Son conocidas las analogías entre una partida de ajedrez y un litigio.
- Una partida como el proceso tiene su apertura, medio juego y final.
- La partida gira bajo el principio de igualdad de armas, y movimiento alternativo de cada parte.
- Cada parte tiene por objetivo ganar, en la partida y en el proceso. A veces acaba en tablas (estimación parcial).
- El que abre y mueve pieza, juega con blancas, cierta ventaja, como el demandante.
- El demandado en el proceso administrativo es la administración por lo que no le va mal el negro.
- En la partida hay estrategia, importan mucho las fuerzas (pruebas), administrar los tiempos (economía procesal de cambiar piezas de idéntico valor) y los jaques o sorpresas al contrario.
- Un error, por precipitación o movimiento arriesgado, puede hacer perderlo todo.
- Un movimiento de la pieza que no se ajusta a las reglas (tiempos, formas, sentido o finalidad del trámite) comportará cargas y consecuencias procesales negativas.
- Las combinaciones de piezas y movimientos, como las de hechos y normas, son innumerables, y lógicamente cuanta más experiencia, estudio e imaginación se aporte, mayor riqueza tendrá la partida.
- Finalmente señalaremos que las piezas en el ajedrez son como las palabras para el abogado. Hay diferencia entre saber mover las piezas y saber jugar, como la hay entre saber hablar y saber persuadir.
Donde se rompe la posible semejanza es lógicamente en que un proceso es algo serio y no lúdico, y en que el árbitro del ajedrez no es equiparable a la posición activa del juez, como también podría añadirse que en el ajedrez no caben recursos, aunque sí celebrar nuevas partidas. Lo cierto es que existen brillantes análisis jurídicos en clave de ajedrez. No en vano, alguna huella me dejó ese juego que me llenó muchas horas y torneos de juventud (con más éxito para mi amigo Antonio Arias, quien fue campeón de Asturias, y siendo yo simple aficionado con más suerte que tesón) e incluso más recientemente he disfrutado con la lectura de El camino del ajedrez. Un recorrido por su historia y un análisis de su ciencia (Amador González de la Nava, 2019).
En todo caso, el proceso judicial es algo serio y no lúdico, con lo que la tensión y violencia latente es superior en un pleito que en el ajedrez, lo que me llevó a estudiar la analogía entre la guerra y el proceso judicial en mi ensayo El arte de la guerra en la Justicia administrativa (La Ley Wolters, 2018).
Para terminar, me limitaré a ofrecer otra sencilla analogía entre el juego de ajedrez y el derecho, entre las piezas de aquél y las normas de éste. No asombrosa pero sí curiosa.
CONSTITUCIÓN: Casi no se mueve y se enroca con el Tribunal Constitucional para protegerse. Si ella cae, cae todo el ordenamiento jurídico.
LEY: Se mueve en todas direcciones y puede comerse a todos. Bien colocada determina la victoria. Si es eliminada, es difícil remontar el juego.
DISPOSICIONES CON FUERZA DE LEY: Pueden ir del negro al blanco (Decretos legislativos) o de lo blanco al negro (Decretos leyes). Movilidad para meterse por resquicios y flancos insospechados o peligrosos; puede saltarse piezas intermedias como reglamentos.
JURISPRUDENCIA: Puede recorrer todo el tablero y área jurídico, con firmeza y muy rectamente. Valor estratégico especial al final del juego.
REGLAMENTOS: Agilidad para ir de lado a lado, van y vienen. Su valor aumenta cuando no hay otras piezas mejores disponibles.
PEONES: Actos administrativos que avanzan, van y vienen donde les mandan. Da igual que se elimine uno u otro, pues puede sacrificarse. Una vez dan un paso, no puede revocarse. Y si avanzan mucho y repetidamente pueden alcanzar la fuerza de costumbre, como norma con enorme poder.
¿Y hay más partidas?
¡ ¡ Claro !! Y alguna influye en otros tableros próximos…
La Administración siempre juega primero
Mas bien pone fichas y tablero, y el particular demanda; otra cosa es que suelen ganar las negras😳😊
Casi siempre ganan las negras en primera instancia, a pesar de que la demanda este apoyada sobre un buen tablero y se juega con piezas de excelente calidad. 😉
Gran post. Como jugador federado (que no profesional), siempre he pensado en las similitudes entre derecho y ajedrez, y coincido en todo contigo, como siempre. La más importante similitud, para mí, es que, en un juicio y en una partida, un mal planteamiento al inicio acaba lastrándose hasta el final, y define el resultado. Una acción mal planteada o un suplico de la demanda equivocado acarrea consecuencias muy difíciles, cuando no imposibles, de subsanar (la subsanación no existe en ajedrez y en derecho solo muy limitadamente). El ajedrez también tiene un derecho adjetivo, que son las reglas del juego básicas, pero al lado de ellas está la teoría de la apertura. Y es aquí donde existe la mayor diferencia. En Derecho, el procedimiento juega a favor del abogado poco experimentado, ya que las reglas son las mismas para todos y además están escritas y son previamente conocidas. Es una garantía del derecho de defensa. Mientras que, en el ajedrez, un jugador poco experimentado, que conozca mal los miles de aperturas y sus variantes, o que carezca de la suficiente “inteligencia ajedrecística”, no tiene ninguna posibilidad frente a un maestro, no llegará vivo ni al juego medio (periodo de prueba). Por lo demás, el carácter lúdico del ajedrez desaparece casi totalmente en competición, aunque sea en ligas menores; el reloj supone un fatal plazo preclusivo y, como cuando la prueba sale mal, si se vislumbra la fatal amenaza de un mate en tres, sientes como si te estuvieras cayendo por el hueco de un ascensor. Aunque las consecuencias, naturalmente, son distintas. El Derecho no es un juego ¡Gracias por el artículo!
Excelente figura comparativa
El tablero de la primera foto está mal colocado, la casilla blanca a la derecha de cada jugador
Creo, estimado Sr. Chaves, que a pesar del esfuerzo de imaginación, no hay ninguna similitud . En una partida de ajedrez siempre gana el mejor, o por preparación, o por experiencia, o por planteamiento de la partida, o por equivocación o error del oponente… En un pleito siempre gana el que decide el juez. Aunque a veces, es cierto, puede coincidir con el «mejor» en términos globales…Esa es mi experiencia y lo que me dicen otros. Al menos en primera instancia.
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