Crónicas administrativistas

Tocomocho a la catalana: las estampitas de la independencia

 

 

 Decía el jurista romano Ciceron aquello de “tota res vacillat et claudicat” ( todo el sistema vacila y cojea un poco) y es evidente que al igual que los aviones tienen eso que se llama “fatiga de vuelo” (las partes mas sólidas se debilitan a largo plazo), nuestro Estado autonómico pide a gritos una revisión para ajustarse las nuevas coordenadas jurídicas, económicas y sociales. Ahora bien, cuando se abre el melón de la  revisión constitucional, no debe prejuzgarse el desenlace ni fijar metas incondicionales ( mayor o menor descentralización) pues nadie puede ponerse en lugar del poder constituyente, cuya voluntad se forma por los cauces de la reforma constitucional, con las mayorías y límites allí indicados ( recordemos lo que el artículo 1 de nuestra Constitución dice con claridad y contundencia que sonroja tener que recordarlo: » La soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado».

 En esas condiciones, es legítimo que los políticos se declaren republicanos, independentistas o adventistas del séptimo día. El problema brota cuando la máxima autoridad institucional ( Presidente autonómico) se mete en las arenas movedizas del órdago jurídico-constitucional y además insiste en patalear con lo que seguirá hundiéndose. Así, hablar de un referéndum o plebiscito encaminado a la independencia de Cataluña en los términos divulgados ( quiérase o no, prohíbalo quien lo prohíba) supone un exceso reprochable por venir de quien recibe su autoridad y legitimidad de la propia Constitución ( que se jura o promete al aceptar el cargo) y ahora abiertamente propone en el mejor de los casos un fraude constitucional (caminos aparentemente jurídicos para sortear la senda constitucional).

 Por otro lado, toda persona que vive de la política y ocupa un cargo público tiene el deber de explicar a la ciudadanía realmente lo que promete, con sus pros y contras. Las verdades a medias, como los ladrillos partidos, van mas lejos si los tiras. No es aceptable  fraude tan colosal a los catalanes, que por ocultar realidades se asemeja al timo del Tocomocho;  recortes de periódico por billetes de dinero, o sea, una quimera jurídica a cambio de un rédito electoral que dejará burlado al  votante bajo el espejismo de una independencia cercana y cómoda. Veamos los enfoques con claridad bajo la lupa académica.

1.  Partiremos del análisis cómodo, típico del niño que pierde el partido de fútbol y entonces ya no quiere jugar  e incluso quiere llevarse la pelota o rajarla, o cambiar las reglas del juego a su favor. Veamos, el simplismo del razonamiento político: si somos independientes podemos resolver nuestros problemas económicos ( sin aflojar la bolsa al resto del Estado español), nuestros problemas políticos ( enterrando la historia y lengua de la cultura española) y nuestros problemas sociales ( el que quiera vivir en Cataluña que se quede,y el que no que saque el pasaporte).

   Sin embargo, frente a ese planteamiento populista calentado con el mantra de la independencia, bien está recordar las consecuencias jurídicas para todos los catalanes que supondría la consumación de un Estado catalán de nuevo cuño.

2. Por un lado, tenemos una espléndida reflexión de Ramón Punset, Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, que se ve obligado a recordar el error jurídico de confundir a la parte con el todo, y el absurdo de que un órgano o Comunidad Autónoma intente negociar en régimen de paridad con el cuerpo o Estado del que es una extremidad:

 “Hace poco coincidí en un congreso con un jurista catalán, especie cada vez más rara y, a lo que parece, innecesaria. Estaba empeñado en convencerme de que la relación entre Cataluña y España era la propia de un matrimonio que podía disolverse mediante un divorcio unilateral por pérdida de la «affectio maritalis». No es que, al hablar así, emplease una parábola con finalidad didáctica: se hallaba persuadido de la realidad personal de Cataluña, que, lejos de reducirse a un constructo o artificio jurídico o ideológico, se configuraba a sus ojos como un sujeto físico con capacidad volitiva. Vamos, que Cataluña es un bípedo implume que anda por la calle (como demostró en su último cumpleaños del 11 de septiembre) y posee una vida totalmente autónoma. ¡Y el Código Civil sin enterarse! Y no es que semejante simpleza fuera la de un hombre de pocas luces o escasa ilustración: también él era, no obstante su condición de profesional del Derecho, una víctima del virus nacionalista y había sucumbido al hechizo capaz de convertir el azar del nacimiento en destino providencial. Se le advertía dispuesto a sacrificar sin titubeos a la Constitución en el altar iusnaturalista de la Cataluña esencial, y a proclamar con fuerza lo que Benedict Anderson denominó «la belleza de la Gemeinschaft», es decir, de la «comunidad» ancestral de los catalanes frente a la «sociedad» impuesta por la extranjera España y su Estado opresor.”

 3. Por otro lado, nos regala Araceli Mangas, Catedrática de Derecho Internacional Público de la Universidad Complutense de Madrid, una rigurosa y clarísima exposición de la vertiente estrictamente jurídica del problema. Está tan bien explicado que me atrevo a citar dos estupendos fragmentos:

3.1  Sobre el absurdo de que un Estado de nuevo cuño por escisión de otro pueda pretender la continudad en todas las organizaciones internacionales de las que el Estado matriz formaba parte.

“Caso de ser positiva la respuesta a la pregunta directa y escueta sobre la independencia (y no con señuelos europeístas para confundir a la ciudadanía) o incluso si por las bravas se proclamara y se consolidara mediante hechos consumados la existencia de un Estado catalán, el efecto es que, obvio es decirlo, España sigue siendo miembro de la UE y es el nuevo Estado catalán el que no sería miembro de la UE. El principio de continuidad del Estado hace permanecer a España. El que cambia de estatus es Cataluña: se crearía un Estado nuevo y extraño o tercero a la UE.

Es de manual. Si se consumara el proceso de secesión, el territorio que se desgaja no puede heredar la condición de miembro de una organización internacional: tendrá que solicitar el ingreso en la ONU, OTAN, UNESCO, OIT, etcétera. A diferencia de las otras organizaciones internacionales, en la UE se precisa la unanimidad del Consejo para el ingreso (28 con Croacia en julio de 2013). Cualquier Estado miembro puede vetar no ya el ingreso, incluso el ser aceptado como candidato para negociar el ingreso que requiere también la unanimidad.”

3.2       Sobre la situación calamitosa para la sociedad y la cultura catalana que supondría vivir de espaldas y al margen de la Unión Europea, aunque sea temporalmente, con el problema de la grave irreversibilidad de los daños y perjuicios en ese amplísimo lapso temporal que supondría para catalanes, sus empresas y  sus mercados.

     » Sus mercancías, servicios, empresas y capitales serán los de un Estado tercero; pagarán los aranceles que pagan los productos rusos, argentinos o japoneses por venderse en cualquier Estado miembro. Cataluña podrá poner aranceles a los productos comunitarios. Ni los ciudadanos y empresas catalanas tendrán derecho de establecimiento ni derecho al trato comunitario en tanto no se celebren acuerdos para dulcificar su estatuto de Estado tercero. Las empresas y productos catalanes serán productos y empresas extranjeras en toda la UE. Los ciudadanos de Cataluña dejarán de ser ciudadanos de la Unión; las normas son claras y contundentes, la ciudadanía de la Unión se adquiere y se pierde automáticamente con la nacionalidad de un Estado miembro y pasan a ser extranjeros en toda la UE, salvo que opten por mantener la ciudadanía española. No habrá elecciones al Parlamento Europeo en Cataluña. No habrá ayudas de los fondos europeos».

    Poco mas puede decirse con mayor claridad. Si la apelación a la independencia es una “maniobra de distracción” política frente a la crisis económica, hay que tener la honradez mental para decir la verdad tanto sobre los medios (el camino constitucional para la independencia) como las consecuencias ( los efectos sobre el sistema comunitario que se evaporaría de Cataluña).

   Es más, no dejaría de ser paradójico que brotase un Estado independiente catalán por generación espontánea, ofreciendo una imagen de pueblo oprimido liberándose de las cadenas y que se humillase el día después para que la comunidad internacional le reconociese como tal, cosa difícil pues no es fácil que un Estado quiera alimentar el fuego de la independencia cuando puede tener el mismo problema en su propia casa.

 4. Si necesario es iniciar la senda del debate de la independencia, también es necesario que sea con lealtad y transparencia sobre sus costes y beneficios, sobre sus medios y resultados. Y solo entonces, el catalán bien informado, podrá decidir si inicia o no el camino de la reforma constitucional, mediante la iniciativa constitucionalmente marcada (arts.166 CE), esto es, el parlamento catalán remitiría a la Mesa del Congreso una proposición de reforma constitucional que autorizase la secesión territorial y reguladora de las condiciones de separación de España, siguiendo el procedimiento del artículo 168 de la CE ( pues la modificación afecta al núcleo de derechos y deberes de los ciudadanos) impone que los electores españoles en su conjunto se pronuncien positivamente sobre tal independencia en dos momentos: en las elecciones generales  tras la disolución de las Cortes, y en el ulterior referendúm para su ratificación .

 Y no será Sevach quien ponga puertas al campo ni pretenda censurar el derecho de las minorías y pueblos a su independencia, pero con la Constitución, que tanto nos ha costado aprobar y desarrollar,  y con los principios jurídicos no debe jugarse impunemente. No quiero imaginarme que las favelas de Río de Janeiro decidan realizar una votación puerta a puerta en el barrio para declarar su independencia del Estado brasileño, o que Barcelona invoque su singularidad ( siempre con leyes especiales locales) para un Estatuto de microestado, o que Figueras por ser eje cultural de Dalí reivindique alzarse en algo parecido a Ciudad del Vaticano. 

5. El discurso del Presidente catalán parece inspirarse en el famoso discurso de Luther King ( «Yo tengo un sueño») pero se olvidó  citar el de Winston Churchill (» no tengo mas que ofrecer que sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas»),   con el triste resultado de la frase de Groucho Marx: » Tengo unos principios, y si no le gustan, tengo otros». Y es que para Sevach hay mucho campo político para evaluar y debatir con lealtad y transparencia, pero no puede seguirse con este catastrófico derrumbe de los mas elementales principios constitucionales pues tras el respeto a las normas primarias está el civismo y la nobleza condición humana. Hay mucho mas en juego que una etiqueta nacionalista.

6. Por cierto, el artículo de Ramón Punset, titulado “ El nacionalismo y la muerte de los alces”  y  publicado en el Diario La Nueva España el 7 de Octubre de 2012, podéis leerlo íntegramente aquí.

Y el artículo de Araceli Mangas titulado “ Construir la casa catalana por el tejado” y publicado en el Diario El Mundo de 15 de Octubre de 2012, podéis leerlo íntegramente aquí.

 Y de postre aquí tenéis el estupendo artículo de Francisco Sosa Wagner y Mercedes Fuertes, ambos Catedráticos de Derecho  Administrativo, titulado » La cara adusta del federalismo«. 

 

 

0 comments on “Tocomocho a la catalana: las estampitas de la independencia

  1. Creo, Sevach, que el Presidente catalán hace su trabajo, que es hacer política, así que los reproches en clave jurídica sobran. El Derecho no es un límite para la evolución de los pueblos sino un instrumento, y si Escocia o Croacia lo consiguieron nada malo hay en afrontar el reto. Hasta ahora el Estatuto catalán fue una prueba de respeto de juego democrático, con sentencia constitucional incluida.

    • Lamentablemente Mas hace su trabajo, pero lo hace mal, pues atenta contra la legalidad que se comprometio cumplir y de la que emana su propio poder y legitimidad. Con que autoridad podria el exigir respeto si es el primero en incumplir el ordenamiento juridico?. Muy al contrario, el politico Mas demuestra sus limitaciones por no priorizar los graves problemas que tiene la sociedad catalana e introducir por el contrario una doble fractura interna y externa. El Estatuto Catalan como los demas es una norma juridica que emana de la Consitucion Española pero lo que no se puede es usar cuando le conviene y rebelarse cuando no coincide con sus intereses. Ademas la postura de Mas obedece mas a la presion del sector mas nacionalista de su partido representado por el hijo del expresidente Pujol que desea sustituirle en el mando. las tipicas intrigas palaciegas que se resuelven con una guerra exterior para unir a todos alrededor del molt honorable ….

  2. Ramón Soriano

    Ciertamente el problema no es jurídico sino político. Con la Constitución en la mano, no hay independencia posible. Ahora bien, si en las elecciones catalanas ganan los partidos que llevan la independencia en su programa electoral, ¿qué hacemos? ¿Se les ignora como si no pasara nada? Creo que la política es el sistema pacífico de resolución de problemas y, evidenciado que hay un problema, se deben poner los instrumentos para su resolución. Y para evitar el independentismo lo que hay que hacer es contraponer las ventajas de permanecer unidos a los efectos de la secesión. Y la comparación con el matrimonio no es mala: si no te sientes querido, mejor disolver la unión.

  3. Espartaco

    Analizar una cuestión tan compleja y complicada como esta exige múltiples enfoques, casi tantos como las disciplinas académicas que pudiéramos encajar. Por deformación profesional me gusta primero acudir a los orígenes de la cuestión, pues muchas veces explica mejor el devenir y la orientación del problema. De este modo debemos recordar que la cuestión de la secesión de Cataluña mediante un referéndum surge a consecuencia del fracaso del Gobierno catalán a obtener una reforma de su financiación mediante la negociación con el gobierno de la nación de un nuevo pacto fiscal. Por tanto la cuestión independentista no tiene un origen histórico, recuperar una presunta independencia como es el caso de Escocia, ni cultural por incompatibilidad de ambas culturas, ni de sometimiento colonial…….todo se reduce al planteamiento económico de lo que el gobierno catalán considera un injusto balance fiscal entre lo que Cataluña aporta y recibe.
    Es en este tema donde debemos combatir política y académicamente la mendaz postura del gobierno nacionalista con dos argumentos básicamente en aras de la brevedad:

    1. La fiscalidad es una cuestión personal, es decir de las personas físicas y jurídicas que pagan en función de su renta y no es cuestión de territorios. Los impuestos los pagan quienes deben pagarlos en Cataluña al igual que en Madrid o Asturias con las peculiaridades reconocidas.

    2. Si el gobierno catalán se lamenta de lo mucho que aporta en el balance fiscal final al resto de España no resulta coherente que a la vez pida su entrada en la UE pues seria un contribuyente neto dado su PIB que superaría la media europea. Lo que espera ahorrarse de pagar al resto de España para beneficiar a los residentes catalanes lo tendría que aportar a los fondos comunitarios por integrarse en la UE. No hay mayor incongruencia que negar la solidaridad a la propia familia para simultáneamente estar dispuesto a serlo con los vecinos….

    Finalmente apuntar que la aparición de este tema solo obedece al conocido ardid político de poner cortinas de humo a los auténticos problemas de la sociedad catalana, el paro, la crisis económica, la inmigración……en los que D. Arturo Mas ha fracasado porque ningún político, sea nacionalista o no, desea ser un capitán que salve la nave de su hundimiento porque da poco prestigio, lo que todos desean en el fondo es realizar tranquilos y generosos cruceros con regalos de subvenciones, contratos, asesores mientras reciben continuos aplausos y parabienes……

  4. José Mª

    Estimado Sevach. Imaginate entonces cómo se las gasta la Administración autonómica catalana cuando algún juez contencioso (hablemos siempre en términos hipotéticos) intenta controlarla (qué osadía!!!) y la reprende continuamente por cuestiones tales como incumplir manifiestamente la STC 31/2010 (la del Estatut). El problema es que en Cataluña se vive (y se trabaja) en una realidad jurídica paralela «más allá de los límites de la imaginación», como si lo que no nos gusta aplicar simplemente no existiese… pura y simplemente se omite, y punto. El problema viene cuando a esta casta polítrica se le recuerda que la realidad jurídica es bien distinta, y que el juez debe aplicar la norma con toda normalidad, pero sobre todo, que no puede dejar de aplicarla por criterios espúreos. ¿Qué hacer entonces? Pues atacar al juez, así de sencillo. Y si además el juez es catalán, el doble, por hereje y desviado de la ortodoxia marcada por el nacional-catalanismo. Evidentemente todo esto lo digo en términos hipotéticos…

  5. Vilar Petit

    Si tan malo, caroes independizarse….

    Como es posible que ninguna nación, una vez conseguida su independéncia de otra, haya pedido volver a l’estatus anterior?

    Croacia, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Lituania, Letonia, Bielorusia, Ucraina, Chequia, Montenegro, Kosovo, Macedonia, Bosnia, Moldavia….

    El único pais que conozco ha sido la Alemania Comunista, la cual nunca pidió la independéncia de «la otra» Alemania, le obligaron…

  6. Panóptico

    Para saber mas sobre el asunto y desde otra perspectiva a la que expone Sevach, recordar que:

    «En su auto del 22 de julio de 2010, el Tribunal Internacional de Justicia concluyó
    que la declaración de independencia de Kosovo del 17 de febrero de 2008 no violó
    ni el derecho internacional general ni la resolución del Consejo de Seguridad citada,
    ni el marco constitucional. Esta opinión no es compartida ni por la República
    de Serbia, que considera Kosovo como una de sus provincias, ni por parte de otros
    muchos Estados»

    Ver un estudio mas amplio en este link:

    http://www.cetim.ch/es/documents/bro12-auto-A4-es.pdf

    • Juan José

      En el asunto de Kosovo, el TIJ «sólo» señaló que la declaración de independencia formulada por Kosovo no vulneraba el Derecho Internacional, sin pronunciarse sobre si existe un derecho general a la secesión, respecto del que expresamente dijo que no era la cuestión debatida. El parágrafo 56 de la opinión es muy elocuente cuando afirma que un acto puede no constituir una violación del DI sin por ello entrañar ejercicio de un derecho concedido por éste («Indeed, it is entirely possible for a particular act ⎯ such as a unilateral declaration of independence ⎯ not to be in violation of international law without necessarily constituting the exercise of a right conferred by it.»),

      Un saludo

  7. Ambrosio

    – Lo político es previo a lo jurídico. Cualquier propuesta política innovadora no se ajusta a lo jurídico.
    Por debatir (que es lo bueno del principio democrático)
    – El sujeto político suele ser creado: un hispanista norteamericano decía que España no creó ningún Imperio; el Imperio creó España.
    – Algunos territorios que fueron España ya dejaron de serlo; no es una novedad.
    – La existencia del pueblo español tendrá sus causas y su vida (principio y final).
    – ¿Qué es ser español?
    – Que Cataluña sea expulsada de Europa (políticamente) puede también convertirse en oportunidad. Si así fuera, daría bastante que decir dicho comportamiento del Estado español; y económicamente se le abren otras posibilidades (Suiza, Andorra no son EU, y les va muy bien)

    • Al mal tiempo

      Eso estaría bien. Que el comportamiento del Estado Español fuera reprobable. Me gusta la idea. Según los razonamientos expuestos en este debate, se puede deducir que si el estado español hiciese algo reprobable una vez, no debe amilanarse ni parar ahí, sino muy al contrario debe repetir su conducta y prolongarla en el tiempo hasta que se produzca el efecto buscado, que la realidad jurídica se modifique y se adapte a la nueva realidad ya existente. En ese momento dejará de ser reprobable y tendremos un nuevo sujeto político, no tan pánfilo como el preexistente.
      En resumen, la receta es la siguiente:
      Primero incumplo la ley de banderas, después la cooficialidad de la lengua española, después las sentencias judiciales, respecto a lo uno y lo otro, -incluir acosar a niños tercos en las escuelas, y a sus familias, y a empresas si quieren anunciarse en español-,tercero, mentir a sabiendas «España nos roba», sobre las causas de la ruina a la que estoy llevando a la sociedad catalana, debido a mi carácter corrupto e incompetente, para llevar a los catalanes a mi terreno (para eso tengo subvencionada a la prensa y mantengo ocho canales de TV pública); cuarto me salto los demás artículos de la CE , convoco un referéndum (y si no sale favorable, lo vuelvo a convocar al mes siguiente y así sucesivamente hasta que salga que sí ) y el resultado será que tendremos un Estado Catalán ejemplar y modélico, que tendrá que ser aceptado sí o sí por el mundo entero -incluyendo al país vecino al que pienso seguir puteando- porque he sido un mal hijo y seré peor vecino, o de lo contrario elevará nuevamente la voz «La Fundación para la Dignidad del Estado Catalán» y denunciará el comportamiento reprobable del Estado Español.

  8. La cuestión, por desgracia, es que en los tiempos actuales no parece tener mucha relevancia la cuestión o razón jurídica, y es como alguien dijo en su día «Donde hay poca justicia es grave tener razón.»
    Tengo pocas dudas de que a no pocos políticos les da igual que los medios para alcanzar sus objetivos sean conforme a derecho o no (a veces incluso mejor si no les dejan para convertirse en mártires), lo que importa es el rédito electoral , sobre todo a corto plazo.
    El mayor problema de todo esto es que hasta la fecha, la mayor parte de la ciudadanía vivía ajena, si no de espaldas, a muchos conflictos creados por los que mandan, pero si no se hace un uso cabal de esta cuestión, y se va elevando el tono, se puede acabar dando mucha gasolina a quién no se debe. Además ya veremos cuánto tiempo pasa hasta que empiecen a aparecer campañas de grupos minoritarios, pero que tendrán amplio eco mediático, ridiculizando o insultando al otro, buscando justamente crear un enfrentamiento donde no lo hay, al menos entre el ciudadano de a pie que ya tiene bastante con lo suyo.
    Un saludo.

  9. Panóptico

    En esta reciente Sentencia el Tribunal Constitucional «actual» ya empieza a ir perfilando lo que le viene:

    Pleno. Sentencia 163/2012, de 20 de septiembre de 2012. Recurso de inconstitucionalidad 1916-2004. Interpuesto por el Parlamento de Cataluña en relación con diversos preceptos de la Ley Orgánica del Poder Judicial, puede verse completa aqui:

    http://www.boe.es/boe/dias/2012/10/17/pdfs/BOE-A-2012-12961.pdf

  10. Jonatán Frade

    «En esas condiciones, es legítimo que los políticos se declaren republicanos, independentistas o adventistas del séptimo día.»

    Quiero entender que «esas condiciones» se refieren o bien a la posible reforma de la Carta Magna o al hecho de que la soberanía recaiga en el pueblo español, y no a la aseveración de que las partes mas sólidas con el tiempo se resquebrajan. Traigo esto a colación porque parece sencillo deducir la contraposición entre republicano y monárquico, (artículo 1.2), independentista e «indisoluble e indivisible» (artículo 2), ya que se trata de los distintos sistemas de gobierno o de organización territorial por los que se optó entre las distintas alternativas que existían. Donde ya me surgen dudas, es en la alusión a una denominación cristiana minoritaria, ya que no se si debo entenderla confrontada a la iglesia católica, apostólica y romana, o a la aconfesionalidad del Estado que proclama el artículo 16. En este último caso, hubiera sido mas adecuado señalar que cualquier político podría, en esas condiciones, declararse católico, ya que lo contrario o bien desprende un cierto olor desagradable o no es si no un mal chiste que podría enmendarse con este:

    Unos adventistas del séptimo día tratan de compartir su doctrina con un desconocido que, al no tener interés en los argumentos que se le exponían, exclama: !No creo en la iglesia verdadera como para creer en la vuestra!

  11. Creo que era el The Guardian que hace poco, y refiriéndose al debate sobre el derecho de autodeterminación de Catalunya y su cabida en la constitución española, que se interrogaba: ¿En España que hay constitución o democracia?

    Pues bien, en ese caso, como en muchos otros, lo jurídico no es una finalidad en si misma, sino un mero instrumento de lo político, y la constitución nuestra se ha interpretado en muchas otras ocasiones mas allá de su tenor literal (vease por ejemplo, comunidad autónoma de Andalucia).

    Sevach desde Catalunya de digo que con artículos como el tuyo al final la independecia va a ganar muchos adeptos. Como está diciendo gran parte de la prensa internacional, que respecto a este tema, me temo que es la mas interesante de leer, la mejor arma contra el independentismo es el derecho de autodeteminación. Supongo que es algo así (a contrario sensu) como aquello que decía Montalban de «contra franco vivíamos mejor».

  12. Federico Vidal

    Estimado Sevach,
    Sigo atentamente tu bloc y por primera vez me atrevo a escribir aunque, y lo lamento, sea para discrepar.
    El enfoque que das a la cuestión es exclusivamente jurídico cuando en realidad este problema desborda completamente, el marco jurídico y va mucho más allá.
    Si nos atenemos exclusivamente a lo jurídico, jamás se hubiera producido ni la independencia de los estados del antiguo imperio español, ni la de los EEUU. Ejemplos más recientes los tenemos en nuestra vista histórica: la caída de la Alemania del este, el nacimiento de estados procedentes de la antigua URSS, la disgregación de los estados de la antigua Checoslovaquia etc. etc. puedes ver que existe una multitud de ejemplos que te desmienten.
    Existen una serie de valores que deben sobreponerse al “ordenamiento jurídico” de, por ejemplo el de democracia y en ese sentido la pregunta es: si una parte se quiere ir, ¿qué hacemos?. ¿Respetamos su voluntad o le lanzamos encima la Constitución primero, y luego el Código Penal? Y si esto no sirve… que sugieres?
    Es muy interesante y esclarecedora una sentencia del Tribunal Constitucional Canadiense referida al fenómeno secesionista del Quebec, de 20 agosto de 1998, en la cual tras exponer que aquella parte del Canadá no tenía derecho a la secesión, por cuanto no existía ninguna norma ni de derecho internacional, ni de derecho interno, ni razones históricas, ni una situación de sometimiento, agravio u ofensa de cualquier tipo contra el Quebec, pues bien a pesar de todo ello, si la mayoría de ciudadanos del Quebec, de forma clara e indiscutible se pronunciasen a favor de la independencia, el estado Canadiense debe negociar para proceder a la secesión de aquella parte.
    Y esto es así porque en definitiva el derecho no es más que un mero instrumento, y como tal es cambiante, evolutivo e imperfecto. Además el derecho está al servicio de las personas y no para sojuzgarlas. Y puede ser que necesite adecuarse a situaciones no previstas originariamente, como es la presente.
    Si no lo entendiéramos así todavía estaríamos regidos por las Siete Partidas o el Código de Hammurabi.
    Por otra parte, considero poco acertada tu expresión “Tocomocho a la Catalana” que encabeza tu artículo, por lo que implica que despectivo hacia un movimiento mucho más importante y serio de lo que algunos poedeis imaginar.
    Un compañero catalán y desde Catalunya.

    Adjunto un link a un comentario a dicha sentencia : http://www.pisunyer.org/publicaciones/punts5.pdf

    • sevach

      Estimado comentarista: bienvenida sea tu perspectiva, cortés y razonada, con gran coherencia argumental. Cierto que el Derecho es cambio y lo contrario sería el inmovilismo sobre una sociedad dinámica. Sin embargo, ese mismo planteamiento lleva al extremo contrario: no importan los pactos, normas, derechos adquiridos, seguridad juridica, etc…
      pues deben estar sujetos al magma de la apasionada voluntad de las personas o grupos.
      ¿Debe aceptarse una votacion de la comunidad musulmana catalana para que acuerden implantar la licitud de la poligamia?

      Creo que el equilibrio de todo sistema no caótico pasa por la seguridad jurídica y si existen cauces pactados de reforma progresiva deben ser respetados.
      En mi opinión, nadie puede dudar que a medio plazo el Estado de las Autonomías será un Estado Federal y a largo plazo una Confederación, que será disuelta en Estados soberanos.

      Lo que me preocupa, y ese es el enfoque jurídico del problema, razón por lo que lo califico de Tocomocho ( perdóneseme la licencia expresiva del titular), no es que el Presidente catalán reivindique el derecho a un plebiscito o a la autodeterminación, sino que silencie o lo envuelva en un camino fácil, cuando jurídicamente una Constitución y el Derecho Internacional( en su proyección europea) no son bagatelas sino sendas solemnes que han cristalizado laboriosos consensos, y cuya quiebra supondría un altísimo peaje consistente en la falta de credibilidad, autismo y retroceso económico de un potencial Estado catalán cojitranco ( sin olvidar la división social de la población).
      Por otra parte, tan legítimo era reivindicar el derecho a la autodeterminación de Cataluña hace una o dos décadas como hacerlo ahora… ¿ por qué la urgencia? Creo que son razones de oportunismo electoral y nuevo engaño al electorado pues se establece una prioridad que no era tal y se disfrazan los problemas reales.

      En fin, lamento que me resulta muy difícil aceptar en cualquier ámbito que la fuerza de los hechos – magnificados, no espontáneos y oportunistamente avivados- dobleguen el Derecho con palabras mayùsculas.

      En todo caso, agradezco sinceramente tu opinión y la magnífica referencia al caso de Quebec. Un cordial saludo

  13. Anónimo XXL

    A mi me sigue sorprendiendo la supuesta superioridad del nacionalismo español, que implícitamente sirve de argumento para muchas personas (formadas) de este Estado.

    Comparto las reflexiones de muchos de los comentaristas, en especial la demagogia acerca carácter absolutamente inmovilista de la Constitución. No hay que ser un genio para ver que, en determinados contextos de evolución histórica, es una camisa de fuerza.

    Muchos sabios de diversas disciplinas han teorizado sobre diversos conceptos que no se usan en el debate público y que tienen su interés, tales como la tiranía de la mayoría (y también de la minoría), el devenir histórico, el derecho al reconocimiento, el paternalismo («Sé mejor que ellos mismos qué necesitan los catalanes»), el nacionalismo español (por qué se emperran en que no es un nacionalismo tan válido y criticable como cualquier otro?). A mi humilde entender, la cosa se resume en dos frases que he oído por ahí:

    Nos quitaron la justicia y nos dieron la ley (de Eduardo Galeano)
    La Constitución secuestra a la democracia (no sé de quién).

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