La burla de los 902 y los concursos televisivos: ¿despertará el legislador?

Ha sido  noticia la reciente Sentencia de un Juzgado de lo Contencioso-Administrativo que confirma la sanción impuesta por una Consejería de Sanidad y Consumo en cuantía de 20.000 euros a una productora por el abuso cometido desde un concurso nocturno televisivo que impulsaba la participación de los ciudadanos mediante llamadas, bien correspondientes a números de tarificación adicional o bien por el uso de SMS Premium. Aunque la llamada era voluntaria lo cierto es que quien llama desconoce los criterios y reglas de participación en el juego ya que lo único cierto es que le aplican unas tarifas abusivas.

Para Sevach este es un bonito ejemplo de cómo existen unos desaprensivos que se aprovechan de miles de ciudadanos que se deslumbran por lo que parece ser un sencillo juego, y que se convierte en un calvario cuando además de la desilusión de llamar sin participar se tropiezan con la elevada factura telefónica. Y aunque lo bello es que un Juzgado pone coto a esta tropelía, y aunque la Administración aplicó con presteza la sanción procedente, lo cierto es que existe y subsiste un vacío legal que debería ser cerrado de inmediato.

1.En efecto, los números 902, los Premium, los SMS a tales concursos o anuncios periodísticos, se están convirtiendo en una trampa en la espesura para los más débiles económicamente, y el legislador debería reaccionar con energía. No está en juego la libertad de mercado sino los derechos del ciudadano y sobre todo, la buena fe de tantas personas que creen en lo que el anuncio, la televisión o la Radio le vende como una sencilla tómbola. 

2. Pero sobre todo, Sevach reta a los lectores a que intenten descifrar la letra pequeña que figura en el pie de la pantalla cuando el premio y el número de teléfono figura bien grande. Es imposible leer el texto tramposo porque es pequeño y porque se desplaza rápido, y en el mismo se dicen las duras condiciones de tarificación.
Eso no es informar al consumidor, eso es burlarse.

3.Además, la paradoja radica en que quien participa en tales concursos y se queda con un palmo de narices, no acomete denuncias judiciales pues ni sabe ni quiere perder mas dinero. Ello mientras los desaprensivos hacen caja.

4. No quiero dar ideas, pero me pregunto si los contribuyentes llamarían a un concurso televisivo organizado por la Agencia Tributaria en que por 50 céntimos el minuto, se sortease la exención de la declaración de la renta. Posiblemente se recaudaría más y posiblemente los contribuyentes se quejarían menos.

En fin, tales concursos ya fueron objeto de amplio comentario en otro post anterior, y al menos vamos avanzando en la dirección correcta.

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