La guardia pretoriana de la administración constituida por técnicos, letrados, auditores e interventores está en reconversión o más bien en metamorfosis.
No se trata de sobrevivir a los tiempos jurídicamente tumultuosos que padecemos, sino de cambios mas profundos que se avecinan a medio y largo plazo. Lo del Derecho administrativo motorizado de Schmitt ha quedado superado por el advenimiento de un Derecho administrativo automatizado que, más allá de la administración electrónica, en una década barrerá de papeles, demoras e incertidumbres la gestión pública.
Sin papeles porque lo electrónico, lo invisible, será lenguaje y soporte de las relaciones entre ciudadano y administraciones.
Sin demoras porque la celeridad e inmediatez acabarán con los viejos institutos del silencio administrativo, caducidades y prescripciones o similares.
Y sin incertidumbres porque el derecho aplicable y su interpretación estarán a golpe de click (o quizá el “click” deja pasar al pestañeo, pregunta al reloj o gadget similar).
Como consecuencia, también será una administración sin funcionarios (“funcionario electrónico”) y confiemos en que los políticos sean menos políticos, de menor número y con menor poder. Y cámo no, jueces y abogados estarán en extinción…
Viene al caso este comentario o anticipo del futuro, al hilo de la publicación del brillante y ameno artículo de Antonio Arias y Marta Riera López (Síndico de Cuentas y Técnico de Auditoría, respectivamente) titulado Memorándum de autoevaluación del auditor Juan Hernández (Nº 68 de la Revista Auditoría Pública), glosado por aquél, cuya lectura vivamente encarezco, y que supone un auténtico viaje a la auditoría pública del futuro (con la rapidez de sus cuatro páginas), inundado de claves tecnológicas, con visiones inquietantes de lo que espera, mezclando rigor y humor, y sobre todo, demostrando que los sueños del trabajo público de hoy pueden ser las pesadillas del futuro.
Sobre los juristas, la abogacía y la Justicia, con la reflexión impresionista propia del blog, si tuviese que exponer como será el Derecho administrativo en el año 2040 me atrevería a sugerir (con la tranquilidad que da hacer promesas para tiempos en que nadie me pedirá responsabilidades ni yo estaré para asumirlas) la siguiente visión:
- Los conceptos de administración pública y de Estado quedarán diluidos en un concepto global. Problemas globales, organizaciones internacionales y respuestas comunes a nivel internacional. Los entes locales ya se habrán extinguido.
- La incertidumbre del derecho y su interpretación, que es el alimento de los actuales litigios se desvanecerá hacia altísimas cotas de pronóstico fiable. Habrá simuladores y artefactos tecnológicos o sistemas que darán respuesta inmediata identificando norma, interpretación y tesis con razón. Si hay poco espacio para la incertidumbre jurídica, poco para el conflicto. Los abogados y los jueces pasarán a ser operadores tecnológicos en el océano del Derecho, cada vez ciencia mas exacta y sin espacios discrecionales, arbitrios y contiendas.
- Las dudas sobre hechos, sobre comisión de infracciones, sobre capacidad económica tributaria, prácticas anómalas y similares desaparecerán. Todo estará captado por equipos tecnológicos, cámaras, grabadoras y similares. Además las máquinas de la verdad serán como los móviles de accesibles y desaparecerán los pleitos cuyo sustento eran las versiones, las mentiras o las dudas de lo sucedido.
- El semillero de pleitos que tradicionalmente brotaban de la desigualdad, del afán de tener más o no tener menos, de conservar o atesorar, desaparecerá puesto que la elevación del consumismo y nivel de vida provocará de un lado, un nivel de confort que rebajará situaciones críticas para litigar, y de otro lado, un Estado providencial con una administración tributaria voraz, poderosa e insaciable, que limará las desigualdades (Gran Hermano Tributario).
- La inmensa mayoría de los escasos conflictos se canalizarán a través de la mediación, arbitraje o entidades ajenas al poder público. La jurisdicción contencioso-administrativa será vista como una reliquia de un pasado primitivo donde pequeños problemas se convertían en enredados juegos de tecnicismos, mientras asombrados ciudadanos observaban enzarzarse a abogados y jueces en rituales al Dios de la Justicia, que por entonces todos idolatraban aunque todos tenían su propia religión.
Y ahora dejo de soñar y regreso de 2040 a 2016, y me aguardan expedientes, autos, artículos y cómo no, los mismos problemas de siempre con las mismas incertidumbres.
NOTA.- Es curiosa la coincidencia, pero allá por 2010 publiqué un post en clave de humor que se titulaba: Regreso al futuro de las noticias sobre asuntos públicos en el año 2040.
Gracias, José Ramón. De todas las tendencias que mencionamos en el artículo, me quedaría con dos. Por un lado la renovación de la acreditación para determinados puestos relevantes de la Administración, que tú has sugerido alguna vez en tus charlas, y la valoración permanente del trabajo de los funcionarios por los «clientes» con APPs institucionales. Un abrazo para todos tus lectores.
En este caso estoy muy en desacuerdo con el post, que me parece excesivamente tecnooptimista. En el ámbito de la administración pública hay un paper de Carles Ramió sobre la Administración pública en 2050 (en abierto al simple click de google), del cual después se editó un libro, donde se plantean varios escenarios.
Hay que tener presente que este siglo es nuestra prueba de fuego: debemos afrontar el cambio climático, la transición energética, el agotamiento de los recursos minerales, la superación irreversible de la huella ecológica, la desigualdad en auge y la robotización y su incidencia en el empleo. No me parece que factible el escenario que se ofrece en este caso, aunque tampoco soy pesimista del todo, creo que habrá una transición energética pero que en general el estándard de vida se estancará o decrecerá a un estadio parecido al de algún momento del siglo XX. Por eso puede haber cierto avance en computación que ayude a los juristas, pero lo de la elevación general del nivel de vida lo veo como una posibilidad muy remota.
Saludos.
El Blade Runner de la administración pública (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?)
Comparto la tesis de J.R.Chaves, expuesta en este blog, debo reconocer que su autor tiene una gran destreza jurídica, y expone con certeza lo que será un día la propia Administración tecnologicamente avanzada.
Fdo.: Julio Planell Falcó, Abogado, Colegiado 2044 del ICACS.
Disculpad la injerencia, pero me parece interesantísimo el asunto y como muchos compañeros lo sigo desde hace tiempo .
La categoría general es lo que llaman Taylorismo digital , que tratan Philip Brown, Hugh Lauder y David Ashton en su libro de 2011 The Global Auction: The Broken Promises of Education, Jobs, and Incomes y que viene a decir que las técnicas de organización industrial del trabajo que se aplicaron los trabajos artesanales y manufactureros ahora nos llegan a las profesiones tituladas y que a occidente no le salvara la formación del empobrecimiento.
No hay que irse tan lejos en el tiempo como habláis, no se si habéis visto Watson de IBM (10 predicciones sobre cómo Watson de IBM impactará en la abogacía, por Paul Lippe y Daniel Martin Katz por Lidia Zommer | Jul 13, 2015 | Destacados, Tendencias del sector legal | 4 Comentarios).
La solución pasa por situarse en las áreas de toma de decisión en niveles estratégicos o en decisiones no estructuradas o no programadas.
En lo Penal, que es mi campo, el cambio pasa por ir del positivismo ramplón actual, a un enfoque mas integral y la batalla esta ya en el análisis y gestión de la información tanto recibida como producida en el marco de cada conflicto, ahí tenemos aún mucho terreno, es el futuro.
Perdonad por el rollo pero no se encuentra mucho de esto y no desaprovecho la ocasion para proponeros intercambios en esta linea incluyendo técnicas , software de apoyo, y experimentos …