Son casi diez años desde el blog contencioso.es (ahora reconvertido en delajusticia.com) ofreciendo noticias jurídicas y comentarios sobre el derecho, la justicia y sus protagonistas.
En ese amplio período de tiempo hay lectores que se atreven a formular comentarios, sugerencias y enriquecer lo que me atrevo a exponer.
No suelo mantener carteo ni intervenir en el debate por respeto al foro y no perder la posición arbitral, pero estoy vivamente agradecido hacia tantísimos lectores de los que aprendo, algunos de los que solo sé el apodo y otros que identifico nominalmente, pero que no me esfuerzo en mencionar para evitar omisiones debidas a la dama traicionera de la memoria.
A veces no le pongo rostro al comentarista pero me siento muy cercano y me encantaría abrazarle o tomarnos una caña o vinito mientras hablamos de lo divino y lo humano, porque al fin y al cabo, soy de los que pienso que hay vida mas allá del derecho y que las personas son más interesantes que las leyes. Al menos tal y como concibo yo al ser humano y tal y como es la factura de las actuales leyes.
El problema es que al igual que las leyes se derogan, las personas desaparecemos.
Y es el caso del mazazo que he recibido en Denia, donde casualmente mientras miraba el mar, he recordado a un amigo (y lo califico así por los términos del cálido carteo por email que mantuvimos) de Valencia, D. Francisco Amorós Ibor, quien fuere fundador del bufete valenciano Amorós y expresidente de la Corte de Arbitraje y Mediación de Valencia.
Y preguntándome por las razones de su silencio por mas de seis meses en la red, pues solía regalarme algún que otro sabio comentario a mis post, he consultado ese chivato que es google y me quedo sobrecogido al enterarme de su fallecimiento el 30 de Diciembre de 2016 a los 82 años de edad.
Terrible. Me quedo sobrecogido porque es increíble la cercanía emocional que puede establecerse con alguien distante en edad y espacio, y como puede truncarse mientras el mundo sigue girando indiferente a los que seguimos o se bajan de él.
Siempre me ha gustado escuchar la voz de los mayores, de la experiencia y sobre todo de aquellos que mantienen la voz cálida y saben ser humildes y generosos. Eso se llama grandeza. Unir ciencia, paciencia y magisterio y mirar hacia atrás sin ira.
Eso era Don Francisco. Y lo digo bajo un “Don” de respeto y admiración, sin protocolo vacío. Así que, lamentando enormemente no haber transmitido a tiempo mis condolencias a su familia, quede este sencillo comentario como tributo a una gran personalidad que mas allá del Derecho sabía moverse en sociedad con una admirable bonhomía, madurez y la sabiduría que da la experiencia.
Como ejemplo, aquí dejo su valiosa opinión sobre la profesión judicial a raíz de una entrevista que me efectuó Antonio Arias junto con mi respuesta (se trata de dos breves emails cruzados), y desde aquí y donde estés, Don Francisco, perdóname que divulgue el correo privado pero es mi manera de agradecerte tus siempre amables y sensatas palabras.
Gracias, Don Francisco, tendremos que posponer ese encuentro a que nos comprometimos en su día. Tu discípulo te escribe esto desde Denia, próximo a la tierra que tanto te debe, como persona y jurista.
Este post denota la grandeza humna y la especial sensibilidad de un jurista ejemplar, cual es J.R. Chaves.
¡Qué homenaje tan digno! Palabra tras palabra como proclamas de un conciencia compartida… De dos mentes nítidas que consideran el hecho y el Derecho. Este retrato fiel y vivo prolongará un poco más si cabe, la memoria de un «hombre bueno» en el sentido de los mejores códigos.
Lo siento mucho, me uno a su sentimiento por la pérdida de su amigo
Sigo su blog, estimado Sr. Chaves, desde que a su vez me lo dió a conocer un amigo, abogado como Ud., de Tenerife. Este homenaje y recuerdo de hoy al Sr. D. Amorós Ibor reafirma mi intención de leer siempre sus posts, traspasa el Derecho para llegar a las personas. Un placer leerle.
Isabel
Hasta en el trato humano eres un MAESTRO, gran lección de humanidad.
Un saludo.
Descanse en paz. Saludos para todos y suerte con los pleitos que seguro que era lo que nos desearía el compañero Amorós.
Palabras que transmiten sentimientos, emociones que compartimos tus lectores con agrado.
Que se entere todo el mundo que eres grande también en lo humano.
Tras la pantalla hay personas, lo digital también es cálido¡ Un abrazo a todos ¡¡
Estimado Jose Ramón. No hay palabras para agradecer este póstumo y entrañable homenaje que has hecho a nuestro padre.
Él te tenía en enorme estima y recomendaba a todo el mundo tu blog.
Cierto es que haces honor a tu autodefinición: «Humanista, jurista y amigo de tus amigos»
Un abrazo, en nombre propio y en el de mis hermanos María y Francisco.
Ignacio Amorós Herrero
Gracias a vosotros. Vuestro padre era fantástico y me consta su orgullo por vosotros.! Un abrazo!
Precioso homenaje José Ramón.
Al leer lo de que «es increíble la cercanía emocional que puede establecerse con alguien distante en edad y espacio, y como puede truncarse mientras el mundo sigue girando indiferente a los que seguimos o se bajan de él» ¡me he sentido tan identificada!. Me sucedió lo mismo con una persona a la que jamás conocí ni hablé siquiera por teléfono, pero con la que intercambié cientos de correos sobre un determinado tema que a ambos nos interesaba. Cuando me enteré, tras un par de meses sin tener noticias suyas, de que había fallecido, me quedé helada, y sentí la auténtica necesidad de expresar en publico mi dolor y mi reconocimiento, tal como tú has hecho con tu amigo Don Francisco.
Gracias por hacérnoslo conocer, gracias por acercarnos un trocito de este buen hombre que nos ha dejado. Descanse en paz.
Cuando he leído el título, he pensado con pavor, que por alguna razón, por algún juego de palabras que no coincidía con la real, por lo del adiós póstumo, nos dejaba en el vacío de las redes DON JOSÉ RAMÓN. Casi a punto de decir, NO, por favor, a quién hay que escribir, rogar o cómo podemos ayudar para que no desaparezca….leo que ha sido para tí, compañero aunque ahora en la judicatura, esa jarra helada de desconcierto tristeza y duda existencial, al perder al que con toda seguridad eran un gran amigo, y mejor persona. Siento mucho el dolor de una pérdida sinigual, ofrezco mis humildes condolencias a la familia, a ti, y agradezco expongas tus muestras de cariño, sensibilidad y humanidad, dando como siempre ejemplo de lucidez, valentía y generosidad.
Un abrazo desde Málaga
Gracias por tan amabilísimas palabras
Hace ya algún tiempo, en un convento de una zona muy rural, me dijo una monja con la dulzura y sabiduría que le dieron sus muchos años, que «grande es aquel que no hace pequeños a los demás». Tengo claro que si la media es esa tu mismo, JR, eres muy grande y lo era también D. Francisco, porque no solo no hacéis pequeños a los demás sino que los hacéis grandes. Grande D. Francisco, grande JR.