Importancia histórica de las próximas elecciones para las Cortes Generales

El pistoletazo de salida electoral se ha dado y creo que nunca los españoles se van a jugar tanto en unas elecciones generales como las que tendrán lugar el 20 de Diciembre para las Cortes Generales. Su importancia pondrá a prueba la madurez del electorado porque hay muchísimo en juego, y bajo nuevo marco jurídico electoral. Mucho en juego aunque no es un juego sino algo muy serio.

I. Veamos del decálogo de cosas que están sobre el tapete electoral.

1. El modelo territorial del Estado dada la sombra de la “situación catalana” que provocará la tensión entre nacionalistas y nacionales.
2. El modelo bipartidista que lleva décadas asentado sobre un cómplice turnismo entre los dos grandes partidos democráticos y que podrá dar lugar a un modelo triangular o multilateral.
3. El tradicional resultado convergente hacia el centro político puede verse sacudido hacia brotes radicales de ambos lados del espectro político.
4. Se colocan sobre la mesa electoral, grandes apuestas programáticas: reforma de la Constitución, supresión del Senado y las Diputaciones, cambio de la legislación electoral, reformas judiciales, reestructuración de mercados, reorientación de políticas asistenciales, etc.
5. Los pequeños partidos forzarán los pactos de supervivencia parasitaria de los grandes, antes y después de las elecciones.
6. Los partidos tendrán que luchar maquillando su imagen de las ovejas negras de sus filas, porque el electorado repudia la contaminación de los corruptos, pues hay un pequeño paso de la corrupción personal a la corrupción legal.
7. Estas elecciones generales que darán el bastón de mando al gobierno en un contexto socioeconómico positivo, tras la servidumbre del último quinquenio respecto de la crisis económica.
8. Unas elecciones donde tendrán un gran peso los medios de comunicación, de internet, de las redes sociales, donde incidirá tanto la publicación veraz como la intoxicación informativa. La mayor parte de las personas que deciden el signo político resultante no van a los mítines pero se asoman a internet y las redes sociales para forjarse criterio.
9. El gobierno resultante, sea un partido en solitario o en compañía de otros, dispondrá de un “cheque de legitimidad” para adoptar medidas que redefinan las claves del Estado de bienestar.
10. El partido o los partidos victoriosos tendrán que pronunciarse sobre la subsistencia, revocación o derogación de las sensibles reformas jurídicas acometidas en la última década. En suma, unos comicios donde hay muchísimo en juego porque tras las normas hay vida.

En suma, la llave del futuro de la ciudadanía en manos del ganador. El ganador se lo lleva todo, como decía la linda canción de Abba (The winner takes it all).

II. Lo curioso es que la mayoría de la clase política como veteranos coroneles intentará seguir el juego electoral bajo las reglas de las guerras anteriores pese a que han cambiado sustancialmente las posibilidades y límites jurídicos de las campañas electorales.

Por eso me he apresurado a devorar el clarísimo y útil libro titulado “El marco jurídico de los procesos electorales en España” (Ed. Amarante, 2015), del jurista y consultor político, Miguel Ángel de Lucas Postigo, quien con destreza y rigor, nos ofrece las claves del proceso electoral, los límites de financiación y las sombras que acechan al juego limpio de los partidos políticos; especialmente se analiza la responsabilidad penal de los partidos políticos tras la Ley Orgánica 7/2012, de 27 de Diciembre, así como los controles de la responsabilidad económica y contable de los partidos tras la reciente Ley Orgánica 3/2015, de 20 de Marzo; no falta el análisis de la supervisión por la Administración electoral y por la jurisdicción contencioso-administrativa a través del contencioso-electoral. Además me resulta muy refrescante la referencia al derecho comparado (no sólo de las luces de la Unión Europea sino los claroscuros de sistemas tan llamativos como México o Argentina).

Creo que sería hora de que los candidatos a los partidos políticos en vez de refugiarse en lo de “no soy jurista” o “no sabía que no se podía en la campaña electoral”, se asomen a las páginas de libros así para poder conocer las reglas del ajedrez electoral.

III. En fin, que ciudadanos, juristas y políticos estamos llamados a asistir a lo que podemos calificar del “mayor espectáculo del mundo electoral”.

Y eso sí, lo que no cambian son los órdagos, promesas y cantos de sirena electorales, de todos los partidos. Eso hace cobrar vigencia mi viejo post titulado: «Nunca digas nunca jamás: lo que los políticos no aprenden de James Bond».

Tengamos presente que si no podemos confiar en las palabras de la mayoría de la clase política, mas preocupada en la supervivencia personal o de su partido, debemos confiar en nuestra serenidad como electores. Sencillamente en no dejarnos llevar, ni por la fácil demagogia de la promesa vacía, ni por la anécdota de las vísperas electorales, ni por prejuicios de barra de bar: corazón caliente pero cabeza fría. Bastará con que nos detengamos unos minutos a reflexionar el día antes sobre programas y candidatos, miremos nuestro presente, de donde venimos y a donde podemos ir. Levantemos la vista al cielo, suspiremos y rumiemos la decisión.

Y luego, sea cual sea nuestro veredicto íntimo, que votemos en conciencia.

Lo que no podemos hacer es dejar de votar ya que entonces no tendremos derecho a quejarnos, venga lo que venga.

Y tampoco debemos dejarnos engañar por trileros, con humo para ocultar lo que son, o espejos para distraernos, que somos mayores de edad y por eso votaremos con criterio. No olvidemos que votar requiere cinco segundos para introducir las papeletas en la urna, pero eso nos hará prisioneros cuatro años de lo que resulte. Y posiblemente a la generación venidera.