Crónicas administrativistas

De hostelería, tostones y consumidores burlados

tostonasado

El pasado domingo Sevach en la noble ciudad de Salamanca se lanzó a cumplir el ritual propio de tal peregrinación, consistente en regalarse el cuerpo con tostón asado y vino de Toro, situación idílica que curiosamente reclamó la presencia del Derecho.

Así, en los aledaños de la bellísima Plaza Mayor, en una de las estrechas calles sembradas de restaurantes, un enorme cartel indicaba claramente el Menú del día, por un total de dieciocho euros, con indicación de cinco primeros y cinco segundos, pan, vino y postre. Dentro de los segundos platos se indicaba como opción “ Tostón” y si se levantaba la vista sobre la cristalera se ofrecía la Carta del Restaurante, fuera del menú, que de forma destacada indicaba y explicaba: “ Tostón (lechón asado)”.

Así las cosas, Sevach y su familia, consiguieron sitio en el local (por cierto bien decorado y con amables camareros). Sin embargo, a partir de ahí empezaron las disfunciones.

1. En primer lugar, los cinco primeros y cinco segundos platos ofertados, se convirtieron por arte de birli-birloque en tres primeros y tres segundos, pues según explicó el camarero ya no quedaban las otras opciones (lo que resultó llamativo para Sevach teniendo en cuenta que apenas eran las dos de la tarde y el comedor estaba prácticamente vacío).

2. En segundo lugar, el “tostón” según indicó el camarero, era “ cuchifrito” con lo que la referencia del menú a “Tostón” en el interior del local se volvía “cuchifrito”. La diferencia no es baladí y para avisar a los lectores de que no les den “cuchifrito” por “tostón asado” (gato por liebre) hay que tener en cuenta que una cosa es el cerdo en trocitos churruscados o fritos, normalmente acompañado de patatas también fritas (cuchifrito) y el tostón en piezas asadas en horno de leña, normalmente acompañado de ensalada o patatas panadera. No coincide la forma (troceada – cuartos) ni la elaboración (frita – asada), ni la compañía (patatas fritas-patatas panadera/ensalada), ni la presentación (achaparrada y dispersa- sólida y concentrada), ni tampoco las garantías (el cuchifrito puede disfrazar un cerdo veterano –mas de tres meses- o en el mejor de los casos lechón – menos de tres meses y más de tres semanas; en cambio, el tostón asado a simple vista permite comprobar su carácter lechal, esto es, alimentado con leche materna y de edad inferior a tres semanas). En fin, para gustos hay colores, pero bueno sería que la publicidad de la hostelería lo aclarase sin barrer para casa, máxime en un lugar donde lo típico es justamente tan noble plato.

Lo curioso, dicho sea de paso, es que el Diccionario de la Real Academia, define la palabra “Cochifrito” sin mención del cerdo en los siguientes términos: « Cochifrito. (De cocho, part. irreg. de cocer, y frito). 1. m. Guisado, muy usado entre ganaderos y pastores, que ordinariamente se hace de tajadas de cabrito o cordero, y después de medio cocido se fríe, sazonándolo con especias, vinagre y pimentón».

3. En tercer lugar, el “vino” incluido en el menú sin mayores precisiones en el cartel exterior, se convertía en el interior en “una copita de vino”, expresión del camarero que provoca la natural alarma tanto por el diminutivo (copita) como por el singular (una), lo que evoca tintes de racionamiento que alejan al comensal del disfrute de la comida.

4. En cuarto lugar, y teniendo en cuenta que Sevach tenía antojo de tostón asado (unido a lo laborioso que resultaría retirarse una vez sentados y con dos sillas de bebé aparcadas en el local), optó por pedirlo de la Carta, donde figuraba a 15 euros por la ración, unido al estupendo vino Colegiata por 12 euros la botella, pero curiosamente a la hora de pagar ambos precios se incrementaban con el IVA, detalle que figuraba minúsculamente indicado en un lateral de la carta, mientras los precios sin IVA se ofrecían de forma prominente. O sea, el reclamo no se detenía ni a la hora de exponer el precio.

En definitiva, que por mucho que se aprueben Leyes de Protección del Consumidor y existan oficinas municipales de tutela del consumidor y Agencia autonómicas para velar por la seguridad y buena fe del usuario, queda mucho camino por andar. Hay hosteleros serios y responsables, y hay hosteleros que tienen un pícaro dentro (cosa lógica en tierra del Lazarillo de Tormes, aunque Sevach se ha tropezado con casos similares en toda la geografía nacional), y si además como en el caso de Salamanca, los comensales suelen ser turistas de paso, pues los pequeños trucos funcionan, y lo importante para el hostelero es conseguir con un reclamo engañoso atraer clientes, aunque no vuelvan. Por eso, igualmente importante es que el usuario tras darse cuenta de la publicidad engañosa, venza la pereza o vergüenza de levantarse e irse sin comer, e incluso que pida las hojas de reclamaciones, cuya sencilla cumplimentación (y deber de facilitarlas del hostelero) permitirá que en el futuro se preste mas atención a otros clientes. La paradoja es que buena parte de esos hosteleros que juegan al engaño o fraude en el servicio, son los primeros en reclamar cuando son clientes de otros establecimientos.

P.D. Sevach no indica el nombre comercial del local puesto que siendo práctica generalizada en la zona el jugar con menciones engañosas en los carteles anunciadores, sería injusto crucificarle mientras otros salen impunes. Y sobre todo porque, como es de bien nacido ser agradecido, lo cierto es que en el plano de atención al cliente, los camareros fueron extremadamente amables (cuando hay bebés se agradecen las atenciones hosteleras a la hora de aparcar las sillas correspondientes). Sin embargo, justo es plasmar la crítica y poner de relieve que en el mundo del Derecho Público y en el Derecho Sancionador hay muchas pequeñas triquiñuelas que afectan a muchos y que resultan impunes.

0 comments on “De hostelería, tostones y consumidores burlados

  1. Alvaro

    En verano se agradecen estos refrescantes comentarios gastronómico-jurídicos.gracias,sevach

  2. ¡Menos mal que te leí con el estómago lleno, porque el artículo está riquísimo!.

    Esos pequeños engaños a los consumidores son continuos en muchos hosteleros, y no terminan de cortarse esas prácticas precisamente porque no reclamamos.

    Creo que el mejor arroz de marisco que he comido en mi vida fue en una restaurante de la costa alicantina…En la publicidad exterior del establecimiento anunciaba ese plato a un determinado precio, con esta mención «arroz de marisco para dos, XXX euros».

    A la hora de pagar te indican que el precio es sin IVA y por comensal, que el para dos es el mínimo número de comensales para el que se prepara.

    No hay más remedio que reclamar, aunque nos hace pasar un mal rato que no siempre nos compensa.

  3. Estimado colega: Ya Baltasar del Alcázar abordó ha siglos la relación entre puercos y leyes (¡Vive Dios, que se podía poner al lado del Rey puerco, Inés, a toda ley, que hinche tripa vacía!).

    Por eso, en homenaje merecido, podríamos decir que a veces, en las buenas tabernas -como la de Alcocer- con el negro beber… se acrecientan los candiles, y que quizá fuere esto de lo que te quisiere preservar el sabio tabernero (amén de que las digestiones pesadas sean también un claro peligro, máxime todo ello en estos tiempos del carné por puntos y con dos churumbeles a tu cargo). ¡Si en el fondo aún le has de estar agradecido!

    Frente a esas prácticas oportunistas y poco profesionales que destacas muy buen recurso es el de pedir las Hojas de Reclamaciones, incluso levantándose y yéndose del local a probar fortuna en otro. Pero… ¿Y qué hacemos si en el segundo destino topamos con el mismo problema, cosa nada difícil? Reclamar no sacia el apetito, especialmente cuando el reloj avanza a contracorriente.

    Desde luego, fue acertada y sabia tu decisión, sobre todo por ser acorde con el aforismo apócrifo « […] pero cenemos Inés, si te parece primero».

  4. vestidita de rosita

    Pues creo que es algo de mayor calado que las meras reclamaciones; se trata del Turismo, primera fuente de ingresos de este País.

    En la zona donde vivo, las vacaciones para muchos que nos visitan de dentro y de fuera, son un auténtico calvario.

    Playas sucias, llenas de algas, con aguas espumosas, en muchos casos con grandes bancos de medusas, sin aparcamientos, atascos que obligan a derivar el tráfico a otras ciudades colindantes, hoteles y apartamentos extremadamente ruidosos, restaurantes con publicidad engañosa………y por mucho que Ayuntamientos y Autonomias se esfuercen en dictar ordenanzas los primeros y leyes los segundos, si ni unas ni otras se cumplen, entonces ¿para qué sirven?.

    En Valencia la Conselleria acaba de dictar una orden, por la cual exige que los apartamentos que se destinen a alquileres turisticos deberán cumplir una serie de dimensiones mínimas…. (me pregunto cómo se deslindará un alquiler turistico de otro sometido a la Ley de arrendamientos urbanos)…

    ….Y con aquellos ya construidos en los que dichas exigencias no se cumplen ni se cumplirán nunca, ¿qué harán?……prohibir el alquiler a turistas??????………..

    El Turismo no se hace con ordenanzas y leyes que no se cumplen, sino con una concepción de altura sobre nuestro mayor negocio colectivo.

  5. policia local

    A mi me ocurrió algo similar pero esta vez fué en Portugal, mas concretamente en Bragança. Mi mujer y yo pasamos la frontera por Sanabria en una jornada motera memorable (con refrescante baño a la vuelta en la piscina fluvial del pueblo de Sanabria). Llegamos a Bragança a la hora de comer y nos adentramos en un establecimiento muy acogedor que llamaban «Adega» o algo así. Era ante de la entrada del Euro por lo que ellos cobraban en su moneda (¿era el peso portugues,…. no?) y yo no tenía mas que pesetas, así que pregunté si me las aceptaban como pago y me dijeron que sí, ya que no tenían forma de cobrar de la tarjeta (luego se entenderá por qué). Como era una visita de un día ni siquiera me informé de cual era el tipo de cambio de la moneda y, confiado pedí la carta. En ella, como es lógico figuraba el chuletón de carne de ternera de la zona (por otro lado expléndidamente valorada junto a la ternera gallega y la asturiana);en dicha carta figuraba el precio en pesos que venía a ser 3/4 de la peseta (1 peso=0,75 pesetas).Cuando pedí la cuenta me trajeron el tiquet de caja en el que figuraba la cantidad: 5000 nada mas y yo les dí un billete de 5000 pesetas, no devolviéndome ellos nada y dándome las gracias con un gesto de «operación terminada» y como yo todavía no sabía el tipo de cambio, con algo de cara de estúpido y algo mosca me fuí. al llegar a la patria chica lo primero que hice fué comprobar que mis temores eran fundados, ….me la habían colado con lo que parecía una práctica habitual de la hostelería portuguesa para con los visitantes españoles, jugarles la carta del tipo de cambio de la moneda y pillarles fuera de juego, con la consiguiente ganancia; era como una especie de impuesto revolucionario por ir de «grandones».
    Empezaba yo por esa época a navegar por internet y, ni corto ni perezoso , me puse en contacto en portugues chapurreado con una especie de oficina de consumo, que pertenecía a algo así como al Ministerio de Asuntos Exteriores quien, me dió un trato exquisito,contestándome por carta y por e-mail a cada paso que daba una especie de procedimiento judicial abierto con pruebas, contestaciones a las alegaciones, etc. Al final triunfó la presunción de inocancia de la hostelera y archivaron el caso pero me consolaban diciéndome que ya se acercaba el Euro, con lo que ese problema desaparecería y que iban a dejar una ficha abierta de ese establecimiento por si se daba de nuevo la misma circunstancia. Yo no quería que me devolvieran el dinero, lo único que quería era que, al menos no se riera de mi impunemente y creo que, gracias al procedimiento ¿judicial? seguido lo conseguí. En todas partes cuecen habas

  6. Macanaz

    La verdad es que en Salamanca solo he comido bien en un sitio muy muy tradicional. Es de esos sitios en los que no hay sorpresas ni para bien ni para mal. Tampoco es que haya ido a muchos sitios en salamanca pq era mi etapa de estudiante manteista y, claro, como mucho quedabamos a la salida de las clases de Pepe Pinto, Eusebio, la Cuqui o algun otro y tomabamos unas cañas por la rua . ¡Que tiempos!

  7. Pues que raro!

    publicidad engañosa? Lazarillos entre los hosteleros? bueno bueno…no me lo puedo creer….. 😀

    Sinceramente, si todos los clientes, reclamaramos nuestros derechos como merecemos, los comerciantes, hosteleros…y compañia…se pensarian muy mucho, el intentar estafar, engañar, o beneficiarse de los demas.

    Un saludo. Me gusto el articulo.

  8. camboral

    Lo curioso no es la existencia de leyes, a mi juicio bastante suficientes para la defensa del consumidor que se quiera defender, sino la existencia de inspectores de consumo que son ciegos (nunca leen esas cosas), paraliticos (no salen de sus despachos a vigilar), y a menudo sordos frente a las quejas de los ciudadanos, ya que no se trtaa de que cada consumidor se convierta en Robin Hood y pelee por sus derechos (con lo que cuestan los abogados) sino que eso seria innecesario si tales vigilantes publicos cumplieran con su deber en los restaurantes, en los anuncios de las agencias de viajes, en las compañias aereas (Ryanair tiene condiciones superabusivas en sus billetes y erre que erre), etc., asi que ¡¡ hay que protestar !!

  9. sed Lex

    Lo que no entiendo es como un inspector de consumo puede comprobar prácticas como las que denuncia Sevach, ni en una inspección rutinaria, ni siquiera cuando va a comprobar una denuncia de este tipo.

    En todo caso, cuando llegue el inspector al que le llegue la reclamación, será la palabra del reclamante contra la del hostelero, que por supuesto lo negará y dirá que lo que pasa es que no quería pagar o algo similar. ¿Qué hace un “juez” en este caso, sobre todo cuándo no hay otro medio de prueba?. En fin es más complicado de lo que parece… A lo mejor lo que había que hacer era llamar a la policía para que lo comprobara en el momento y con todos los elementos en la mano, pero esto no se hace; normalmente no se hace nada o como mucho se pone una reclamación, que si es única se convierte en un trámite estéril, sobre todo cuando no va acompañada de otras pruebas…

    No es cosa de que lo compruebe el inspector, ya que es prácticamente imposible en el caso de Sevach (no así en el de Ryanair, que declaras), sino de que las reclamaciones fueran más frecuentes… De ese modo a la empresa no la beneficiarían estas prácticas ya sólo por las molestias e imagen que le iban a dar y una serie de denuncias continuadas tiene otro peso a la hora de valorar si los hechos son reales.

  10. Pregunto…se puede llamar noble plato al que para confeccionarlo, exige la brutalidad de matar animales de menos de tres semanas ??

    xD
    A veces parece que los humanos hemos olvidado pensar y sentir.

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