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Muerte de Umberto Eco: un defensor de la sensatez en lo público

umberto ecoMas allá de la prolífica obra de Umberto Eco en el campo de la semiótica, la narrativa o el ensayo en general, me limitaré a incorporar a este blog de derecho público dos fragmentos mínimos y secundarios pero sumamente ilustrativos para quienes vivimos en el mundo jurídico. Ello como modesto homenaje a su figura, cuya estatura personal, humana e intelectual iba mucho mas allá de ser autor del texto base de la película “El nombre de la rosa”. Veamos.

I. El primer fragmento procede de los numerosísimos artículos periodísticos que con fecunda y valiente pluma analizar la realidad sociopolítica de Italia y del mundo en general. Así que, transcribiré lo que subrayé del ejemplar que cuento en mi biblioteca del compendio de sus artículos 2000-2006 titulado: “Contra Custodes” (contra los vigilantes), y que pone el dedo en la llaga sobre la conocida técnica de los políticos corruptos y delincuentes en general de acusar a los jueces o a la policía como técnica de desviación de su propia acusación. Veamos su sencilla y suelta explicación del fenómeno.

Ante cuando un guardia detenía a alguien para ponerle una multa, el que llamaremos el acusado podía elaborar tres estrategias ante el guardián de la ley. La primera: sanchoconfesaba su culpa y pagaba. La segunda: intentaba justificarse probando ante el guardián que no tenían ninguna culpa. La tercera: si era un imbécil, levantaba la voz y decía: “¡Usted no sabe con quién está hablando!” (y el guardían solo tenía dos estrategias: responder que le importaba un bledo quién fuera y ponerle la multa, o bien asustarse y decir: “Perdón, le ruego que pase dottore, commendatore, onorevole, etc”. Parece que hoy día se ha extendido por parte del acusado una cuarta opción, que consiste en decir: “¡Usted no sabe quien es usted!”(…) Hoy día el primer recurso del acusado no es probar su inocencia y preguntar respetuosamente en qué pruebas se basa la acusación, sino empapelar al guardián, ya sea un guardia urbano o el presidente del Tribunal de Casación.(…) Si te acusan los jueces los deslegitimas a ellos, pero si te acusan los carabinieri deslegitimas a los carabinieri.”

Ultima su análisis el autor señalando que el embrollo de acusaciones y defensas está servido, lo que supone una maniobra de distracción que nubla la vista de la Justicia (añado, no solo vendada sino mareada), y con ironía aconseja al Vaticano que para salvaguardar “la dignidad y el carácter intachable de los ángeles custodios, les llame de ahora en adelante ángeles picapleitos”.

II. Por otra parte, añadiré que sus análisis sobre la interpretación de textos, y que no soportan todo, me resulta magnífica y con proyección en el mundo del Derecho. En la compilación de trabajos titulada “Interpretación y sobreinterpretación” (Universidad de Cambridge, 1995), aborda de entrada la cuestión de la interpretación en términos familiares para los juristas. Efectúa la cita de Todorov: “Un texto es solo un picnic en que el autor lleva las palabras, y los lectores el sentido” (lo que me recuerda que el legislador llena el Boletín Oficial de palabrería y los juristas el sentido según el criterio); pero no vale todo, pues el autor rechaza el cheque en blanco para el intérprete pues “Si nos dijeran que Jack el Destripador hizo lo que hizo sobre la base de su interpretación del evangelio de Lucas, sospecho que muchos críticos orientados hacia el lector dirían que Jack el destripador estaba loco de atar”, y en definitiva en su lúcido ensayo el autor nos convence de que, pese a que existe un universo de interpretaciones lógicas o razonadas de cualquier texto, siempre existen límites.

interpretar

Conclusión que deberían tener presentes abogados y jueces cuando plasman en sus escritos sus posiciones.

III. Hace menos de un año, el autor arremetía contra las redes sociales en cuanto tragaban y divulgaban cualquier opinión, lo que provocó un auténtico tumulto. Nada menos que se atrevió a decir lo que muchos intuimos, y es que “Las redes sociales le dan derecho de palabra a legiones de imbéciles que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la colectividad”, y  precisaba que “enseguida (a éstos) los callaban, mientras que ahora tienen el mismo derecho de palabra de un premio Nobel. Es una invasión de imbéciles”.

También arremetía contra la ausencia de filtros para la fiabilidad de lo que informa internet pues sí “la televisión había aprobado al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior”, el “drama de Internet es que ha aprobado al tonto del pueblo como el portador de la verdad”.

No tengo dudas de que en pocos años, respetando la libertad de expresión, existirán filtros y niveles o controles de fiabilidad de la información, de naturaleza jurídica. Serán necesarios para evitar que podamos sufrir una indigestión de mala información.

En fin, con este modestísimo tributo agradezco a Don Umberto su legado, su vida productiva, su cabeza siempre alta y su lengua libre con lenguaje exquisito. ¡Gracias, Maestro!.

NOTA.- Sobre su visión de la lectura y la escritura y el valor de los libros al servicio de mentes y pueblos, ya me ocupé de exponer veinte citas suyas ilustrativas aquí.

17 comments on “Muerte de Umberto Eco: un defensor de la sensatez en lo público

  1. Ramiro

    Enhorabuena por recordar a uno de los intelectuales más lucidos que ha dado la Europa del siglo XX.
    Además de su maestría universitaria, debe destacarse su labor como intelectual comprometido con la sociedad y la realidad social, sus magníficas novelas, sus libros sobre metodología del trabajo intelectual, creo recordar alguno sobre como escribir una tesis doctoral o hacer trabajos de investigación, etc.
    Y un hombre que decía las cosas con claridad meridiana, llamando al pan, pan, y al vino, vino.
    Descanse en paz.
    Siempre le recordaremos.

  2. Se va un crítico inteligente, esperemos que alguien sea capaz de llenar sus zapatos.

  3. Pingback: La vuelta al mundo de Umberto Eco con sus veinte citas sobre escritura y lectura – ACALANDA

  4. José Luis

    Buenos días:
    Sin cuestionar la calidad literaria de Umberto Eco (no he leído ninguna de sus novelas, sí vi la película «El nombre de la rosa» y me resultó efectista y entretenida, aunque no me lleva a obtener tan ondas conclusiones como a algunos ) no deja de sorprenderme (y enternecerme) la ingenuidad de algunos (o se piensan que las reacciones descritas no se habrán dado desde que el mundo es mundo, osease, desde el comienzo de las civilizaciones). El problema es más profundo y no resulta agradable ni simpático poner el dedo en la llaga (cual profeta Jeremías), es decir, en las causas. Hoy en día, como venimos de una dictadura, se ha pasado al polo opuesto y se cuestiona todo: Cualquier majadero se considera con derecho a opinar de todo, aunque no tenga ni idea de nada y, ya se sabe: Una persona, un voto, con lo cual, toda opinión es igual de valiosa, cuando no es así. Y así vemos, por ejemplo, cómo a mí, abogado en ejercicio, no sólo no se me toma en cuenta en las reuniones de propietarios de la comunidad sino que cualquier opinión a la ligera, por más disparatada que sea, puede ser acogida con fervor. Otro día, hace ya algún tiempo, una señora sin estudios que escucha tal cadena de radio me comentó que no podíamos continuar así ni un día más, que era necesario reformar la Constitución, a lo que le pregunté que en qué aspectos y en qué sentido había que hacerlo, no sabiendo responderme.
    Yo me quedo con El Quijote, donde siempre se encuentran certeras reflexiones, como éstas que me han pasado por whats app (pendientes de contrastar las citas):

    «Tengo por costumbre querido Sancho que, en viendo el burro venir, ya de lejos me apercibo sin confundirme, de las patadas que pudiera propinarme, por tanto mi fiel escudero fijate en los andares y si viéndolo retorcido y mal encarado vieres que arranca sin compostura hazte a un lado, que de estos con mala idea, sucios y desaliñados mejor no tener contacto»

    «Y hay que tener cuidado con tal calaña, que de ser menester utilizan a las más tiernas criaturas y hasta pretenden adoctrinarlas y que salgan de su mala hueste con títeres y cabalgatas. Y cuidado amigo Sancho que son los mismos que luego cobran de berberiscos y de otros que más allá someten a sus pueblos y ello,tanto mal vestidos cuando procede el buen hábito, como vestidos de la más cursi casta, cuando no es tan menester.»

    D.e.p. Umberto Eco.

    • Ramiro

      Don José Luis, veo que ya somos dos los abogados en ejercicio y copropietarios a los que no se nos hace ni caso en las reuniones de propietarios de la comunidad de vecinos.
      Tanto es así que yo ya he optado por dejar de asistir, más que nada porque creo que la estupidez es contagiosa, y no estoy dispuesto a discutir con auténticas acémilas que creen estar en posesión de la verdad, porque en lugar de hablar, gritan…
      Cordiales saludos.

      • Estimado compañero, yo hice lo mismo, ya que entiendo que sobro allí donde quien más chilla es el que se lleva la palma. El problema es que en mi ausencia no se paran en barras y es mucho peor: Acuerdan todo lo que se les ocurre sobre la marcha, sin constar como asunto a tratar en el orden del día (aparte de otros requisitos como el quorum, etc.., que, por lo que se ve, a ellos no les vincula. Pero era sólo a modo de ejemplo: A mí me ha dado lecciones de herencia y sucesiones una empleada de la limpieza (con todos mis respetos, que tengo muchas amigas que se dedican a tan digna labor y las aprecio y estimo). Creo que antes, en general, esto no pasaba, cuando hablaba una persona más instruída, en general, la gente humilde escuchaba (por supuesto, todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión). Pero esto, por lo que se ve, se ha acabado.

  5. José Luis

    Hondas con h, disculpen el error.

    • Ramiro

      José Luis, ahora mismo yo estoy litigando contra mi comunidad, precisamente por lo que dices: acuerdan cualquier ocurrencia o chorrada, de cualquier forma, y pasando de todos los requisitos legales.
      Desde que estoy en esta comunidad, unos 30 años, hemos echado a 4 administradores, y a todos por lo mismo: su «afición» al dinero ajeno.
      Ahora la moda es obligar a hacer obras absurdas, estúpidas, por ejemplo cambiar los buzones, pintar a todas horas, arreglar el tejado -aunque no requiera ningún arreglo-, cambiar el ascensor -aunque funcione estupendamente, y sea sustituido por una más moderno, y normalmente peor-, poner cámaras en los timbres del portal, lo que sea, con tal de generar derramas Y COMISIONES EN DINERO NEGRO AL ADMINISTRADOR.
      Creo que cuándo rezamos tendríamos que elevar una plegaria, más o menos del tenor litera siguiente:
      «Dios mío, libranos de los administradores de fincas».
      Vivo en una capital de provincias, Zaragoza, y todos los años leo en la prensa dos ó tres condenas contra administradores, por quedarse con el dinero de las comunidades.
      ¿Y cuántos casos habrá que no se denuncien, o incluso que no lleguen a conocimiento de los copropietarios?
      Estamos en la dictadura de lo políticamente correcto, y los vecinos son capaces de no comer, con tal de no significarse u oponerse a cualquier obra o derrama absurda… Creo que es un problema que tiene difícil solución, salvo que los vecinos optemos por llevarnos nosotros mismos la administración, que tampoco es tan difícil…

  6. Te deseo buena suerte, yo estoy en ello también, mi problema (uno de ellos) es que precisamente por turno rotatorio (no hay acuerdo, estamos enfrentados un 50 % con el otro restante, una vez que nos hemos cansado de los abusos que a lo largo de los años llevamos sufriendo por parte de un vecino, el cual ha logrado rodearse ahora de una serie de acólitos), me correspondería a mi la presidencia este año, pero de forma torticera han acordado la contratación de un administrador en claro perjuicio de la comunidad. También se han permitido establecer unas «bases de contratación» de manera que se reservan de facto un derecho de veto para imponer uno de su cuerda y poder mangonear a diestra y siniestra. Pero conmigo han dao…
    También hay que decir que no faltan «compañeros» que vienen a tu casa a tocarte la moral y es que con tal de cobrar una minuta algunos venden a su madre, por mucho que no tenga defensa ninguna el asunto desde su punto de vista, algo que puede resultar hasta cierto punto comprensible, pero encima vienen dando lecciones y eso es el colmo. Bueno, pues estos «compañeros» son recibidos como merecen.

  7. Pingback: Las declaraciones non gratas de un ministro de interior | Contencioso.es

  8. Pingback: Muerte de Umberto Eco: un defensor de la sensatez en lo público – Iuslexblog

  9. José Luis, letrado, en la frase: «aunque no me lleva a obtener tan ondas conclusiones como a algunos » hondas lleva hache. La expresión «no resulta agradable ni simpático poner el dedo en la llaga (cual profeta Jeremías)» no tiene sentido porque quien metió el dedo en la llaga fue el incrédulo profeta Tomás. En cuanto al supuesto fragmento de El Quijote, es tan falso como el post de donde lo copió usted; ¿cursi, en la pluma de don Miguel?
    Efectivamente cualquier majadero inculto se atreve a escribir aunque no tenga ni idea.

  10. José Luis, letrado, olvidé decir que oséase no existe. la conjunción explicativa es o sea, así, separado.
    Un saludo.

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