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Cuestión de principios y de humor

Al principio del año nada mejor que hablar de principios. Ya habrá tiempo para sesudas o insulsas reflexiones jurídicas, así que como entrada me limitaré a confesar mi fascinación por el profundo, y terrible significado, que subyace en el conocido chascarrillo de Groucho Marx:

Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros.

El significado excede el ámbito lúdico y el filosófico pues tiene interesantes resonancias jurídicas, al desvelar alguno de los problemas más interesantes del derecho. Por ejemplo:

El problema de que siendo la Justicia la meta del ordenamiento jurídico, caben muchas y distintas soluciones legales y válidas sobre la misma cuestión, pese a sustentar  criterios de oportunidad o interés político. Basta examinar, por ejemplo, que bajo la misma Constitución distintos gobiernos propician distintas leyes, y lo que ayer era legal o ilegal cambia de la noche a la mañana.

El problema de que una misma norma jurídica admita múltiples interpretaciones con resultados distintos e incluso antagónicos. Si se atiende al criterio literal o a la finalidad, la norma que prohibe maltratar caballos conduciría, según una u otra pauta, a excluir o admitir las cebras.

El problema de que un mismo asunto para unos jueces merezca un criterio (sobre el derecho o sobre los hechos) y para otros jueces de otro órgano jurisdiccional les merezca distinto, como evidencia la revisión de sentencias por recursos de apelación o casación, por ejemplo. O la de estos por el Tribunal Constitucional. O incluso, lo de «tener otros principios» resulta mas adecuado cuando el mismo tribunal cambia de criterio en poco tiempo.

Y cómo no, el problema de que existan principios constitucionales del mismo rango que pueden conducir a distinta conclusión. Por ejemplo, el principio de tutela judicial efectiva puede colisionar con la seguridad jurídica de la cosa juzgada, de manera que dejar pasar los plazos para recurrir una multa injusta hace que ya sea inamovible.

Dicho esto y para comenzar el año son suavidad me permito recomendar vivamente mi antiguo post “Groucho Marx y la administración española” (yo he disfrutado al releerlo, pues data de 2007 y no ha envejecido mal), y creo que es apropiado para empezar el año con una sonrisa.

2 comments on “Cuestión de principios y de humor

  1. Fernando

    Tras leer éste y el artículo del lejano 2007 le reconozco que tiene una veta de genialidad humorística y un espíritu de lucha que son envidiables porque conociendo que la Ley y la Justicia son tan volubles, contrapuestas y que engendran resultados tan inciertos e insatisfactorios en no pocas ocasiones, usted no se desalienta y lejos de emplear otra de las frases de aquel inimitable genio del humor: «Paren el mundo que me bajo», se propone ‘seguir en la brecha’ a sabiendas de que va a seguir saboreandoy hacer saborear las hieles de la Justicia injusta. Sera tal vez porque se hace camino al andar y no hay vuelta atrás?

  2. sed Lex

    El papel, material duro dónde los haya, lo soporta todo. Y siempre hay alguna razón para cualquiera de las partes. Basta apoyarse en ella («dadme un punto de apoyo y moveré el mundo»). Y la conciencia de algunos es fácil de autoconvencerse, con los mismos motivos y con el de la defensa de un bien «superior» que, por desgracia, no siempre es la Justicia.

    De ahí lo voluble de los principios de cada uno; y es que los «principios» van muy unidos a los «fines», y para ello no se escatiman «medios».

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