Humor y Administracion

Cuento de invierno para opositores a funcionario

Tras tres años de duras oposiciones al Cuerpo Superior de la Administración, cuando en el frío mes de Noviembre se dirigía a las dependencias para realizar el primer ejercicio, fue arrollado por un camión. Sus temas ensangrentados y sus ilusiones quedaron desparramados sobre la nieve. Al llamar a las puertas del Cielo, San Pedro abrió y le informó que tradicionalmente el acceso al cielo era por concurso de méritos (acciones buenas en la vida) pero tras muchas quejas el Jefe había decidido que era mas justa la oposición pura y dura, así que si qOpositoruería pasar al mundo celestial tenía que superar un ejercicio competitivo para las cinco plazas de Angel vacantes en ese mes. El Tribunal estaría formado por Salomón, por aquello de su sabiduría; por San Pablo, porque había sido del cuerpo jurídico-militar antes de discípulo; y por San José, por su condición de carpintero y en representación de los sindicatos.

Tras hacer el examen en un aula de nubes, y ser calificado, comprobó en el Tablón de Anuncios de las Puertas del Cielo que sólo había un aprobado, y no era precisamente él. Aporreó la puerta indignado y San Pedro salió a informarle:

– Lamento comunicarte que olvidé decirte que de las cinco plazas de Angel que había libres, una se ha cubierto por promoción interna por los que estaban en el Purgatorio; otra se ha cubierto por el turno especial de «consolidación de empleo temporal» ya que hace tres años dejamos pasar sin pruebas a un recién finado y desde entonces nos ayuda sin problemas; otra plaza la ofertamos en la convocatoría porque habíamos mandado un Angel en comisión de servicios a la Tierra y contábamos con que no volvería, pero ante la crisis económica ha anunciado su retorno; otra se ha cubierto por un demonio que está en servicios especiales en el cielo como representante del infierno ( ya sabes que Dios en su magnanimidad, garantiza la participación de todos); y la última y única plaza disponible le ha correspondido a otro aspirante que ha realizado mejor el ejercicio.

San Pedro continuó explicándole:i

– Por lo que se refiere a tu ejercicio. La primera pregunta consistía en clasificar las acciones posibles en la Tierra, de muy fácil respuesta ( buenas y malas, y éstas en capitales y veniales). En cambio, tú has respondido que la actividad en la tierra puede ser de Fomento, Servicio Público y Policía, aludiendo a un tal Jordana de Pozas, cuya beatificación además no nos consta .

La segunda pregunta consistía en redactar un Padrenuestro, y no puede aceptarse que cuando escribes aquello de «perdónanos nuestras deudas» añadas «siempre que hayan prescrito o hayan sido condonadas». De igual modo, que no puedes cambiar lo del «danos el pan de cada día» por » garantízanos el sueldo, grado y complementos con derecho al café de la mañana». Y por supuesto, no puedes poner tras el » Amén» : » Contra esta Resolución podrá interponerse recurso de alzada durante la eternidad ante Dios, quien pone fin a la vía administrativa». En definitiva, que no has obtenido la plaza y la ha conseguido otro aspirante mejor preparado.

El opositor, anonadado, musitó:

– ¿Puedo ejercer mi derecho a ver el examen del que aprobó?. – San Pedro, consciente de que la transparencia posee especial fuerza en el cielo, le aproximó el ejercicio del competidor, y el opositor, tras echarle un vistazo, exclamó:

– No hay quien entienda nada. ¡¡ Este no sabe el Padrenuestro!!.

– Te equivocas. Repuso indignado San Pedro. .- Precisamente porque no se entiende nada, al Tribunal le pareció arameo, que como sabes es la lengua que hablaba Jesucristo, por lo que a juicio del Tribunal merece aprobar de acuerdo con la Base Cuarta de la Convocatoria: » Se valorará el volumen de conocimientos, la forma de expresión y la capacidad general». O sea, valoró lo que consideró oportuno.

– Pero eso es un atropello. Recurriré en alzada ante Dios.

– No te preocupes- Se escuchó un trueno ensordecedor- Dios lo sabe todo y te hablará ahora mismo.

El opositor escuchó la divina voz:

» ¡¡ Querido opositor!! Lamento decirte que tus quejas no pueden ser atendidas porque la discrecionalidad técnica del Tribunal que designé no puedo sustituirla, y aunque veo que en la próxima década el grandísimo Eduardo García de Enterría vendrá a visitarme al cielo y posiblemente me convencerá para aplicar el pleno control de los Tribunales calificadores, hoy por hoy me resulta práctico no revisar el dogma de la discrecionalidad técnica, de igual modo que no reviso el dogma de la Santísima Trinidad. Y en consecuencia …¡ Debes ser condenado a las penas del Infierno!!

Otro trueno horrible sonó, todo pareció esfumarse alrededor del opositor y se encontró en un escenario curioso: ¡¡ Estaba tomando posesión como funcionario del Cuerpo Superior de la Administración….!!!, ¡¡¡ En la Tierra!!! Y entonces, el atribulado opositor comprendió que ahí estaba el infierno, en servir toda su vida como funcionario en una Administración Pública ….

23 comments on “Cuento de invierno para opositores a funcionario

  1. Alvaro

    ¡¡Divertidísimo, Sevach!!. Deberías estar, con todo respeto, en El Club de la Comedia. Lo que no estoy muy de acuerdo es con el final, pues la vida funcionarial con los tiempos que corren es algo parecido al paraíso.

  2. vestidita de rosita

    jajajjaja…..es simplemente propio de un genio….buenisimo……
    …..y yo sí participo de la idea del infierno…..la Administración es el mayor motor de improductividad y de lastre que tiene hoy en dia nuestra sociedad.
    NO sólo es una fuente de inmensos problemas, que detrae recursos ingentes de los procesos productivos, sino que además allá donde está, hay un cúmulo de gentes infelices que en su mayoria, han visto frustradas todas las ilusiones profesionales que de jóvenes se plantearon.
    La Administración, es hoy por hoy, la gran decepción de todos los que están dentro y fuera de ella.

  3. Sandra

    Como siempre , genial.
    Al «estilo Salomón» creo que los Cuerpos Superiores de la Admisnistración son muy privilegiados en los tiempos que corren , si bien ganada la oposición muchos cayeron en la comodidad, no llevan a cabo las funciones para las que , presuntamente, tanto estudiaron, lo que a su vez repercute en la infernal desidia de la Administración Pública en todos los niveles .
    Insisto, eres un genio por hacernos reir con tanta desidia.
    Un saludo

  4. sed Lex

    Por cierto Sevach, el cuento muy bueno, pero has pasado por alto un detalle, y es que san José sí controlaba el Arameo, que era la lengua “paterna” de Jesús [y posiblemente San Pablo, por eso del “don de lenguas”], pero casi seguro que el “aprobado” era del mismo sindicato que san José y colega de San Pablo, con lo que se hicieron los locos y presionaron a Salomón para que se lo tragara; o sea, que hay una desviación de poder clara, y posible prevaricación y tráfico de influencias,… pero a ver quién es el majo que lo prueba…

  5. Me preguntaba si a la Administración Celestial la controlaba la Jurisdicción Contencioso-Administrativa pero me percaté de que no era posible, pues…¡ todos los jueces de lo contencioso-administrativo están en el infierno por sus errores en la Tierra!

    • vestidita de rosita

      juajajajajj….jauajjajaaa otra genialidad….ajajjaaj

  6. Genial,sencillamente genial. Lo dramático es la carga de irónica verdad que entraña el relato fruto de la postura de nuestros Tribunales sobre la discrecionalidad téncia.

  7. Muy bueno. Ja,ja. Felicidades por el artículo. Has sacado punta al sagrado dogma de la discreccionalidad técnica de las Comisiones de Selección. Podíamos preguntar en el cielo si conocen los famosos «aledaños» de la decisión técnica, o su «núcleo» duro. Yo, por ahora no tengo el placer. Gracias por el artículo.

  8. Demonio rehabilitado como Angel por art.303 LOPJ

    Gracias Sevach por tu cuento en el que nos descubres que Dios nos admite aquí en la tierra como en el cielo a los “demonios o ángeles malos o caídos” como aspirantes a todos los Cuerpos y Escalas de la OPE Celestial de Dionisio el Aeropagita, a saber:
    -serafines, querubines y tronos (primer grupo);
    -dominaciones,virtudes y potestades(segundo grupo)
    -principados, arcángeles y ángeles (tercer grupo).

    De la misma forma que en la OPE judicial y fiscal el CGPJ y el MJU nos admiten por el art.303 LOPJ y 44 EOMF como aspirantes a jueces y fiscales, a los separados de servicio o despedidos, que inexplicablemente somos excluídos en todas las demás AAPP por art.56 EBEP 7/2007 y resto del Desordenamiento antijurídico de la Transición Intransitiva franquista 1978-2009 como el art.30.1.e DL 315/1964 de FCE, con la mandanga de «las relaciones de especial sujección» insostenible si no existen para los jueces y fisles, y al que estaban juramentados, atados y bien atados, los 7 Ponentes de la Comisión Constitucional como los Docentes Fraga, Solé Tura, Peces Barba, Roca, el Diplomático Perez Llorca, el TAC Cisneros y el Letrado del CE, Herrero, todos ellos ayunos en materia penal de privación de Derechos Humanos en cabeza propia, al no haber sido ninguno separado del servicio ni despedido ni excluído de oposiciones a perpetuidad

    A ver si leen tu cuento los Magistrados del TC y autocuestionan el art.103.2.j del Estatuto Catalán
    y concordantes del Valenciano y Andaluz que dan a sus Gobiernos la competencia exclusiva y excluyente de imponer sanciones perpetuas de separación del servicio sin posibilidad de recurso ni de reinserción, ni de olvido ni de perdón ni de destipificación por nuevas leyes conforme la realidad social,según art.56 EBEP, prohibido por art.303 LOPJ y 44 EOMF,competencia
    de la que carece el CGPJ y el Consejo Fiscal.

  9. Pentapolin

    Buenisimo.Es brillante y muy divertido.Enhorabuena por el post.

  10. Grande!!

  11. Nicolas

    Los Presidentes los Institutos que resuelven recursos de alzada de sus Tribunales dicen ‘la discrecionalidad técnica queda acreditada con la escrupulosa observancia de las normas reglamentarias y bases de la convocatoria’… y las bases convocatoria dicen ‘los ejercicios se valorarán conforme a la calidad de expresión, conocimientos y claridad de ideas … que será valorado por el Tribunal en bases a su discrecionalidad técnica’. -Lo mismo que en ese diccionario… LAPIN: véase conejo. CONEJO:véase lapin.- Y si quieres ver los exámenes: el alto presidente del Insti. que nombró el Tribunal dixit: oye que el procedimiento no está terminado y te da ccn el 37 de la LRJPAC, y ademá te dice que no, que no, que ver los exámenes afecta al derecho de la intimidad de los demás opositores… Ah! perdona yo creía que los exámenes eran públicos. Ud. perdone.
    Muy bueno Sevach. Eres grande!

  12. Juan Manuel del Valle Pascual

    PRIMER DÍA DEL FUNCIONARIO
    EN SU INFIERNO
    ( Continuación apócrifa del cuento de invierno
    de Sevach, con perdón)

    Así una vez ya poseso,
    tras jurar o prometer,
    lo que nunca habría de hacer,
    me apresté a ver el infierno.
    Me dijeron «no hay despacho,
    tú verás donde te sientas».

    Y a ello me apresté.

    Por hacer tiempo fui al bar,
    y e pedí un desayuno.
    Me dieron café con churros,
    y, chico, no estaba mal,
    ni el precio era desmedido.
    La verdad, limpio no estaba,
    pero fui bien atendido
    por el jefe principal,
    hombre de probado pulso
    en lo de tirar cerveza,
    pues el tiempo que allí estuve
    cual funcionario novato,
    sin mesa, silla, despacho,
    ni nadie que me acogiera,
    fue – digamos – un buen rato
    si no la mañana entera,
    y no es cosa de ir sediento
    si ha de trabajar la lengua.
    Un rato escucho, otro hablo,
    «pon otra de berberechos,
    ¿patatas bravas? no, gracias,
    mejor pon de ese arroz negro».
    El caso es que me adoptó
    ese gentil camarero.

    Y en tiempo tan prolongado
    de cháchara placentera,
    de todos lm dio retrato,
    de alguno, noticia extensa,
    de pocos quedó callado.
    De la misma Consejera,
    o el propio Subsecretario,
    contóme varias anécdotas
    -por decirlo finamente-,
    pues de gentes tan señeras
    -por más que sean interinos-
    no mentó historias gamberras,
    mas sí alguna bullanguera,
    entre risas y leyendas.

    «Por cierto, ¿ quiere ahora un vino,
    para animar más la espera?
    ¡ Marchando un vino bien fino
    para el nuevo en estas guerras!».
    Obsérvese cuán candor
    aquestas frases conservan.
    Brindaremos, pues, los dos
    con el vino de la tierra.

    Hemos hecho buenas migas
    de amistad ya duradera,
    y como han dado las tres,
    y nadie por mí da cuenta,
    si logro ponerme en pie,
    decir tres frases seguidas
    y mantenerme derecho,
    será jornada concluída
    con mi trabajo bien hecho,
    pues para ser primer día
    he logrado información
    sustantiva y adjetiva
    en todo tiempo del verbo.
    He hecho buena conjunción
    con este buen camarero.
    Me informó nombre pronombre
    de toda la población
    que conoceré enseguida
    que supere la resaca
    del debut de un funcionario
    poseso, pero sin plaza,
    ni silla ¡
    «¿y el urinario
    dónde se encuentra o se halla,
    quer lo preciso enseguida?
    que no puedo,
    ni me aguanto,
    que me lo hago…»
    «Está detrás de esa puerta».
    «¡Qué dura está la manilla,
    y qué floja está mi uretra!
    Pero he llegado,
    aunque un tanto atribulado
    y arrojando unas gotitas,
    y dándome algún trompazo
    con la mesa y con dos sillas,
    la imágen he conservado,
    siendo que es mi primer día
    y estaba desinformado.
    Seré cauto
    y vendré bien preparado,
    pues este engorroso infierno
    ha de ser mi nueva vida.

    (CONTINUARÁ)

  13. Juan Manuel del Valle Pascual

    LAS TRIBULACIONES DE UN FUNCIONARIO
    EN SU SEGUNDO DÍA.

    «¡Funcionario!
    Eres hombre afortunado,
    mira que al segundo día
    que estás aquí destinado
    Y te he logrado un despacho
    con muebles, con mesa y sillas.
    Y encima, con buenas vistas.

    Si te subes al armario
    y te pones en cuqulillas,
    apoyando aquí esta mano,
    la otra puesta en la cortina,
    …pero m-e-j-o r a-g-a-r-r-a-d-o.
    Lo ves, ves el dispensario.
    Ya sé, es la parte trasera,
    justo, la más divertida,
    la utiliza el vecindario
    para guardar cosas viejas,
    sanitarios, cajas, tejas…
    Un museo de leyendas
    de un valor extraordinario.
    El caso es que es un despacho
    p’a que se maten de envidia.

    Bueno, el ruido de aquí al lado
    es el de una tubería,
    recodo de una bajante,
    la de las aguas fecales
    que apenas suena de día.
    Pero no hay que preocuparse
    porque casi es impermeable,
    la fuga que tiene es mínima.
    Y la puerta, aunque chirría,
    y no encaja con el marco,
    no necesitas cerrarla,
    estarás más ventilado.
    Eres hombre afortunado,
    López cumplió en un pasillo
    los dos primeros trienios,
    pasando en invierno frío,
    todo el verano sudando,
    una corriente de abrigo.
    O sea, siempre resfriado.
    Chico, aquello era un mal sueño
    entre catarro y catarro.
    ¡Qué goces tu suerte larga!»

    Bueno, ya tengo despacho,
    aunque sea una chabola,
    la mesa es para un museo,
    y la silla está…está coja.
    Paciencia, que soy el nuevo,
    no es cosa de dar la nota.

    Ahora a ver en qué trabajo,
    que la mañana era larga,
    y buena parte ha pasado.
    El aburrimiento es malo:
    ¿Sudokus o crucigramas?
    ¿Aquí qué es lo que más mola?
    Preguntaremos al jefe.

    Y raudo me fui a buscarle.
    La puerta estaba cerrada,
    la luz estaba encendida.
    Avisé. Sin contestarme.
    Abrí en forma comedida.
    Sobre su mesa unas gafas
    daban cuenta de que estaba.
    Era cosa de encontrarle.
    «Seguro que está en la casa.
    Pregunto a su secretaria.
    Verás como ella lo sabe».

    Y hacia ell me dirigí.
    Estaba tan afanosa
    y embebida en su tarea,
    que al tocarle yo la espalda
    (y fue un toque muy sutil),
    me pegó una bofetada
    en mitad de la nariz,
    que a poco me descalabra,
    pues con la mesa me dí,
    y luego, sangra que sangra.
    ¡Jo, qué suerte más amarga,
    creo que esto no es para mí!
    Pensé que ser funcionario
    era cosa de más calma,
    y, la verdad, es un calvario.

    Luego me fui al dispensario
    -el de la ventana mía-
    sangrando como un gorrino
    en mitad de las matanza,
    poniéndolo tó perdío,
    mientras ella me reñía
    con voz de muy enfadada.
    «Estaba tan absorbida
    de forma que nadie sabe,
    navegando en internet
    y buscando unas canciones
    que no advertí que venías
    en un plan, digamos, bien
    y con buenas intenciones,
    o si es que eras de la SGAE
    y venías a denunciarme.
    De otro lado está muy mal
    para todas las mujeres,
    aunque seamos mayoría
    en todas las oficinas
    y hay que guardar prevenciones,
    por eso de la moral,
    contra las insinuaciones
    del acoso laboral
    de dudosas intenciones…
    Y,¿por cierto, tú quién eres?»

    «Soy el nuevo funcionario,
    y venía a ver al jefe,
    y, al no estar en el despacho,
    pues nada, que fui a verte,
    por si me dabas noticia…»
    No me dejó ni acabar,
    pues debí mentar la bicha
    y hasta los muertos vivientes.
    Me metió en el dispensario,
    para no tardar más rato,
    sin siquiera despedirse.
    Allí estaba el ATS,
    por cierto que dormitando,
    con su carita tan triste
    sentado frente a la tele
    esperando ya fichar.
    Me hizo un apaño muy breve,
    pero no me lo hizo mal.

    Yo allí me quedé vendado,
    pintado de betadine,
    sucio hasta los calcetines,
    rojo, cual la selección
    mi orgullo pisoteado,
    no tengo amor propio, amor,
    tengo el ánimo en los pies.
    «Esto mío es de cine,
    lo cuento y nadie me cree.
    Bueno, este día ya ha acabado,
    y formé buena tangana.
    Hoy ha sido peor que ayer.
    ¿Será peor aún mañana?

    ( CONTINUARÁ )
    ( Bueno, si interesa a los lectores del blog)

    • Animo al trovador Juan Manuel a que continue con esa gracia en un mundo como el nuestro, el burocrático, tan falto de humor. Enhorabuena.

  14. policía local

    y nosotros los policías ¿podrá alguno de nosotros visitar el cielo?¿que preguntas tendríamos que responder para obtener un «apto»? (no podríamos mentir porque nos pillarían) ¿tendremos que explicar el porqué de cada denuncia que hayamos efectuado y cada decisión tomada en décimas de segundo?¿tendrán carnet los apóstoles?¿conservarán todos los puntos?¿seremos nosotros los que les denunciamos en su día?………
    No, yo creo que nosotros los policías no tenemos nada fácil el acceso al cielo………..¡¡que se le va a hacer!!….Por favor; ¿me deja su documentación?

  15. Juan Manuel del Valle Pascual

    TERCER DÍA DE FUNCIONARIO
    (A las puertas del infierno)

    Tercer día de funcionario,
    ¿elegí bien mi destino?
    ¿o es castigo cotidiano,
    sacrificio a sacrificio?

    Tres años de oposiciones
    merendándome los libros,
    un temario de cojones,
    supera cuatro ejercicios,
    y luego los madrugones
    para llegar al destino.
    Menudo estreno he tenido
    …pero habrá días mejores.
    (armándose de valor)
    …por ejemplo, hoy.

    Me dirijo con aplomo
    hacia el puesto de fichaje,
    justo, delante del torno,
    me echo mano a la cartera
    y, cuando prendo, certera,
    la ficha de mis amores
    siento dos manos en mi hombro
    ¡qué susto! por Dios ¡qué asombro!
    son dos Jefes de Servicio:
    El de Recursos Humanos
    y el que busqué ayer, el mío.
    Me pregunta, campechano,
    cómo estoy de mi estropicio,
    de los puntos de sutura,
    del bofetón recibido
    en tan curiosa aventura
    de la que todos se han reído.
    Y se ríen sin mesura
    de mi primer día en el bar,
    del despacho mortecino
    en el que me he ido a ubicar,
    que era el cuarto de basuras.
    «Pero, venga, hombre, a fichar,
    no seas un caradura.»
    Comprenderás, buen amigo
    que yo estaba como un flan.

    Metí la ficha en su sitio,
    mas lo hice sin ningún éxito
    porque no entraba hasta adentro,
    y la empujé enfurecido,
    pues se seguían riendo.
    Y yo, empuja que te empuja,
    con las manos, con un libro,
    con un zapato, sin tiento.
    Y la gente se arrebuja,
    muchedumbre del infierno,
    todos gritando «¡Morales,
    ánimo,ficha sin miedo,
    que ya la máquina es tuya!»
    El general despelote
    mientras me hacían la ola
    y yo me sentía más zote
    que el idiota más idiota.

    Por fín la ficha malvada
    entró hasta el fondo, por fin,
    …y se quedó encasquillada,
    la muy puta, sin salir.

    Otra vez desasosiego,
    y yo hurgando con las uñas,
    y ellos lo mismo, riendo
    y gritando, como grullas,
    «!Morales, menudo acierto,
    nos estás dejando muertos,
    así ya no fichas nunca!
    ¡Eres el héroe del pueblo,
    adios a la ficha absurda,
    éste sí es un compañero!
    ¡Aleluya, aleluya!
    ¡Jodía máquina, al destierro,
    que Morales la destruya
    y haga el trabajo completo!.»

    Y me eché mano al bolsillo
    para buscar un pañuelo
    y así enjugarme el sudor.
    Y me quedé medio muerto
    pues saqué de entre los dedos

    ¡¡¡LA FICHA!!!

    ¿Qué había metido
    esa mañana funesta
    por el jodido agujero?
    Dios mío qué desazón,
    había metío la tarjeta…
    la del banco…la de crédito.

    De pronto se hizo un silencio
    que no lo corta un serrucho,
    silencio de cementerio.
    Todos mirándome mucho.
    Y ahora, yo, cómo lo cuento,
    quién creerá mi desfortuna,
    después de esto,¿quién me escucha?
    por más que diga: «Lo siento».
    Corrí, pues, con amargura,
    pasando el torno de un salto
    ¡y también con desacierto!
    porque me quedé enganchado
    por los tirantes, y al suelo
    me sentí precipitado
    dándome un porrazo inmenso
    que me dejó demayado.
    Otra vez descalabrado
    y en tan ridículo evento.
    ¡Trágame tierra, me muero!

    Menos mal que Dios es sabio
    y perdí el conocimiento.
    Y otra vez al dispensario
    me tuvieron que llevar
    …y el ATS durmiendo.
    Se despertó alucinado
    y a lo que vió no dio crédito.
    «¿Éste no era funcionario?
    Pues de tanto frecuentar
    el botiquín a diario,
    más vale que sea enfermero».

  16. Encargado de infierno

    Preguntósele al recién llegado al Infierno si prefería la Sección Alemana de la Institución o bien prefería la Sección Española. Extrañado por la posibilidad de elección, el recién llegado, considerando que estaría largo tiempo en el destino, preguntó en qué consistía la Sección Alemana.
    El Jefe de Servicio de Asignación de Penitentes le dijo que la pena en la Sección Alemana consiste en la existencia de un charco de regular tamaño lleno de (perdón) mierda con un palo encerado que lo cruza; el penitente debe caminar por el palo y un Demonio Residente de Clase A le pincha en las pantorrillas por lo que el penitente cae al charco y debe volver a subir al palo y así ad aeternum.
    Espantado por la perspectiva de una eternidad de semejante guisa, el recién llegado preguntó por la pena en la Sección Española.
    El Jefe de Servicio de Asignación de Penitentes le dijo que la pena en la Sección Española consiste en la existencia de un charco de regular tamaño lleno de (perdón) mierda con un palo encerado que lo cruza; el penitente debe caminar por el palo y un Demonio Residente de Clase A le pincha en las pantorrillas por lo que el penitente cae al charco y debe volver a subir al palo y así ad aeternum.
    El recién llegado, estupefacto, preguntó, ¿pero, entonces, cuál es la diferencia?
    Ah!, dijo el Jefe de Servicio de Asignación de Penitentes. En la Sección Alemana, según la Inspección de Servicios, la eficacia es del 100 %. En la Sección Española unos días no hay mierda, otros ha desaparecido el palo, con frecuencia el Demonio Residente envía un parte de baja…

  17. Juan Manuel del Valle Pascual

    NO HAY CUARTO MALO
    (…o era el quinto)

    El caso es que ya soy en la oficina
    famoso cual payaso de la tele,
    al ir a entrar me esperan en la esquina
    y, al doblarla, alguien grita: «¡Que ya viene!»,
    formándome un pasillo entre dos filas
    que aplauden, vitorean y hasta silban
    de manera que estimo inconveniente.

    El pasillo concluye, finalmente,
    delante de la máquina que tanto odio,
    en la que ayer pasé tanto bochorno.
    Me dispongo a fichar, calla la gente,
    miro hacia un lado, luego miro al otro,
    y, a la suerte suprema, cual artista,
    dispongo una postura pinturera,
    la afronto, cual torero frente al toro,
    cual estoque preparo bien la ficha,
    la miro, con mirada arrabalera,
    y, para qué ocultarlo…yo me adorno,
    marco los tiempos de forma tan torera,
    que al momento de entrar en la rendija,
    hasta el fondo la meto.
    Y asaz impenitentes
    de forma escandalosa todos gritan:
    ¡¡¡Morales, nuevamente, jodió el torno!!!
    ¡Aquí ya nadie ficha!
    ¡Todos a casa sin gastar moscosos!

    Mas yo, como soy nuevo, hacia el despacho
    dirijo, más tranquilo, mis andares
    dispuesto a trabajar en lo que manden,
    que p’a eso yo me hice funcionario.
    Y a poco de llegar, y sin sentarme,
    mis jefes ya me estaban esperando
    para darme, muy serios, un mensaje:
    «Morales, te espera el Subsecretario».

    Y me quedé temblando.

    «Éste ya se ha enterao de tu fichaje,
    y del motín que has protagonizado.
    Pues ya me la he cargado.
    Es que cuando te pones, tú, Morales,
    vas como un animal acorralado
    camino del desastre, Dios te ampare,
    que de esta tú terminas sancionado.»

    Llamo a su puerta y él me dice: «Pase.
    siéntese. No en la silla, en el tresillo».
    Pero no estaba serio, sino amable,
    y eso me confundió, debo decirlo.
    Y me dijo: «Ay Morales, Ay Morales,
    qué entrada usté ha tenido en este sitio,
    nos tiene usté a todos confundidos.
    Entre tanto desastre
    se ha hecho más popular
    que ése de la Calzada, sí, el Chiquito.
    ¿Le voy yo a sancionar? Sería un suicidio.
    Le puedo aprovechar.
    Negocie usté el convenio colectivo,
    que la parte social
    hará cuanto usté quiera, se lo digo»

    Me quedé de una pieza, confundido.
    «Marche, marche, le esperan en la puerta
    sus jefes de servicio.
    No pierda usté esa gracia retrechera
    que su ser natural le ha concedido.»
    Me quedé de una pieza,
    en vez de sancionado, enaltecido.
    «A ver si no la cago
    y de esta me proyectan al Olimpo.
    A ver cómo me lo hago,
    a ver cómo improviso,
    que en las oposiciones ese tema
    quedé sin estudiarlo, Dios bendito,
    y el bombo me salvó de que saliera
    ni en el oral, ni en ejercicio escrito.
    Mi suerte hará de invierno primavera».

    Mi jefe de servicio recelaba
    de que la inexperiencia de un novato
    no fuera a echar por tierra
    todo lo que llevaba negociado,
    justo cuando faltaba
    la parte más compleja,
    la redacción más fina y delicada.
    Pero quién dice «no» al Subsecretario.

    Nos fuimos en silencio los dos juntos
    y serios a la sala de reuniones,
    donde el banco social nos esperaba,
    los sindicatos y sus asesores,
    más que serios, adustos,
    más que adustos, cabreados,
    y todos ellos con muy mala cara,
    gesto patibulario,
    como se está en esas ocasiones.
    A mí no me paraban los temblores,
    pues me vibraban hasta los cordones
    de los zapatos.

    Mas fue cosa de verme y, nadie sabe,
    por qué todos a una sonrieron.
    Lo primero que hicieron, lo primero,
    fue gritar: «Ha venido al fin Morales,
    el mejor funcionario, el más torero,
    negociaremos hoy lo innegociable,
    por fin terminaremos el convenio.»
    Y a mi jefe, de veras, sorprendieron,
    dejándole entre horribles estertores.

    La cosa fue a partir de ese momento
    un camino de rosas placentero,
    llegamos a un acuerdo insuperable
    y esa tarde firmamos el convenio.
    Consiguieron todo lo imaginable,
    que mi jefe negaba, el tacañuelo.
    Esa tarde salí en hombros del ruedo.
    Para todos mi jefe fue el culpable
    y yo fui el triunfador, todos lo vieron.
    Hasta el Subsecretario bien lo sabe.

    No se vive tan mal en el infierno
    si al demonio consigues anularle.

  18. Juan Manuel del Valle Pascual

    ÚLTIMO VIAJE
    AL INFIERNO DE MORALES.

    No tardó el Subsecretario
    en reconocer el triunfo
    que alcanzara en este asunto
    el reciente funcionario,
    y le convirtió en su Adjunto
    por libre designación.
    Pues no iba a echarle un pulso
    a conflicto terminado.
    «Le ascenderé al panteón
    de los hombres retirados,
    no haga más desaguisados

    Morales, como es su estilo,
    comenzó entonces la fiesta
    mezclando bromas y veras,
    que removían el hastío
    de todas las dependencias
    de un Ministerio aburrido
    generalizó la juerga
    haciendo que cada día
    fuera un poquito mejor,
    pues no debe estar prohibido
    el trabajar divertido.
    ¡Vaya que se divirtió
    y todos se divirtieron!
    Sigue leyendo, lector.

    Tardó tiempo en darse cuenta
    en qué forma procedía,
    aunque las veces primeras
    no le prestara atención.
    De vez en vez se reunía
    con cada Subdirección.
    Negociaba, proponía,
    entre chistes y bravatas,
    varios planes de actuación
    de entre los que allí escuchaba,
    y, luego, con buen cuidado,
    tras ensalzar a su autor,
    iba concretando en metas,
    ofreciéndoles a cambio
    liberaciones de horario,
    productividad, moscosos,
    ascensos, consolación,
    a cambio de resultados,
    e iban de mal a mejor,
    de bueno en extraordinario.

    Antes, al Subsecretario,
    le sonsacaba, galante,
    lo que había de lograrse:
    «¿Tú qué quieres, y en qué plazo?.»
    Y éste, con tal de callarle
    le daba contestación
    para de encima quitársele.
    «¡Uf, lo que agobia Morales!»

    Luego estudiaba la forma
    de alcanzar los objetivos
    con todos los directivos
    implicados en la cosa
    de encontrar la solución.
    Y programaba los hitos,
    imaginando caminos:
    Trabajos, premios y bromas,
    moscosos, retribución,
    «si haces esto, logras lo otro,
    olvídate del fichaje
    -aunque sea te ficho yo,
    que sabes qué bien me sale-
    te vas de puente hasta el martes
    si el viernes me lo traes todo
    sin mácula y sin borrón.»
    Y el otro, «pues, venga, vale»,
    y se daba un atracón
    y no venía hasta el martes.

    No veas qué acelerones,
    todos pedían «¡más madera!»
    para ganar los favores
    y la posición primera
    de cada programación,
    y vivir como señores
    y no de mala manera,
    con el muermo por bandera.

    No paraban ni los vagos,
    que repetían la canción:
    «¡Tú qué quieres, y en qué plazo!»
    Y Morales, encantado,
    tras nueva negociación,
    les daba un nuevo trabajo
    y recompensa mejor.
    «Hoy mejoro tu despacho,
    toma un nuevo ordenador,
    este mes ya te has ganado
    dos moscosos y un jamón…»
    «Mejor no me des moscosos
    que me alcanzan los de al lado,
    fíjate que he madrugado,
    no me he ido y son las ocho…»
    «Pues te doy tres funcionarios
    que te hagan esto y lo otro
    y dos entradas de teatro…
    Ah, y te subo el específico.»
    «Uy, pues esto sí es magnífico,
    mañana más madrugón,
    que hay que explicarle a los chicos
    toda la programación
    para que quede bordado.»

    Tanta era la producción,
    y, en calidad, tan palmario
    que un día en el Consejillo
    (el de los Subsecretarios,
    poco antes del de Ministros)
    que todos, al cafetillo,
    preguntáronle intrigados:
    «Tú qué les das, maricón.»
    Y él contestó, fanfarrón:
    «Les he quitado el horario,
    les he dado más moscosos
    y días de vacación.
    Les aumento funcionarios
    que estaban desocupados
    y,además, les doy regalos…»

    Y fue tal el sorpresón
    que quedaron amargados,
    incrédulos y envidiosos.
    «Así, también lo hago yo.»
    «Pues no digas más y hazlo
    …y a ver con qué resultados.

    Mas luego se sinceró
    para así más machacarles.
    Mirándoles a los ojos
    no quedó sin contestarles:
    «Hasta en el infierno hay dios,
    y en el mío está Morales.
    Tratad a los funcionarios
    como personas normales,
    y así tendrás ocasión
    de saber cuánto ellos saben.»

    Y hasta el silencio se oyó.
    Nadie supo contestarle.

    Y, colorín, colorado,
    con este verso he acabado.

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