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La pesadilla de la gripe porcina llama a la puerta de la Administración sanitaria

vacuna
Mientras el sol leonés de Julio calentaba a Sevach en su hamaca a la hora de la siesta ibérica, y posiblemente tras leer la noticia de la quinta muerte en España por la gripe porcina, tuvo un sueño….

Soñó que las señales de virulencia de la fiebre porcina o H1N1 como la bautizó la OMS, se habían convertido en realidad y la radio vomitaba mensajes tranquilizadores que, por lo insistentes, resultaban paradójicamente mas inquietantes….

Soñó que Septiembre 2009 había llegado y la vacuna obtenida todavía no había superado las pruebas, ni estaba disponible en España, y cuando lo estuviera por limitaciones de disponibilidad sería limitado a ciertos colectivos.

Soñó que mucha gente venía de vacaciones con resfriados sospechosos pero como buenos españoles si hay que ir al médico y pedir baja, habrá que hacerlo en período laboral…

Soñó que mucha gente optimista consideraba que los excesos veraniegos, con horarios alterados, cambios climáticos bruscos y alimentación desordenada constituían una coartada que explicaba ese molesto resfriado.

Soñó que el virus se reactivó con el frío de otoño y contó con tres aliados del mundo educativo: las guarderías ( donde niños comparten inocentemente sus virus), colegios (donde tradicionalmente los niñitos y niñotes comparten contacto, piojos y alientos ) y Universidades ( con Bolonia comenzaron antes el curso académico).

Soñó que los españoles se han comportado siempre bajo criterios de masas ( tan fieles a Ortega y Gasset sin saberlo, como el burgués gentilhombre) y frente a esa palabra tan bonita pero tan temible que es la Pandemia, se hallaron en la tesitura de la oveja gregaria: O aterrorizarse y presentarse en las Salas de urgencia con cualquier síntoma gripal, colapsando la sanidad; o bajar la guardia y frivolizar con la gripe, propiciando su extensión descontrolada. En ambas hipótesis la sanidad pública española mostró sus fallos.

Soñó con un escenario mundial donde la OMS, los Ministerios de Sanidad, las Facultades de Medicina, los grandes laboratorios farmacéuticos, la Unión Europea y todas las organizaciones con competencias sanitarias, ofrecían una imagen de aquelarre desorganizado, como diría Gabriel García Márquez, “como casa repleta de gallinazos y sin autoridad” .

Soñó con que había diecisiete Comunidades Autónomas con competencias en materia de sanidad y con una Conferencia sectorial convertida en una Babel donde unos Consejeros autonómicos eran alarmistas, otros prudentes,y todos pedían mas financiación para tomar por sí las medidas precisas.

Soñó con una Ley Orgánica de Medidas para la Salud Pública 3/86, de 14 de Abril que contempla medidas perentorias para epidemias limitadas a problemas de pacientes rebeldes al tratamiento o para situaciones de desabastecimiento de medicamentos, pero inadecuada para un fenómeno globalizado de gripe indómita.

Soñó con unos Juzgados de lo Contencioso-Administrativo con competencias para autorizar el internamiento forzoso de pacientes en caso de alarmas de salud pública, totalmente colapsados, y que se limitan a prestar un sello para conseguir que ciudadanos perplejos y alarmados, fuesen conducidos por la fuerza pública ( no menos perpleja y alarmada) a unos hospitales cuyas camas y medicamentos son totalmente insuficientes para esta población sanitaria sobrevenida.

Soñó con que, al igual que hoy día llegan pateras a las costas por sus propios medios, con seres humanos exhaustos, los hospitales recibían un aluvión de enfermos que llegaban por sus propios medios, a través de familiares, saltándose la atención primaria y la de urgencia.

Soñó con médicos y celadores convertidos en carceleros.
Una pesadilla. Una película de terror en que la Administración sanitaria pensada para tiempos de bonanza, no estaba preparada para atender la inundación de pacientes. El Estatuto del personal médico de 2003 con su sistema de control horario, turnos, jerarquías y especialidades, era una rémora para prestar atención sanitaria. Las Administraciones Públicas con sus pomposos sistemas, propios de tiempos de vacas gordas, para la atención al paciente, de la Inspección médica, actuaron como las gallinas con la cabeza cortada: corriendo sin saber hacia donde. Y los jueces poniendo sentencias sobre temas cotidianos mientras el mundo se hundía a su alrededor ( como los músicos del Titanic, tocando en pleno hundimiento).

Soñó que a nadie le importaba la Sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña; con que a nadie le interesaba el Estatuto Básico del Empleado Público, con que los trajes y bolsos regalados a políticos importaban un bledo…

Y entonces, Sevach se despertó y estornudó…

P.D. Lo dicho brota como preocupación, caricaturizada y extrema, de Sevach ya que las optimistas previsiones del Consejo Interterritorial de Salud sobre la disponibilidad de la vacuna a principios de otoño ( supeditada a negociación con laboratorios farmacéuticos), quedan bajo una duda razonable. En primer lugar, porque las últimas noticias de la OMS aplazan su disponibilidad al menos cinco meses, unido a que relativizan su eficacia. Y en segundo lugar, a la vista de este alarmante artículo, plenamente congruente con los que se manejan en la vecina EEUU, y recordemos que los españoles han seguido hábitos americanos no sólo en informática y móviles, sino en otros temas no tan festivos…. Y es que según la conocida fábula de Esopo, al mono no le tranquilizaba el consejo del sabio búho diciéndole según su ciencia que no había peligro en adentrarse en una caverna puesto que mas le enseñaba al mono que sus ojos habían visto al gorila salir corriendo de allí.

0 comments on “La pesadilla de la gripe porcina llama a la puerta de la Administración sanitaria

  1. sed Lex

    Sin trivializar la pandemia, sí que habría que relativizarla.

    Y es que todo en este mundo es relativo. En el mundo, cada año mueren dos millones de personas víctimas de la malaria, que se podría prevenir con un mosquitero, dos millones de niños y niñas de diarrea, que se podría curar con un suero oral de 25 céntimos, y sarampión, neumonía, enfermedades curables con vacunas baratas, provocan la muerte de diez millones de personas en el mundo cada año. Estas cifras no están contrastadas, pero son creíbles, y provienen de un mail que ha circulado por ahí que acusa a Donald Rumsfeld , que parece ser el principal accionista de Gilead Sciences, dueña de la patente del Tamiflú, de estar detrás de esta alarma y a Roche que es quien lo produce de fomentarla con ánimo de lucro.
    No sé si Rumsfeld estará detrás, pero es seguro que el miedo nos viene probablemente de esta campaña mediática entendible ante una enfermedad nueva y auspiciada desde los poderes económicos para que no se hable de otros temas más sensibles [léase crisis económica].
    Y a ver quién no se asusta cuándo le dicen que muere gente joven y niños, con buena salud y en países desarrollados (ahí es dónde más nos duele). Sin embargo las cifras de muertes que se esperan, en principio y salvo agravamiento nunca del todo predecible son similares a las de la gripe estacional [que nunca la hemos considerado uno de nuestros principales problemas] y la vacuna puede estar disponible para evitar la debacle.

    Es importante relativizar la pandemia y la enfermedad en sí, pues lo contrario creará una psicosis mucho más nociva, en la que la gente se pegará por las mascarillas y las vacunas [que ni siquiera sabremos si están suficientemente contrastadas] y evitará comer fuera; el camarero que te sirve el café o el tendero de la charcutería serán sospechosos y no podremos comer [tranquilos]; andaremos con guantes de latex y miraremos mal a cualquiera que estornude; retrasaremos los colegios y no tendremos dónde dejar a los niños, con lo que se masificarán en ludotecas o similares, o los padres tendrán que dejar de trabajar para cuidarlos,… Y todo por cifras parecidas de muerte a las de otras muchas enfermedades, pero eso sí mucho más divulgadas, y —lo que es peor— sin que dicha psicosis suponga ni un ápice en la mejora de la prevención, como podría suponerla el lavarse las manos [aunque ya es difícil mentalizar incluso a los manipuladores de alimentos].

    Lo dicho, nadie tiene la bola de cristal que prevea el futuro sobre esta pandemia, pero no estamos en 1918 en cuanto a nivel de higiene y asistencia, y seguramente la cosa no sea tan grave [salvo para el que le toque] desde un punto de vista poblacional.

    Esperemos que no sea necesario aplicar la Ley Orgánica 3/1986; al menos no a gran escala…

  2. Ciertamente es muy dificil calibrar el grado de peligro real que representa la pandemia. Y entiendo que así sea, y sin perjuicio de la gravedad que puede finalmente acabar teniendo la gripe A, también es cierto que existen motivos más que suficientes para desconfiar de la «limpia, altruista y benefactora» prevención por los poderes públicos, y los intereses a quienes estos sirven.

    Hemos vivido estupefactos a las impunes acciones de la administración norteamericana los últimos 8 años, y a sus invasiones imperiales en paises como Irak, lo que yo me atrevería a calificar de verdadero «intervencionismo económico», habida cuenta del resultado final y los pingües beneficios de las concesiones de explotación. No parece que los métodos de derrocar gobiernos de la C.I.A. propios del mundo de bloques, hayan cambiado mucho en sus técnicas, aunque eso sí es cierto, al menos se han refinado. Ahora en lugar de unas opacas siglas podemos señalar a un presidente como responsable. Con una deslegitimación tal de los EEUU en política internacional, la elección de un presidente negro y una mujer como líderes era un más que necesario lavado de cara (veremos en lo que queda).

    Ahora bien, ¿a quien sirven nuestros mandatarios?¿en qué piensan cuando definen el interés de la nación y del mundo? ¿persiguen realmente el interés del pueblo y mejorar el mundo?

    No dudo que que lo intenten, aunque sí mucho de que lo consigan. Y dudo de ello precisamente por toda la larga lista de «maldades» que enunciaba sed Lex.

    Donde quiero ir a parar finalmente es en la verdadera dificultad que supone «confiar y creer» en unas autoridades que a veces a escondidas y otras veces a plena luz, mienten y engañan. ¿y ahora? ¿que hacer? ¿Creer o no?

    Por supuesto el negocio, de existir, está bien pensado. Ningún dirigente cabal dejaría de comprar ingentes cantidades de Tamiflú o sucedáneo, para sus preocupados electores, con dinero público. Sería una verdadera imprudencia. Y nadie podrá reprochar a este dirigente que lo haya hecho ya que sea cual sea el resultado final (la gravedad o no del virus), la prevención y o en su caso la efectiva sanación por ingesta del fármaco son dos opciones del todo deseables y exigibles.

    Así pues una parte del problema, sumado al autoengaño o infravaloración de la enfermedad, inherente al espiritu de supervivencia de la especie, es la confianza en nuestros políticos y su transparencia.El virus pone de manifiesto muchas debilidades, las primeras de orden democrático.

    Desde luego no es momento el actual, con septiembre a la vuelta de la esquina, el más indicado para desconfiar, pero como mínimo uno se siente tentado a hacerlo, especialmente por una razón. Esta razón es el escozor y dolor que tememos sentir y que sin duda sentiremos todos los que creemos en la democracia, cuando, en caso de constipado, veamos sustituidas las prioridades de la agenda política, sin siquiera un ejercicio de reflexión pública sobre lo ocurrido. No sería la primera vez.

  3. Fernando

    Sólo una reflexión para dudar del origen natural, espontáneo y cíclico de esta pandemia: Mientras que la expansión del virus de la gripe aviar H5N1 entre 2002 y 2005 contagiaba e incluso mataba a humanos y aves por igual, ¿cuantos cerdos están enfermando/muriendo ahora con este H1N1 que nos dicen que tiene precisamente origen porcino? Curioso, ¿verdad?

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