Buenas prácticas

No me toquen los candados… constitucionales

corazon encadenadoEl pasado domingo, 7 de Diciembre, el Diario La Nueva España me publicó un artículo titulado «No me toquen los candados» y bajo el subtítulo «En defensa de la Constitución como base para resolver los problemas». La publicación está aquí, pero mas abajo tenéis el texto completo.

Es sabido que los procesos electorales son dados a excesos retóricos o simplificaciones con tal de cautivar al electorado. La utilización por el líder de Podemos de la sugestiva imagen de «romper el candado de la Constitución» encierra una trampa peligrosa.

En primer lugar, la simple alusión a «candado», cerrojo o similar freno, provoca en el subconsciente del que recibe el mensaje la bondadosa complicidad de acabar con lo que se ofrece encerrado, rígido o injusto.

En segundo lugar, porque ofrece la solución a los problemas que atenazan al común de los ciudadanos (desempleo, pérdida de confianza en gobernantes, tensiones nacionalistas, etc) con el peligroso método de «matar pájaros a cañonazos», con la agravante de las dificultades de maniobra de un cañón de la reforma constitucional para apuntar y eliminar los pajarracos que tienen carcomido nuestro Estado.

Y en tercer lugar, porque la Constitución de 1978 no tiene ningún «candado», sino que tiene una cerradura que se abre con la llave de unos requisitos de procedimiento y consenso ciudadano establecidos en el Título X de la propia Constitución. Es normal que existan garantías o límites para poder manipular algo tan preciado como son nuestros derechos fundamentales, el sistema de gobierno e instituciones o el modelo de organización territorial. Lo que no es normal es que la Constitución pueda modificarse como la Ordenanza municipal o que cambie cada domingo como la hoja parroquial según los vientos que soplen en cada momento.

Salvando las enormes diferencias, es como si alguien propone reformar la Constitución para solucionar los problemas de la violencia en el deporte evidenciados en el horrible suceso de la reciente muerte de un joven en batalla campal. Y es que la solución para el problema de la violencia en el fútbol, como para la corrupción u otras lacras sociales, no está en manos de la Constitución, sino que debe atajarse con educación cívica y con leyes o reglamentos realistas y eficaces.

No hay problema actual que no pueda atajarse con interpretar o desarrollar el texto constitucional actual, pues es una Constitución abierta y flexible en cuyo marco cabemos todos y caben todas las demandas sociales, aunque no los disparates ni los fraudes a la propia norma constitucional. Creo que la Constitución conserva intacto su prestigio, lo que no puede decirse de todos los partidos políticos ni de algunos cargos públicos que la cuestionan, por lo que debemos tener presente que la gangrena se ataja amputando el miembro infectado pero no trasplantando la cabeza.

En particular, sin necesidad de descerrajar candado constitucional alguno, los problemas de la partitocracia, de los corruptos, de los empresarios sin escrúpulos, de los grupos de presión o de los nacionalistas que dejan la mesa de juego si pierden, se podrían solucionar salvando tres escalones.

El primer escalón, consistiría en promover la máxima información y transparencia de los asuntos públicos a la ciudadanía. Sólo conociendo el problema podrá diagnosticarse y combatirse, con reformas o exigiendo responsabilidades. No hay enemigo mas invisible que el que no se conoce y la rendición de cuentas públicas debe salir de los simples estados contables para ofrecer el estado real de cómo se gobierna y a qué precio.

El segundo escalón, una vez afloradas las sombras de la gestión pública, sería aplicar el máximo rigor punitivo hacia los responsables, sin contemplaciones de indultos ni tolerando argucias procesales que ofrecen sensación de impunidad práctica. Y si para ello es preciso modificar leyes procesales o administrativas, adelante. Pero por una vez, apárquese «lo políticamente correcto» para conseguir los «jurídicamente eficaz» o sea, que no se vayan de rositas políticos, bancarios, empresarios, sindicalistas y otros actores del poder (que de todo hay en las viñas del parasitismo público). Hasta el mítico Hércules, cuando tuvo que limpiar los establos del Rey Augías, cuyos excrementos se habían acumulado durante años con olor pestilente, tuvo que adoptar medidas drásticas como desviar dos ríos para que atravesasen las paredes del establo y limpiasen toda la suciedad.

Y el tercer escalón, consistiría en «vacunar» al Estado para el futuro contra la corrupción, el despilfarro y la ineficacia con pocas pero claras leyes novedosas. Aquí es donde debe entrar en juego el clamor de la ciudadanía haciendo uso del derecho de reunión, de manifestación, de libertad de expresión, todos ellos por cierto, protegidos por la Constitución. Y también entrará el refrescante oxígeno de partidos políticos como Podemos u otros de nuevo cuño que demuestren la necesidad de cambio, y aportando soluciones legislativas reales y no para la galería.

Sin embargo, el mensaje de barricada, de romper el candado constitucional, cuando la Constitución es el único techo que está aguantando nuestro sistema de libertades, me parece demagógico y hasta temerario. La experiencia enseña que las grandes decisiones hay que tomarlas con la cabeza fría y el corazón caliente, y abrir ahora el melón de la reforma constitucional atizado por el noticiero de escándalos puede llevar a un territorio constitucional donde todo vale, o lo que es peor, donde todo puede negociarse y sucederá que al final la Constitución será como un elefante muerto a disposición de leones, hienas y buitres: cada uno a disfrutar de la parte que los demás le dejen, porque lo triste es que cuando se negocia cada animal (o cada partido o grupo) busca la mejor tajada para sus apetencias, y sin pensar ni en el bien común ni en el futuro.

Por eso, una Constitución como la española, fruto de una modélica transición, con tres décadas largas de madurez y alzada sobre jurisprudencia del Tribunal Constitucional, en armonía con sus homólogas europeas, no puede sufrir ahora una eutanasia porque algún pariente lejano quiera heredar.

De ahí que frente al grito de «rompamos el candado de la Constitución» opondría la frase de los absolutistas cuando Fernando VII abolió la Constitución de 1812, pero en este caso justamente para el efecto contrario de reivindicar a su nieta, la Constitución de 1978: ¡Vivan las cadenas!.

cofre

13 comments on “No me toquen los candados… constitucionales

  1. Fantástico. Gracias. Cuando a la vista del tenor de la CE escucho ciertos comentarios (sin ir más lejos, los de cuatro juristas de renombre en un debate del diario El Mundo el día 6) no puedo evitar pensar que algo se me escapa. Leer un artículo como este es, además de un placer, un bálsamo. Gracias.

  2. Sergio

    ¡Fantástico artículo de opinión!

  3. juandedios.direccion@asesoriajuandedios.es

    Impresionante el análisis, certero, donde pones el ojo pones la flecha, enhorabuena…

  4. nicofiro

    Pues yo no puedo estar de acuerdo con el resto de comentarios. La CE necesita una reforma profunda, en parte para impulsar otras de carácter institucional.

    Debemos reordenar y redefinir el reparto de competencias, hacer del senado una verdadera cámara territorial (o abolirlo), impulsar una democracia interna real en los partidos y unas cuantas cosas más. Para muchas de estas reformas es inevitable cambiar la constitución (para otras solo positivo).

    Pero es que aun si jurídicamente fuese posible reformar lo necesario sin tocar la CE, en un plano político tenemos a muchos ciudadanos cabreados demandando la reforma de la Constitución. En este sentido para volver a ganar la confianza creo que sería bueno escuchar estas demandas. Y es que no entiendo la manía irracional de dejar la Constitución inmaculada. Es como si reformar la constitución fuese algo sumamente negativo y no es así. Todo lo contrario, los tiempos cambian y hay que ir adaptándose. No se va a hundir el país por modernizar la Constitución. Sirva como ejemplo Alemania, que ha reformado 59 la constitución!

    http://de.wikipedia.org/wiki/Grundgesetz_f%C3%BCr_die_Bundesrepublik_Deutschland#.C3.84nderungen_des_Grundgesetzes_f.C3.BCr_die_Bundesrepublik_Deutschland

    • Estimado comentarista:
      No defiendo la inmutabilidad de la Constitución. Es una norma jurídica y como tal, puede y debe cambiarse, pero eso sí, como las operaciones de cirugía sobre el corazón, cuando son necesarias, se han agotado otras vías menos invasivas y de menor riesgo, en el momento adecuado y sin aprovechar la mesa de operaciones para hacer la cirugía estética.
      Y digo eso porque el momento actual es el mas inoportuno para acometer una reforma constitucional.

      1º) Los llamados a pilotarla ( o participar necesariamente) gozan del máximo descrédito ante la ciudadanía: partidos y políticos en general, sindicatos y nacionalistas.

      2º) Las prioridades no son las mismas para la mayor parte de la ciudadanía, ni coinciden con las que inspiran a los políticos. ¿acaso el órdago catalán, la corrupción o el paro, que son las preocupaciones dominantes, necesitan una reforma constitucional?. La ciudadanía quiere soluciones prácticas y no que se acometa una reforma constitucional para reconocer como pretende el País Vasco un arbitraje de «Estado a Estado» que supla al Tribunal Constitucional, o mas elevadas cotas de independencia para Cataluña, o que se reforme la sucesión dinástica, o que se reconozca la competencia sobre el subsuelo marino a Canarias, o que se recorte el derecho de huelga como aspiran los empresarios,etc. Estas cuestiones son respetables y merecen debate pero no la urgente reforma constitucional.
      El pueblo no quiere cabrearse con negociaciones, debates, trámites y cuadraturas del círculo negociador exasperante para comprobar el parto de los montes, y que como el cuento de Augusto Monterroso » al despertar, el dinosaurio seguía allí».

      3º) Es cierto que la máxima prioridad es la reforma de la organización territorial del Estado, pero ya lo era desde hace décadas, y los mismos políticos que permitieron la deriva de este Frankenstein jurídico pretenden ahora ahora traer la solución. ¿Acaso no puede antes explorarse las leyes de armonización que están sin usar -150.3 CE- y uniformar a la baja o al alza las competencias autonómicas?, ¿Acaso no puede reestructurarse de una vez el mapa de los 8000 municipios, que no precisa reforma constitucional alguna?,¿acaso no pueden vaciarse de competencias a las Diputaciones o sustituirlas en su papel por las Comunidades Autónomas, que tampoco parece asunto prioritario?.
      Pero no, en vez de reparar las tuberías de la casa se solicita la demolición de los pilares.
      Y por supuesto que Alemania, como he apuntado desde el blog, es ejemplo territorial a seguir, pero por desgracia, pocos creemos que una reforma constitucional para reducir Comunidades Autónomas o similares pueda prosperar: al contrario, mas bien me temo que brotarían mas solicitudes al carro de la autonomía y además se abriría más la brecha entre Comunidades Autónomas pues las mas poderosas se distanciarían a costa de las menores. Y no nos engañemos, ese tránsito cuesta dinero y vendría de la mano de unas Disposiciones Transitorias onerosísimas.

      5º ¿Acaso puede permitirse España que sale a duras penas de la crisis económica un cambio constitucional profundo ( una vez abierto el melón, hasta las cáscaras serán devoradas) y un debate y negociación prolongadas que generará inseguridad jurídica y económica?¿ Podemos soportar en un momento en que hemos conseguido consolidar leyes tributarias, leyes de procedimiento y leyes orgánica sobre derechos fundamentales, o la reciente Ley de Transparencia, un cambio de la norma constitucional con su secuela de impacto descendente sobre leyes, reglamentos y jurisprudencia?.

      6ª Insisto, me equivocaré, pero creo que no es el momento y por eso, me quedo con aquello de la Santa, que traduce lo que experiencia y sentido común enseñan, de «en tiempos de desolación no hacer mudanza» .

      Un saludo.

      • Jesús

        Estimado Sevach: ¿Podría indicarme un estudio o publicación, con datos contrastados y argumentos o conclusiones basados en las mismas, de la que se deduzca que es necesario reestructurar(supongo que la traducción es reducir) el mapa municipal? Me sería de utilidad y aprovechamiento para entender los fundamentos de esa idea fuerza que recorre foros, tertulias y comentarios pero que en el bar de mi pueblo (350 habitantes) tiene poca acogida.

        Pienso que los 8.000 municipios españoles son una de nuestras mejores bazas para profundizar en una democracia participativa y no debe de privárseles de su poder político, de la capacidad de servir a cualesquiera aspiraciones de la comunidad vecinal, y mucho menos en nombre de la sostenibilidad y racionalidad, cualesquiera cosa que éstas sean. Lo pequeño, en general y con atención a las economías de escala (no vamos a hacer un hospital en mi pueblo) y a la equidad (¿Un buen consultorio médico abierto tres días a la semana?), funciona mejor, se controla mejor por los ciudadanos, y se corrige más fácilmente cuando se desvía. Por no hablar de que la desaparición de su poder político como comunidad agravaría el ya grave problema de la despoblación rural.

        Un saludo,

      • David Gonzalez

        «»»No defiendo la inmutabilidad de la Constitución. Es una norma jurídica y como tal, puede y debe cambiarse, pero eso sí, como las operaciones de cirugía sobre el corazón, cuando son necesarias, se han agotado otras vías menos invasivas y de menor riesgo, «»

        Después de innumerables desahucios, muertes de todo tipo, caos del gobierno, ..¿cuando procede cambiar esa CE caduca? Por favor, SR. Sevach, un respeto para los que no han podido como usted acceder a estudios y posicionarse en la vida, que son inmensa mayoría .Si ahora mismo no es tiempo para modificar esa CE, ya me dirá cuando…???
        Atte.

  5. No estoy conforme con el Post, dicho con estima y respeto.
    Creo que quizás se está sobrevalorando lo jurídico, en perjuicio de lo político. Las normas y los juristas deberíamos ser un mero instrumento de las políticas (públicas) y de los políticos/cas, que ha su vez deberían ser un mero instrumento de la ciudadanía — no al revés.
    Hoy en día hay una extraña confusión entre medios y fines … y lobbies públicos y privados.
    La política también es consenso que (entre otras) se manifiestan en el texto Constitucional.
    Si los políticos ejercientes no son capaces de generar consensos, que se vayan a su casa, y que prueben otros, pero que no se amparen en la Ley y menos en la Constitución para fundamentar su mediocridad.

  6. Rafael

    Se debería votar la Constitución, reformada o no, cada cambio de generación o relevo generacional (más o menos cada treinta años) para refrendarla o, en su caso, modificarla. En este caso, con mayor razón porque se basa en una idea decimonónica: la «Nación» como base social y no la Ciudadanía. Por tanto, hay que quitar los candados constitucionales diseñados para autoprotegerla porque así lo acordaron los «padres» que ya han fallecido.

  7. Anónimo XXL

    Estoy en profundo desacuerdo con este post, dicho sea respetuosamente.

    Lo que tenemos ahora no es más que una Ley Fundamental de Partidos Políticos a lo que se llama Constitución (expresión que tomo de Antonio García-Trevijano, que así lo ha dicho en infinitas ocasiones, por ejemplo en su artículo «Una Constitución para oligarcas», disponible en http://www.caffereggio.net/2013/12/02/una-constitucion-para-oligarcas-de-antonio-garcia-trevijano-en-el-confidencial/). No se establece, para empezar, una división de poderes REAL, es una pantomima lo que tenemos. El ejecutivo es el que domina a los otros poderes, puede haber separación de funciones, pero no de poderes. Es muy curioso, pero esta Constitución ha necesitado de una posterior hipertrofia legislativa para controlarlo absolutamente todo; en determinados aspectos sociales es mucho más intervencionista que durante el franquismo. Y de ahí que esta dictadura de partidos es en muchos ámbitos incluso peor que una dictadura formalmente establecida o aceptada como tal.

    La transición no tuvo NADA de modélico, en primer lugar porque la mayoría del voto favorable a la Constitución respondía a la dicotomía «miedo a seguir en una dictadura» contra «futuro de democracia (la que sea!)». Una transición que olvida que España es el país -después de Camboya- con más muertos en las cunetas, que avala a los herederos del régimen dictatorial y convierte a la izquierda en un instrumento institucionalizado completamente desnaturalizado, no es modélica para nada. Es una venta al por mayor. Otros autores como Vicenç Navarro hablan certeramente de la transición inmodélica (www.vnavarro.org). La Constitución es la guinda de la transición, tanto se considere ésta se considerará aquélla.

    Lo primero que hay que cambiar es la estructura orgánica del Estado, urgentemente, y a continuación la ley electoral. Por ese inmovilismo, por el evidente bodrio que es en muchos aspectos, porque la mayoría de los que no la hemos votados, por todo ello ha durado sólo 35 años. Es un cadáver viviente.

  8. Será casualidad o no pero llevo varios meses advirtiendo que todos los foros de opinión de internet en los que son críticos de alguna manera con los líderes supremos de Podemos son víctima de los aburridos y tediosos bombardeos de las ideas-fuerza prediseñadas para consumo masivo de gente sin formación y que son la fuente del programa político de ese partido. Este foro es para todos, pero lo visitamos fundamentalmente juristas especialistas en derecho público, poco propensos a tragarnos los platos precocinados por otros. Por eso a la vista de algunos comentarios aquí vertidos, quiero mostrar mi apoyo al post y decir que da en hueso duro quien pretende acercarse a este Blog a hacer demagogia populista.

  9. Anónimo XXL

    Si es que habla por mí, Nacho, sinceramente, creo que las ideas de A. G. Trevijano (uno de mis referentes, junto con Heleno Saña) y Podemos se hallan a las antípodas las unas de las otras, explícita e implícitamente, directa e indirectamente, en cualquier forma. Me parece, Nacho, que es usted un poco presuntuoso y poco humilde extrayendo esas conclusiones de un par o tres de párrafos de comentarios de cada participante. Gracias por iluminarnos con su luz.

  10. Pingback: No me toquen la Constitución - El rincón jurídico de José R. Chaves - delaJusticia.com

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