Contencioso Libros y Jornadas

Trapacería política al descubierto con la mirada de Sosa Wagner y Mercedes Fuertes

Llega a mis manos la última obra de Francisco Sosa Wagner y Mercedes Fuertes, catedráticos de derecho administrativo, titulada “Panfleto contra la trapacería política” subtitulada Nuevo Retablo de las Maravillas (Ed.Tricastela, 2021), bajo la inspiración del célebre entremés de Cervantes sobre dos pícaros que timan a los espectadores que no se atreven a confesar que están siendo engañados y que aparentan disfrutar del espectáculo, que tiene popular paralelo en el cuento El traje nuevo del Emperador de Hans Christian Andersen.

Por su tono cercano, centrado en los misterios del poder público, fuerza expresiva salpimentada de imágenes, y torrente de ingenio, evoca de inmediato las obras de Alejandro Nieto cuando desvela realidades prácticas del poder que solo grandes cabezas advierten y se atreven a denunciar con voz alta y clara. Además es un libro oportuno ante la progresiva degradación de la política, próxima al punto de ebullición de la paciencia del buen ciudadano, por lo que intuyo que los autores han acogido la afirmación de Séneca de que la “verdad odia la demora” (Veritas odit moras),

 Con un prólogo de Albert Boadella, y bajo el formato de teatrillo, en seis actos y “Final infeliz”, se desarrollan los distintos escenarios de los derroteros de la vida política española. El primero se dedica al mundo legislativo; el segundo a gobiernos y administraciones; el tercero examina la justicia (Tribunal Constitucional y Poder Judicial); el cuarto desnuda a las Comunidades Autónomas; el quinto se asoma a la corrupción (administrativa y de los partidos políticos); y el sexto se ocupa, por un lado, de las encrucijadas de alto fuste político (reforma constitucional, Monarquía, retos de la sociedad y recuperación del valor de la lealtad), y por otro lado, de los derroteros del gobierno salido de las urnas desde 2020.

No es un manual de derecho administrativo. No se cita articulado ni se adentra en cuestiones de artesanía jurídica, ni descifra institutos jurídicos con pretensiones de sentar doctrina. Ese plano ya está colmafdo por la fecunda obra académica de los autores y toca elevarse hacia la sana crítica divulgativa.

Menos aún es un ajuste de cuentas, pues se eleva hacia lo general con apoyo en lo particular, pero no cita nombres, aunque despierta en el lector la referencia de personas, personajes y personajillos de la farándula política.

Tampoco es un “panfleto”, pese al engañoso título. Ni lo es en la primera acepción de la Real Academia (“Libelo difamatorio”) pues se basa en hechos y valoraciones trenzadas con lógica, con suma elegancia crítica; ni en la segunda acepción (“Opúsculo de carácter agresivo”) pues aunque se trata de una obra de pequeña extensión, no hay violencia ni ataque, sino el diagnóstico preocupante de médicos avezados y responsables ante una pandemia política.

Los autores, Mercedes Fuertes y Francisco Sosa Wagner, disparan sus flechas contra los partidos políticos, el abuso de decretos leyes y la papiroflexia presupuestaria, la autonomía universitaria, los gobernantes tramposos, el nacionalismo insaciable, el sistema electoral perverso, los mercadeos de cargos judiciales, un Tribunal Constitucional tancrediano, la desprofesionalización del empleo público, el ninguneo del mérito y la capacidad, las perversiones del reclutamiento de servidores públicos, el retardo en cumplir con imperativos europeos, etcétera. Los autores ven más que el común de los mortales y nos hacen a los lectores ver más allá de nuestros ojos.

La técnica de los autores para que el lector pueda asomarse a este pantano de despropósitos en que se ha convertido la política, es acudir al gracejo expositivo, que ayuda a endulzar la avinagrada situación.

Baste como puntual ejemplo de los muchos que están sembrados en la obra, cuando afirman:

 Y es que la democracia española- procede consignarlo- es adúltera porque ha engañado al pueblo, su legítimo cónyuge, y se ha ido de picos pardos con los partidos, que encima la han dejado embarazada de tópicos y consignas. O lo que es peor, de descaradas contradicciones, falsedades y groseros embustes”(p.23)

Para poder encerrar en 140 páginas la visión de la política española hace falta haber vivido mucho en primera línea de la esfera política, haber reflexionado mucho sobre el sentido y límites del poder público y disponer de una pluma ágil, erudita y cargada de amenidad. Los autores conocen bien la materia y han dejado en el perchero su alforja de derecho administrativo para trazar con la armonía, delicadeza y arte propios del baile de Fred Astaire y Ginger Rogers este ensayo disfrazado de obrita teatral, que debería ser de lectura obligada por todo aquél que quiera convertirse en servidor público, con cargo político o funcionarial, así como por todo ciudadano que quiera estar bien informado de cuestiones políticas, más allá de la superficie y lugares comunes.

Con su lectura he confirmado lo que antes abrigada como una inquietante sospecha, que la clase política nos vendía chopped en vez de jamón ibérico, y que la mala dieta de excesos y calorías se acaba pagando en salud democrática.

Al término de su lectura, no he podido evitar, salvando las patentes diferencias, recordar a Galileo Galilei esforzándose por demostrar la verdad que existía tras la oscuridad tejida por el poder político y religioso de su época, pues nuestros dos académicos se despiden bajando calladamente el telón de esta obra a dos manos, aunque intuyo un íntimo y lacónico «Eppur si muove» (que referido a lo desvelado con esa obra,  me atrevo a parafrasear, como “Y sin embargo, la democracia se muere”).

 Pese a ello, los autores no pierden la esperanza en la regeneración ética e institucional. No nos queda otra.

7 comments on “Trapacería política al descubierto con la mirada de Sosa Wagner y Mercedes Fuertes

  1. Anónimo

    Por lo que indica, un fiel reflejo de lo que ocurre en la actualidad, será una lectura interesante para el mes de agosto, que este año no es hábil, recuerden la chapuza del anterior.

  2. Por lo que indica, un fiel reflejo de lo que ocurre en la actualidad, será una lectura interesante para el mes de agosto, que este año no es hábil, recuerden la chapuza del anterior.

  3. JOSE MANUEL LADO FERNANDEZ

    Gracias.Habrá que leerla con mucha atención.Salud.

  4. Mis felicitaciones a estos dos queridos amigos.

  5. Los Partidos Políticos deben procurar no ser cooperativas de trabajo asociados jerarquizadas, para procurar la excelencia en el servicio público que se presta a los ciudadanos, facilitando que desde el Presidente del Gobierno, los Jefes de los distintos partidos sean ciudadanos con empaque-autoridad social. No se debe tener en el escenario vanidad y ego personal sin sustancia programática y respaldo social. Pues ello produce desapego a la participación política, como explicita el maestro Sevac, extractando el buen libro de los magníficos catedráticos

  6. carlos

    Gracias, Chaves. lo pedimos esta misma mañana y lo leeremos aunque sea en vacaciones…je,je.
    Carlos

  7. José Luis

    Convendría recordar que unos cuantos siglos antes, la muy ensalzada democracia ateniense ya era manipulada por los demagogos hasta el punto de (entre otros crímenes, como el incidente de la batalla de las Arguinusas), llegarse a cobrar la vida del gran Sócrates, quien tuvo el gesto de dignidad de no reconocerse culpable de las acusaciones falsas que se le imputaban para evitar una condena a muerte, que hubiera podido fácilmente eludir conformándose con la pena de ostracismo. En cambio, Galileo, quien merece pasar a la historia por su descubrimiento (aunque probablemente la idea no fuera nueva, él formuló la teoría por primera vez con mayor éxito), fue mucho más pragmático. En definitiva, no es culpa de la religión ni de la democracia sino de quienes cometieron dichos crímenes en su nombre y, en definitiva, de la condición humana: Siempre habrá idealistas -los menos- que nos inspirarán y que serán capaces de defender la verdad hasta el extremo de pagarlo con su vida y, sin necesidad de llegar tan lejos, honrados y competentes políticos y funcionarios (entre los cuáles incluyo a los jueces), que ejerzan su profesión día a día con independencia, lealtad y honestidad y, por contra, no faltarán los arribistas sin escrúpulos capaces de cualquier cosa con tal de conseguir el poder y una vez alcanzado, ejercerlo con arbitrariedad, despotismo y nepotismo, e incurriendo en los mismos defectos que los que antes denunciaban y que precisamente ellos venían a remediar. Alguno actuará por propia iniciativa, otros, plegándose al poder, ya sea por cobardía o por ambición desmedida. Al final, en ocasiones se hace justicia poética cuando dichos personajes (en cuanto representan un papel) son decapitados -metafóricamente, claro, algo hemos avanzado-. Y para los caídos en desgracia que obedecían órdenes o simplemente se habían dejado llevar por la corriente, está la frase lapidaria: «Roma no paga traidores». Nada nuevo bajo el sol.

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