Enatic, juristas y TICs: desafíos comunes

Me comunica Leandro Nuñez García, vocal de Relaciones Institucionales de ENATIC (Asociacion de expertos nacionales de la abogacía TIC) «la confirmación de que tu nombre ha sido propuesto como candidato al premio ENATIC al jurista TIC más destacado del año 2014, que se otorgará el próximo 11 de diciembre, durante la celebración del Congreso ENATIC (www.congresoenatic.com)».

Se impone una rápida reflexión sobre este posible reconocimiento, la tecnología y los juristas. Pasemos adelante…

1. Las ilusiones que despiertan estas inesperadas noticias siempre son bienvenidas, especialmente si proceden de una organización como ENATIC que tiene el filantrópico fin de actuar de imparable rompehielos frente al iceberg de infinidad de juristas que demuestran su valía día a día pero bajo cuya superficie se ocultan prácticas anacrónicas que lastran su potencial profesional: la seguridad del papel frente al documento electrónico; el cartapacio o maletín como cofre de documentos procesales frente a la inquietante «nube»; la búsqueda artesanal de la ley o sentencia útil en vez de dejarse llevar por los embrujados buscadores automatizados; la red social «presencial» frente a las dinámicas redes virtuales; y en definitiva, la aplicación de ajos y puñal de plata a lo que suena a blogs, TICs, webs,networking, 3.0 y diabluras similares.

2. Ya en su día me atreví a confrontar el modelo de abogado clásico y el de abogado tecnológico, e incluso a ofrecer una visión práctica de los retos que atenazan al abogado y sencillos consejos o utilidades tecnológicas gratuitas para juristas.

Personalmente me considero todavía un homo juridicus digital, nacido bajo técnicas primitivas y en tránsito hacia nuevas tecnologías de «caza mayor» (identificación, aplicación e interpretación de normas) y relación social profesional (con jueces, fiscales, profesores y letrados de la jungla forense).

Y es que debemos tener claro que lo que es bueno para el pato, es bueno para la pata y para el estanque; o sea, la tecnología que es buena para el jurista, es buena para la profesión y para la Justicia con mayúsculas, porque todo lo que redunda en exactitud, rapidez, actualización y seguridad, contribuye a mejorar la calidad del trabajo y con ello, a un mundo mejor.

Eso sí, sin olvidar el viejo principio marxista en relación a las TICs: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades!

3. En fin, a los otros catorce candidatos nominados en la convocatoria del Premio 2015 que me acompañan en la primera fase de la votación pública virtual, les brindo mi felicitación y aplauso por su labor. Sus nombres «saben a turrón» (Jijonenca dixit), y cuentan con sobrados merecimientos para tan valioso galardón, como tantísimos otros abogados, profesores, funcionarios y juristas de variado pelaje que han apostado por las TICs, o en particular, por la iniciativa de crear y mantener blogs serios que ofrecen generosa información, como los reflejados en el Directorio Temático de blogs jurídicos españoles. Ello sin olvidar algunas entidades públicas que creen y apuestan por ello, como el INCIBE o de la propia sociedad civil organizada, caso del fénix jurídico-tecnológico de la Asociación Derecho en Red.

Podéis votar desde este enlace:

(o copiando y pegando este: http://www.enatic.org/premios-2015-mejor-jurista-derecho-digital-2014/ en el navegador)

En definitiva, que agradezco estos espaldarazos que siempre iluminan porque es sabido que alzo mi labor profesional sobre un trípode: la formación jurídica (Derecho y normas); la formación humanística (hay que «saber de todo» como reflejo en mi recientísimo libro «La mirada de Einstein sobre el universo juridico» – Ed. Amarante, 2015) y como no, la escurridiza formación tecnológica – Tics). La base del trípode, claro está, son las relaciones sociales -tanto presenciales como virtuales- que oxigenan y te hacen sentir valiosas gotas de felicidad.