Hoy la presidenta italiana Meloni depositó una corona de laurel en el parque que lleva el nombre de los jueces Falcone y Borsellino en Roma, en el 31 aniversario de su muerte.
Casualmente, hace dos días tuve ocasión de pasear por Saló, un municipio italiano a la orilla del lago de Garda, y me tropecé con un parque dedicado a los dos jueces.
En tiempos en que impera la cultura de la queja, en que los valores se debilitan, en que los delitos e infracciones van más rápido que la red de las leyes, en que los políticos se enzarzan en disputas por el poder, es justo rendir tributo a dos figuras de la justicia que trascienden de su circunstancia (la Italia de la década de los noventa torpedeada por la mafia) y acordarnos del valor de dos jueces que pagaron con su vida el servicio a todos.
Ambos formaron un grupo de lucha especial contra la Cosa Nostra, fruto de cuya actividad fue el macrojuicio de Palermo en 1986, que generó 342 sentencias, incluidas 19 cadenas perpetuas. El primer juicio conjunto a mafiosos y desvelando sus conexiones con la sociedad civil, políticos y empresarios.
Cuando se disolvió el grupo antimafia, el juez Falcone fue a Roma para asumir asuntos penales y Borsellino asumió el cargo de Fiscal. Ambos hablaban claro de las conexiones de la mafia y vivían bajo la sombra de la cruel vendetta. La crónica de unas muertes anunciadas.
Ambos eran amigos y ambos murieron en sucesivos atentados mediante la explosión de su coche. El juez Giovani Falcone falleció el 23 de mayo de 1992 cuando regresaba con su esposa a Roma. Su colega Paolo Borsellino el 19 de julio siguiente (57 días después) cuando iba a visitar a su madre a Palermo. Con ellos, los guardaespaldas.
Lo que eran, lo que significaron y lo que enseñaron, lo reflejan las palabras pronunciadas por Borsellino en el funeral de Falcone, con la receta de la lucha por el Derecho:
Negándonos a recibir del sistema mafioso ni siquiera los beneficios que podemos obtener de él (ayudas, recomendaciones, puestos de trabajo); colaborando con la justicia; dando testimonio de los valores en los que creemos, en los que debemos creer, incluso dentro de los tribunales.
Cortar inmediatamente todos los vínculos de interés, incluso aquellos que nos parezcan inofensivos, con cualquier persona con intereses mafiosos, grandes o pequeños; aceptando plenamente esta gravosa y hermosa herencia del espíritu; demostrándonos a nosotros mismos y al mundo que Falcone está vivo».
Tras la muerte de estos dos gigantes, las reformas legales y penitenciarias italianas pusieron cerco a la mafia. Pero además pusieron bien alto el listón para los jueces y juezas de todo el mundo, especialmente los del ámbito penal, llamados a sentir la vocación de justicia hasta comprometer su propia calidad de vida, o la vida misma. Como afirmó el propio Falcone: «Yo no soy Robin Hood, ni un kamikaze, ni un misionero. Soy sólo un servidor del Estado en tierra infiel».
Tampoco debemos olvidarnos de los jueces víctimas de atentados terroristas, especialmente cebados no ha mucho tiempo en España, aunque ahora me centro en este triste aniversario de un suceso que conmocionó al mundo porque todos sabían quien eran la diana y todos intuían quien disparaba.
En fin, bien está ver películas de mafiosos, pero mejor es darse cuenta de que la peor mafia es la que no se identifica, la que vuela bajo radar, la que comete tropelías con guantes manchado y testaferros, la que usa paraísos fiscales, la que compra políticos y corporaciones… Existe en todos los países, aunque es cuestión de grado. Afortunadamente, en España hay una gran calidad de vida, y el Estado de Derecho aguanta… Bueno es tener presente lo valioso de la paz y no dejar que las manchas de aceite y las otras se extiendan.
Finalmente, señalaré como curiosidad que en mi paseo por la preciosa Saló, preciosa villa de diez mil habitantes, cuajada de turistas, nada más dejar atrás el Parque de Falcone y Borsellino escuché mi nombre completo. Me volví sorprendido, y me saludó quien se presentó como abogado italiano, Augusto Spadini, quien tras comentarme que seguía mi blog, me informó que ejercía la abogacía en Valencia, Canarias y en Brescia (Italia). Un abogado cálido, amable, elegante y muy hospitalario, además de expresarse con vivacidad en castellano. Un auténtico placer tan sorpresivo encuentro.
Creo que no hay mejor incidente en las breves vacaciones de un juez en el Véneto: ofrecer un homenaje a dos jueces legendarios, saludar afectuosamente a un abogado generoso y compartir los escenarios de Dante. Y es que si la Divina Academia finaliza con aquello tan bello de «El amor mueve el Sol y las demás estrellas», en mi fuero interno creo que «La Justicia mueve el Sol y las demás estrellas». No permitamos que falle.
Excelente el eufemismo sobre España
Que bonito post. Vi hace poco un documental de Borsellino y me conmovió ver la entrega casi mesiánica de ese juez por la causa de la justicia , así como la de los carabinieri que lo acompañaban que estaban dispuestos a dejar la vida por protegerlo.
Mafia no solo es la italiana , no tan siquiera la de bajo radar de cualquier país , que también. Mafia es el uso de cualquier poder , fáctico , administrativo, judicial …. para vulnerando la LEY hacer u omitir lo que ew justo , siempre con perjuicio ajeno y beneficio propio. Al menos a corto plazo, porque la justicia es otra cosa , quizás al alcance de los hombres buenos que no callan y que hacen habitable este mundo
El pasado mes de septiembre de 2023 visité Sicilia con mi mujer, italiana, y mi madre. No podía dejar pasar la oportunidad de acercarme a Palermo, aunque desde Siracusa, con la circulación y carreteras, nos quejamos en España!!, me llevó todo un día la ida, vuelta y breve estancia allí. Fui al lugar del atentado de Borselino, aunque donde quería ir más todavía era a su casa, donde había nacido y donde estaba la farmacia de su familia que ya no la lleva ningún descendiente sino otra gente que no tiene nada que ver. Visité también un local donde una asociación mantiene viva su memoria y ayuda a los niños que se mueven por esos barrios de Palermo, donde la mafia, ahora con métodos no violentos sigue campando a sus anchas.
La mayor alegría fue que una mujer que me estaba enseñando la estancia y relatando su trabajo allí, mi mujer hacía de traductora, es la sobrina del juez Borselino, al decirlo me quedé mirándola y la abracé, un abrazo sincero que salía del alma, y que en cierto modo abrazaba al juez y sobre todo a lo que representa. Ella al principio se extrañó pero no de mala manera, simplemente quizás no esperaba mi reacción. Estuvimos un buen rato conversando con ella y el resto de voluntarios que allí estaban. Creo que estaban tan conmovidos como yo. Finalmente antes de marchar comimos en un restaurante de Palermo que es propiedad y lo regenta un hermano del Juez.
Buscando un post de Chaves me he encontrado con este sin querer y mi comentario. Sirva de homenaje este nuevo comentario, a un juez bueno que sabía que iba a morir asesinado pero que su compromiso consigo mismo y lo que representaba su cargo hizo que no dejara de defender la Justicia hasta el final. Gracias Borselino por tu ejemplo.
En la España de hoy, son los políticos los que nombran a los jueces que deben juzgar a esos políticos (y sus desempeños). Será por eso, o será por otra cosa, que resuenan menos los parques, plazas y homenajes de masas dedicados a nuestros jueces y magistrados asesinados que los dedicados a sus asesinos. Y, sin embargo, sigue habiendo valientes…
Profundo reconocimiento a los caídos por la Justicia y el bien de todos, sean de donde sean.
BRAVO!!!
un placer leerte en cualquier terreno que pises, José Ramon Chaves.
esos juristas también agradecen tus palabras de homenaje con ellos.
eres grande.
saludos,
Carlos de Miguel
Estimado Dr. Chaves:
En España el terrorismo de ETA también se cobró la vida de unos pocos magistrados y fiscales y me permito recordarlos:
– José Francisco Mateu Cánoves, magistrado del Tribunal Supremo (asesinado en nov. 1978)
– Miguel Cruz Cuenca, magistrado del Tribunal Supremo (asesinado en ene. 1979)
– Carmen Tagle González, fiscal de la Audiencia Nacional (asesinada en sept. 1989)
– Francisco Tomás y Valiente, presidente del Tribunal Constitucional entre 1986 y 1992 (asesinado en feb. 1996)
– Rafael Martínez Emperador, magistrado del Tribunal Supremo (asesinado en feb. 1997)
– Luis Portero García, fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla (asesinado en oct. 2000)
– José Francisco Querol Lombardero, magistrado del Tribunal Supremo (asesinado en oct. 2000)
– José María Lidón Corbi, magistrado de la Audiencia Provincial de Bizkaia (asesinado en nov. 2001)
Me disculpo por si he olvido involuntariamente a alguno. No tenemos «Cosa Nostra» a la italiana o siciliana, pero durante medio siglo han causado un daño y un dolor que no debemos olvidar por respeto a la memoria de los que murieron por sus togas y su función jurisdiccional.
Saludos cordiales.
Daniel Bellido
Dr Chaves, con este artículo se reivindica, además de como un enorme jurista (lo que, sin duda, ya conociamos quienes le seguimos), como un poeta. Nuestro homenaje y admiración a quienes, como ellos, ser valientes, en beneficio de todos, les costó tan caro.
Muy buen post!