Sobre los políticos

Del turismo político a costa de los contribuyentes

Del turismo político a costa de los contribuyentes Esta semana la prensa se hace eco del XV Encuentro por la cooperación y solidaridad de los Ayuntamientos con La Habana en la isla caribeña. A este fin, seis Ayuntamientos de la pequeña Comunidad Autónoma han enviado a sus ediles o a concejales del ramo para que estén presentes en dicho evento.

    1. Un sencillo análisis estadístico revela como los viajes de autoridades públicas tienen especial predilección por países exóticos o turísticamente apetitosos. No recuerda Sevach ayudas municipales al hambriento pueblo etíope. En este punto, no deja de ser alarmante que la práctica municipal en el Estado español cuando se plantea un viaje al Exterior, se sustenta en un «pacto silencioso» en cuya virtud viajan juntos concejales del equipo de gobierno y de la oposición (con criterios de equilibrio y rotación), con algún que otro correligionario encargado del protocolo e intendencia. Estos concejales y autoridades autonómicas no son comparables a Marco Polo, cuando por cuenta del emperador mongol Kublai Kan iban en el siglo XIII a comerciar y enriquecer la cultura; mas bien son comparables a un Robin Hood de pacotilla, cuya divisa es «visitar un país pobre para que los visitantes sigan siendo igual de ricos«.

    2. Así, en relación al XV Encuentro por la Cooperación y la Solidaridad de los Ayuntamientos con La Habana, que tuvo lugar los pasados días 13,14 y 15 de Noviembre (con participación de 506 delegados de unos 36 países), basta examinar el programa del Comité organizador, para comprobar que el agotador primer día 13 se abrió a las 10:00 con un Recorrido por Areas Vinculada a la Agricultura Urbana en Ciudad de La Habana (excursión), seguido a las 14:00, hora del almuerzo, con un Encuentro opcional para autoridades locales y organizaciones internacionales que tuviesen proyectos de colaboración (quienes no se sientan concernidos bien pueden descansar paseando por la villa), y después de la siesta de rigor, pues a todos los «embajadores locales» les espera a las 20:00 el Brindis de Bienvenida. Tras los felices sueños, el día 14 de Noviembre, se abre para los asistentes a las 10:00 con un duro «Recorrido por los municipios habaneros y visita a lugares de interés, aunque paralelamente tendrá lugar un Seminario también de asistencia voluntaria sobre «Ciudades productoras de Alimentos», y luego ya día libre hasta la 20:00 horas en que se ofrecerá una «Actividad Cultural» promovida por la organización. El tercer día, 15 de Noviembre, se inicia con la intervención de los delegados que, tras el café de descanso, da pie al almuerzo previsto a las 13:30 horas. Después de comer, a las 15:00 horas continúa la intervención de los delegados y la clausura del encuentro, con el Brindis de Despedida.

    Sevach no sabe si contemplar el «apretado» programa con envidia o con admiración. Con envidia porque, parodiando a las cuentas del Gran Capitán, «entre mojitos, descansitos e intervenciones, cien millones». Y con admiración, porque un evento bajo el pomposo título de «Encuentro por la Cooperación y la Solidaridad de los Ayuntamientos con La Habana» es capaz de acometerlo un grupo de ediles, de origen geográfico disperso y sin concertación previa, en tan cortísimo espacio activo, sin un programa detallado de trabajo, sin invitación a técnico o experto alguno para ilustrar sobre experiencias o experimentos, ni panel, ni moderador, ni relator que formalice conclusiones o se responsabilice de su seguimiento. Tal festival mas bien recuerda las sesiones burguesas de recaudación pública invitando a los «señores del poder y del dinero», y regalándoles el paladar y la vista, para que «aflojen la bolsa» por causas justas; y ello, teniendo en cuenta el dicho italiano: «Halaga una Administración y tendrás promesas, halaga a su Alcalde y tendrás realidades» .

    3. Claro que las conclusiones de la Declaración final del encuentro, tal y como las ha publicitado en la web el gobierno cubano (Radio Reloj) reflejan a las claras lo fructífero de la reunión, que transcribimos literalmente: «Los delegados al décimo quinto Encuentro por la Cooperación y la Solidaridad de los Ayuntamientos con La Habana aprobaron la declaración final de la cita, que exige la libertad de los Cinco Héroes prisioneros políticos del imperio. El documento condena también el brutal bloqueo económico impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba, rechaza el terrorismo en todas sus manifestaciones y exhorta a desarrollar los vínculos de amistad entre los pueblos. En el Encuentro por la Cooperación y la Solidaridad de los Ayuntamientos con La Habana, Juan Contino Aslám, presidente del Poder Popular en la capital, indicó que el foro es una tribuna internacional de lucha a favor del pueblo cubano«.

    Ante este dato, las presuntas de Sevach son extremadamente simples: ¿Hacían faltan tantas alforjas para ese viaje?. Y segunda, ¿acaso no fueron idénticas las conclusiones de los catorce encuentros anteriores?. ¿Dónde está la novedad, el avance o la aportación de los delegados que con fondos públicos llevan sus valiosos mensajes de sus poblaciones locales?.

    Y la perplejidad de Sevach se suscita desde el punto de vista de la gestión de los intereses públicos por las Administraciones Locales que difícilmente explican que las arcas públicas locales sufragen la gestación de declaraciones vocingleras de tinte ideológico internacional. Ello al margen de lo justo o injusto del aislamiento político cubano, cuestión que Sevach deja al margen, ya que similar perplejidad le ocasionaría un evento internacional de signo político opuesto, como el que tuviera lugar en el Tibet un pomposo Encuentro de representantes municipales en solidaridad con el pueblo lama frente a China.

    4. Visto lo visto, varios interrogantes se le suscitan a Sevach desde una óptica puramente legal y económica:

      a) ¿No será mejor celebrar el Encuentro de Solidaridad con la Habana en España, lugar del que proceden buena parte de los delegados y que geográficamente está próximo a los potenciales mecenas mas generosos de La Habana?.

      b) ¿No será mejor celebrar el Encuentro bianualmente y lo que se ahorre en francachelas donarlo para financiar proyectos efectivos de desarrollo?.

      c) ¿Acaso en tiempos en que las tecnologías acortan distancias y facilitan presencias virtuales, no sería mejor un encuentro multilateral por videoconferencia, con ponencias y adhesiones por la red informática, consiguiendo mayor participación efectiva y menores costes?.

      d) ¿Por qué todos estos encuentros y viajes no tienen por fruto una Memoria de resultados o conclusiones mas allá de palabras grandielocuentes y brindis, buena parte de las cuales se encaminan a perpetuar los fastos del año siguiente?.

      e) ¿Por qué se habla mucho en España de Planes Estratégicos y control en la Administración Pública, pero siempre se deja fuera de toda planificación la zona oscura o «punto ciego» de los «viajes» pagados para los polìticos, cuando estos se proyectan fuera de sus fronteras territoriales y de sus «fronteras territoriales»?.

      f) ¿Por qué no acompaña a las autoridades locales en estos encuentros ningún funcionario o técnico, que será el llamado a su aplicación práctica, ya que al fin y al cabo, la meta formalmente perseguida es que los encuentros solidarios resulten eficaces y fructíferos?.

      g) ¿Por qué los políticos no suelen incluir en sus programas electorales las iniciativas de financiación en el exterior, con presupuesto global de viajes incluido, que se pretenden acometer, en vez de disfrazarlo de sutiles referencias a promover genéricos entornos solidarios, de colaboración y espacios de diálogo y vaguedades similares?.

      h) ¿Por qué, al igual, que existe una regulación de las indemnizaciones de los funcionarios por las comisiones de servicios, en cambio, los viajes de los políticos suelen someterse al principio de justificación según lo facturado, o sea, gastos a la carta y no tasados cuantitativamente?.

    5. En suma, que tales iniciativas inversoras, aunque pueden estar justificados puntualmente por ostensibles puntos de conexión del interés local con el internacional (vínculos culturales intensos o de flujos migratorios), lo cierto es que en su mayor parte, so pretexto de la autonomía local, constituyen decisiones sobre iniciativas extravagantes y alejadas de una política pública eficiente, que bajo la perspectiva del derecho público, resultan contrarias a los principios de economía y eficiencia (art.31 Constitución) así como a los principios de austeridad (que curiosamente se encarga de recordar el Estatuto Básico a los empleados públicos, pero parece ser ajeno a las autoridades públicas) y en definitiva al control general propio de todo Estado democrático avanzado (art.106 Constitución).

    6. En definitiva, desde un punto de vista jurídico, la actual regulación es insatisfactoria y la clase política tiene un «pacto tácito de viajeros» para no acometer la revisión de tan cómodo modelo (que recuerda la canción de la Orquesta Mondragón: «Viaje con nosotros si quiere gozar…«). Y es insatisfactoria ya que los controles del gasto público de esta materia se centran en el cómo se justifica el gasto subvencionado, pero no en el qué se está subvencionando. Por eso, un Ayuntamiento (o la camarilla de gobierno) tiene libertad (disfrazada de la denominada discrecionalidad política) para repartir subvenciones con el límite fijado presupuestariamente, y cumpliendo con los controles públicos mediante la presentación de los justificantes de gasto, sin que el Interventor de turno pueda ni poner en cuestión la «necesidad objetiva» de la finalidad de la subvención (o sea, la participación en un Encuentro internacional, por ejemplo), ni tampoco la «necesidad objetiva» del gasto concreto vinculado a la misma (o sea, el gasto de entrada al Copacabana, por ejemplo).

    En otras palabras, es jurídicamente impecable que el Ayuntamiento de Tentetieso subvencione las obras de rehabilitación de unos urinarios públicos en Boston, por considerar que tal subvención fortalece los lazos culturales y solidarios entre ambos municipios, y que como «medidas de acompañamiento» el alcalde y/o los concejales (de gobierno y oposición) acudan a formalizar allí el Convenio, se sirvan de limusina para los desplazamientos, y puedan despacharse con una caja de botellas de Don Perignon, pero eso sí, siempre que presenten unas facturas expedidas en condiciones formales.

    7. Desde un punto de vista sociológico, buena parte de los políticos de nuestro país padecen el denominado «mal de altura», esa enfermedad eufórica que padecen los escaladores que suben mas allá de lo que son capaces de soportar. En el caso de algunos alcaldes les lleva a ser portadores de la antorcha de la justicia y a tener muy claro que hay que intervenir en escenarios internacionales para poder considerarse jugadores de la NBA, y además tienen claro que si juegan en tal campo internacional, pues ningún gasto debe pagarse con bolsillo propio, sino que las arcas públicas deben correr con los gastos de tal incursión en el mapamundi de su Insula Barataria. Lo triste es que un día el puesto se pierde, el gobierno cambia, y junto al chófer y el móvil, se van las posibilidades de viajar «todo incluido».

0 comments on “Del turismo político a costa de los contribuyentes

  1. Resulta vergonzoso gastar dinero público es las memeces que relata Sevach, y aún peor, por inmoral, es que haya politicastros que siguen tratando a la dictadura cubana como si se tratara de un régimen homologable a una democracia.

    Yo no soy uno de esos progres, profundamente racistas, que quieren para Cuba, lo que jamás defenderían para España. A ver quién es el guapo que defiende en España que quiere un partido único, con un dictador que se mantenga en el poder hasta estirar la pata, sin libertad, sin propiedad privada, con presos políticos, y pena de muerte. Eso es muy bonito defenderlo para los cubanos que están en una isla- cárcel a miles de kilómetros de distancia. Mientras, uno se aprovecha de las ventajas de vivir en un Estado de derecho, radicalmente incompatible con los principios castristas.

    Ni que decir tiene que la cosa cambiaría totalmente si Castro fuera de derechas. Entonces no habría jornadas de solidaridad con los Cuba, ni cosa parecida.

    Por cierto, ¿ de qué bloqueo hablan los castristas y sus corifeos si todo el que quiere puede comerciar con Cuba, comercia, y no hay ningún buque de la armada estadounidense impidiendo tales intercambios?. Que le digan a los señores hoteleros españoles el bloqueo económico, porque ellos ganan pasta en Cuba a puñados.

  2. Covi Carcedo

    Si yo te contase de la «PLAZA DE ASTURIAS EN LA HABANA…» De los dineros que se gastan en el Caribe, POLITICOS Y AMIGOS…
    Algunos no pagan ni los puros que se fuman.

  3. JuanFran

    Puedo estar de acuerdo con Sevach, pero como casi siempre hace, pone a los políticos como «los malos» de la película. Te podria contar cientos de ejemplos de congresos simposios, cursos, reuniones, celebraciones… en multitud de colectivos profesionales, muchos con utilidad cercana a cero. Y muchos también con un alto coste para el erario público. Los colectivos ya los conocemos: profesores, sindicalistas liberados, jueces (esos también, querido Sevach), médicos…

    Así que puestos a criticar, hagámoslo a todos esos grupos, no sólo a los políticos. Y por coerto, nada tiene de malo ser solidario con Cuba y los cubanos, que no es lo mismo que serlo con Fidel.

  4. luis calvo

    Pues esto es la democracia, querido Sevach, la que nos estamos labrando, con sus logros y sus socavones. Y en época de vacas gordas, ante el despilfarro parece que la sociedad mira para otro lado. ¿Qué ocurrirá cuando lleguen los años de las vacas flacas?
    ¿Podrá avanzar -entonces- en su labor la Intervención y entrar a indagar sobre la oportunidad o no de ciertos gastos?
    ¿Hasta cuándo podrá este País aguantar todas estas conductas?
    ¿Vivimos como las cigarras o como las hormigas?
    Hasta el momento yo no tengo claro si avanzamos o retrocedemos. Existe a mi entender una convivencia en la sociedad española entre la corrupción (que se alimenta fundamentalmente de «lo público». Lo público es la vaca que hay que ordeñar) en sus diversas manifestaciones, una de ellas el despilfarro, con los deseos de justicia y transparencia de muchos ciudadanos que nos creemos al pie de la letra el espíritu de las leyes, en especial el espíritu de la Constitución.
    Luchamos algunos cada día por hacer que se cumpla aquello de la objetividad, la eficacia, la economía en la gestión y ese es nuestro norte, pero las dificultades son enormes y no está clara la victoria de la justicia o si hay que tener confianza en ella, desde luego, esto va demasiado lento.

    No obstante, me gusta pensar que nuestra democracia es joven y que con el paso del tiempo lograremos ir puliendo estas conductas.

    A lo mejor una próxima recesión económica resulta una buena oportunidad para dar una vuelta de tuerca a estas conductas y se afianzan en la vida pública todos estos principios sentados al más alto nivel legislativo, aunque tan olvidados en la práctica.

    Agradezco que abordes este tema en tu blog pues estos hábitos no deben pasar desapercibidos y luchando en contra estaremos dando vigor a nuestra democracia.

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