Administración:

La amenaza de Andrómeda (1971, Robert Wise) sobre el ataque de un virus del espacio a la civilización espacial. ¿Alguien no ha considerado que el Estatuto Básico de los Empleados Públicos con su carga de principios y contradicciones, con sus lagunas entregadas a la legislación autonómica y a las Mesas de Negociación, puede suponer una amenaza que derrumbe y haga ininteligible el sistema consolidado de carrera administrativa de los servidores públicos?.

Almas de Metal (1973, dirigida por el propio Crichton ), sobre un tranquilo parque temático donde a uno de los robots se le cruzan los cables y sienta el terror. ¿ No pensamos en alguna Administración servida por funcionarios discretos y sin emociones, donde algún funcionario pierde los papeles y consigue tener en jaque a ciudadanos y compañeros?.

Runaway ( 1984, dirigida por el propio Crichton) sobre la rebelión de las máquinas. ¿ Podemos imaginar una Administración de la próxima década donde los propios ordenadores de las oficinas públicas impulsen los procedimientos sancionadores hasta imponer la sanción e incluso cobrarla, mientras el funcionario se limita a actuar como el vigilante Homer Simpson a la central nuclear en que trabaja?.

Parque Jurásico (1993, Steven Spielberg) sobre la resurrección de los dinosaurios en tiempos actuales. ¿Acaso nadie ha tenido la sensación en unas oficinas públicas de ser atendido por «dinosaurios», de lento proceder y arcaicos sistemas de comprensión?.¿ no existe cierto parentesco entre el experimento de recrear dinosaurios con la actividad de algunas Autoridades públicas para implantar viejas técnicas, tales como crear Fundaciones, o establecer sistemas de fichaje a los funcionarios ?.

Congo (1995, Frank Marchall), sobre un gorila que gracias a un entorno científico consigue comunicarse con lenguaje primario. ¿Alguien no reconocería a algunos políticos dentro del grupo simiesco con dificultades para permanecer erectos, que si consiguen leer el organigrama del departamento que dirigen y escuchar a los funcionarios, son capaces de comprender que el Derecho Administrativo está para garantizar los derechos de la colectividad y no para asegurar el cortijo clientelar?

Acoso (1994, Barry Levinson), sobre el acoso sexual que somete, sorprendentemente, la jefa al empleado. ¿ No se anticipa a la fiebre del legislador por incluir el acoso de forma obsesiva en el Estatuto del Empleado Público, anunciando los peligros de desenfoque de un fenómeno preocupante?.

Twister (1996, Jan Debont), sobre un tornado que asola y destruye pese a ser pronosticado. ¿Quizás estamos ante una versión de lo que sucederá con la crisis económica, que con su remolque de medidas jurídicas de respuesta, preventivas o reparatorias, traerá consigo un devastador efecto en la seguridad económica y jurídica de los ciudadanos?.

2. Además Michael dirigió la película Contra toda ley (1989) que encierra una trama de gran predicamento en el mundo judicial actual: un ex policía se convierte en el principal sospechoso de un asesinato, debido a su enemistad con víctima; la abogada defensora, que ha aceptado el caso porque supone una gran oportunidad para consolidarse profesionalmente, no sabe si su cliente es culpable o inocente.

3. Pero su novela más inquietante a juicio de Sevach es Estado de Miedo (2005) en que pretende mostrar como las tesis del calentamiento global reciben un impulso o sobredimensión procedente de los propios científicos y de grupos de presión. Incluso en sus conferencias llevó a comparar estas tesis con las doctrinas nazis que pretendían aposentar la eugenesia de etnias sobre una supuesta superioridad de raza. Sin llegar aSevach ese extremo, ni mucho menos a demonizar a las organizaciones ecologistas, el valor de tan arriesgado planteamiento es notable en cuanto contribuye a desmitificar tantas y tantas orientaciones de la actuación pública que se convierte en un girasol al compás de grupos de presión para perseguir «lo políticamente correcto» o «lo políticamente de moda» y que muchas veces no es ni lo «científicamente probado» .

4. Sin embargo, y dejándonos de licencias expresivas y forzadas adaptaciones, lo cierto es que Michael estudió Medicina y Antropología, y fue un gran viajero, por lo que Sevach recomienda vivamente su obra autobiográfica » Viajes y Experiencias» (Plaza y Janés, 1993), amena, divertida y formativa. Y por lo que aquí interesa transcribiré las reflexiones del propio Michael en que explica porqué optó por abandonar la medicina y dedicarse a escribir, con unas deliciosas convicciones que si hoy día las siguieran todos los médicos, sin duda que no existiría responsabilidad médica por errores de diagnóstico, tratamiento o intervención. Explica el propio Michael porqué era forzoso que abandonase la profesión de médico con las siguientes palabras: » No estaba de acuerdo en que los pacientes careciesen de derechos, y que tuvieran que callarse y seguir al pie de la letra las instrucciones del médico. No estaba de acuerdo en que, si una determinada operación presentaba un riesgo, hubiera que ahorrarle los detalles al paciente; in en que se obligara a los enfermos terminales a recibir tratamiento aunque ellos quisieran morir tranquilos; in tampoco en que, cuando un médico incurría en según qué errores, sus colegas le encubriesen.(…). Hallaba mas sensato tratar prioritariamente con los seres humanos, no con la bioquímica.(…) Aquello te movía a sospechar que los médicos ni siquiera miraban a sus pacientes. No les miraban como personas (…). En definitiva lo que les faltaba no era erudición médica sino experiencia de la vida corriente». Maravillosa y encomiable declaración de principios. Paradójicamente, el gran Michel Crichton falleció a los 66 años de cáncer.

5. En fin que a Sevach le hubiera gustado que la fecunda imaginación de Michel alumbrase algún día un thriller tecnológico, ambientado en la todopoderosa Administración Pública, jugando con las posibilidades de la firma electrónica, el tráfico de datos de millones de ciudadanos, las densas plataformas web de cada Administración, el trabajo funcionarial desde el domicilio, la corrupción informática por políticos sin escrúpulos, o el debilitamiento de la presunción de inocencia ante sofisticados sistemas tecnológicos capaces de identificar al infractor tributario, de tráfico o medioambiental de forma indubitada. Sería muy interesante. Al menos, el maestro Michael nos ha abierto las puertas de la percepción y la razón, al decir de Huxley. Y como suele pensar Sevach, es de sensatos no elogiar a quienes.nos deforman pero nada mas sensato que elogiar a quienes nos han formado. Gracias, Michael.

0 comments on “Homenaje de los juristas a Michael Crichton: el hombre que sabía demasiado

  1. Hace años, querido Sevach, con motivo de mi cumpleaños, tuviste el detalle de regalarme su libro «Viajes y Experiencias», de lectura facil y amena, que aún guardo con cariño, y que ahora voy a releer para deleite propio y a la vez como tributo ultimo a Crichton. Gracias, Sevach

  2. Básicamente a la par, y desde, de la publicación de su novela Estado de miedo en 2004, Crichton intensificó, sobre todo, su participación en conferencias respecto al Cambio Climático, el Calentamiento Global y su crítica hacia lo que él denominaba: la nueva religión del ecologismo. Aunque, en realidad, gran parte de sus argumentos no eran nuevos como por ejemplo la crítica al amarillismo

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