Sobre los abogados

Las musas del abogado

Como el ajedrecista antes de mover pieza, el abogado reflexiona sobre la estrategia a seguir en cada caso que le ocupa.

Puede ser un ajedrecista versado en la teoría de aperturas, medio juego y finales pero si su contrincante también lo está, será una partida aburrida, previsible y que no permanecerá en la memoria de las experiencias con huella.

En cambio, hay momentos “eureka” en la abogacía: cuando se descubre el flanco débil del contrario tras barajar papeles e ideas; cuando inesperadamente se abre paso una interpretación de la norma que encaja en el rompecabezas y lo resuelve; cuando la palanca de una posible inconstitucionalidad hallada permite mover y remover el mundo forense; cuando un detalle sencillo como una forma o un plazo se revela la llave maestra para zanjar favorablemente un litigio… En definitiva, cuando el abogado disfruta con un caso que le confirma que su profesión no es un trabajo sino que la percibe como un arte. Y esa percepción anida, curiosamente, aunque se pierda el litigio, pues el placer del trabajo bien hecho no se borra con el infortunio.

Pero no nos engañemos: la genialidad forense no se improvisa ni es fruto de ocurrencias. Se trabaja y curte. He conocido abogados maravillosos, que parecían dotados de talento natural para manejar algo tan alambicado como es el ordenamiento jurídico. Pero siempre, aunque ellos mismos no lo sepan, se debe a una labor de estudio y/o experiencia. Tras el truco de magia mas sencillo del mundo se agazapa práctica, técnica y tesón. Y tras el silencio, mesura o discurso vehemente del abogado está una inmensa mochila de vivencias.

Los neurocientíficos nos han demostrado que la intuición no es mas que conocimiento sembrado y sedimentado pero que aflora espontáneamente, Y reflexionando sobre ello, sobre las musas de los abogados, resultó este artículo hoy publicado en abogacía.es del Consejo General de la Abogacía Española.

Espero que los cinco minutos que os robe su lectura no sean perdidos. Buen día.

3 comments on “Las musas del abogado

  1. Precioso

  2. Alejandro César Caudis

    Como siempre, muy interesantes las aperturas que aquí se publican. Pero dada la metáfora utilizada, comparto con uds. un poema de Jorge Luis Borges que, me parece, también puede ayudarnos a reflexionar sobre nuestra propia labor. Ahí va:

    Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
    reina, torre directa y peón ladino
    sobre lo negro y blanco del camino
    buscan y libran su batalla armada.

    No saben que la mano señalada
    del jugador gobierna su destino,
    no saben que un rigor adamantino
    sujeta su albedrío y su jornada.

    También el jugador es prisionero
    (la sentencia es de Omar) de otro tablero
    de negras noches y de blancos días.

    Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
    ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
    de polvo y tiempo y sueño y agonía?

    Saludos,

    Alejandro César Caudis

  3. Armando

    Es un gran arte, pero tampoco debe olvidarse que el objetivo primoridal es el hacer justicia respecto a la necesidad de las partes.

Gracias por comentar con el fin de mejorar

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