De la Universidad

Cuando la crisis económica entra en la Universidad, el profesorado contratado sale por la ventana

La crisis económica extiende sus efectos como una mancha de aceite hasta las puertas de esos castillos prósperos que han sido las Universidades públicas. Tras dos décadas de vacas gordas, los últimos años han tenido que apretar el cinturón presupuestario y ahora ven las orejas del lobo por un doble frente. Por el Estado, que impondrá recortes en las nóminas sin lugar para gritos de alarma en defensa de la autonomía universitaria, y por la Comunidad Autónoma, que si ve menguadas sus raciones de padre financiador tendrá que recortar igualmente las de las Universidades que sustenta.

En esa coyuntura, las Universidades actúan como un cirujano pragmático, cortando por los órganos menos vitales y particularmente por el eslabón mas débil, el personal académico contratado. Así, los profesores ayudantes y los profesores asociados verán como sus contratos minoran la dedicación, como no se renuevan o como se extinguen por decisión unilateral. Hoy día asistimos a noticias relativas a despidos masivos en las Universidades, a despidos selectivos de asociados, y rumores incesantes ante el tijeretazo sobre  contratos.

1. Ante tales problemas, los profesores asociados continuarán con su actividad principal, pero donde la situación será trágica será en buena parte de los Profesores Ayudantes ( o Ayudantes Doctores) que pasarán a engrosar “el  bulevar de los sueños rotos”. Además con el agravante de soportar aquello de «quien tiene padrinos, se bautiza», o sea, que quien cuente con apoyos adecuados no será despedido. Atrás quedarán horas de estudio, de investigación, de soportar cargas académicas que no eran suyas,  de noches de despacho y laboratorio, todo por una promesa de una larga carrera académica, que les estalla como una pompa de jabón.

Ahora, con sus publicaciones, con sus proyectos de tesis, con sus horas enclaustrados, mirarán a la jurisdicción social como un trabajador víctima de un ERE o de un despido injusto, y esta sólo podrá darles el bálsamo de un despido improcedente en el mejor de los casos. O sea, el finiquito, y a meter en una caja de cartón sus diskettes, folios y bolígrafos.

2. Desde el punto de vista jurídico, el profesor ayudante es un contratado laboral y como tal, su relación es precaria y el Derecho laboral llega hasta donde llega. En este punto, es donde resulta oportuno aludir al reciente libro de Ana Caro Muñoz titulado “ Laboralización de personal y conflictividad “empresarial”: los derechos de autotutela del PDI contratado” (Comares,2010). Este  libro que pese a su engolado título encubre miel auténtica para quienes quieren conocer el régimen del personal académico contratado universitario, y descubrir las claves normativas y jurisprudenciales que rodean sus derechos y deberes, con especial referencia a las medidas de huelga y conflicto colectivo; en suma, una obra recomendable que responde a la energía intelectual de su autora, quien no repara en ofrecer perspectivas y planteamientos críticos, siempre acompañados de soluciones.

3. Fuera de las luchas jurídicas, que sin duda rebrotarán ante las medidas adoptadas por rigores presupuestarios, si lo examinamos bajo una perspectiva sociológica, lo peor para el profesorado contratado es que cuando pase la crisis, muchos de estos profesores serán irrecuperables para la Universidad, pero además posiblemente para entonces el legislador universitario diseñará un nuevo modelo de carrera docente para el que posiblemente estén desfasados o en el que tendrán que dejar sitio a nuevas generaciones.

Sin embargo, como la fábula del sabio que estaba triste porque se sustentaba de hierbas, si los profesores contratados mirasen atrás posiblemente verían a becarios ir recogiendo las migajas de sus contratos… pues sus becas han ido  extinguiéndose y sus servicios prestados jamás se reconocerán como experiencia laboral, ni como trienios,…

4. Lo mas triste es que muy posiblemente las Universidades públicas que siempre alardean de la “comunidad universitaria”, del “espíritu familiar”, de la “ Casa”, de ser el «Alma Mater», y pese a este concepto de clan, no serán capaces de aportar imaginación, medios o incluso sacrificio personal de Catedráticos y Titulares para salvar los contratos de estos contratados y becarios.

Es mas fácil pedir dinero a la Comunidad Autónoma, aunque la Universidad se expone a recibir respuesta tan clara como la ofrecida por el Consejero de Educación del Principado ante la suplica presupuestaria de la Universidad asturiana chantajeándole con el eventual finiquito de profesores asociados, interinos y ayudantes: » Es su problema, no el mío».

Las negativas autonómicas servirán de coartada a la Universidad para extinguir (  despedir o no renovar) a los ayudantes y becarios, en vez de hacer un esfuerzo personal e institucional y salvar su existencia. Y soluciones hay, pero el profesorado funcionario ( Catedráticos y Titulares), preferirá mantenerse al margen felizmente protegido por su condición de funcionario; la paradoja es que el profesorado universitario siempre ha sentido rechazo a ser encasillado como «funcionario» y curiosamente ahora les sirve de coraza frente al paro, pues buena parte de sus colegas europeos y americanos ( que son contratados temporales y no funcionarios) se ven espoleados por la crisis a una mayor productividad por supervivencia, o bien a sufrir la amortización de su plaza.

Además el sacrificio personal se compadece mal con tiempos prósperos donde los complementos de productividad, los viajes, las subvenciones y las instalaciones se han convertido en conquistas irrenunciables so pena de hacer peligrar ese “kraken de ojos verdes” en que se ha convertido la Investigación. Y por eso, muy posiblemente, cuando los ayudantes y becarios acudan implorando al Vicerrector, Decano u maestro de turno por un sacrificio para garantizar su subsistencia, se encontrarán con un “amable portazo”, bien echándole la culpa a la Comunidad Autónoma o a Bolonia, en situación similar  a la fábula argentina de La araña y el sapo, que no tiene desperdicio:

Un sapo andaba en desgracia. Ninguna mosca se le acercaba y empezaba a tener una de esas hambres que quitan la vergüenza al más honrado. Al levantar los ojos, vio que en la tela de la araña, su vecina, estaban presas tantas moscas de todos tamaños, que en dos o tres días no las iba a poder comer todas.

Con un grito o dos de su voz simpática llamó a la araña y le pidió prestadas algunas moscas, prometiéndole que pronto se las devolvería.

La araña, sabedora de que el que presta pierde el dinero y las amistades, primero hizo la que no oía.

Después hizo la que no entendía.

Contestó en fin que tenía pocas.

Dijo que no eran todas de ella.

Agregó que no podía despegarlas.

También afirmó que, habiéndose ya negado a prestar a la rana, no podía, sin crear conflictos, prestar al sapo.

Y cuando éste ya se dio vuelta, enojado, diciéndole que todo esto no eran más que malos pretextos: « Los pretextos serán malos,  dijo para sí la araña; pero las moscas son buenas».

¡¡ Suerte, para la Universidad y los universitarios !!

0 comments on “Cuando la crisis económica entra en la Universidad, el profesorado contratado sale por la ventana

  1. Pingback: Anónimo

  2. Alvaro

    Los señores no ayudan a sus vasallos si hace peligrar su pitanza. Los Catedráticos olvidan que ellos fueron contratados y no creo que se preocupen por sus propios Ayudantes. Eso, una palmadita en la espalda, «agradeciendo los servicios prestados» y a seguir manteniendo una Universidad donde todos son generales y coroneles, sin sargentos ni cabos,…y cada vez menos soldados-alumnos.

  3. Reposicion

    Y al hilo de esto…Nadie ha planteado la dudosa constitucionalidad de la instauración del PDI laboral en las Universidades públicas? Pregunto -y me pregunto-

  4. Unamuno

    La verdad es que sigo asiduamente su blog y éste concretamente es un artículo que he leído en tres ocasiones.

    He de decir que me resulta tan realista y sincero que me pone los pelos como escarpias. Se nota que Sevach es un profundo conocedor de los tristes entresijos universitarios. Digo tristes por la falta de mira, futuro y trabajo real en una gran mayoría de ilustres catedráticos (en su mayoría meros pobres «recoge pagas», adictos a las intrigas palaciegas).

    Creo más afortunado un sistema de prejubilación y renovación con gente no de la casa, sino de empuje demostrado.

    La Universidad necesita urgentemente una renovación real y potente, para ser lo que debería ser, un motor social y de bienestar. Por el bien de todos, cambiemos el desastre actual.

  5. Miguel

    La Universidad pública española está gerenciada por personal que proviene de la escala de profesorado (PDI). Bien sean catedráticos o titulares de universidad o de escuelas universitarias.

    Lo cierto es desconocen ni tienen experiencia en este tipo de conflictividad.

    A mi entender, si la universidad cuenta con problemas reales y serios de financiación y quiere recortar plantilla (laboral me temo, por aquello de que los funcionarios por ahora son intocables) deberia de negociar con los interesados o bien sus representantes legales. Y tratar de llegar a acuerdos voluntarios entre partes. Esto es asi en la actividad privada bien gestionada.

    En definitiva es un conflicto con soluciones. Pero para ello, se requiere de expertos y conocedores en la materia laboral. Y un catedrático o un rector por el mero hecho de serlo no les inviste de este conocimiento necesario.

  6. Quiero señalar como contratada parcial que soy, que los que son como yo hacemos horas en exceso como cualquier becario o ayudante….., también hemos hecho la tesis o estamos en proceso, y el sueldo que cobramos es de risa (mucho menos que un ayudante), yo en concreto 460 euros….
    Quería comentar también algo con respecto al nuevo estatuto laboral del PDI de la universidad pública. Aparece la carrera horizontal (se me iluminaron los ojos cuando lo leí) pero luego me di cuenta de que era de uso exclusivo para los funcionarios.
    Mis compañeros funcionarios podrán progresar sin problemas, sin pasar por la ANECA, por una puerta trasera llamada CARRERA HORIZONTAL.

  7. Darwinito

    Bueno las reglas son conocidas. En la universidad, actualmente, medra el que tenga padrinos y buenas y abundantes publicaciones. Lo último es la clave para conseguir financiación externa sin muchos problemas.

    EL problema es el del ayudante doctor, que salvo la tesis y un par de publicaciones del montón, y no siempre de primer autor, tiene que hacer méritos llevándole el café al catedrático o titular de turno, tragándose marrones de todo tipo, pero centrándose poco en su carrera, que es al final lo que cuenta. A lo mejor, porque no se es tan brillante científico como se pensaba, o porque su meta no es la investigación ni una brillante, aunque muchas veces azarosa carrera profesional, sino el ser funcionario. Ya no hablemos de los ayudantes, que ni siquiera aportan una tesis doctoral.

    Esta gente, en la universidad, se puede tolerar en época de vacas gordas, pero cuando vienen las crisis, sólo sobreviven los más adaptados, y en el caso de la Universidad, los más brillantes que no son funcionarios. Siento que esto sea una decepción para todo aquel que pensaba que calentando silla y llevando unos cuantos cafés, mientras los más inquietos competian por trabajar en los mejores laboratorios y universidades del mundo, tendrían que esperar unos añitos antes de conseguir la preciada titularidad con un curriculum mediocre.

    Ahora eso empezará a costar un horror. Los que tengan sólo un doctorado, para más inri, sacado en el mismo departamento donde se está, y publicaciones de escaso impacto o apenas citadas, se darán cuenta de que, efectivamente, han perdido su tiempo.

    En la ciencia, sólo puede haber generales y coroneles, eso es así, porque a poco que el sistema sea selectivo, la mediocridad queda barrida rápidamente. Un profesor no puede ser un docente y por ende un investigador mediocre, cuando se le ha dado una plaza independiente y vitalicia como reconocimiento de esa excelencia.

    Como digo, la crisis ha cambiado las expectativas de muchos, y eso a mi parecer, es bueno, fantásticamente bueno. La universidad no puede ser una ONG para desamparados intelectuales.

    • Carlos III

      La universidad como ONG… en fin, lo que hay que leer.

      Realmente la ONG somos los que nos vamos a quedar fuera de la carrera universitaria. Hemos estado dandole años de esfuerzo, sudor y sacrificio personal a una institución, desagradecida como una rata, que se mantiene gracias a la ilusión de poder seguir investigando.

      Quien más y mejores publicaciones tiene es el que se queda (obtiene financiación)… JAjajaja…

      Aunque fuera cierto, hay una cuestión de límites y de distribución de recursos. A quien le damos financiación, por ejemplo una beca postdoctoral, a un filólogo con un libro o a un físico con 5 artículos??

      En cuanto a los méritos por calentar silla y llevar cafe… otro que ha visto películas de los 50!

      Hay una cosa llamada ANECA que evita hacer méritos de este tipo. Antes de echar tanta basura por la boca debería informarse un poco.

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