Ya que hoy llegará Papa Noel a los hogares españoles, bien está una nota de humor sobre la dimensión jurídica de su labor. La idea me la ofrece la conferencia que en 2009 impartió en EEUU, Fiona Church, la Decana de Derecho de la Facultad de Derby, en la que analizó la cuestión jurídica de si Papa Noel ( o Santa Claus) era «bueno o malo» según las leyes. Y es interesante reflexionar sobre ello bajo la perspectiva del Derecho español.
1. La jurista estadounidense apreciaba la existencia de estos posibles delitos por tan venerable sujeto:
– Exceso de límites de velocidad de tráfico. ¿ De qué otra manera podría dar la vuelta al mundo en una sola noche?
– Explotación laboral. ¿ Acaso los elfos trabajan en el taller de juguetes con descansos adecuados y vacaciones?
– Difamación. ¿ No trae regalos a los buenos y a otros por traviesos se los niega o trae carbón?
– Crueldad hacia los animales. ¿ No fuerza a sus renos a llevar infinidad de peso de regalos, unido al propio, de uno a otro confín, sin importarle horas ni tiempo atmosférico?
– Allanamiento de morada. ¿Acaso sus visitas a domicilio no se efectúan con nocturnidad y por la chimenea?
2. Incluso de mi propia cosecha yo añadiría los siguientes delitos o infracciones: usurpación de personalidad (¿ Santa Claus, Papá Noel, San Nicolás?), introducción de juguetes sin controles de calidad, impago de impuestos por comercio exterior y posiblemente trabajo ilegal por estar ya jubilado, sin olvidar el monopolio de hecho mundial que falsea la competencia.
Así y todo, en España se plantearían infinidad de problemas jurídicos para delicia de tertulianos y la prensa: un problema de Justicia Universal; la determinación de un Jurado que no tuviese el prejuicio de la simpatía hacia el reo; una instrucción penal larga y con focos mediáticos que llevaría a Papa Noel al estrellato; la citación de millones de testigos ( niños y padres); la personación en el pleito de empresarios de jugueterías y el Defensor del Anciano… y mientras tanto el pleito dura y dura, los niños se irían quedando sin juguetes y se harían mayores sin que la sentencia llegase.
Y si lo condenasen, posiblemente los Reyes Magos pedirían a su homólogo español que lo indultase.
En fin, ruego se tome lo dicho en clave de humor propia de las fiestas.
3. Para finalizar aquí está el original e impactante interrogatorio del policía Jack Bauer a Santa Claus, subtitulado; son unos minutos, pero delicioso.
Añadamos al jurídico otro punto de vista social y medioambiental.
A mí me parece una auténtica barbaridad hacer venir a Papá Noel por estas latitudes. Unos días de adelanto en el disfrute de los juguetes podrá contentar a esos tiranillos para que nos dejen en paz pero el coste en términos de desprestigio es enorme.
Tenemos a nuestra disposición una auténtica caravana con tres dirigentes acompañados de una corte de pajes, camellos y toda la parafernalia para hacer lo mismo que en el Norte hace un solo transportista autónomo con trineo propio tirado por renos. ¡Y encima le hacemos venir también aquí!
No solo es un descrédito para nuestra productividad mediterránea; a ello tenemos que añadir que la procedencia de los regalos del Sr. Noel es mucho más ética y respetuosa con el medio ambiente. Y si no que pregunten a cualquier Elfo de las factorías cercanas al círculo polar Ártico por su salario o condiciones de trabajo y después que lo comparen con el empleo en cualquier fábrica de Oriente de las que se nutren los Magos. Y cuanto más oriental, más diferencias.
Lo dicho, ¡Feliz Navidad!