Para alguien como yo, que procede del derecho administrativo clásico y que paga religiosamente la factura de la luz en vez de “perder energía” en intentar comprenderla, debo admitir que he leído con alborozo uno de los libros más completos, claros e ilustrativos del derecho público de la energía.
Me refiero a la obra “Retos de la transición energética: España ante la descarbonización” (Sepin 2020), un manual colectivo, coordinado por el prolífico abogado Pablo Toral Oropesa y prologada por Mariano Bacigalupo Saggese, en que colaboran otros quince autores con sus respectivos artículos, que consiguen mostrar todas las caras del diamante de la energía aportando su perspectiva profesional (ingenieros, economistas, abogados del Estado, profesores, letrados de las empresas del sector o inspectores de Hacienda, entre otros).
Por el libro, con un expresivo Indice, desfilan las novedades y desafíos del sector, con especial hincapié en el Acuerdo de París, el papel de la Unión europea y de las autoridades independientes, con mirada realista a largo plazo pero bajo el principio de «actuar pronto para que mañana no sea tarde».
No falta la perspectiva del consumidor, en la senda del derecho de acceso universal a la energía, ni la del operador del sistema, con examen de las fuentes energéticas más significativas (energía eléctrica, gas e hidrocarburos, y el desarme carbonifero). Como señala Pablo Toral, “Para que la transición hacia una economía climáticamente neutra sea justa y no deje a nadie atrás ,resulta imprescindible el mecanismo para una transición justa”, forjado con el liderazgo europeo, estrategias y planes nacionales y leyes sectoriales.
Especialmente grato y próximo a los juristas nos resulta la perspectiva urbanística, la medioambiental, la tributaria y la penal, revelando el creciente protagonismo de la energía en todas las disciplinas jurídicas, pues más allá del consumo doméstico e industrial, las externalidades y su impacto social y macroeconómico es innegable.
Dos rasgos horizontales afectan a todos los espléndidos trabajos de esta obra. El primero, el de su rabiosa actualidad, en referencias, datos y planteamientos. El segundo, su pragmatismo pues no rehúyen las cuestiones candentes ni plantear respuestas, pese a un escenario de insoportable incertidumbre, e incluso apuntando al impacto de la variable de la pandemia en las políticas de cambio climático o en los mercados.
En suma, 285 páginas de territorio jurídico-administrativo “comanche” donde pocos se adentran y donde he logrado salir con vida, y conocer un poco más de las tribus y prácticas que habitan en la “reserva energética”.
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