De la Universidad

Avispas africanas en la Universidad: injurias y zancadillas

casacionCon ocasión de la firma de ejemplares en la Feria del libro madrileña, de Los diez pecados capitales de los empleados públicos (Amarante, 2016), un lector me retó a escribir un libro sobre Los pecados capitales en la Universidad.

Le respondí que era una buena sugerencia, pues la Universidad comparte con el Vaticano los ingredientes que espolean lo más bajo de la condición humana: inteligencia, poder, rivalidad y escenarios competitivos. Aunque no sabría decir si serían suficientes los siete pecados ni si entraría todo en un sólo libro.

Ello me llevó a reflexionar sobre las injurias e insultos en la Universidad, ya que no son patrimonio exclusivo de colectivos marginales, tabernarios ni de los etiquetados castizamente como “patios de vecinas”. La Universidad, templo de las libertades (estudio, crítica, investigación, cátedra) no se ve libre del riesgo de conductas por parte de miembros de la comunidad universitaria que intentan vejar o menospreciar al rival, al vecino de despacho, al compañero de cátedra o a la autoridad académica que le niega lo solicitado. No es la Universidad un nido de víboras, pero siempre se cuela algún alacrán, o alguien que bajo la piel de cordero muestra con el tiempo su naturaleza de lobo rabioso. En todo caso, un fenómeno poco significativo en cuanto a frecuencia pero muy molesto para quien lo padece.

Y desde luego que la Universidad no lo merece pues la colmena universitaria cuenta con infinidad de ocupantes que se dedican a trabajar, investigar y enseñar, sin que pueda su callada labor verse entorpecida por algunas avispas insidiosas que se dedican a meter palos en las ruedas académicas con infamias e insultos.

1. Hay factores que se alzan en caldo de cultivo de la insidia universitaria.

La Universidad etimológicamente evoca la idea de “Universo”, donde existe una “comunidad universitaria” de compleja composición, ya que coexisten profesores, alumnos, personal de administración, becarios y contratados administrativos. O sea colectivos diferentes con intereses diferentes. 

Es un contexto donde abunda la “guerra fría” entre distintos grupos o estamentos, muy particularmente entre Escuelas o grupos académicos, y donde la tensión se multiplica con ocasión de disputarse plazas vacantes, becas, subvenciones o despachos.

A ello sumaremos que la Universidad vive inmersa en infinidad de procedimientos electorales (Rector, Director de Departamento, Decano, Presidente de Comisión, Defensor Universitario, vocales varios, etc) con la consiguiente rivalidad y competencia.

Por si fuera poco la crisis económica y secuela de austeridad comporta menor gasto e indirectamente privaciones que son fuente de enojo: menos plazas, menos equipos de investigación, menos estancias y comisiones de servicio, menos material bibliográfico, etc.

En ese contexto el trasiego de comentarios, críticas e “intoxicaciones” está servido.

2. Además la propia institución asegura la disponibilidad de ordenador y cuenta de correo gratuita y eficaz, pues la humana debilidad de la crítica desaforada a veces aflora mediante correos electrónicos, bien entre dos usuarios criticando a un tercero, o bien enzarzados en lucha directa.

peligrosDe este modo, la tecnología brinda la impunidad a los ultrajes con insultos, injurias y críticas maliciosas, sin dar la cara.

En primer lugar, porque la utilización de los correos electrónicos se caracteriza por su espontaneidad e inmediatez (el viejo tintero, el papel de carta, el ceremonial del sobre y buzoneo servían de cámara de enfriamiento de los enfados y resentimientos). En segundo lugar porque tienen una eficacia que salva cualquier distancia y llegan a infinidad de destinatarios, y a veces con un mismo texto, con la consiguiente economía de costes y tiempo (un modesto ordenador posee mayor eficacia que el rumoreo de mil comadres a tiempo completo).

Y además corren tiempos en que se ha debilitado la coraza del respeto y el correo electrónico es un arma (o “puñal trapero”) que no respeta familia, profesión, honor e imagen. Y si el correo electrónico es prácticamente impune, no digamos los guasapos (WhastApp) por su rapidez y falta de huellas del crimen, que en el caso de la reciente aplicación Telegram lleva a la sutileza de autodestruir en instantes el mensaje insidioso.

No me refiero a la crítica de la actividad política universitaria ni al sano ejercicio de la libertad de expresión sino a la injuriao insidia vertida con malicia o con desprecio al respeto y la dignidad, tanto del destinatario como de la propia institución.

3. Insistiré en que la inmensa mayoría de los miembros de la comunidad académica son corteses y moderados, viven o sobreviven en paz y sin promover conflictos (incluso soportando malévolas críticas, bajo la máxima ciceroniana: “Mejor cosa es sufrir el insulto o la injuria que hacerla”). Ahora bien, no falta la minoría de avispas académicas que viven instaladas en la insidia o malquerencia, ni tampoco quien pierde los papeles y acude al ultraje verbal o maltrato del rival académico (Salieri y Mozart, tienen sus reflejos en la Universidad), alejándose del juego limpio y honorabilidad que debe predicarse de quien debe honrar a la Universidad que le ampara (Alma Mater).

Tales académicos consideran, de forma tan reprochable como inconsistente, según palabras de Unamuno, que “sus fines justifican sus propios medios y que los fines de los adversarios no justifican los medios de éstos”.

juez cabreadoRecuerdo la ejemplar Sentencia de la Audiencia Provincial de Granada 144/2006, de 7 de Abril, que confirma la condena en procedimiento civil a un profesor universitario por verter juicios de valor mas allá de la crítica de los trabajos de investigación de otra profesora en el contexto de un procedimiento de provisión de una Cátedra, por entender los jueces que la crítica no autoriza a verter opiniones y expresiones “incursas en el insulto, imputación de delitos y descrédito profesional y divulgadas a muchos miembros de la comunidad académica con el único fin de hacerles partícipes de tal valoración ocasionando un menoscabo en la fama y consideración ajenas”, reprochando en particular “la imputación de plagio, al margen de su veracidad o no, entraña un juicio de valor negativo respecto de la conducta profesional de una persona, y su difusión en el círculo restringido de los compañeros de profesión constituye un ataque ilegítimo del prestigio y reputación profesional de la misma”. En consecuencia se declara el menoscabo del derecho fundamental al honor y, además de condenar al injuriante a remitir por correo electrónico el contenido de la sentencia a las mismas personas ante las que desacreditó a la profesora, le condena al pago de indemnización por daño moral cifrada en 600 euros.

En otras ocasiones el plagio es real y el enfrentamiento acaba resuelto por la propia Sala Civil del Supremo (Sentencia de 27 de Diciembre de 2012) y con condena al Catedrático que abusa del trabajo de la doctoranda a indemnizar con 5.000 euros. Y otras veces el brote de inquina e insultos proviene de recensiones de libros negativas que son recibidas con denuncias del afectado.

4. A veces, el maledicente injuria fuera de los muros universitarios. Así, el ataque o infamia aprovecha foros, blogs y chats, ámbitos que a veces generan procedimientos penales en los juzgados saldados con la condena del autor directo si es conocido o en su defecto, del «editor», entendido como el autor o promotor del blog o página web que soporta los testimonios de terceros sin asegurarse de controlar el acceso de tales testimonios o la identidad de su autor.

Así y todo, los tribunales no son solución… ¿Surte equitativo efecto disuasorio para el injuriante o efecto reparador para el injuriado, una condena a 600 euros de indemnización tras dos años de travesía de desierto en vía administrativa y judicial civil con apelación incluida?.

Los problemas de los excesos verbales se atajan con la educación en valores, la altura moral, la urbanidad, la convicción del respeto a la integridad física y moral del prójimo, pero todas esas, como nos enseña la Universidad de Salamanca, nos las proporcionan los doctorados ni los laureles académicos ni la edad:

Quod natura non dat, Salmantica non præstat.

Lo que la naturaleza no da, Salamanca no (lo) otorga

efecto domino5. Además, si se ataja la injuria electrónica, o desahogo con palabras… ¿acaso no se optará por tácticas mas osadas?.

¿Cómo puede combatirse la calumnia o injuria académica cuando no se formaliza en correos electrónicos o documentos y se ampara en el boca a boca en los pasillos universitarios, en los despachos o mediante vitriólicos comentarios agazapados en artículos de investigación?, ¿O cuando en vez de injuriar se hace mobbing al profesor enemigo?. El acoso en la Universidad no es inédito sino una bajeza impune.

Además los expedientes disciplinarios por faltas de consideración hacia superiores y compañeros son prácticamente inéditos en el ámbito de la Universidad pública, y si abren, pronto se cierran sin “ruido ni nueces”. El Derecho universitario es una red elástica con luces y sombras, que se verán acrecentadas con mayores dosis de incertidumbre y tensión ante las novedosas leyes básicas de procedimiento administrativo.

Ante tal panorama, no será mejor reflexionar sobre la sugerencia de Sócrates: ¿Cuando un asno da una coz, debemos enfrentarnos con él a patadas?.

5 comments on “Avispas africanas en la Universidad: injurias y zancadillas

  1. Juan Manuel del Valle Pascual

    Habrá que ponerse a ello, ¿no?

  2. Pues si Don Juan Manuel. HAY que hacerlo. Y, de paso, enseñar a jueces y fiscales lo que es la ciberguerra, la ciberdelincuencia y todo cuanto atañe al “ciber ius”. Porque, NO TIENEN NI IDEA y así nos va. Con el permiso de nuestro ‘Webmaster’: “asinus asinum fricat” (en sentido literal). Ejemplo: como se acaba de conocer en estos días, los grupos de criminales digitales rusos (los “hackers” de la mafia rusa que “hackearon” a la propia FISCALÍA ANTICORRUPCIÓN) tienen en su poder los datos de 270 millones de cuentas de correo “hackeadas” que incluyen Gmail, Hotmail y Yahoo.

  3. Quisiera poner un ejemplo de lo que es la manipulación informativa a la que estamos todos asistiendo y que, al producirse a través de las redes sociales, tiene una proyección a escala global.

    Recientemente se ha acusado al Presidente Felipe GONZALEZ de haber remitido un supuesta ‘carta de recomendación’ al Presidente de “Sudan del Norte” y al Presidente de “Sudan del Sur”.

    La tal carta es unas burda y estúpida manipulación. Si un expresidente del Gobierno se hubiera dirigido al Presidente de la República del Sudan -que era y es- Omar Hassan Ahmed El-Beshir, éste le habría mandado a freír algo donde corresponde. Como quiera que el “Sudan del Sur” no existía entonces, mandar una carta a un líder guerrillero -que no es el que figura en la carta-, habría sido algo cuanto menos absurdo. Como lo es la ‘firma’ de las supuestas cartas, un simple ‘copy/paste’. No hay dos firmas idénticas.

    En ese “Sudan de Norte” no existe petróleo alguno. Sí, en la ahora “República” de Sudan del Sur, petróleo éste que se disputan chinos y estadounidenses y que constituye una de las escasas reservas mundiales. Se le denomina el “Petróleo de la Sangre”.

    Ponga esto en manos de jueces y fiscales y… ¿qué? Quizás escribir a Rajoy como Presidente de Euskadi Sur, reclamando las mejilloneras de las rías gallegas.

  4. Pingback: Del control del correo corporativo de los funcionarios – delaJusticia.com

  5. Pingback: Si de mí depende, jamás sacará la plaza - El rincón jurídico de José R. Chaves - delaJusticia.com

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