Consultoría política: el arte de gobernar más, mejor y para el pueblo

Antes de ser elegido el nefasto presidente Richard Nixon, se divulgaba un cartel con su foto y donde se decía: “¿Usted le compraría un coche de segunda mano a este hombre?”. Esta anécdota expresa a mi modesto entender, el eje del reto de todo político actual: la credibilidad. Credibilidad del partido político que le sustenta, credibilidad del político, como líder o para ilusionar al electorado, credibilidad del gobernante sobre sus logros y explicaciones…

Por eso, la consultoría política (respuestas para hacer buena política para políticos serios, reflexivos y con carga ética) es una actividad que crece en importancia en pos de la tradicional importancia de la consultoría jurídica (respuestas para hacer políticas dentro de la ley). Si se consigue que el carro del bloque de la legalidad sea tirado por los purasangre de la política, el viaje de la ciudadanía será placentero y llegará de forma puntual y exacta a término. Si fallan las ruedas de la legalidad o los caballos son tercos, salvajes o egoístas, el desastre es inevitable.

Viene al caso por la monumental obra Consultoría Política (Ed. Amarante, 2016), propiciada conjuntamente por el CIGMAP (Centro Internacional de Gobierno y Marketing Político) de la Universidad Camilo José Cela, y presentada el 23/6/2016 en la Casa de América en Madrid. En dicha obra, nada menos que 155 expertos de 16 países, procedentes de la política, periodismo, derecho, ingeniería y otras variadas disciplinas, se propusieron ofrecer su experiencia y ciencia sobre el arte de gobernar. No sólo intervienen con sabias palabras, dos expresidentes (Vicente Fox, de México, y Ernesto Samper, de Colombia) sino que cuenta con la participación de numerosos políticos de altura, consultores de prestigio y periodistas, de los que se ha conseguido que no cumplan con palabrería vacía sino con enseñanzas claras, valientes y útiles.

Creo que en una segunda edición ni el Presidente David Cameron del Reino Unido (ya dimitido) se negaría a aportar su valoración, aciertos y errores de lo que percibió como éxito del referéndum de la independencia de Escocia y su fracaso actual en el del Brexit.

Es una obra majestuosa, viva, actual y sobre todo, amenísima. Mas allá de la calidad de su formato, papel, tipografía y despliegue gráfico y fotográfico, lo auténticamente novedoso son los testimonios y artículos de personajes y expertos que en sus casi 800 páginas nos desvelan las claves de eso que etiquetamos como “política” y que tan poca salud tiene hoy día. Por las páginas de la obra desfilan la psicología, las neurociencias, lo lingüístico, la tecnología informática, medios de comunicación, libros recomendados sobre el poder público, referencias a fenómenos mediáticos de la política, a la forja de los políticos y a su declive… Sin duda, resulta admirable la labor de organización, armonía y unidad a la obra debida a los coordinadores, cumplimentada tras tres laboriosos años, el profesor Jorge Santiago Barnés, la consultora política María Gabriela Ortega Jarrín y el periodista José Ángel Carpio.

Me parece una obra oportuna, porque personalmente considero que en el caso español, atravesamos una auténtica crisis política global. 

• Crisis de los partidos políticos: incapaces de ilusionar, ganarse el respeto o pactar cuando el bien del pueblo lo demanda.
• Crisis de los líderes: no sólo sufre su reputación o de sus huestes, sino que atacan la de los demás.
• Crisis de la limpieza de juego electoral: la propaganda electoralista y debate no se detiene ante nada.
• Crisis de la propia sensatez del electorado: nos hemos acostumbrado en España a la pasional abstención o voto virulento, muchas veces al compás de la anécdota, el escándalo puntual o el guiño electoral, sin efectuar un balance y perspectiva globales.
• Crisis de las grandes instituciones de control: se abre la sospecha de haberse convertido en botín de los partidos políticos donde colocar prosélitos u obtener réditos electorales (Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas, etc).
• Crisis de los medios de comunicación: resulta difícil para el electorado discernir la frontera entre opinión e información, entre manipulación y veracidad, entre medios honestos y medios partidistas.

Por todo eso, resulta refrescante introducir un factor científico, de rigor y seriedad en el fenómeno de los políticos, de su relación con electores y ciudadanos, que en la obra Consultoría Política se aborda con profusión, y sobre todo bajo una perspectiva que toma en cuenta la dimensión psicológica, la comunicación, las nuevas tecnologías y lo ilustra con refrescantes citas, metáforas y casos reales.

Se trata de ir mas allá de combatir la abominable corrupción, y avanzar en la racionalidad de la política, y luchar por la buena apariencia de la mujer del César y por un estilo de hacer política creíble para la ciudadanía. Veamos el camino.

1. Confieso que no conozco obra similar en España, por su visión enciclopédica, amena y práctica, y debería ser de obligada lectura por todo aquél que aspire a profesionalizarse en la política. Los errores de los políticos los pagamos los ciudadanos, de igual modo que nuestros errores al votar los paga el buen gobierno de todos.

Así, a título de visión impresionista de las cuestiones interesantísimas que ofrece dicha obra, puedo mostrar las siguientes.

Se aborda el político como profesional.

El político como candidato, y temas tan sugestivos como la inteligencia emocional o el humor en campaña.

El político y su imagen, examinando la importancia del marketing, la indumentaria o su rostro, e incluso analizando fenómenos mediáticos como el del presidente Mújica.

El político y la oratoria, adentrándose a examinar el trípode de la retórica, dialéctica y oratoria, con la habilidad de transmitir emociones, manejando escenarios y gestionando con metáforas o gestos las emociones.

El político como líder: sus cualidades y habilidades bajo el foco de la opinión pública.

El comportamiento electoral: conocer la matemática electoral, la planificación de la campaña, planes y alianzas estratégicas, análisis de encuestas y Big Data, neuromarketing, etc.

La organización de la campaña electoral: activismo político, recaudación de fondos, triunfos y errores de las campañas, con análisis de casos. Los debates electorales, la publicidad y spots (Yes We Can, etc). Actos públicos, mítines, ruedas de prensa, redes sociales, etc.

La consultoría en la gestión del gobierno y su apoyo, antes y después. Antes de gobernar, para facilitar unas reglas de juego limpias y eficaces en líderes y gobernantes. Gabinetes de prensa y lobbies. Y durante el gobierno para afrontar las crisis públicas (crisis sanitarias, crisis económicas, crisis de poder, etc). Caso del accidente del vuelo Spanair, etc. Consultoría política local.

La comunicación política on line: hacia el gobierno 2.0.

Los ciudadanos ante la política: el impacto de las tecnologías, redes sociales en un contexto de democracia líquida.

2. En suma, esta valiosa obra, Consultoría política, resulta de lectura imprescindible para quienes sobrevivimos en el ecosistema del poder público, y nos trae vientos refrescantes e innovadores para un campo novedoso en España, la consultoría política y que pueden hacernos avanzar en la dirección que el propio capítulo I de la obra nos ofrece como soñada meta, y que no me resisto a transcribir:

Y es que es el liderazgo ético lo que la ciudadanía ansía. Alguien en quien confiar por lo que piensa lo que quiere hacer, no sólo por lo que dice cada día. Alguien que decide y actúa de modo ejemplificante. Necesitamos políticos con mayor capacidad de escuchar su interior. Necesitamos líderes reflexivos, capaces de meditar, de buscar en su equilibrio personal la fuerza y las ideas que guien su actividad. Necesitamos líderes que hablen de ética y que sean un ejemplo de ella, con sus actuaciones, con sus actividades, con sus palabras. Un gestor público debe ser una persona de una dimensión moral y ética y, para ello, es imprescindible una actitud reflexiva y pausada, una vida interior rica y equilibrada.

Y desde luego, como afirmaba pública y sabiamente el magistrado Ordoñez Solís: “No necesitamos más BOE sino más decencia”.