Contencioso

Luis Díez-Picazo, nuevo Presidente de la Sala Tercera del Tribunal Supremo

Luis Díez-PicazoAcaba de ser nombrado D. Luis Díez-Picazo como Presidente de la Sala Tercera del Tribunal Supremo. Mas allá del papel de la jurisprudencia como “complemento” del Ordenamiento Jurídico, la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo es la última palabra en materia jurisdiccional contencioso-administrativa, por lo que se impone una mínima reflexión ya que al fin y al cabo está llamado a presidir la Sala con voz en los asuntos públicos, responsable de enjuiciar sin ulterior recurso jurisdiccional, las cuestiones mayores del control del ejecutivo. Veamos.

 

1. Partiré de señalar que es de justicia reconocer que  los cuatro aspirantes a presidir la Sala Tercera que aireaba la prensa, poseían méritos mas que sobrados para ejercerla con dignidad. Sin embargo, no basta ser honesto ni erudito para operar a corazón abierto como tampoco basta para dirigir la Sala Tercera.

 

2. Asimismo, señalaré que el juego de tensiones, conspiraciones y correveidiles que han agitado los medios de comunicación, sobre quién sería nombrado, me parece “mas ruido que nueces” y fuera de lugar.

 

Por un lado, admitamos que todo el sistema de designaciones para cargos judiciales se asienta sobre el reparto de cuotas, pactos de fondo político y estrategias de grupos. No digo que sea justo ni ideal pero desde luego, que no es una novedad. Que nadie se escandalice a estas alturas de uno de los talones de Aquiles de nuestro gobierno judicial que lastra la pureza de la división de poderes.

 

Además idénticos criterios metajurídicos se aplicaron en su día para el anterior Presidente de la Sala Tercera como para la presente ocasión, y serán aplicados para el que venga en el futuro. No nos engañemos. Que nadie se rasgue las vestiduras.

 

carrera
LA CARRERA HACIA LA PRESIDENCIA

Tampoco es malo que sea así la forma de designar al Presidente de la Sala Tercera, porque… ¿se va a convocar un concurso de méritos para tales cargos, con baremos viciados?, ¿se va a hacer un sorteo?, ¿se seguirá el frío escalafón o la edad o las publicaciones?, ¿limpieza de sangre?…. No. Mejor ser serios y pragmáticos. Si el sistema está montado y pivota sobre un Consejo General del Poder Judicial con potestad para nombrar cargos judiciales entre quienes son jueces y magistrados, pues que funcione. O que el legislador cambie el sistema, pero mientras tanto, habrá que trabajar con ese mármol que se nos impone, aunque la escultura resulte deficiente.

 

Y si alguien acepta las reglas del juego participando en la convocatoria y haciendo el paripé de exponer su Programa como candidato, si luego no sale elegido, que recuerde aquello de los actos propios y deje de aplaudir o quejarse según le haya ido en la feria.

 

Téngase presente la enseñanza del Libro de los Vedas «Sólo los Dioses y los muertos son perfectos y eternos». Los demás somos la tropa imperfecta y mortal, añado (para combatir la Vanitas, vanitatis).

 

3. Es más, a título personal y siguiendo con la «libertad de cátedra bloguera» que me ampara, considero con carácter general:

 

El principio de rotación debe reinar en todo cargo público. Ni político ni judicial. No hablo de funciones públicas sino de cargos directivos o presidencias. Nada de renovaciones por inercia o usucapión, ni mucho menos como se ha dicho con velado reproche aquello de “es la primera vez en la historia del Supremo que un presidente no repite mandato”.

Un mandato y a retirarse a los cuarteles de invierno. Es cierto que se perderán buenos gestores con toga, pero se evitarán tentaciones de prácticas cómodas y maniqueísmos en que estadísticamente incurren todos los cargos con permanencia prorrogada.DEMAGOGIA

 

– Cuando alguien ocupa un cargo público, como la parábola bíblica debe poder explicar que ha hecho con “los talentos” que le confiaron. Y lamento tener que decir que, por lo que se refiere al anterior Presidente, José Manuel Sieira, no recuerdo nada meritorio en el desempeño de su cargo judicial como Presidente (más allá de sus impecables sentencias) por lo que no creo que pase a la historia judicial del Supremo por sus servicios gubernativos a la jurisdicción contencioso-administrativa.

 

De manera que si no hizo nada memorable en este mandato como Presidente (o si lo hizo no es público), no veo razones para pensar que pudiera cambiar en el próximo, máxime cuando está con un pie en la jubilación. De ahí que si ahora es nombrado el Sr. Luis Díez-Picazo (quien por cierto, cuenta también con sentencias impecables), al menos tiene la ventaja de la expectativa, del derecho a ser puesto a prueba.

 

4. Resulta demagógico  imputar al Presidente de Sala saliente, el mérito o demérito de algunas sentencias. Hay poder en la penumbra en el cargo de Presidente de Sala pero el Tribunal Supremo es la NBA judicial y es una resultante de la voluntad de «un ejército de generales», con sus humanas virtudes y miserias, pero con independencia de juicio jurídico probada.

 

Pensar que un Presidente de Sala puede influenciar, manipular o decidir el favor o condena del gobierno con las sentencias es una afirmación demagógica o simplona, que sobrevalora la capacidad política de tal cargo e insulta la independencia de criterio de los magistrados.

 

GalerasEn suma, permítaseme una imagen marinera como asturiano que soy, ya que considero que la misión del  Presidente de Sala  no es la de patrón de trainera que marca el rumbo sino mas bien la desempeñada en la película Ben-Hur por un tal Ortatus, quien marcaba el ritmo de los galeotes o remeros golpeando con unas mazas una especie de pequeño tambor para asegurar el ritmo uniforme, pero que evidentemente ni marca el rumbo de la nave ni puede atribuirse el mérito del éxito o derrota en las batallas (y para recordar que tras los cargos hay muchas personas anónimas, bien está releer el maravilloso y divertido poema de Bertolt Brecht, «Preguntas de un obrero que lee«.

 

5. En definitiva, creo que hay que enterrar esas disputas de patio sobre la forma de designar Presidente de la Sala Tercera, y sencillamente apostar por una seria visión institucional y desear suerte al nuevo Presidente de Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, quien está llamado a conseguir altos objetivos y consecución de retos (distintos y distantes de posicionamientos políticos frente a gobiernos), entre otros:

 

Presidir aquéllas Secciones de la Sala Tercera que requieran armonía, impulso y fijación de criterio. Es sabido que los Presidentes de Sala tienen la curiosa prerrogativa de formar Sala en la Sección de su elección y presidirla caso a caso, y aunque se trata de un proceder que se mira con la cautela del manipulador de explosivos, ahí está la valentía del futuro Presidente.

 

Avocar los asuntos para el Pleno de la Sala que lo requieran. Hay asuntos en que distintas Secciones del Tribunal Supremo aplican distinto criterio cuando se pide a gritos la convocatoria del pleno para fijar criterio unánime. Supongo que una “asamblea de magistrados de alto rango” es ingobernable pero para eso está el cargo de Presidente de Sala, para lo bueno y lo malo.

 

Pilotar la implantación de la nueva configuración del recurso de casación que vendrá aprobada en Septiembre y que, contando con un período de vacancia de un año, supondrá una auténtica revolución en las garantías procesales contenciosas. No valen medias tintas sino un Presidente activo y con ideas claras.

 

Armonizar las tendencias y presencias de los magistrados de las Sala Tercera que va experimentado renovaciones de piel con periódicos ingresos de nuevos jueces, que requieren un papel institucional y humano del Presidente para acompasar el paso de tan valiosos juristas y asegurar su aterrizaje cómodo en el portaviones en que se ha convertido la Sala Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo.

 

En suma, lo deseable es pasar página, y que los magistrados del Supremo remen en la misma dirección, sin rencores y con generosidad. El Derecho Administrativo merece una Sala con la paz de las Catedrales y no la torre de Babel. Y creo que para los retos indicados, Díaz-Picazo cuenta con reputación, preparación, empatía y voluntad, así que le deseo suerte y éxito en la empresa. Su éxito será el de todos los que vivimos en este mundo jurídico-administrativo y el de los ciudadanos.

21 comments on “Luis Díez-Picazo, nuevo Presidente de la Sala Tercera del Tribunal Supremo

  1. Juan Rafael Rabasco

    Como siempre impecable, felicidades por el escrito

  2. Iñaki

    Fantástico artículo que debería de publicarse en algún peridico de ámbitoa nacional.

  3. Ramiro

    José Ramón, enhorabuena por el artículo, que da mucho que pensar.
    Veo que no das puntadas sin hilo.
    Siempre nadando en aguas borrascosas…
    Cordiales saludos y feliz verano. ¡Te lo mereces!

  4. Contencioso

    Bien dicho, lo comparto íntegramente. El fariseísmo con todo esto de las designaciones es lo mas lamentable, tratar de ocultar lo que todos sabemos que se hace es un error porque parece darle mas importancia de la que realmente tiene (Y tú bien ilustras). Lo que debe haber es publicidad y transparencia, que sepamos si alguien ha sido designado políticamente quién y por qué lo ha hecho, y podamos valorar su posterior trayectoria con todos los elementos. Hasta que consigamos un sistema mejor -si es que es posible, que no debemos renunciar a ello- lo importante es que el que haya sea transparente.

    Por lo demás, muy acertada la comparación con Ortatus con el tambor. Porque el papel del que se pasea entre los galeotes con el látigo y azota sin compasión y a veces con arbitrariedad es del CGPJ.

    Saludos

  5. Importante la recomendación y práctica de la empatía, como creo que ya se hizo en una entrada anterior referida a abogados.

  6. A Miguel B.

    Te ha faltado terminar diciendo: «y lo digo desde la mas absoluta imparcialidad………» solo que estando como estas, siempre pendiente de la ultima jurisprudencia, queda un poco huero afirmar «…[…]….Y lamento tener que decir que, por lo que se refiere al anterior Presidente, José Manuel Sieira, no recuerdo nada meritorio en el desempeño de su cargo judicial como Presidente…..»

    Lograr reducir el numero de asuntos que habia en la Sala, historicas sentencias revocando indultos y prerrogativas al Gobierno, no se consiguen cuando quien te juzga «es de los nuestros…..» ahora, la sintonia entre el Pte. CGPJ y el de la Sala Tercera, sera una simbiosis.

    Se demuestra que tiene mas valor unas conferencias en FAES, que haber sido Presidente de la Sala de lo C-A de la AN, que alguna experiencia «gubernativa» dara. En su momento, se valoro este hecho para el Sr. Lesmes (Ex Pte AN) y vemos que siguiendo la tonica del Sr. Lopez y Lopez, lo bueno, bueno es participar en la universidad de verano de FAES y cuando se esta «abajo» siempre se dice, que los de arriba «roten» o que se «jubilen», asi corre el escalafon.

    Cordiales y calurosos saludos.

    • Agradezco tu respetable punto de vista, aunque no lo comparto. En primer lugar porque si baja la carga de asuntos en la Sala tercera siendo Sieira presidente puede que sea: a) gracias a Sieira; b) a pesar de Sieira; c) al margen de Sieira; si nadie identifica una conducta o actitud concreta del exPte que pueda alzarse en nexo de causalidad, me temo que resultará mas convincente imputar el descenso de litigiosidad al dato jurídico de la elevación a 600000 euros del umbral de acceso al recurso ordinario de casación, o al dato de la crisis económica con la consiguiente recesión de litigios; ninguna de esas causas se deben al Pte.
      Por otra parte, no me parece justo atribuir el supuesto mérito de algunas sentencias al magistrado que es Presidente cuando trabaja en un órgano colegiado y la decisión es fruto, para lo bueno y lo malo, de todos los que la firman (¿ o si hubiese responsabilidad por error judicial de esas sentencias seria solo responsable Sieira?).
      En todo caso creo que la teologïa de la liberación está bien para la Iglesia pero no para los jueces que deben poner sentencias con técnica jurídica, sin guiarse por aplauso o crítica.
      Finalmente lo del mérito de impartir cursos en Faes si se refiere a Diez-Picazo es injusto porque no deja de haber sido un reputadísimo Catedrático de Derecho Constitucional.
      En fin, un cordial saludo bajo la sana discrepancia, y creo que es hora de mirar hacia adelante.

  7. A Miguel B.

    http://www.confilegal.com/noticias/jueces-progresistas-denunciaran-onu-eleccion-presidente-sala-tercera-ts-23072015-1347

    Las asociaciones judiciales solicitaban «a la Relatora Especial de la ONU sobre la independencia de los magistrados y abogados que realice una visita oficial a España para analizar directamente las dificultades que está atravesando la Justicia independiente en nuestro país, habida cuenta de la gravedad que ha alcanzado la situación».
    En el escrito que se presentará a la relatora, como complemento al escrito de las asociaciones se denunciará que el Pleno del CGPJ eligió este miércoles a Díez-Picazo como presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo con 12 votos a favor frente a nueve que recabaron otros candidatos. Una elección que se llevó a cabo en medio de rumores que apuntaban a que los vocales del órgano de gobierno de los jueces podían haber sido presionados para no renovar en su cargo a hasta ahora presidente

  8. A Miguel B.

    Por contestarte SEVACH, en el unico caso (salvo el de los Magistrados del Constitucional en famoso STS) que recuerdo, cuando llega el momento de exigir responsabilidad a los organos colegiados, esta se concreta en el Ponente o en el verdadero autor.

    En Sentencia del TSJA de 16-10-2010 se condeno al Ponente (y Presidente de una Seccion) de una resolucion que fue firmada por todos sus componentes, a la importante suma de 65.562 Euros como responsable civil, precisamente por no fundamentar y rechazar de plano un Incidente de Nulidad de Actuaciones.

    En fin, que haber sido Abogado y Profesor (Catedratico) de Constitucional, con una importante obra, no supone un merito superior para presidir un organo colegiado, cuando todos -hasta en la ONU van a saber- las verdaderas razones de peso, que han influido en este nombramiento.

    Ahora, puesto a recordar peor fue el del Sr. Divar que lo fue para un cargo «semi-politico» mas importante aun, en fin que puestos a ser justos con todos, volvemos al frio orden del escalafon.

    Saludos

  9. Avocat

    Respetando que Sevach, como cualquier otro, pueda tener sus legítimas simpatías por Diaz Picaso o El Lucero del Alba la cuestión es que no se me queda nada claro cuales son las importantísimas y altas funciones -mas allá de figurar, hacerse fotos y sacar pecho en los seminarios de la Faes o cualquier otra puree- del Presidente de la Sala, pues si da igual que bajo su Presidencia aumenten o disminuyan los asuntos pendientes pues se nos dice razonadamente que eso no depende del que ejerce el cargo; si las Sentencias buenas, malas o mediopensionistas para el Gobierno tampoco son fruto de su influencia, y así sucesivamente ¿qué podemos esperar del nuevo? Porque todo eso de la armonía y pilotar las futuras casaciones me parece, con todo respeto, una abstracción como un piano de cola.

    Me suena un poco raro que los partidos (perdón, asociaciones) amos del cotarro se tiren a matar para los nombramientos si luego resulta que los nombrados no influyen en las resoluciones que se dictan, vamos como que no cuadra. Salvo que todo esto no sea sino divertimento de Sus Señorías, claro.

    • Pues querido comentarista, no te extrañe que a veces está en juego mas el fuero que el huevo, mas el oropel que el poder real, y es que la vanidad abunda por las alturas de los cargos públicos y más en el mundo judicial donde nos decìas Calamandrei que » la soberbia es la enfermedad profesional». Si a eso añadimos que la lucha política intenta hacer ver gigantes donde hay molinos, pues creo que se entenderá mejor esta supuesta crisis judicial que, por lo que a mi respecta, creo que es puro artificio que no ayuda a la credibilidad del Supremo. Pero al menos me alegra el debate que siempre enriquece.
      Un saludo

  10. Juan Carlos

    Compartiendo lo expuesto por SEVACH, creo que se nos olvida que hay otra alternativa y es que sean cargos electos, es decir, que se sometan al veredicto de los ciudadanos a través de unas elecciones, así podríamos tener un Poder Judicial legitimado por las urnas y unos presidentes de Sala y de Tribunales apoyados por la ciudadanía, haciendo que se acercase la justicia o, mejor dicho, el Poder Judicial a la sociedad a la que va destinada.

  11. Contencioso

    Estimado Juan Carlos: ¿Y exáctamente en qué basaría el votante medio su elección de Sieira o Díez-Picazo? ¿En sus propios conocimientos sobre los méritos de esos candidatos? ¿El votante medio sabe realmente cuál de esos candidatos está mas cualificado técnicamente para el puesto de presidente de la Sala 3ª? ¿O mas bien acabaría por guiarse por el partido que hiciera campaña a favor de cada uno, dado que al final en la elección en urnas se vota por simpatía política? Porque si al final vamos a tener una elección basada exclusivamente en política, para eso ya está la que tenemos ahora via CGPJ. Que, dicho sea de paso, es similar a la del propio presidente del Gobierno, al que nadie ha votado como tal. (Votamos a las cortes para que el congreso elija al presidente, el cual a su vez elige a los ministros que le dá la gana). El dogma que pulula por ahí sobre la democracia directa como solución a todos los males en realidad hace aguas a base de bien. Las cosas no son tan sencillas, y para muestra un botón: Preguntando a cualquier profano te dirá que el jurado es la forma democrática por excelencia de impartir justicia. Pero resulta que no ha habido elecciones a jurados nunca, sino sorteos. La legitimación para ser jurado nace de una Ley Orgánica aprobada por las Cortes (Que sí tienen esa legitimación), exactamente igual que la de ser juez profesional, via otra Ley Orgánica. Unos por sorteo, otros por examen, imparten justicia en ambos casos porque los ciudadanos a través de las cortes democráticamente así lo han decidido. Con lo que mira tu por donde, resulta que el juez profesional al que tanto se critica tiene exáctamente la misma legitimidad democrática que un jurado, al contrario de lo que mucha gente piensa.

    Saludos

  12. Para mí el problema está en la percepción que los ciudadanos tienen de la justicia española y lo poco o nada que hacen los jueces para cambiarla. La frase de Calamandrei está muy bien traida. A mí me dió clade el padre (supongo, porque es la misma cara) de diez-Picazo y era EXCELENTE. Pero si asociaciones con jueces como Sexmero dicen que el CGPJ se ha convertido en el Consejo Nacional del Movimiento, me asusta más que preocupa. De lo que sí puedo dar fe es de la magnífica labor que realizan los Letrados del CGPJ, incluso ‘on line’. Por otro lado la Sala Tercera es muy particular por los asuntos que trata y dudo mucho que se puda ‘politizar’ lo que allí llega, que no son las ‘chorraditas’ que nos cuentan los críticos de la ensalada de siglas. Pero, insisto, la justicia española es un desastre sin paliativos, impropia del Estado Democrático, y es eso lo que piensan el 90% de los ciudadanos/contribuyentes, hartos de ‘diktats’ absurdos sin derecho, siquiera, al pataleo. Lo siento mucho, pero es así.

  13. A Miguel B.

    Contencioso,

    El art. 125 de nuestra Constitución -sera que entraste después de ser Belloch superministro y no lo recuerdas- es el que legitima «a los ciudadanos para ejercer la acción popular y participar en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado….»

    Dices que «resulta que el juez profesional al que tanto se critica tiene exactamente la misma legitimidad democrática que un jurado» y una vez confundes y no recuerdas, que la «justicia emana del pueblo» el único soberano y que las personas que -ahora tras oposicion- acceden a la carrera judicial, solo administran justicia y ejercen esta potestad cuando se le asigna un Juzgado, demostrando la legitimidad democrática en sus actos, cuando aplican correctamente las leyes vigentes y no arbitrariamente su santa voluntad, la legitimidad se deduce de la motivación de sus actos y no de haber sacado en su dia una oposición funcionarial.

    Ser representante, es ser elegido por quien después vas a gobernar, el único cargo democrático puro en el ámbito gubernativo-judicial es el de Decano y lo mas lógico es que el Presidente de la Sala, lo sea por antigüedad o bien por elección directa de los miembros que la componen, los Magistrados del Supremo de esa Sala, no por un organo que demostradamente -todo los periodicos adelantaron la elección de Divar y la de Lesmes- es correa de transmisión de los partidos políticos gobernantes (incluido el actual Embajador en Landres que de esto sabe mucho).

    De la Sala Tercera del TS y de su Presidente, solo se espera que efectúen un verdadero control de los actos del Gobierno y evidentemente, el Presidente que dirige los debates, participa activamente en el Reparto de asuntos decide que asuntos van al Pleno y cuales no, etc, tiene un amplio margen de actuación y si se cuestiona el hecho de como ha sido nombrado, es precisamente porque su puesto y su voz, tienen mucha importancia…………

    • Después de leido este ‘post’, me callo. Porqe otorgo y aprendo.

  14. Este nombramiento no solo es una vergüenza es también ilegal. Al gobierno no le gusta la independencia judicial y por medio del presidente del CGPJ a quitado al presidente de la sala del TS que se encarga, entre otros aspectos, de controlar la legalidad de los acuerdos del gobierno porque es alguien independiente y no se deja influir o presionar por el gobierno de turno o sus palmeros. El único pecado de Sieira es ser independiente, haber realizado una gran labor al frente del TS y ser desde siempre un excelente jurista -ya fue el juez mas joven de España en aprobar su oposición-. Su labor durante estos años es unánimemente reconocida por todos -incluidos los vocales del CGPJ del PP que recibieron la orden/presión de no votarle y que demostraron sin ningún pudor ni decencia que las habichuelas son las habichuelas-. Su autoridad técnica-jurídica y su comportamiento ejemplar impiden a Sieira recibir instrucciones de ningún partido político. Por ello, el nombramiento de un amigo del acomplejado presidente del CGPJ -que carece de «autoritas» alguna en el TS- nombrando a alguien que apenas lleva unos años en el TS -ni siquiera es presidente de alguna de las secciones de la sala tercera-, que carece de experiencia en órganos de gobierno y que nunca antes había pertenecido a la carrera judicial es inexplicable. Pero no solo es inexplicable y un claro atentado contra la independencia judicial y la división de poderes. Es, ademas ilegal. La normativa reguladora de los nombramientos de presidente de sala del TS -Reglamento 1/2010 de 25 de febrero- establece que los principios de mérito y capacidad actúan como limite a la libertad de nombramiento- como reconoce expresamente la jurisprudencia del TS que el reglamento menciona-. El articulo 8 establece como méritos específicos a valorar para el nombramiento el tiempo de servicio activo en la categoría de magistrado del TS y el tiempo de ejercicio en el orden jurisdiccional de la vacante. Solo en el TS, 21 años Sieira contra 7 años Picazo. Es difícilmente justificable sino imposible explicar la elección. Pero no solo esto, el propio articulo 7 establece como méritos comunes necesariamente a valorar en la elección, ademas del programa -donde es unánimemente reconocido que en la entrevista ante el CGPJ, Sieira no tuvo rival- la participación en órganos de gobierno del poder judicial, en especial de órganos de gobierno de tribunales. Picazo carece absolutamente de experiencia alguna. Sieira ha estado muchos años como presidente de sección de sala en el TS y los últimos cinco como presidente de Sala. Otra vez no solo es inexplicable, sino también ilegal. Por todo ello, por higiene democrática y por la defensa de la independencia del poder judicial, los legitimados para ello deberían impugnar el nombramiento. Todos ganaríamos, la Justicia lo agradecería y la independencia judicial saldría muy fortalecida.

  15. Con el enorme respeto que me merece nuestro ‘webmaster’ -a quien considero un juez ‘unico’, sí quisiera poner de relieve un hecho para mí incontrovertible: Cuando un juez incumple con su deber de fidelidad a la Constitución, deviene un órgano presuntamente delincuente, colocado por voluntad propia al margen de la Constitución y las Leyes y, pura y simplemente, no puede seguir en el ejercicio de la jurisdicción, de la que ha de ser apartado y ello por la propia salud del Estado Democrático. ‘Salus publica suprema lex est’. En este sentido y en un sistema de separación -que no división- de los poderes, la sola legitimidad democrática -por dudosa que ésta sea considerada-, del denominado poder judicial parte única y exclusivamente de la Ley suprema. Por ello, un poder sin legitimidad (cada Juez es Estado-Juez) debe ser expulsado del Estado Democrático.

    No estamos, pues, frente a la Ley de Dios sino en otra cosa seguramente más simple aunque puede que más imperfecta: la Ley de los hombres. Y esta Ley es la ratio essendi de la existencia y acción de los propios jueces. Aunque lo cierto es que tampoco fuera de ella hay salvación. Con la diferencia que los jueces que la incumplen no son condenados a un vago fuego eterno, sino a algo mucho más tangible: su apartamiento. En el país en que nos ha tocado hoy vivir se ha judicializado la política, cuando lo que es necesario hacer es judicializar la justicia.

  16. Agradezco los comentarios que siempre enriquecen el debate, aunque debo decir que algunos puntualísimos casos ( de ambas perspectivas valorativas en liza, tanto a favor del anterior Pte Sieira como del nuevo Díaz-Picazo) no los he autorizado porque se salían de la cortesía, buen gusto y limpieza del debate que caracteriza a este foro.
    Insisto en que las opiniones mas duras son bienvenidas, aunque no las comparta como webmaster siempre que no destilen descalificaciones gratuitas o vitriolo o prejuicios ideológicos rayanos en el fanatismo. Así ha sido en estos ocho años de blog y así seguirá pues otros son los espacios o foros para los mandobles y puñaladas.

    Lo que no me resisto a dejar claro es algo tan evidente que debo resaltarlo por innegociable: la politización de la Justicia es un cáncer que daña la imagen de la Justicia, envenena la fuente jurisdiccional de donde manan las sentencias, lesiona la credibilidad de las partes y operadores en el sistema judicial y además, genera un gran desencanto en los jueces y magistrados que creen en la Justicia con mayúsculas. Y esa es una cuestión tan grave y que merece tales medidas, que va mas allá de la gresca por el cargo de Presidente de una Sala, cuyo desenlace sea cual sea, no debe hacer perder de vista el auténtico problema de la Justicia en España y que está lastrada desde su origen por un sistema de confusión de la división de poderes hacia aquéllo que se calificó como «Estado de los partidos» y que sigue vigente.

  17. bruixaveriada

    Pues desde mi humildísima visión de simple técnico superior en derecho de administración local, sin mucha relación con el mundo judicial, no creo que el problema sea Sieira versus Diaz-Picazo, el problema, que ya no es de fondo, es como deben elegirse los altos cargos que dirigen la justicia de este país y creo que parte del artículo va en este sentido: ¿tiene realmente sentido tanto rasgarse las vestiduras cuando es lo mismo que estamos viendo en cada nombramiento?¿cuando se subrayan méritos y deméritos en función de quien haya de beneficiarse?¿se merece la justicia tanto escándalo? No creo que haya mucha confianza en la justicia mientras cada nombramiento judicial venga acompañado de tanto ruido.

    Aún así, y no es el caso de Diaz-Picazo, con cuyos libros mucho he estudiado y aprendido, la verdad es que entre los últimos nombramientos ha habido casos extraños y que daban a entender una intervención del poder político no deseable. Y no estoy hablando de Presidentes de Sala, sinó de jueces destinados a decidir sobre casos que afectan a partidos políticos a los que son claramente afines, cuando los jueces, al menos, deberían parecer imparciales, siendo el resultado una desconfianza patente en la justicia por parte de la ciudadanía.

    Para finalizar, felices vacaciones!

  18. A Miguel B.

    El ambiente en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo está caldeado. Se respira tensión y el presidente del Alto Tribunal, Carlos Lesmes, lo sabe. Sus maniobras -exitosas- para evitar que el magistrado José Manuel Sieira fuera reelegido presidente de la Sala Tercera han provocado malestar entre un sector de sus magistrados que fueron conscientes de la arbitrariedad que cometió el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al elegir al magistrado Luis María Díez-Picazo -amigo íntimo de Lesmes- presidente de la Sala Contencioso-Administrativo.

    Nunca antes el órgano de gobierno de los jueces había rehusado a elegir a un presidente de Sala del Supremo en un segundo mandato. La primera vez que el CGPJ actuó así fue el pasado mes de julio con el magistrado José Manuel Sieira. El escándalo -que fue destapado por Vozpópuli- causó tanto revuelo en la Carrera Judicial que dos asociaciones de jueces decidieron llevarlo a la ONU.

    La semana pasada Carlos Lesmes se reunió con Sieira para calmar los ánimos tras el escándalo vivido en la Sala III, que fue llevado hasta la ONU

    Sin embargo, las rencillas de Lesmes con Sieira, o más bien el miedo a que la arbitrariedad cometida por el presidente del CGPJ se vuelva en su contra, continúan vivas en este momento.

    Ahora, ha sido su sustituto Luis María Díez Picazo, quien en sintonía con Lesmes, han apartado a este magistrado de la Sección Primera de la Sala de lo Contencioso; órgano encargado de revisar los acuerdos que adopta el CGPJ y, en concreto, de estudiar la demanda que cuatro vocales -Roser Bach, Clara Martínez de Careaga, María Victoria Cinto y Concepción Sáez- presentaron contra el acuerdo que Lesmes propuso en el Pleno del pasado 29 de enero, en el que se debían renovar la composición de las comisiones del Consejo.

    La clave, la demanda contra Lesmes

    Ese asunto mantiene nervioso al presidente del Supremo sobre todo después de que la Sección Primera decidiera tramitar dicha demanda el pasado 27 de julio. La decisión de Lesmes de no abordar durante el citado Pleno la petición por escrito que registraron seis vocales sentó como un tiro en un sector del órgano de gobierno de los jueces. Tanto que, en un hecho sin precedentes, decidieron recurrir el asunto ante el Alto Tribunal.

    Por esta razón, y pese a que a la vuelta de las vacaciones estivales Lesmes llamó a despachar a Sieira y trató de templar gaitas con el expresidente de la Sala Tercera, el ánimo conciliador apenas ha durado una semana.

    La demanda que cuatro vocales del CGPJ presentaron contra Lesmes mantiene preocupado al presidente del Supremo

    Tras ser obligado a abandonar la presidencia de la Sala Tercera del TS, la intención de José Manuel Sieira era presidir la Sección Cuarta de dicha Sala, cuya pendencia de asuntos es la más alta de las siete Secciones que la integran, siendo de 1351 asuntos en datos actualizados de este mes de agosto.

    Se da la circunstancia de que la Sala Tercera -que revisa en casación todos los decretos-ley aprobados por el Ejecutivo y también los acuerdos y nombramientos aprobados por el CGPJ- está compuesta por siete secciones. Cada Sección debe estar integrada a su vez por un mínimo de cinco magistrados y presidida por el más antiguo entre los mismos.

    Sieira quería incorporarse a la Sección Cuarta porque tras la marcha de Díez Picazo, esta sección se había quedado tan sólo con cuatro magistrados y porque al formar parte de la misma la presidiría de forma automática al ser el magistrado más antiguo.

    A una Sección, con la mitad de asuntos pendientes

    Sin embargo, pese a que a Lesmes y Díez Picazo vieron con buenos ojos en un primer momento que Sieira se incorporara a la Sección Cuarta, ambos cambiaron de parecer en cuestión de días. La razón es que todos los presidentes de las Secciones -Primera, Segunda, Tercera, Cuarta, Quinta, Sexta y Séptima- integran a su vez la Sección Primera, que debe revisar los acuerdos y nombramientos del CGPJ.

    Si Sieira presidía la Sección Cuarta, pasaría a formar parte de forma automática de la Sección Primera y tendría voz y voto a la hora de resolver la demanda de las cuatro vocales contra Carlos Lesmes; algo que el presidente trata de evitar a toda costa.

    Así las cosas, el pasado jueves se le comunicó al magistrado José Manuel Sieira que pasaría a formar parte de la Sección Séptima, que presidente el magistrado Jorge Rodríguez Zapata uno de los dos únicos jueces -entre los 31 que integran la Sala de lo Contencioso Administrativo del Supremo -que goza de mayor antigüedad que Sieira. Dicha Sección tiene una pendencia de asuntos de 530 frente a los 1351 de la Sección Cuarta.

    De esta forma, Lesmes consigue de nuevo apartar de su camino a un juez que le resulta incómodo y al que guarda un rencor personal porque decidió avocar a Pleno el debate sobre si se debía confirmar o revocar el indulto que el Gobierno del PP concedió al kamikaze que en 2003 provocó la muerte del joven José Alfredo Dolzh en la autopista AP-7.

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