Un proverbio chino afirma que «Quien no entiende una mirada, jamás comprenderá una explicación» y aunque se refiere a las relaciones de la pareja, es trasladable al mundo judicial, en ese acto solemne que es el juicio oral, donde el juez se alza como árbitro «con licencia para zanjar» el problema jurídico entre dos partes.
La «Vista oral» evoca el componente «oral» en cuanto las partes alegan verbalmente y argumentan su posición, bajo la supervisión e intervención oral del juez que preside el acto. Pero también evoca la idea de «Vista», esto es, que lo allí debatido «a tres bandas» normalmente ( demandante, demandado y juez) no solo es a través de palabra sino viéndose unos a otros, y además cuando se acaba el acto queda «Visto…» para sentencia.
Lo que me interesa resaltar ahora, sin pretensiones académicas ni científicas, sino solamente como reflexiones para debate, es la importancia que tiene para el abogado saber captar en la vista oral la mirada del juez y el mensaje que le envía. Pocas cosas demuestran emociones, preocupaciones o comodidad tan bien y tan rápido como los ojos. Veamos.
1. En primer lugar, dejaremos fuera de la cuestión aquéllos jueces o abogados (que los hay) que acuden a la vista oral con la actitud de penitente cuyos ojos miran al suelo y no cruzan la mirada. Son como japoneses que por razones de cortesía y no demostrar agresividad eluden mirar directamente a los ojos y desvían la mirada a la garganta u otro lado. Sus escritos son un susurro, las intervenciones sonsonetes de rosario y la vista oral discurre libre de sobresaltos y emociones. No me ocuparé de estos abogados y jueces, que no son mejores ni peores, sencillamente que por razones psicológicas personales o de concepción sacramental de la vista oral, la despojan de toda frescura, espontaneidad y contacto visual entre intervinientes.
2. Y ya con aquéllos abogados y jueces dotados de inteligencia emocional, o con atención a las señales de los señores del ecosistema judicial, me referiré a los gestos y miradas del juez que no debieran pasarse por alto.
a) La mirada altiva y enarcando la ceja del juez cuando el abogado llega tarde.
Está esperando una disculpa.
b) La mirada de ojos abiertos con pupila dilatada, lento parpadeo, con boca cerrada e inclinación de cuello hacia el abogado que propone una ristra de testigos y otras pruebas.
Está diciéndole que se pasa siete pueblos y que esa prueba no es pertinente o útil.
c) La mirada fija en el letrado, con apenas parpadeo, boca entreabierta, incluso tirándose de la oreja, sin mover el resto del cuerpo.
Está diciéndole que lo que expone es sumamente interesante. No se detenga en su alegato.
d) Bizqueando o estrechando las órbitas de los ojos estilo Clint Eastwood justo antes de disparar en los western italianos.
Está diciéndole que algo ha dicho que molesta o se desvía del tema, y le irrita.
e) Se frota los ojos y le mira. Vuelve a frotárselos y sigue mirándole.
Está diciéndole que ese momento ya lo ha vivido y que ya se ha enterado, que ha estado bien lo dicho, y que debiera ir acabando de hablar.
f) La mirada oculta bajo los párpados cerrados durante un período prolongado, acompañada de suspiro y echándose hacia atrás en el sillón.
Está diciéndole que el tema ya lo conoce, que ya tiene criterio y que diga lo que diga, posiblemente no cambiará el desenlace.
f) Si se cubre ambos ojos con las palmas de las manos.
Es un pésimo presagio para quien habla. Malas noticias, letrado. Presagio de amonestaciones, penalidades o imposición de costas.
g) La mirada desviada, gesto cansado, brazos colgando a los lados.
Está diciéndote:¡ Ayer noche tuve juerga, un punto de resaca, y no estoy para rollos!. ¡ También los jueces se divierten!
Y por supuesto si reduce y convierte los párpados en una rendija mientras eleva las cejas, mirando hacia arriba y separando ligeramente los labios, ofreciendo un cuello vulnerable… ¡ No lo dude ! ¡¡ Es Sharon Stone!! Y usted se ha quedado dormido y llegará tarde al Juzgado.
Uno de los recuerdos más divertidos que tengo de mi ejercicio profesional fue el día en que en una ratificación pericial el Abogado de una parte comenzó la vista realizando una «exposición completa» del dictamen pericial; cuando llevaba aproximadamente media hora de «exposición», el Magistrado se quedó frito !y con el micrófono encendido sus ronquidos inundaron la Sala de vistas entre el regocijo de los asistentes!. La Secretaria Judicial consiguió espabilarlo después de fuertes sacudidas pero el Magistrado no debía de ser de buen despertar puesto que lo primero que hizo fue cortar de forma brusca la «exposición completa» del Abogado y ordenar que comenzasen sin más demora las preguntas al perito. Cuando terminó el acto, el Magistrado se fue malhumorado sin despedirse de nadie.
Sí tuvo mal despertar el Magistrado que comenta Mucius, pero también hay que reconocer que tenía buen dormir, ya nos gustaría algunos poder dormirnos tan a ronquido suelto en situaciones como esas ; – )
Muy bueno el post , me he reído bastante con el párrafo último de Sharon Stone
¡Y USTED QUE LO VEA!
Hay miradas que no se dejan ver,
miradas que dicen ¡habráse visto!,
miradas que hacen daño sin querer,
las hay que esbozan ¡guiño luego existo!
Hay miradas que matan sin herir,
miradas que sonríen para adentro,
miradas que no paran de fingir
y las hay que de todas son el centro.
Hay abogados que ¡mira por dónde!
no oyen lo que el juez dice sin hablar,
pues mudo puede ser un castelar.
Hay jueces que hacen lo que corresponde,
jueces que miran y ven a una infanta
y al fiscal la mirada solivianta.
Muy buen post. Me gustan especialmente estos referidos a aspectos prácticos y usos del foro, que tan útiles son.
En cuanto a que los ojos dicen la verdad, es algo totalmente cierto. Un ejemplo, en la película «El negociador» (http://www.imdb.com/title/tt0120768/) en una gran escena de Samuel L. Jackson donde aplica la técnica del estudio de la mirada para detectar mentiras.
jajaja, he pasado un rato muy entretenido leyendo tu artículo y no sólo imaginándome las caras del juez, sino poniéndolas yo misma, me ha gustado mucho!
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JUA JUA JUA! , otra vez la realidad que pintas supera la ficción, mañana pruebo a enarcar, sin duda.
Incluso, con permiso del administrador, yo añadiría otra posibilidad gestual: Cara inexpresiva, hierática, con un marcado rictus de inamovilidad facial, ojos muy abiertos, pupilas dilatadas y unos lagrimones como ríos que resuenan como lluvia al caer sobre los folios de la mesa a medida que la ristra de testigos y periciales aumenta a ritmo de duracell. El significado primario: es que ni me lo creo, ésto no es verdad; el secundario, casi apostaría por algo explosivo, incontrolable, sobre todo si es en el penúltimo juicio de una mañana mala y el peor viene después de éste. Puf.
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