Libros y Jornadas

Carta de un euroconvencido a Sosa Wagner y Mercedes Fuertes: Europa merece la pena

Un breve ensayo titulado "Cartas a un euroescéptico" obra de los Catedráticos Sosa Wagner y Mercedes Fuertes, encierra todo lo que hay que saber sobre la Unión Europea para convencerse de que la necesitamos

 Sosa Wagner   Devoro con fruición el breve ensayo titulado » Cartas a un euroescéptico» realizado por los Catedráticos de Derecho Administrativo, Francisco Sosa Wagner y Mercedes Fuertes (Marcial Pons, 2013) y mi asombro es mayúsculo por varias vertientes que merece la pena glosar.

 De entrada, es sumamente llamativo el formato, ya que se trata de un breve ensayo ( no llega al «siglo» de páginas) vertebrado con estilo epistolar, lo que no solo proporciona apaciguadoras resonancias bíblicas, sino que incrementa la intimidad del lector con los autores.Sosa Wagner

 Así, la Primera Carta se dedica a exponer la voluntad de aclarar algunos tópicos y prejuicios sobre la Unión Europea y adelantar la convicción de los autores de que sumar países, iniciativas y fuerzas siempre supone mayor beneficio que la tendencia centrípeta de signo contrario.

  La Segunda Carta, con tono novelado, expone la visibilidad para cualquier ciudadano de los frutos de la Unión Europea, desde que se despierta hasta que se acuesta, y que disfruta de su posición de consumidor, trabajador, viajero e indirecto destinatario de las fecundas ubres de los Fondos de Cohesión y Fondos solidarios.

 La Tercera Carta se ocupa del motor que alimenta a la Unión Europea. Por un lado, las fuentes de financiación que revelan el desequilibrio coste- beneficio en favor de la «ganga comunitaria», pues resulta elocuente el dato de que la cuota de cada Estado se sitúa en torno al 1% del PIB respectivo, unido a que los costes de personal comunitario se revelan ridículos sobre la parte que suponen las partidas homólogas de las Comunidades Autónomas españolas.

  Por otro lado, la carta analiza el peso de los lobbies, al mostrar su variopinta naturaleza ( religiosos, sindicales, políticos, deportivos y empresariales) sin olvidarse de las ONG, pero rechazando la farisaica postura de condena de tales especímenes, y adoptando en cambio, la valiente perspectiva de ofrecer su valor como agentes de estímulo de iniciativas que bien canalizadas, y siempre bajo la lupa de la transparencia, provocan beneficios para todos al ilustrar las políticas comunitarias.

 La Cuarta Carta se ocupa de desmontar, institución a institución, el cínico sonsonete del «déficit democrático» de la Unión Europea, exponiendo el fundamento de la legitimidad de cada institución: Asamblea, Consejo Europeo, Consejo de Ministros y  Comisión; y de paso, revalorizando los Comités integrados por representantes de los Estados miembros que asisten a la Comisión cuando ejerce potestades normativas o ejecutivas por delegación del Consejo ( práctica maliciosamente calificada de «Comitología»).Sosa Wagner

Asimismo defiende enérgicamente el papel independiente y fuera de presiones políticas estatales, del Banco Central Europeo y el fructífero Tribunal de Justicia.

Tampoco se olvida del derecho de petición al Parlamento ni de las quejas al Defensor del Pueblo, que unido al «diálogo» entre jueces nacionales y comunitarios, demuestran un talante abierto y participativo innegable.

 La Quinta Carta destierra todo aroma de autocomplacencia con las bondades de la Unión Europea tal y como la conocemos y la considera manifiestamente mejorable ( de igual modo que personalmente considero que ha de considerarse manifiestamente irrevocable), y analiza cada institución comunitaria con propuestas valientes para robustecer la coherencia ( evitando que los Gobiernos «digan digo, donde dije Diego»), impulsando nuevas políticas comunitarias y profundizando en las existentes ( aumentando su financiación) y avanzar en la línea de desplazar el eje de decisión ordinaria hacia el Parlamento y hacia la Comisión ( representante genuino de los intereses comunitarios) con correlativa relegación del Consejo de ministros hacia el papel de «segunda cámara» o «colegislador comunitario».

 Son conscientes los autores de la necesidad de modificar los Tratados. En este punto, por mi parte considero que aunque corren tiempos en que el caballo europeo está debilitado ( y en el pasado ha mostrado rehuses y derribos de vallados altos), quizás la crisis económica ha de interpretarse en el sentido chino de «oportunidad», y debiéramos caminar en esa dirección de reformar para robustecerla.

   En fin, quedo complacido de la lectura de las Cartas, aunque  quizás he cometido una infracción penal al abrir correspondencia sin ser el destinatario, pues no me considero «euroescéptico» sino «euroconvencido» desde hace mucho tiempo.

  Creo que estas obras, sencillas, claras, didácticas y amenas, contribuyen a aproximar la realidad de la Unión Europea por encima de los prejuicios  y tópicos que pululan.

  Permítame la puerilidad de la cita, pero a mi juicio, con la Unión Europea a los españoles les sucede como a la hora de degustar la carne de caballo que objetivamente es mas sana que la de ternera, pues aquélla posee mas proteínas, minerales y menos colesterol, pero como el consumidor no está bien informado y además vive instalado en la inercia y prejuicios culturales, le resulta difícil cambiar de opinión y hábito.

  A ello se sumaría la responsabilidad ( por no decir rechazo) de los juristas que estamos llamados a comprender el modelo institucional comunitario y a explicarlo a la ciudadanía, pues la clásica «división de poderes» en el mundo comunitario se convierte en la «multiplicación de poderes», que recuerda a un ornitorrinco,  animal extraño por su pico de pato, cola de castor y patas de nutria ( y además pone huevos).  Pero sin embargo, el ornitorrinco está perfectamente adaptado para sobrevivir y quizás tiene que evolucionar. Y en eso estamos.

 Gracias a los dos Catedráticos por sus Cartas que nos ayudan a comprender mejor el mundo comunitario y quizás podrán convencer a aquéllos euroescépticos que dejen sus prejuicios en el perchero para asomarse a sus páginas que por cierto, huyen de tecnicismos jurídicos y datos plúmbeos, para leerse como se leería la carta de un amigo que nos abre los ojos.

 euroescepticos

 

11 comments on “Carta de un euroconvencido a Sosa Wagner y Mercedes Fuertes: Europa merece la pena

  1. De verdad pensar en la UE con abstraccion o sin analizar lo que hay por encima es ignorar el contexto.
    Oara empezar es una gran mentira que UE es soberana, pues está en manos de las élites mundialistas que se manifiestan como Club Bilderberg o la Trilateral, esos son los que deciden todo (pero no la Reina de España ni los meros asistentes a sus reuniones que ni pinchan ni cortan). El BCE está dirigido por gente Trilateral. el italiano actual es miembro del Club Bilderberg, nuestro compatriota Solana es otro Bilderberg servidor de la logia mundialista, el otro español Almunia está donde está, como Solana, por los mundialistas y les sirve a ellos. La historia del club Bilderberg y su influencia ha sido objeto de investigadores, alguno de ellos sospechosamente ha pagado con su vida la investigación.
    España no tiene futuro en el euro ni en la UE, de seguir así vamos a la muerte por asfixia, a una sociedad de europeos de tercera, esclavizados a una moneda que se diseñó por planes perversos de los propios mundialistas y que fue una trampa para nosotros. Somos la cabeza de Africa y negamos nuestra naturaleza, así no vamos a ningún sitio.
    Bueno ahora los mundialistas crean en España su primer partido directo, el partido X o partido del Futuro, curioso, usando la estela y aura15M pero en plan organizado y sin ideologias (nuestra ideologia dicen es la lógica) estos van a dar el vuelco porque tienen el apoyo y patrocinio nada menos que de los amos del mundo que nos van a quitar a los ineptos y corruptos de la partidocracia de un plumazo. En esto habrá que apoyar a este extraño partido que tiene algo de gobierno de los aliens. Quien sabe tal vez la Galaxia nos ha «intervenido» y la nueva deriva del mundo, la sociedad de la vigilancia continua y el poder tecnológico a ultranza es para poner orden en el desmadre de un planeta que no puede sostener 7 mil millones de bocas humanas sin destruirse. Y todo este mundialismo tiene una función «cósmica» de preservación del planeta.

  2. sed Lex

    Sin entrar en teorías conspirativas, lo cierto es que con el euro, que nos vendieron como tan buena cosa, nos va de pena… Cuando éramos un país en algún modo soberano, al menos en cuanto a moneda, teníamos la ventaja de que lo que compráramos al exterior (con pesetas, no había otra) suponía que dichas pesetas, de una forma u otra tuvieran que revertir en España, pues eran (como todas las monedas) simples cromos que sólo sirven para eso (las pesetas que iban fuera debían volver a España para comprarnos algo).

    Ahora con los Euros, vuelven a Alemania (o a los países que tienen algo que vender a otros países que nos venden cosas, como China o los países árabes). Y nosotros nos quedamos con los mocos colgando, sin entender de dónde nos viene nuestra ruina (además de proceder de la burbuja inmobiliaria y la deuda derivada, o la imposibilidad de devaluar moneda y tener que devaluar personas), y el porqué de que Alemania vaya bien; sólo que de la deuda y la burbuja habla todo el mundo y del problema del euro nadie habla (no sé si sólo es ignorancia, aunque también habrá algún interés en no publicitar algo por otra parte tan obvio). Así que cuanto más tiempo estemos en el euro (tal y como está montado) más jorobados estaremos…

    Europa SÍ, pero NO ASÍ.

  3. La Unión Europea (UE), es una unión de países europeos democráticos que se han comprometido a trabajar juntos en aras de la paz y la prosperidad. No se trata de un Estado destinado a sustituir a los actuales Estados, pero es más que cualquier otra organización internacional. Sus Estados miembros han creado instituciones en las que delegan parte de su soberanía, con el fin de que se puedan tomar democráticamente decisiones sobre asuntos específicos de interés común a escala europea.

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  6. con todos mis respetos al articulistas, lo que les pasa a los españoles con la UE es que desconocen sus desventajas, durante años fueron informados solo de sus beneficios, y eso hizo que hubiera al principio un europeismo ingenuo.

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