Sobre los políticos

Síndrome postliticoital: políticos en paro desesperados

Después de las vacaciones tiene lugar el síndrome postvacacional y después de ocupar largo tiempo un cargo político, algunas personas se han metido tanto en el papel y oropel de mandar, que cuando llega el cese (desgracia en el partido político, turnismo electoral, etc) y se ven obligados a apearse del coche oficial, a pagar la factura del teléfono móvil, a que nadie se ría sin ganas de sus malos chistes y a buscar trabajo, algo terrible sucede en su interior.

No se trata de los políticos que retornan a sus puestos de funcionario, ni de los que se refugian en la burocracia de su partido político o sindicato, ni de los que cuentan con empresas paracaídas con consejos de administración o cargos directivos de oro. No. Se trata de quienes no tienen donde ir. Y estos seres “huérfanos de poder” no son patrimonio de ningún partido político concreto sino de cualquiera que haya tocado poder y haya premiado a sus huestes. La historia se ha repetido infinidad de veces. El problema no lo tienen los “animales políticos” sino los “políticos de medio pelo” que cuando se agita el árbol del poder son los primeros en caer. Lo que sucede es que casualmente, el reciente vuelco electoral sufrido en varias Comunidades Autónomas y numerosos Ayuntamientos, ha dejado a numerosos políticos sin techo, que temen la luz del día como los vampiros. Veamos de cerca el fenómeno.

1. El día después del temido cese, la cruel realidad asoma. Aquéllos que en tiempos de “vacas gordas políticas” se confesaban amigos y quienes le pronosticaron un futuro venturoso en la empresa privada, ahora dejan de contestar sus llamadas o aplazan la entrevista sistemáticamente. Decepción.

2. Los días pasan y, en su interior sopesa el pasado venturoso y el futuro incierto. Se reconcome. Repasa de memoria a todos aquéllos a los que trató con su favor. Una y otra vez intenta convencerse de que su valía está probada por el valor de los que se codeaban con él. Antes pensaba que un hombre valía lo que pesaba su agenda de contactos y ahora ve como esos contactos se esfuman por desuso. Aislamiento: el político no tiene quien le escriba.

3. Los periodistas no le asedian. El teléfono no suena. Cartas no le llegan. El correo electrónico rezuma spam pero ninguna propuesta atractiva. Sus familiares comienzan a preguntarse “si el rey está desnudo”. Nada mas patético que un exAlcalde, exconsejero e incluso expresidente rumiando su desdicha y aferrándose al teléfono por si llega alguna propuesta de reclutamiento. Soledad.

4. Le duele ser presentado como exalto cargo, pero mas sufre cuando alguien intenta presentarle y no acierta a asignarle una profesión. También siente como le apuñalan las miradas burlonas de los vecinos, los paseantes o los contertulios. Empieza a cansarse de los que le compadecen diciendo que si el volviese a la política todo se solucionaría. Rabia.

5. Busca trabajo pero sin mostrar urgencia sino como simple entretenimiento. No se resigna a no mandar. El insomnio hace su aparición y una permanente situación de desasosiego. Paradójicamente, la disminución de ingresos y de comidas institucionales, así como la necesidad de caminar en sus desplazamientos, supone una mejora nutricional y de salud física pero la triste procesión de malestar psíquico va por dentro. Desesperación.

Esa situación de confusión e irritación propia según el refrán extremeño de “perro mal almorzado” constituye un síndrome o conjunto de síntomas de un mal que Sevach se atreve a bautizar de “Síndrome postliticoital”, ya que se refiere al trauma provocado por el tránsito de una situación política de delicia orgásmica hacia una vía muerta, como el común de los ciudadanos. Se manifiesta en ansiedad y angustia pero curiosamente, al igual que los tiburones no padecen cáncer, los expolíticos parecen inmunes a la depresión. Y es que, un político de raza está tan familiarizado con la mentira que sabe mentirse a sí mismo.

La receta, la indicada en el Quijote: “Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala” o el consuelo castizo de que “El tiempo todo lo cura”, aunque lo cierto es que los políticos sin cargo son como los juguetes rotos, siendo mas precisa la afirmación de Rose Kennedy, madre del presidente J.F.K., “Las heridas permanecen. Con el tiempo, la mente para preservar su cordura, las cubre con tejido de cicatriz, y el dolor disminuye pero nunca, nunca, se va”.

Lo que a Sevach le preocupa es que quizás está dando ideas para que los políticos en activo, por si acaso, puedan aprobar normas que consideren tal “síndrome” como enfermedad profesional… y así mantener la sopa boba durante en el duro camino de las vacas flacas…

5 comments on “Síndrome postliticoital: políticos en paro desesperados

  1. Josele

    Y lo que nos falta por ver, cuando pase el 20 N……

  2. Kelsen

    El mejor consejo para que un ex-político encuentre trabajo es que oculte esa experiencia.!Mala carta de presentación.

  3. Enrique

    Estimado Sevach, creo que en este artículo puede excluirse de la lista de afectados a aquel «político de medio pelo» que logró el enchufe a tiempo, ya sea por familiar, allegado, pelmazo, o por chantajista que alguno habrá también; y puede respirar con ese balón de oxígeno que es el capítulo I de los presupuestos, aunque su plaza creada ad hoc sea de experto en filatelia y colombofilia.

    Cuatro años (y hasta treinta según que ayuntamientos) dan para mucho enchufe.

    Un saludo.

  4. Pingback: Elecciones generales : ¡ Jalea acta est! – delaJusticia.com

  5. Ramiro

    Sevach, el artículo es muy interesante, pero creo que describes otro país más serio que el nuestro.
    Aquí he visto a compañeros de la Facultad de Derecho pasar al escaño curul de Concejal…, y no bajarse del burro , hasta hoy mismo.
    El cursus honorum es largo, y los españoles somos expertos en crear cargos y empleos innecesarios y decorativos: asesores, jefes de gabinete, consejeros, plazas de personal laboral, por supuesto contratados a dedo, diputados aldeanos, es decir, autonómicos (para diferenciarlos de los nacionales), senadores por designación de los parlamentos regionales (para que no tengan que pasar por el bochorno de someterse a votación, ¡ellos, que lo ha dado todo por la Patria, digo por ellos mismos!), etc.
    Aquí en Aragón, por ejemplo, conozco a dos senadores digitales, es decir nombrados por las Cortes de Aragón, que llevan desde su juventud chupando del bote: Marcelino IGLESIAS, que pasó de pastor y monitor de esqui a presidente de diputación provincial, presidente de Aragón, etc., o Luisa Fernanda RUDI, que pasó de contable diplomada (profesora mercantil), a alcaldesa de Zaragoza, presidenta del Congreso, presidenta de Aragón, enadora.
    Ambos sin estudios universitarios: ¿para qué…?
    Los partidos promocionan a los suyos, con tal de que NUNCA DIGAN NO.
    Mientras tanto entre nuestra juventud, y los que no somos tan jóvenes, cunde el desánimo y la desolación de ver que los principios constitucionales de publicidad, igualdad, mérito y capacidad, LOS POLÍTICOS SE LOS PASAN POR EL ARCO DEL TRIUNFO.

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