Sobre los empleados públicos

Elogio de la mas dulce de las corruptelas administrativas: ¿cómo va lo mío?

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Mientras el sol bañezano caldeaba el ambiente, Sevach y tres de sus más lúcidos amigos ( el síndico Antonio Arias, la multiasesora Ana Caro y el abogado Juan Manuel del Valle Pascual) dieron buena cuenta de una artesanal parrillada de costillas y chorizos criollos, acompañada de una espectacular ensalada de tomate y lechuga, todo bien regado con vino del Bierzo. Esa misma mañana, Antonio Arias había intervenido hablando en Radio Nacional sobre corrupción urbanística y declaró algo tan claro como cierto: “ Si usted le pregunta a cualquier taxista madrileño por la opinión que le merece la gestión municipal, le responderá vehementemente considerando corruptos a todos los concejales sin excepción, pero no obtendrá respuesta si le pregunta por las pruebas de tales chanchullos”.

Y es que, ciertamente, la corrupción (palabra que etimológicamente evoca literalmente el “romper” la confianza, y el más expresivo de “putrefacción”) es como la infidelidad en la pareja: todo el mundo sabe que hay mucha más de la que se conoce, y la que se conoce no resulta fácil probarla sin la ayuda de alguno de los propios implicados.

1. Ahora bien, al hilo del análisis de la corrupción burocrática, resulta que al igual que la infidelidad, admite grados, e incluso situaciones de tolerancia o impunidad. En efecto, parece que en la cúspide de las perversiones administrativas estaría el cohecho (fin ilegítimo mediante precio o soborno), un par de peldaños abajo estaría la clásica recomendación (mas venial, pero reprochable si se orienta a obtener un beneficio a costa de terceros, p.ej. oposición para amigo) y en la misma base estaría una práctica tan extendida como humanamente irreprochable que Sevach bautizaría como el “vistazo del amigo funcionario”. Se trata de eso que todos, incluido Sevach, hemos practicado alguna vez, y que pasamos a explicar.

2. Cuando hay que tramitar un asunto administrativo, ante Ayuntamiento, Consejería o Delegación Ministerial, o ente público (sanitario, recaudador, etc), pese a que hoy día los procedimientos se impulsan de oficio en todos sus trámites y la propia Administración se encarga de notificar el resultado, la prudencia de todo ciudadano le lleva a intentar contactar directamente con alguien que trabaje en esa misma o próxima dependencia (amistad, familiar o conocido). No se trata de provocar un acto ilegal, ni siquiera injusto: lisa y llanamente se trata de comentarle que se ha formulado una solicitud, denuncia o alegación y que agradecería que tan pronto se resuelva, tener noticia del desenlace. De nada sirve saber que el procedimiento sigue su curso con fuerza propia y que se notificará puntualmente la resolución (positiva o negativa).

3. Podrán rasgarse las vestiduras y aludir los puristas e inquisidores a “tráfico de influencias”. Podrá decirse que se está utilizando un “enchufe” burocrático. Podrá incluso esgrimirse la Ley de procedimiento para señalar que existe un cauce formal de conocer el estado de los asuntos y de notificarse. Pero, dígase lo que se diga, nadie renuncia a este sencillo “boca a oreja” , del vasallo al paje del rey, sencillamente para saber de primera mano cuales son las evoluciones del escrito. ¿ O acaso nadie, teniendo algún amigo examinándose en unas oposiciones, no ha telefoneado o tomado un café con un funcionario, sencillamente para rogarle que tan pronto salgan las calificaciones, le informe?, ¿nadie ha cumplimentado laboriosamente una instancia y acumulado la documentación, y al presentarla en ventanilla, ha experimentado un alivio existencial al saludar a otro funcionario conocido suyo que por allí deambulaba, y al que le ha informado de pasada de las cuitas que le ocupan?,¿ nadie ha optado por telefonear a un funcionario que a su vez es amigo de otro funcionario que tramita determinados asuntos, para consultar un determinado trámite, pese a disponer de una Oficina de información accesible?, ¿acaso una autoridad o político de alto rango cuando tiene que enfrentarse a un trámite burocrático como el común de los mortales, no opta si es posible por el encargo oral a alguien de su confianza para que sencillamente esté tutelada la tramitación hasta su desenlace?, ¿cuantos ciudadanos reconocerían honradamente que gracias a un amigo funcionario determinado asunto no quedó en vía muerta por una sencilla explicación oral para subsanar una deficiencia formal?…

4. Pues bien, este “vistazo amigo” cumple una triple función positiva. Tres en uno.

Primero.- El ciudadano solicitante se queda mas tranquilo (al fin y al cabo ha hecho lo posible y tiene un “garganta profunda” en el laberinto administrativo).

Segundo.- El funcionario “tocado” se siente útil ya que puede hacer un favor sin cometer ilegalidad alguna ( basta un paseito hasta el despacho en que se tramita o una llamada telefónica de compañero para enterarse de primera mano por el estado de la cuestión administrativa consultada).

Tercero.- La Administración se humaniza. El monstruo tiene cara amable. El monstruo tiene una gatera por donde el ser humano puede asomarse a los archivos y despachos.

5. Y demos gracias para que dicha práctica dure muchos años, y ningún político de “alta cuna y baja cama” tenga la ocurrencia de expedientar a los funcionarios por hacer sencillamente que todo funcione mejor.
Como curiosidad o divertimento, y ya que estamos en verano, Sevach recuerda que en materia de corrupción, hasta el lenguaje es claro, como se ve en este conocido palíndromo, que nótese se lee lo mismo al derecho que al revés: SON ROBOS O SOBORNOS. Gran verdad.

0 comments on “Elogio de la mas dulce de las corruptelas administrativas: ¿cómo va lo mío?

  1. La verdad es que para hablar de corrupción nada mejor que un buen ataque a los «chorizos«, aunque sean criollos. Y de la corporación (dermoestética) ¿que decir? que todo indica que «hay tomate«, con lechuga, claro. Todo ello, con vino tinto, del excelente color de los billetes de 500 euros.

  2. Maximilien Robespierre

    Por la dieta no os preocupeis, el buen vino del bierzo y el tomatito de Almeria con lechugita, hacen desaparecen como por ensalmo los efectos de los chorizos y demas viandas «non sanas»

  3. Pido un apartado en este misma página (o la creamos) con recomendaciones para comer, escaparse y en definitiva disfrutar de la vida…que de esto los funcionarios también sabemos un rato. Salud!

  4. nicolás

    Totalmente de acuerdo, un vez más Sevach… El Alcalde que me ha tocado en gracia, por ejemplo, otra cosa no, pero a lo que dedica su esfuerzo diario es a que «salgan» con inusitada rapidez las licencias de obras de sus vecinos, y especialmente a unas se dedica con más ganas que a otras… Qué casualidad ver entre los técnicos que firman los proyectos o direcciones de obra a personal muy muy afín al Sr. Alcalde… Tenemos que paralizar los servicios municipales para informar esas licencias, y luego todos los demás asuntos que sigan su curso… Qué casualidad también que las denuncias de molestias de algunos vecinos (ruidos, etc.), ésas se paralizan por orden y presión del Sr. Alcalde…
    El ser humano no ha cambiado tanto desde la Edad Media hasta aquí… Y es que los vecinos-vasallos siguen votando y quieren eso…

  5. Pues lo dicho: «Al amigo, el culo. Al enemigo, por el culo. Al indiferente, la legislación vigente».

  6. Creo que está en la naturaleza humana el actuar (o tratar de actuar) de este modo. No sólo pasa en la Administración, pasa también en cualquier otro tipo de instancia.

    No tiene la misma repercursión desde el punto de vista jurídico el que obtengamos un trato de favor de la banca o de una empresa privada a que lo obtengamos de la Administración Pública, está claro….pero los mecanismos y pautas de comportamiento son bastante iguales.

    Pasa, y mucho, en la banca…¿quién no es cliente específicamente de un banco o caja de ahorros y no de otro u otra simplemente porque conoce a alguien de dentro de esa institución financiera?…Y ese alguien -generalmente- ni nos va colar, ni nos va dar mejores condiciones en la hipoteca, ni nos va a quitar las comisiones, ni nos va dar más regalitos que a otro cliente de similares condiciones a las nuestras.

    ¿Quién no elige llevar su automóvil al taller o concesionario oficial de un amigo o de un conocido, o donde trabaja cualquiera de ellos?

    ¿Quién deja de recurrir como mínimo a informarse con conocidos (de dentro) cuando tiene que escolarizar a uno de sus hijos y opta a varios centros educativos (públicos o privados)?

    ¿Quién no se alegra de encontrar una cara conocida cuando entra en un centro sanitario (público o privado) por cualquier dolencia? Creo que esto es inevitable. Nunca olvidaré lo tranquilo que me quedé cuando iban a operarme y en la mesa de quirófano (justo antes de que me hiciera efecto la anestesia) recibí el saludo y las palabras de ánimo del anestesista (yo no sabía dónde trabajaba y ni me acordaba de él), íntimo de un hermano mío.

    No tiene porqué pretenderse en ninguno de los casos antes referidos obtener prevenda ilegal o injusta, se busca las más de las veces el encontrar una cara amable (que en la inmensísima mayoría de los casos ni debe ni quiere ni puede «echarnos una mano» más allá de lo legítimamente posible) ante un trámite o situación que nos inquieta…

    Conociéndose estas circunstancias propias de la naturaleza humana, y para evitar abusos e incumplimientos normativos, en la Administración Pública no debe olvidarse ni obviarse la vigencia del Artículo 74.2 de la Ley 30/1992, instaurándose medidas de control -e incluso disciplinarias- en aras a su cumpliento.

    «En el despacho de los expedientes se guardará el orden riguroso de incoación en asuntos de homogénea naturaleza, salvo que por el titular de la unidad administrativa se dé orden motivada en contrario, de la que quede constancia. El incumplimiento de lo dispuesto en el párrafo anterior dará lugar a la exigencia de responsabilidad disciplinaria del infractor o, en su caso, será causa de remoción del puesto de trabajo».

  7. El indiferente

    Desconozco el derecho, pero pensado lo que decís, es de buen ciudadano ser agradecido con el que te coge el teléfono, te consulta una gestión, te informa, te ayuda en un trámite, te quita una pena…

    Y qué menos que dejarle una nota o hacer un post de agradecimiento o mandarle un christmas en navidad o unos bombones, o una botella de vino, o comprarle unos trajes… ¿No?

    Sin duda cada día el ciudadano con funciones se siente más útil y hasta se vuelve más eficaz.

  8. vestidita de rosita

    ehhhhhhhh para participar en esas comidas y sobremesas con vosotros ¿qué hay que hacer?………………ajjajaj por fa, yo quiero estar ahí…

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