Crisis

¿Quién me ha robado mi queso de la ilusión por el Estado de Derecho?

Regreso de un viaje a Madrid tras dos sucesivas jornadas jurídicas, con participación de numerosas personas que creemos en el Derecho y en su capacidad para ordenar la vida en sociedad, lograr la paz y garantizarnos los derechos básicos.

Y cuando escucho a primera hora de la mañana las noticias políticas me quedo perplejo. Me pregunto si es una inocentada o si hay una cámara oculta y soy objeto de un experimento.

Tres décadas largas estudiando el derecho, publicando sobre lo que es y lo que debe ser, velando por zanjar conflictos en derecho y tengo la sensación que revela el título de un conocido best-seller: ¿Quién me ha robado mi queso?, ¿qué explosión solar o ráfaga lunar ha provocado en los políticos una conducta tan irresponsable en lo que debe ser un Estado de Derecho?

No puedo menos de acogerme a mi condición de ciudadano, para ejercer mi libertad de expresión a modo de desahogo o grito en el desierto.

El panorama actual del Estado de Derecho y la división de poderes, parece trazado por un cruce de Donald Trump y Groucho Marx, en un mal día:

  • Una ley recientemente aprobada, con rigurosos trámites y garantías, que es interpretada de forma dispar por jueces y tribunales.
  • Un parlamento que en vez de modificar la ley, modifica el Preámbulo con la finalidad confesa de imponer a los jueces “el modo de interpretar la ley”.
  • Un Tribunal Constitucional que abordará la admisión y medida cautelar frente a la sospechosa decisión legislativa, para adoptar la eventual medida insólita de bloquear la decisión parlamentaria.
  • Unas sentencias penales firmes, laboriosas y con toda garantía, que son vaciadas con la varita mágica de una ley para que la cola del león borre las huellas de sus garras.
  • Todo un país, con todas sus instituciones y órganos, que ven los pilares de leyes racionales y estables, sujetas a la negociación a corto plazo con grupos minoritarios, mediante precio electoral o botín inconfesable.
  • Unos partidos políticos (los dos mayoritarios, sí, los dos) que han tolerado durante numerosas legislaturas sucesivas el compadreo en la designación de los vocales del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional.
  • Un Consejo General del Poder Judicial que se ha convertido en un buque fantasma, pues no solo está en funciones, sino que en su penosa labor no se ha granjeado la legitimidad y el respeto (sino todo lo contrario) para decidir sobre cargos judiciales o del Tribunal Constitucional.
  • Unos políticos que usan y disfrutan etiquetando las cuotas de nombramientos de jueces como “conservadores” o “progresistas”, pervirtiendo la esencia de los nombramientos para los que la Constitución solo quiere mérito, capacidad y prestigio.

Me da pena lo bajo que han caído la inmensa mayoría de políticos y gobernantes de todo pelaje. Se juega impunemente con la Justicia, las leyes, la división de poderes. Las reglas del juego democrático, la buena fe, la caballerosidad se han trocado por la posverdad, el navajeo o la descalificación personal. Y la ocurrencia convertida en ley produce monstruos.

Un panorama tristísimo y un desprecio hacia el común de los ciudadanos que solo queremos que existan jueces y tribunales que desde la independencia resuelvan en derecho, y no asistir a un espectáculo de partidos propios de lucha de cobras y mangostas

… mientras los juzgados y tribunales se colapsan

… mientras el Tribunal Constitucional acelera o esconde bajo la alfombra los pleitos según el impacto político

… mientras los condenados salen son sustancial rebaja navideña de la condena

… mientras los malversadores se frotan las manos

… mientras quienes están sin funciones en el Consejo General del Poder Judicial cobran como si estuvieran funcionando…

Desolador. Indignante. Vergonzoso. ¿Con qué cara puedo hablar públicamente de que estamos en un Estado de Derecho que los políticos tienen a retorcer?, ¿Qué broma pesada es eso de la seguridad jurídica o la independencia del Tribunal Constitucional?

Me temo que muchos juristas nos sentimos escribiendo y hablando sobre el Estado de Derecho como los músicos del Titanic, tocando la melodía mientras el buque se hunde, esperando el bote salvavidas de una regeneración moral e institucional que parece cada vez más lejana.

Y sí, me han robado el queso de la ilusión por el Derecho y la Justicia. Solo espero que vuelvan las aguas al cauce antes de que sea tarde. Por el bien de todos.

Dicho por el ciudadano J.R. Chaves el 15 de diciembre de 2022, del invierno más frío jurídicamente hablando que he padecido en toda mi vida.

66 comments on “¿Quién me ha robado mi queso de la ilusión por el Estado de Derecho?

  1. María García

    Estimado Sr. Chaves:

    por el número de comentarios que tiene usted en esta entrada de hoy, creo que llevamos muchos juristas y no juristas, un buen enfado, ¡qué enfado, un buen encabronamiento supino! y perdón por la expresión, pero no puedo expresarme de otro modo.

    Ya hace 30 años, cuando estudiaba derecho, me chirriaban cosas. Por ejemplo, qué pintan los políticos manejando el CGPJ. ¡Es intolerable!!! o qué hace un juez metiéndose a político, sinceramente, la separación de poderes no debería nunca permitir esto. Pero ya Alfonso Guerra se burlaba del principio de separación de poderes en su momento. España sigue siendo infantilona e inmadura.

    Hay quien dice que todavía tenemos herencia de Franco…, no lo sé, pero claro, parece que está de moda echarle la culpa de todo a Franco. Creo que esto ya no es cuestión de infantilismo o inmadurez derivada de Franco, es algo más.

    A veces me entra tal desasosiego que pienso que somos un país sin remedio.

    Terrible

  2. Totalmente de acuerdo. Una pena. Más para los que somos juristas.

  3. FELIPE

    Decía Maquiavelo que el único medio seguro de dominar un Estado acostumbrado a vivir libre -y, aun con deficiencias, democrático- es destruirlo. Estos impresentables irresponsables -incluyo a gobierno, oposición, partidos políticos mayoritarios alternantes en el poder y a todos sus paracaidistas en instituciones básicas del Estado- demuestran saberlo. España ha pasado de ser un Estado de Derecho a convertirse en un Estado de Letrina. Y frente al cobarde, cómplice y ruin silencio de muchos organismos y responsables encargados de defenderlo (aquí incluyo, por supuesto, a los silentes Consejos Generales de Abogacía -estatales y autonómicos- y Colegios de Abogados), quedan algunos ciudadanos activos y leales que alzan la voz y niegan a tolerar que estos impresentables (que dicen representarles pero les traicionan) estén por encima de las leyes y roben el alma y la conciencia de la sociedad española convirtiéndola en amoral e indigna.

    Como decía Manuel Chaves Nogales “me esfuerzo en mantener una ciudadanía española puramente espiritual, de la que ni blancos ni rojos puedan desposeerme.” Hoy, igual que siempre pero como nunca, el ciudadano José Ramón Chaves Garcia nos demuestra y recuerda con su ejemplo que «no puede haber democracia diaria sin que haya ciudadania todos los días» (Ralph Nader, abogado). No lo olvidemos y acompañémoslo con nuestro ejemplo.

  4. Contencioso

    Comparto al 100% tu reflexión y tu desilusión. Aunque no deberíamos extrañarnos, era solo cuestión de tiempo que la escalada de polarización que han alentado sucesivamente todos los partidos para sacar rédito estallara. Lo que de verdad me preocupa no es ya lo que estamos viendo, sino cómo vamos a salir de aquí y cuántos pelos nos dejaremos en la gatera. Mi única esperanza es que estamos en la UE, que siendo gravemente imperfecta en sí misma y con sus propios problemas, al menos es mejor que lo aquí estamos haciendo. A ver si ayudan a solucionar el tema, aunque sea por su propio interés.

  5. LEER ESTE ARTICULO DEBERIA SER OBLIGATORIO, ¡QUE GRAN RESUMEN DE LA SITUACION!

  6. Amadeus

    Me parece mucho más grave, triste y lamentable, que los magistrados del CGPJ y del TC, en lugar de hacer honor a la misión que les asigna la Constitución y al propio prestigio de la magistratura, se hayan entregado, sin ningún decoro, a las distintas banderias políticas. Lamentable lo de conservadores y progresistas. La Magistratura, al igual que las Fuerzas Armadas, tiene una misión de servicio al Estado y por lo tanto debe estar alejada de asociaciones de carácter político.

  7. A pesar de este panorama tan desolador , me queda una esperanza mientras existan ciudadanos-juristas de la talla de usted . Su clarividencia y la forma tan magistral de exponer la triste realidad es una luz digna de seguir en medio de tanta penumbra. Gracias

  8. Bernardino

    Suscribo lo que expone en su totalidad.-Felices fiestas

  9. Óscar Martínez Pelegrí

    De aquellos polvos, estos lodos…

    Muchos juristas cualificados (por supuesto, quien escribe no se incluye entre los dignos de este calificativo) denunciaron que se «retorciera» el Derecho para solucionar lo que en Cataluña sólo se podía solucionar con diálogo político. Y otros muchos juristas igualmente cualificados avalaron que Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo actuaran como maestros de ceremonia de esta estrategia. Fruto de la misma, se aplaudió la prohibición, por ejemplo, de que representantes electos pudieran ocupar su escaño en el Parlamento autonómico o incluso que simples comisiones (no ya el Pleno) pudieran debatir sobre según qué temas. Al parecer, ante la pasividad e inoperancia de la clase política, el bien jurídico a proteger merecía que muchos juristas intentaran justificar que aquí no juega la separación de poderes o que el poder judicial podía fiscalizar las leyes incluso antes de que nacieran. Un escenario idéntico al de ahora, con otros actores si se quiere, en que (me atrevería a decir) que el bien jurídico a proteger, en el fondo, sigue siendo el mismo.

    Bien está que por fin se reconozca que no hay bien jurídico que justique romper las reglas sagradas del Derecho y que lo de entonces, como lo de ahora, fue y es un despropósito jurídico de consecuencias nefastas para el Derecho.

  10. Helena Ceballos

    Y sobre esto qué más se puede decir. Lo peor: la pérdida de la ilusión y acostumbrarse a la barbaridades que, una tras otra, se van solapando, día tras día, como capas de una cebolla, haciendo callo, sin que pase nada y sin que nada sea ya capaz de sorprendernos. La apatía se va adueñando, en lo social y profesional, como la Nada en el reino de la Historia Interminable. Por fortuna, este blog es como un Atreyu que nos alumbra con su luz. Gracias, Chaves.

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