Procesal

La hora de las disculpas de los jueces por el retraso en dictar sentencias

 

Disculpas judicialesSevach ha tenido conocimiento de una sentencia dictada por un juez gallego en que pide disculpas por la demora en dictarla. Textualmente, la sentencia de la Audiencia Provincial de La Coruña confiesa «Antes de entrar en el análisis de los distintos motivos del recurso de apelación, la Sala no puede menos que transmitir a las partes el sonrojo que le produce el que un pleito iniciado en el 2001, sobre una cuestión que carece de enjundia jurídica o fáctica, casi ocho años después aún esté pendiente de una resolución firme. Lo que obliga a pedir, no solamente en nombre propio, unas sinceras disculpas por el anómalo y deficiente servicio prestado por parte de la Administración de Justicia».

1. Lo asombroso es que este hecho merezca un titular periodístico cuando lo normal debería ser que la justicia se humanizase y que el ciudadano recibiese una espontánea disculpa de la máquina togada que dicta sentencias de forma tardía. No puede la Administración de Justicia cruzarse de brazos y dejar sumido al justiciable en una interminable espera. Tampoco puede el ciudadano asumirlo con paciencia tibetana. El mismo ciudadano que protestaría enérgicamente por el retraso de unos días en la entrega de un envío postal, en cambio asume el enorme retraso en dictarse sentencia en asunto de su incumbencia, con la misma resignación que asume las demoras quien viaja en avión a Katanga.

2. Y es que en tiempos en que hay huelgas de jueces, en que el nuevo Ministro de Justicia afronta con talante el reto de la justicia del siglo XXI, debe ser prioritario acelerar el tiempo medio de la resolución de los litigios en todos los órdenes jurisdiccionales. Se dirá que hay que hacer reformas procesales, que nuestro sistema judicial es el de más garantías del mundo, que hay presiones corporativas de abogados, o que se precisa un pacto de todas las fuerzas políticas para aprobar leyes orgánicas que lo solventen. Pues claro, no es fácil pero no es imposible. Obama lo ha dicho con exquisita claridad en su último discurso al anunciar reformas de gran calado: « No haremos lo más cómodo sino que haremos lo necesario y no será gratis». Y soluciones para la lentitud de la justicia las hay. Basta con copiar sin pudor otros sistemas judiciales eficientes para conseguir agilizar plazos, o con dejar de lado las grescas de patio de vecinos políticos.

3. Se sorprende Sevach de que las reformas procesales de la última década siempre llevan en la Exposición de motivos en la presentación ministerial la palabra “modernizar” o “agilizar”, y que todos los nuevos procedimientos ( al igual que los nuevos vehículos incorporan denominaciones sugestivas), son bautizados por el legislador como “juicio abreviado”, “abreviadísimo”, “sumario” o similar. Sin embargo la Justicia en España, particularmente la contencioso-administrativa padece de atrofia creciente. Basta tener en cuenta el dato de que en los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo hay dos tipos básicos de procedimientos: el ordinario ( asuntos de mayor enjundia, y con más trámites y escrito) y el abreviado (asuntos de menor enjundia, con menos trámites y oral); pues bien, como regla general estadísticamente demostrable, si en la misma fecha se presenta en el Juzgado Decano un escrito de interposición para iniciar un procedimiento ordinario y simultáneamente una demanda para iniciar un procedimiento abreviado, puede afirmarse sin recurrir a vidente alguno, que se dictará la sentencia del procedimiento ordinario mientras que la vista oral para el juicio abreviado queda señalada o aplazada para mucho tiempo después. O sea, el atajo es mas largo que el camino con rodeo. Vivir para ver.

4. De esta situación, no se puede culpar a los jueces ya que su rendimiento está por encima de los módulos o productividad fijada por el Consejo General del Poder Judicial, de igual modo que no se puede culpar a los médicos por la lista de espera. Y si la coartada del Ministro de turno es que hay crisis económica y no existe disponibilidad presupuestaria para crear nuevas plazas de jueces, pues habrá que actuar sobre las leyes procesales. Soluciones las hay. Cirugía y antiformalismo. El problema viene dado porque si para buscar una reforma procesal radical se intenta contentar a los jueces, a los fiscales,a los secretarios, a los abogados, a los procuradores, a los Catedráticos de Derecho procesal, a los sindicatos por el personal de justicia, a las asociaciones de consumidores y usuarios, al Ministerio de Hacienda por su interés en las tasas, al Parlamento Europeo, a las Comunidades Autónomas con su particular idea de la justicia, al Consejo Económico y Social, al Consejo General del Poder Judicial o porqué no, a la Conferencia episcopal, el resultado será una reforma lentísima e insatisfactoria. Un Frankenstein procesal hecho de parches y retales. Otro nuevo laberinto procesal. Y mientras se barajan soluciones el pobre justiciable esperando por su sentencia mientras su litigio en vez de madurar, se va pudriendo.

5. Y no puede el Poder ejecutivo ponerse como ejemplo frente al Poder judicial. Y ello porque la justicia no cuenta con el mecanismo del silencio administrativo. Cuando la Administración no resuelve, la Ley entiende que su voluntad es estimatoria o desestimatoria. En cambio, el juez no resuelve porque no puede dejar de resolver, y se entiende que su voluntad está gestándose como el parto de una elefanta que dura una media de 20 meses

No digo que haya que implantar una medida tan drástica como injusta del silencio procesal negativo ( y decir por ejemplo, que la apelaciones se entienden desestimadas si no se resuelven en seis meses). En serio, a lo mejor habría que pensar en compensar por la demora al litigante mediante una sencilla reforma procesal que dijese que la sentencia estimatoria contra la Administración que se dictase mas allá de un año comportaría, de forma automática y como premio de consolación, un incremento de la cuantía obtenida del 20% por cada seis meses de demora ( o medida similar). De este modo, el ciudadano que se creyese asistido por la razón sabría que, al igual que algunos tele-pizzas dan gratis el pedido si se retrasan en la entrega, obtendría una jugosa compensación por el retraso. Las penas ( y las sentencias) con pan, son menos penas.

6. Lo preocupante es que en todas las sedes judiciales existe un bonito buzón de quejas y sugerencias en el que abogados, procuradores y clientes no depositan su queja por la lentitud de la justicia. ¿Será porque se ha aceptado la “normalidad” del retraso? ¿ O será porque el Ministerio de Justicia nunca indemniza por tal deficiente funcionamiento ya que el Tribunal Constitucional se ha limitado a decir que los retrasos judiciales son «deficiencias estructurales» y como tales no indemnizables? En fin, parece que ya es hora de que la alegoría de la justicia, con balanza y venda en los ojos, se vea retocada con una pata de palo renqueante porque al paso que va…

P.D. La idea de este post y la noticia que lo inspira procede de un hábil comentarista, Miguel Alvarez. Gracias.

33 comments on “La hora de las disculpas de los jueces por el retraso en dictar sentencias

  1. Contencioso

    Siguiendo el mismo orden:

    1.- Si alguien no está contento con el funcionamiento de la administración de Justicia pero no la ha probado sino que habla de oídas, por lo que le ha comentado su amigo fulanito, o la vecina del sexto en el ascensor, no me vale como crítica racional de nada. Al contrario, es una manifestación mas del mal endémico español -junto con la envidia, deporte nacional- de opinar y aún mas de pontificar sobre aquello de lo que no se tiene ni puñetera idea. Yo me abstengo de hacer comentario alguno sobre la sanidad o la calidad de los médicos porque no conozco el tema y no tengo elementos de opinión, pero cuando anteayer iba en autobús y oí a dos amas de casa camino del mercado poniendo de vuelta y media a un médico de la SS porque le había dicho a una de ellas algo con lo que no estaba de acuerdo, y opinando que todos los médicos son unos embusteros y no tienen ni idea, reconozco que me sorprendió que supieran mas que ese médico. Pero claro, son el «pueblo soberano» y todo lo que hagan o digan estará bien en esta democracia bananera que tenemos.

    2.- La «etapa anterior» no puede enterrarse, ni se enterrará nunca porque esa guerra civil y todo lo que hubo antes no son la causa, sino el efecto. Todo eso que ocurrió, lo que ocurre y lo que ocurrirá en el futuro es el producto de la mentalidad y forma de ser del español medio, que no sabe vivir sin un «enemigo» al que colocar enfrente para dar sentido a su propia existencia. Al haberme educado fuera del sistema español, es algo que veo muy claramente, y te recomiendo el libro de Josep Fontana «Europa frente al espejo» para entender un poco mas este fenómeno, que aquí llega al paroxismo.

    3.- Lo que el ciudadano entiende por justo es algo subjetivo, parcial y carente del fundamento jurídico alguno. No hay nada mas revelador que preguntarle a un ciudadano que clama «Justicia» qué entiende él por Justicia. Y cuando a continuación reconoce que no sabe definir lo justo ni la justicia, empieza a tener mas claro que a lo mejor las cosas no son tan sencillas. ¿Es justicia que te den la razón? ¿O lo quieres es que un Juez asuma la responsabilidad moral de que tu hagas lo que querías, y de ese modo te libras de aquella?

    En concepto que el ciudadano medio tiene de justicia es el linchamiento de los presuntos delincuentes (Basta ver cómo se agolpan a la puerta del Juzgado para intentar golpear al presunto responsable de unc aso mediático) sin previo juicio, la pena de muerte, cadena perpetua, la responsabilidad objetiva y por el resultado en materia disciplinaria y penal, etc. En definitiva, hacer lo que le pide el cuerpo, salir siempre beneficiado, y que los Tribunales se lo bendigan. ¿O es que tu has tenido clientes que quisieran otra cosa? ¿Has tenido alguno que litigara sabiendo que algo no le correspondía? ¿Y si es así, por qué litigar? Evidentemente, para ver si hay suerte de que el Juez pique, y te de lo que sabes que no procede. ¿Eso sí es ético? ¿Y justo? ¿No? Pues bien que se hace a diario. ¿Y esos mismos son los ciudadanos a los que tú quieres que se ajuste mas el servicio público de justicia? ¿No? ¿Entonces solo a aquellos que sí tiene la razón y no se les dá? ¿Y quien decide si tienen la razón para dársela o no? ¿Esos mismos ciudadanos? ¿Tú como abogado? Y entonces ¿Qué pintan los Jueces en todo esto si lo único que tu quieres es que refrenden lo que a ti te parece bien o mal?

    Si pretendes que los Tribunales de un Estado de Derecho Europeo se acerquen a eso, me parece perfecto, pero fundamento legal y jurídico no tiene ninguno. Para ese viaje no hacían falta las alforjas de cinco años de carrera de derecho, ni siglos de evolución jurídica.

    El que tanta gente recurra algo y vaya contra un criterio jurisprudencial no es en absoluto indicativo de injusticia. Casi todo el mundo recurre las multas por infracciones administrativas aunque sea mas culpable que Judas, en lugar de conformarse y aceptar que le han pillado, y bien que alega todos los formalismos habidos y por haber -sin negar, eso sí, el fondo del asunto-. ¿Son por eso injustas? Además, muchas veces es la ley y no la jurisprudencia que la aplica donde está el problema de «injusticia», y en esos casos el mismo ciudadano que clama (con razón) contra darle la vuelta a un precepto legal que le favorece, ahora clama que se le dé la vuelta al que le perjudica ¿Eso es la justicia popular?

    Y en cuanto al jurado, me alegra que saques el tema porque es muy interesante: No solo todo el que puede se excusa para no formar parte (Y lo se porque como decano en mi primer destino me tocaba resolver esas excusas) sino que además luego el comentario generalizado de los jurados es que no era tan fácil como parecía, y acaban cometiendo las mismas «barbaridades mediáticas» que los Jueces a los que tanto criticaban antes, viendo los toros desde el otro lado de la barrera.

    Saludos

  2. sed Lex

    Pues por el mismo orden continúo:

    1. Pues efectivamente, el pueblo es soberano gracias al art. 1.2 C.E.. Y la democracia (bananera o no) radica en ese gobierno del Pueblo y para el Pueblo. Entiendo que es discutible que siempre tenga razón, y desde luego hay grandes equivocaciones, sobre todo cuando actúa en conjunto o de forma masiva; o cuando es manipulado por alguien; o cuando carece de la más mínima formación, cultura, o sentido crítico; pero con todos los fallos que tenga el sistema es el mejor posible o al menos el que tenemos. Cuando me refería en mi punto primero anterior al ciudadano medio, lo que decía es que no tiene la misma idea de la Justicia que tiene la judicatura. Es lógico. Lo que ya no es tan lógico es que no se trate de aproximar ambas posturas. Y el ciudadano medio [otra de las ventajas de la democracia], puede con conocimiento o sin él opinar de aquello que le afecta, sea el médico o la judicatura. En el ejemplo que pones el médico falló al no saber explicarle a la ciudadana el porqué de lo que le había dicho; o a lo mejor era la ciudadana la equivocada. Pero si no un ciudadano, sino la ciudadanía cuestionara al sistema médico, éste tendría un problema. Y es que el Pueblo es lo que tiene, te criticará hasta cuando lo haces bien, pero cómo en la máxima de las empresas “siempre tiene la razón”.

    2. Y en relación con lo anterior, los españoles tenemos la forma de ser que tenemos. Y ya la teníamos así en el siglo XVI. Cambiarla no sé si será posible y desde luego será trabajo de la educación y de la sociedad para varias generaciones. En eso de que la forma de ser no cambiará nunca espero que te equivoques. Pero a lo que me refería con lo de que la etapa anterior no está enterrada [noticias al margen de desenterramientos y memorias históricas], es que en ciertos sectores como el ejército o la judicatura, todavía por algunos se siguen viendo con buenos ojos algunas de las maneras del antiguo régimen. Y eso unido a nuestra idiosincrasia “bananera”, pícara, etc. lleva a lo que lleva. Eso está mal en todos los campos, pero en Justicia está bastante más feo, por aquello de que “la mujer del César no sólo tiene que ser honrada…”. Sobre todo si queremos que las cosas cambien a mejor en lugar de tirar la toalla. Tendríamos que pensar qué mundo queremos que hereden nuestros hijos…

    3. En el último punto haces demasiadas preguntas y demasiado retóricas y metafísicas como para ponerse a contestarlas. Pero a lo que me refería es a que muchas veces la idea de la Justicia que puede tener un profesional del Derecho no tiene nada que ver con la que tiene el profano en la materia [que no sabrá explicarla, pero tiene el concepto de lo que le parece justo o injusto; hasta los niños tienen ese concepto]. Por supuesto que tratan de evitar el compromiso de ser jurados. Juzgar está mal visto (“no juzguéis y no seréis juzgados”) y más si conlleva una responsabilidad y un trabajo; y un miedo a equivocarse que es digno de un sentido de responsabilidad. Pero no se puede evitar que haya situaciones que no entiendan, cuando a veces no las entienden ni los que saben algo del tema. Que la gente recurra las multas de tráfico es consustancial a esa idiosincrasia ácrata que tenemos, que nos lleva a pensar que toda multa de tráfico es injusta porque lo que es injusto es la norma que no nos permita ir a la velocidad que queramos, por ejemplo. Es decir, no se percibe como injusto para los demás ir a 180 y poder provocar un accidente, sino que les multen, porque al cabo y al fin no ha pasado nada. Y sobre todo les molesta que les multen por ir a velocidad excesiva en aquellos puntos en que se ha fijado de una forma bastante arbitraria.
    Y además, si las recurren es por si cuela [porque a veces cuela], y eso no demuestra más que otra perversión del sistema.

    De todos modos ya decía Segismundo en La Vida es Sueño aquello de “ Nada me parece justo en siendo contra mi gusto”. Supongo que eso nos pasará un poco a todos. Pero, me refería a las situaciones sangrantes, que las hay, dónde se buscan los tres pies al gato. Y sobre todo cuando no nos afectan directamente, porque ahí perdemos la imparcialidad. De todos modos no creo que el que se agolpa a las puertas de los juzgados para linchar a alguien sea el ciudadano medio [o no lo quiero creer]. Desde luego, si lo es, en algo nos estamos equivocando todos.

  3. Contencioso

    Lo que pasa es que acabas en un discurso contradictorio, Sed Lex, porque empiezas en el punto 1 por el dogma del pueblo soberano (Que socorrido és, como en su época los fueron las designaciones para reinar o acaudillar por la Gracia de Dios, evitando con el sofisma la necesidad de explicación alguna) para decir que pueden hacer lo que quieran, y acabas en el punto 3 por reconocer que si le les deja hacer lo que quieran esto no va a ningún lado, y que hay que imponer la idea de lo injusto -como ir a 180- al sentir social de que no es injusto. O sea que si jurisprudencialmente se retuerce la norma para absolver a los que van a mas de 180, la judicatura se ha aproximado mas al pueblo, pero mira por donde, siendo injustos.

    Otro dogma divertido es eso de poner en un lado al pueblo, y en otro a la judicatura, como si nosotros fuéramos extraterrestres bajados de Marte o de un planeta ajeno para juzgar. La realidad es que somos tan ciudadanos como cualquiera, pagamos hipoteca, sufrimos los atascos, llevamos a los niños al colegio y sufrimos cuando se portan mal, etc., pero tambien una formación técnica y sobre todo una responsabilidad «de estado». Por eso el comentario sobre el Jurado, porque cuando a uno de esos «ciudadanos» lo pones a hacer de Juez, mira tu por donde acaba por incurrir en muchos de los defectos que nos achacas. Y lo que es mas, conozco bastantes compañeros procedentes de la abogacía e ingresados por el 4º turno que ahora actúan de manera bastante distinta cuando les toca juzgar, a lo que hacían y pensaban cuando se limitaban a pedir y esperar. Y es que es como lo del PSOE metiéndonos en la OTAN cuando llegaron al Gobierno; hay cosas que no gustan cuando no tienes capacidad de decidir, pero cuando se asumen responsabilidades, al final hay que hacer lo que hay que hacer guste o no.

    En cuanto a lo que queremos para nuestros hijos en el futuro, no se tú, yo lo tengo muy claro. Aprenderán idiomas como yo, y tendrán todas las facilidades que yo pueda darles para marcharse a estudiar y despues si quieren a vivir a un país mas serio como Alemania, Holanda, etc. en lugar de quedarse aquí.

    Saludos

  4. sed Lex

    ¿ Y por qué no emigras a Holanda o Alemania directamente? ;-), más que nada por facilitárselo a tus hijos.

    En fin, bromas a parte, lo del pueblo soberano no es un dogma, sino la base de la democracia. El gobierno es por y para el Pueblo. Y no hace falta retorcer las normas [y menos las objetivas, como lo de ir a 180] para favorecer al ciudadano, pero tampoco para perjudicarle, porque la Ley es la Ley, a pesar del sentir social. La multa por exceso de velocidad no gustará en propias carnes, pero todo el mundo sabe que es necesaria y nadie siente que es injusta cuando la velocidad está bien fijada; siente que es injusta cuando se pone “a pillar”. Como a alguien al que multaron por circular a 23 km/h en un lugar donde estaba limitado a 20, años ha. Como digo la Ley es la Ley, pero la forma de interpretarla o aplicarla puede variar, y eso es lo que nunca hay que hacer “de espaldas al pueblo”, parafraseando al personaje de Figuerola, doña María. A eso es a lo que me refería…

    En ningún sitio he dicho que los ciudadanos puedan hacer lo que quieran, pero sí que el pueblo es en última instancia quién decide y quién tiene la razón, aunque objetivamente vaya errado. Tampoco he dicho que los jueces no son ciudadanos, sino que están alejados del sentir general de la ciudadanía [paradójicamente el que más se aproxima a éste es el Juez Garzón, tan denostado por sus compañeros]. En fin, este país, con sus virtudes y sus vicios es el que tenemos. Yo no me planteo emigrar, ni desearía que lo tuvieran que hacer mis hijos, y considero que es un buen sitio para vivir, pero que tengo que luchar por intentar mejorarlo, o al menos no permitir que lo estropeen demasiado. Y en el corazón del bienestar futuro, junto con la sanidad o la educación, está una Justicia que realmente sea justa, social y progresista, y no la justicia cobarde que se ampara en la norma y la retuerce o se separa de lo que los ciudadanos desean [cuestión aplicable también a la política]. Y es que en el fondo todos estamos AL SERVICIO de los ciudadanos.

  5. Sevach

    Terciando en la cuestión. Creo que de los orígenes de la tensión entre «poder j judicial»(deliberadamente no digo,jueces, pues como bien dice Contencioso, los jueces son justiciables de igual modo que el funcionario es administrado cuando se relaciona con la propia o distinta Administración) y ciudadanos radica en algo muy sencillo.

    Partiré de que leyes y sentencias guardan la conexión de los vasos comunicantes. A mayor densidad y claridad de la Ley, menor espacio interpretativo queda para la sentencia. A mayor ambigüedad o lagunas, mayor espacio interpretativo y aplicativo queda para las sentencias.
    De ahí se sigue que cuanto mayor sea el margen de criterio judicial, mas cuestionables, opinables o criticables serán las sentencias.

    Por tanto, actualmente en mi opinión el gran mal radica:

    1º En el lamentable hábito de los Parlamentos por aprobar leyes políticamente correctas, de transacción política y por la confesa voluntad de dejar en el aire cuestiones espinosas. Cláusulas como el «sin perjuicio» son auténticas bombas de relojería, al igual que las endiabladas disposiciones transitorias y adicionales. Para ejemplo, el Estatuto Básico dl Empleado Público. Un buen proyecto de comisión técnica y alumbrado como Ley, un auténtico churro.

    2º En la lamentable técnica legislativa. Miles de leyes, muy dinámicas (nacen, se reproducen y mueren rápidamente), muchas fuentes (muchos cocineros arruinan el pastel), y además mal redactadas.

    El resultado son jueces con un poder que no querrían. Una cosa es interpretar la Ley para esclarecer el sentido armónico de la norma y otra muy diferente que los políticos cómodamente dejen al albur judicial cuestiones que podían y debían ser zanjadas por una ley expresamente (p.ejemplo, si los jueces tienen o no derecho de huelga). Lejos queda la «boca muda de la ley» de Montesquieu. Y es que el juez no puede abstenerse de resolver so pretexto de la insuficiencia u oscuridad de las leyes (el «non liquet», que como es sabido etimológicamente significa que no cabe el «no lo veo claro»).

    Saludos.

  6. William H. Rehnquist

    Amigo Contencioso: respecto a la comparación entre el papel de la judicatura en el sistema anglosajón y el continental, estoy totalmente de acuerdo contigo en que ambos no son comparables, porque aciertas de pleno en que el juez británico y americano crea precedente con sus sentencias (decir que «legisla» me parece un poco excesivo y jurídicamente no del todo correcto) y aquí el valor del precedente es poco más que nulo. Cuando comparo ambos sistemas lo hago para contrastar el papel que la judicatura ha tenido en ambos, y me explico: mientras en el sistema anglosajón el juez siempre ha sido un instrumento de control del poder público y de defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos, en el sistema continental es justo a la inversa, pues el juez era (y, por desgracia, en muchas ocasiones sigue siendo) un instrumento del poder en contra de los derechos y libertades de los ciudadanos. Y esta última aseveración ya habrás comprobado por mi anterior intervención que no es mía, sino de don Jesús González Pérez. Y creo que basta echar mano a cualquier repertorio de jurisprudencia para comprobar que en cualquier caso con una mínima (insisto, mínima) trascendencia política (y no tan política, como, por ejemplo, cuestiones de personal, asuntos donde aparece como parte algún alto cargo o autoridad) se suele emplear la técnica del «avestruz».
    Por cierto, el otro día encontré en Youtube un vídeo donde el Presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, John Glover Roberts jr, contestaba a preguntas de estudiantes de derecho. Cuando un estudiante le preguntó la razón de que la Constitución de los Estados Unidos dedicara tan pocas previsiones a los Tribunales, hizo referencia precisamente a esta cuestión: los Estados Unidos proviene de una tradición, la británica, donde el papel de los Tribunales está tan asentado que nada había que decir sobre los mismos. Recomiendo el enlace y estoy seguro de que Sevach lo encontrará muy didáctico, porque Roberts en un estilo muy claro, sencillo y ameno explica no sólo los fundamentos constitucionales del sistema judicial americano, sino aspectos adicionales como el funcionamiento interno del Tribunal, la forma de decidir los asuntos y otras cuestiones similares:

  7. Contencioso

    @Sed Lex,

    con la referencia a Garzón y el deseo de una Justicia «progresista» ya te has retratado. Me lo figuraba desde intervenciones anteriores, y ahora tengo la confirmación.

    Tú no quieres una justicia neutra y legal, sino comprometida políticamente con determinadas posturas ideológicas. No voy a negar que actualmente en la judicatura puedan imperar en muchos casos otras, pero tu no buscas el equilibrio, sino darle la vuelta a la tortilla.

    La farsa del socorrido recurso al lugar común del sentir popular se deshace de inmediato cuando dices que ese sentir popular tienen que aplicarlo Jueces progresistas, y admites con ello que quieres sencillamente retorcer la leyes en un sentido concreto. ¿Y qué hay de los millones de ciudadanos que no participan de ese supuesto «sentir popular»? ¿Y cuando la mayoría social no es «progresista»?

    Si hay un defecto ideológico que la izquierda moderna sigue arrastrando como una losa desde la época de Marx (Menudo progreso, abanderar ideas del S. XIX) es la recurrente manía de identificar la mayoría con el todo, y elevarlo a categoría de dogma incuestionable.

    La democracia es el Gobierno de la mayoría con respeto a las minorías en un marco de convivencia (Constitución). Y los Tribunales, por si no prestaste atención en derecho constitucional en la Universidad, son ante todo la garantía de los derechos de las minorías frente a los abusos de las mayorías de Gobierno. Asi que ya me explicarás cómo interpretar las leyes siguiendo un sentir mayoritario, cuando en la práctica eso supone acabar de pasar la apisonadora por encima de las minorías: La mayoría política ya tiene la ley a su servicio, y los límites a sus abusos frente a las minorías son sólo los Tribunales. ¿Y tú quieres también entregárselos?

    Bonita democracia la tuya…

    No me considero ni me he considerado nunca de derechas, no tengo fama de conservador ni nada parecido, pero la gente como tú es la que le dá a uno ganas de marcharse a otro país. Antes eran la Iglesia y el Opus Dei, ahora la nueva religión de muchos es el progreso, su dogma incuestionable la mayoría y su becerro de oro la urna. Revanchismo puro.

    @Sevach:

    Totalmente de acuerdo con lo de la desastrosa legislación actual y sus compromisos infumables. El EBEP 2007 es un ejemplo de libro de esa manía de legislar mal para no levantar ampollas, y acabar en realidad transfiriendo el problema a otro ámbito, el de la Justicia.

    Yo añadiría a esto la segunda parte de que además fomenta la politización de los Tribunales, porque el márgen legal que desgraciadamente existe cada cual quiere que se interprete a su gusto, y ahí se abre otra costura del sistema a fuerza de empujar. Aquellas lluvias trajeron estos lodos…

    @William

    Históricamente la justica puede haber tenido esos dos diferentes papeles que indicas en los respectivos sistemas, pero esto es algo que al menos en teoría acaba con la llegada de las democracias, en las que los Tribunales continentales se convierten en garantías para el ciudadano o minorías, como ya he explicado. No discuto que pueda haber quienes tengan esa mentalidad anticuada, entre los mas veteranos. Pero quienes como yo procedemos de una cultura ya democrática y Franco no es para nosotros mas que una referencia en el libro de historia, lo vemos de otra manera. Por lo demás, una característica de la judicatura durante el Franquismo que se ha comentado bastante y se puede leer en muchos manuales es que en general (No siempre, claro está) se tendió a refugiar mas en su carácter técnico, vocacional y cuasi-sacerdotal precisamente como reacción frente al entorno totalitarista existente. Y es ya mítica la forma en que la jurisdicción social fue haciendo interpretaciones muy beneficiosas al trabajador frente a la ideología oficial imperante. No olvidemos tampoco que el franquismo contaba con una ventaja importante frente a la actual democracia: Si una línea jurisprudencial no gustaba, se cambiaba la ley de la noche a la mañana y punto. Eso hacía que cada cual estuviera mas en su sitio, porque al poder políitico no le hacía falta presionar a la judicatura en lo mas mínimo ¿Para qué? Bastaba cambiar la ley, y ya está.

    Ahora, las dificultades de cambiar la ley y el asqueroso mercadeo que se lleva a cabo (Donde la modificación de un precepto en una ley procesal puede ser a cambio de una enmienda a una cuestión de telecomunicaciones) generan enormes dificultades y propician justo lo contrario.

    Saludos

  8. William H. Rehnquist

    Estimado contencioso:
    He leido atentamente tu post y, como siempre, creo que de este amable y amigable intercambio de opiniones puede surgir algo de luz, puesto que la razón quizá no está exclusivamente en ninguno de nosotros.
    No obstante, apunto sólo un dato: en los artículos que la Revista de Administración Pública dedicó a finales de los cincuenta a los orígenes del contencioso-administrativo en España (no recuerdo bien si era el de Fernando Garrido Falla o Alejandro Nieto) dejaban bien claro un asunto fundamental, y es que la opción de control de la Administración por los Tribunales o por la propia Administración era una mera cuestión de oportunidad, puesto que ambas eran una emanación de la potestad regia. Y esto se dice a mediados del siglo XIX (si lo estimas conveniente, puedo buscar y citar la fuente concreta), cuando al otro lado del canal de la Mancha la judicatura llevaba siglos, literalmente siglos oponiéndose al poder en nombre de los derechos ciudadanos (el célebre enfrentamiento del juez Edward Coke con el rey James I ante la pretensión de éste de avocar para sí el enjuiciamiento de cualquier caso extrayéndolo de la jurisdicción común) y en el otro lado del Atlántico la titánica labor de Marshall logró situar al Tribunal Supremo como institución clave en las garantías civiles.
    Acepto tu aserto en el sentido de que, con la llegada de las democracias, los Tribunales, y entre ellos los juzgados de lo contencioso, han reivindicado su papel de garantes de los derechos ciudadanos. Ahora bien, por razones de edad no he vivido esa jurisprudencia de los juzgados laborales en el tardofranquismo a la que haces referencia (aunque tengo conocimiento de la misma por los libros de historia y sé que incluso en el último Consejo de Ministros presidido por Franco se llevó el asunto de una sentencia laboral, que, por cierto, el entonces vicepresidente, catedrático de la materia, calificó de «jurídicamente impresentable»), pero echo de menos una reacción similar de los juzgados de lo contencioso en la actualidad. Porque (y de esto sí tengo conocimiento directo pues lo vivo día sí y día también) el respeto que en algunos juzgados se tiene a la Administración es tal que (y lo sé porque algunos funcionario de la administración estatal me lo ha confesado expresamente off the record) por ésta se considera a determinados juzgados como unas oficinas administrativas más.
    Que nuestra realidad es diferente al sistema anglosajón, no lo pongo en duda. Que los juzgados tienen en la actualidad un papel más garantista que tenían hace un siglo, tampoco cabe discutirlo. Pero creo que estarás de acuerdo conmigo en que tampoco es discutible que en determinados pronunciamientos determinados órganos jurisdiccionales no sacan a las leyes todo el partido que se les podría sacar, bien sea por temor o respeto hacia el poder, por la legítima creencia de que a la Administración debe concedérsele determinados privilegios o por cualquier otra razón.
    Un saludo muy cordial.

  9. sed Lex

    Otro intento Repetido, pues parece que se ha perdido con el anti-spam o similar:

    Contencioso, no me he retratado —como tú dices—, pero a lo mejor tú sí. En la referencia a Garzón yo no he dicho que piense como él o que esté de acuerdo con lo que hace [es sólo una conclusión tuya], aunque tampoco he dicho lo contrario; sólo he hecho referencia a que el pueblo en general le considera un buen juez, incluso reconociendo su tendencia al estrellato o sus tendencias políticas. Y si no echa un vistazo a la noticia que publicaba ayer mismo El País, que yo ya había leído, y a muchos de los comentarios de la misma, que es a lo que me refería:

    http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Van/elpepusocdmg/20090301elpdmgrep_1/Tes

    En cuanto a la referencia a la Justicia Social [. adj. Perteneciente o relativo a la sociedad] o progresista [1. adj. Dicho de una persona, de una colectividad, etc.: Con ideas avanzadas, y con la actitud que esto entraña. Apl. a pers., u. t. c. s.], el que has enseñado tus prejuicios eres tú, porque yo en ningún caso he dicho que tenga que ser socialISTA, ni de izquierdas, ni he hecho referencia a ninguna ideología [política] concreta. Creo que el hecho de que la Justicia se aplicara en pro de la sociedad y del progreso nunca puede ser malo.

    Los prejuicios nunca son buenos, pero en el caso de un juez pueden resultar nefastos [sin acritud 😉 ]…

    Por cierto, ni la Iglesia, ni el Opus Dei —u otros similares como Legionarios de Cristo o los Kicos— son cosas tan de antes como tú dices, sino que continúan bien actuales, incluso en algunos grupos asociados al nombre Francisco de Vitoria no muy lejanos de algún sector de la Judicatura, que ideologías personales y muy respetables al margen, quedan un poco feas en un grupo con otros fines.

    En fin, que empezamos hablando de cuál era la causa [y los efectos] del retraso y poca eficiencia de la Justicia y del consecuente efecto en su mala imagen, y acabamos en donde acabamos; así que por mi parte dejamos el tema. Creo que ya di mis motivos para decir lo que decía y no tengo nada de lo que avergonzarme. Cada cual que lea y juzgue.

    La Justicia de este país, por diversas causas, y cada uno ha analizado las que cree que influyen, está lejos de alcanzar el ideal y estándar que debiera alcanzar. Creo que, problemas estructurales al margen, todos debemos poner nuestro granito de arena en mejorarla, aunque muchas veces sea luchar contra molinos de viento. Hablar de ello no creo que sea nunca malo. Y ver las posturas de los demás siempre es enriquecedor.

    Un saludo.

  10. William H. Rehnquist

    Que se diga que «van a por él» (Garzón) es para morirse de risa. Porque (y pido disculpas a todos los usuarios del foro, pero es una opinión personal avalada tanto por el seguimiento del personaje como por lecturas sobre el mismo) el historial de dicho juez y de sus instrucciones es tan absolutamente atroz, lamentable e irregular que lo extraño es que aún continúe en la judicatura. Al menos tres personas le han acusado y por escrito (aportando datos y fechas concretas) de amañar testificales, de coaccionar a testigos para inducirles a manifestar lo que él (el juez) quería que dijesen e incluso de robar literalmente sumarios a compañeros, y ello por no hablar de la «sustitución» de resoluciones judiciales de una manera un tanto peculiar (véase, para más señas, el libro de José Díaz Herrera).
    Con todo el respeto posible, dudo que el pueblo considere a Garzón un buen juez. Al menos yo pienso que es un político frustrado que intenta colmar su ansia inmensa de narcisismo con contínuas apariciones en prensa.
    Sería lamentable y horroroso que los jueces en este país fuesen como ese sujeto. Afortunadamente y gracias a Dios, no es así.

  11. Nada tiene que ver con el hilo de este post, pero el sr Garzón, es socialista, fue candidato en ese partido y pretendió ser Ministro de Justicia y al ver frustradas sus pretensiones volvió al día siguiente a su puesto en la Audiencia Nacional. Es socialista (lo cual no es un pecado) pero se le ha visto el plumero muchas muchisimas veces. Un juez debe ser imparcial o procurarlo.

    Saludos

  12. Montserrat Rodriguez Fernández

    Muchas gracias por el Articulo, muy Instructivo. ¿De qué maneras se podria colaborar para evitar un contenciososo cuando las partes están de acuerdo y asi agiliar el proceso, ahorrando tempo y costes al sistema y jueces?. Gracias, Montserrat

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