Se atribuye al escritor G.K. Chesterton la sabia precisión de que «Divertido no es lo contrario de serio. Divertido es lo contrario de aburrido, y nada más».
Pues bien, el Derecho administrativo, pese a ser disciplina seria por tratar del interés de todos y del poder público que a todos nos afecta, a lo que se añade su complejidad técnica, admite sin rasgarse las vestiduras el toque de amenidad inherente al humor.
Es más, a veces pienso que el BOE nos regala momentos de regocijo que no conseguía «La Codorniz», como hay actos administrativos y sentencias que hacen reír… por no llorar.
En fin, que la vida sin humor sería una tragedia y el derecho administrativo sin alegría sería un tenebroso camposanto.
Si además estamos en época navideña, de holganza y sana diversión, y búsqueda de libros para leer o regalar, bien está aproximarse a lo que me atrevo a calificar en clave lúdica de «tres divertidos tigres que se ocupaban de triturar lo legal» y que por una extraña conjunción astral, han sacado al mercado calentitos del horno mental, tres obras únicas.
Se trata de tres perspectivas originales del fenómeno del derecho administrativo, desde distinta perspectiva profesional. Las tres comparten una base de humor inglés, marcado por la elegancia, el juego de palabras, el sarcasmo, la sabia autocrítica de la materia que aman y el realismo sin perder la ilusión. Aquí las ordeno por grado creciente de dosis de humor que incorporan.
- Por un lado, mi Derecho administrativo vivo, (Bosch, Wolters Kluwer) que aspira a endulzar el derecho administrativo provocando sonrisas ante lo que se desvela o cómo se expone.
- Por otro lado, El discreto encanto del Derecho administrativo (2ª edición) de Marcos Vaquer Caballería que muestra las caras risibles del derecho administrativo, combinando lo erudito con lo incisivo.
- Y en tercer lugar, La Divina Comedia de la Administración. Infierno, purgatorio y ¡paraíso! (Wolters Kluwer) de Víctor Almonacid Lamelas, quien nos lleva al circo del derecho administrativo para asistir a sus tres pistas, infierno, purgatorio y paraíso.
Pero asómense…
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