Memoriam

Ricardo Caballero, in memoriam

Me acabo de enterar con tremendo pesar, por la prensa dominical, que Ricardo Caballero Cortina ha fallecido a los 63 años.

Para aquellos que no tuvieron el privilegio de conocerle, les informaré que Ricardo fue el Jefe del área de urbanismo del Ayuntamiento de Oviedo durante décadas, aunque iba mucho más allá pues tenía en la cabeza todo el funcionamiento burocrático, sabía que tecla tocar, que frase decir en el momento oportuno, informar negativamente sin ofender, proponer para solucionar y en definitiva, cumplir la misión propia de un alto funcionario: hacer que las cosas funcionen allí donde la política lo dificulta.

Mi primer contacto con Ricardo fue en las aulas de la Facultad de Derecho, en que yo era un alumno de cuarto curso de Derecho administrativo y él vino como profesor encargado o asociado a infundirnos algo de ciencia en nuestras resistentes molleras. Impresionaba su elegancia, su finura de expresión y destreza al trazar el funcionamiento administrativo mezclando doctrina y anécdotas.

Hoy mismo, me confesaba con tristeza un alto cargo público asturiano, que siendo Ricardo el encargado de realizarle el examen oral de la asignatura de derecho administrativo, por imperativo del entonces temible catedrático de turno, y conocedor de su complicada situación personal para superar el trance, supo como profesor preguntarle con transparencia, el epígrafe del temario adecuado para facilitarle la superación con éxito; lo hizo sin menoscabar la letra ni el espíritu de la ley, pero consiguiendo servir a la equidad. Así era Ricardo, genio a espuertas y figura respetada, como profesor y como funcionario.

Posteriormente alimentamos una excelente relación y siempre mantuvimos un contacto fijo discontinuo, pues él siguió prestando servicios al Ayuntamiento mientras yo iba y venía por la administración local, regional, Universidad y la Justicia. Ambos compartíamos la pertenencia a la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia, aunque éramos más aficionados a la tertulia informal. Las pocas ocasiones que nos encontrábamos, cambiábamos impresiones, buenos deseos y gotas de humor, en los que Ricardo siempre demostró fino talento para decir la frase adecuada para describir una situación compleja.

Sin duda, la ciudad de Oviedo le debe mucho en cuanto a la transformación sufrida en las últimas décadas hacia una localidad saludable, ordenada y preciosa, pues su palabra no era Ley pero sí sabía interpretar la ley, y por eso, pese a los cambios políticos, era alguien con quien había que contar. De hecho, no recuerdo a nadie decir una palabra dura o crítica hacia su persona, sino que siempre fue tremendamente respetado, pese a que le toco vivir aguas municipales revueltas.

Se jubiló hace tres años, y tuve la fortuna hace poco de cambiar impresiones con él sobre el pasado, el presente y su modo de ver el futuro que, por desgracia, se cernía sobre él con más sombras que luces. Sin embargo, mantenía una admirable entereza, no perdía el optimismo, ni la lucidez de percibir el valor de la amistad y la familia, de las cosas que realmente importan en la vida.

Quedamos en vernos otro día y compartir café o mantel con nuestro común amigo Antonio Arias. Sin embargo, la maldita agenda personal y la agenda de la comadre de la guadaña lo impidieron.

Por eso, me apresuro a poner estas líneas como testimonio de gratitud, afecto y admiración por Ricardo. También para que sirva de homenaje a los numerosos técnicos de administración general que actúan de fogoneros de su respectiva administración pública, que tienen visión institucional y que saben mantener la neutralidad del funcionario por encima de políticas y amiguismo. Como el bueno de Ricardo, infinidad de altos funcionarios cosechan trienios y reciben medallas o relojes, para ser relegados a eso que llaman clases pasivas. Justo es rendirles homenaje, al hilo de la vida ejemplar, personal y profesional, de Ricardo Caballero Cortina, colega jurídico y amigo entrañable.

Descansa en paz, Ricardo, con mi pésame a Julia y tus tres hijas, de todas las que me hablaste siempre con inmenso y justificado orgullo.

 

4 comments on “Ricardo Caballero, in memoriam

  1. Antonio Arias Rodriguez

    Gran persona Ricardo y magnifico funcionario también . Como bien dices se trataba de una difícil y poco habitual combinación. Tenía esa “chispa” distintiva a la hora de emitir una opinión , es cierto y se granjeaba el respeto y el aprecio de todos por encima de la posición política de sus interlocutores en el Ayuntamiento o en el Parlamento. Lo echaremos mucho de menos.

  2. Alberto de Miguel

    Suscribo plenamente los elogios vertidos por el Sr. Chaves hacia Ricardo Caballero. Nunca tuve una relación directa con él, pero como ex funcionario del Ayto. De Oviedo he de decir que tuve la fortuna de que me instruyera en Derecho Administrativo en el periodo de academia, allá por el año 1984, y ya apuntaba maneras de que tenía una personalidad y una profesionalidad fuera de lo común. Tuvo la suerte, gracias a su gran valía, de ser reconocido por todas las corporaciones independientemente de la ideología de estas.
    DEP y reciba este humilde homenaje a un gran hombre de los que hacen que este país prospere a pesar de los mediocres.

  3. Paula Caballero

    En nombre de mi padre, gracias por estas palabras. Le hubiese gustado mucho leer estas líneas.
    Gracias, de corazón.
    Paula Caballero Piñera.

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