Opinando

La cita previa ante la Administración : un virus jurídico que se extiende

Al hilo de la crisis del coronavirus hemos asumido un nuevo escenario de relaciones de la Administración con los ciudadanos, a distancia y con preferencia electrónica y a poder ser con tele-trabajo y con tele-presencia ciudadana.

Sin embargo, en dos semanas sucesivas, he vivido personalmente dos experiencias que me han provocado una seria reflexión.

La primera experiencia tuvo lugar la semana pasada en que tenía que realizar una sencilla gestión ante la Agencia Tributaria (personarme para identificarme en una gestión, o sea, una labor mecánica y de duración máxima de dos minutos) y me tropecé a la puerta con un guarda jurado que amablemente, armado con una lista, impedía el acceso a todo el que no contase con cita previa. Informaba que se solicitase a través de la web de la entidad. Algunos se quejaban airadamente porque les vencían plazos, y que era misión imposible obtener la cita, pero el guarda no les franqueó el paso. En mi caso, tomé nota y acudí presuroso a la web, consiguiendo tras una laberíntica labor, la cita online para cuatro días después.

La segunda experiencia, tuvo lugar ayer pues acudí a la Delegación del Gobierno para presentar un escrito en el Registro General (algo sencillo pero cuya constancia plena me interesaba, sin riesgos por acudir a Correos u otros cauces, y de duración máxima de otros dos minutos). Nuevamente la escena se repitió. En este caso un policía nacional a la puerta, amablemente me informó de la necesidad de cita previa, aunque solo fuese para presentar escritos en el Registro y me indicó la web donde debía intentarlo. Acudí a la web y me salieron pantallazos diciéndome reiteradamente “En estos momentos no es posible su gestión. Vuelva a intentarlo”.

 

Poderosas reflexiones me invadieron, que me atrevo a compartir.

 

1.La reflexión sobre si queremos una Administración plenamente automatizada, telemática y robótica. Si realmente podemos prescindir del rostro y voz de un funcionario que nos escuche. He constatado la impotencia de los ciudadanos sin tener a la vista a alguien con quien hablar, alguien a quien explicar que no se tiene cita previa porque no ha sido posible obtener esa cita previa. Pero no, no hay nadie dispuesto asomarse fuera del bunker público para ayudar, ni por tanto ante quien quejarse. De hecho, para quejarse habría que solicitar cita previa.

Advertiré que no soy ningún troglodita, sino que soy un paladín de la tecnología, pero creo que junto a la figura del “habilitado” para ayudar a la presentación telemática, debería existir la figura del “confesor público en cuerpo mortal” para escuchar quejas y sugerencias, cuando la desesperación invade al ciudadano a la puerta de las oficinas públicas.

2.También me sorprende que se haya aprovechado la pandemia para imponer la cita previa para la mera presentación de escritos en los registros estatales y autonómicos, ante los colosos de la Agencia Tributaria y la Seguridad Social. Veamos. Por lo que yo recuerdo, en relación con los Registros, antes de la pandemia, existía un flujo natural de personas que se autorregulaba, como en las carnicerías. No entiendo que no exista cita previa ya en los grandes establecimientos privados y sí exista en las Administraciones públicas en uno de sus servicios más esenciales: el registro. O sea, la boca de entrada de solicitudes y recursos, y que es la garantía del cumplimiento de los plazos.

3.Además me llama la atención la falta de amparo legal para imponer al ciudadano esa “cita previa” cuando se trata de acceder a los Registros de solicitudes y comunicaciones. Creo sinceramente que estamos ante una “vía de hecho” altamente discutible pues compromete los derechos de los particulares para el acceso al procedimiento administrativo y recursos; podrá decirse que hay otros cauces alternativos, y es cierto, pero mientras exista la brecha digital en la sociedad, y mientras el legislador contemple una puerta principal (el Registro General) no hay razón para obligar a utilizar las puertas de emergencia (Correos, etcétera).

4.Además, los plazos son los que son, y están disponibles hasta el último minuto para el particular. Lo que no puede ser es que alguien vea una convocatoria de subvenciones u oposiciones, u otro trámite, y por razones personales o mercantiles ( o porque se entera el último día de plazo) intente presentar su escrito el último día de plazo y le digan que solicite “cita previa” y cuando la solicita por ordenador se la ofrecen una semana después de vencer el plazo. Si se difiere o aplaza la Cita previa, debería ampliarse el plazo; no se entiende que deba soportar el particular los problemas técnicos de su web o insuficiencia de personal para atender los registros.

5.Creo personalmente que la “cita previa” es muy práctica en la ITV del vehículo, para evitar enojosas esperas, o cuando se acude como paciente a la sanidad pública, por ejemplo, pero cuando se trata de presentar escritos ante la Administración en que el trámite de registro dura escasos minutos, no creo que deba pretextarse ninguna pandemia para aplicar la cita previa. Si no existe estado de alarma, si tales medidas no se aplican en los establecimientos privados ni en las sociedades públicas…¿por qué aplicarlo en los registros de la Administración?

El resultado es que hemos convertido a guardas jurados y policías nacionales en “funcionarios informadores sin soluciones” y que dejamos al particular sumido en la perplejidad y el laberinto para conseguir superar las barreras electrónicas y conseguir la cita previa.

6.En las últimas décadas lo fácil era presentar escritos en los Registros, y lo difícil conseguir vencer el silencio administrativo, y lo realmente difícil era conseguir que la Administración diese la razón. Ahora parece que también es difícil presentar escritos en los Registros. Ni siquiera la Administración da alegría o facilidades aquí.

Además en la década postconstitucional se suprimieron las “ventanillas” y se acabó con la opacidad de las autoridades y funcionarios (pasando éstos a tener que identificarse) y además se puso fin a tener que solicitar cita para ver al Jefe de negociado; eran tiempos en que se quería conseguir cercanía de la Administración, quitar fosos y alambradas y dar facilidades. Curiosamente, la Administración electrónica unida a la cita previa está abriendo un abismo entre un sector de la población y la Administración. No es que la Administración electrónica permita la Cita Previa, sino que la Cita Previa impone el uso de la Administración electrónica, que es algo muy distinto.

7. Voy a dejar clara mi posición personal, que podrá tildarse por algunos de primitiva, aunque yo prefiero calificarla de “humanista”:

  • Nada que objetar a la Cita Previa cuando el particular quiere usarla, o cuando existen situaciones de masificación de sujetos con idénticos trámites.
  • En cambio, me opongo a la Cita Previa impuesta cuando se trata de acceder a los Registros para presentar solicitudes, comunicaciones o recursos, y cuando el particular no quiere, no puede o no sabe usar el cauce electrónico.
  • También me opongo con vehemencia a que no exista una persona física con rostro que sea capaz al menos de escuchar al ciudadano quejoso. Si el derecho a la respuesta pública es importante, también lo es el derecho a quejarse y desahogarse.

En fin, creo que habrá que aplicar la legítima defensa, o al menos tomárselo con humor, y promover la iniciativa pública legislativa para disponer que la inspección de hacienda, laboral o de otro sector, solo podrá personarse para levantar acta si cuenta con “cita previa” informando al ciudadano.

8. Sé que no he convencido a nadie, y alguno pensará que no ha aparecido en este post el derecho administrativo, pero me he desahogado y además recuerdo que hay un derecho administrativo invisible, el que regula la presencia, la queja y el servicio que no recibe el ciudadano y que vuela bajo el radar de las normas. También importa.

128 comments on “La cita previa ante la Administración : un virus jurídico que se extiende

  1. María Fernández

    La AE se presentó como herramienta que permitiría agilizar trámites, más si se acude a las AAA, como ahorro en costes, y como herramienta que acercaba la administración al ciudadano, siempre de uso voluntario para el ciudadano de a pie.
    Ninguna de esas 3 premisas es totalmente cierta ni totalmente falsa.
    No deberíamos hablar de brecha digital, denota cierto tono de condescendencia, hay que gente que simplemente prefiere el contacto personal: compra online o tarde de tiendas.
    Deberían incluir en los comités de expertos a los Secretarios de Pueblo (soy una de ellos a mucha honra), se nos quitarían muchas tonterías.
    No me incomodan las nuevas tecnologías, en 5 años he implantado la AE en 2 destinos distintos, por imperativo legal, si sometiesemos los proyectos a auditoria (coste-uso por el ciudadano) no salían justificados los números

    De todos modos es lo que hay, no hay marcha atrás.

  2. Anónimo

    No puedo estar mas de acuerdo…. de hecho me siento como el hijo siendo devorado por Saturno = Administración

  3. FELIPE

    Como el orvallo gallego, que no moja pero empapa, la Covid 19 ha calado los cimientos de los más elementales derechos y garantías constitucionales que nos corresponden como ciudadanos (no súbditos) del Estado español. Lo que nos venden como una mejora adoptada por nuestro bien, la cita previa telemática, no es sino una excusa para aumentar la distancia de seguridad que siempre ha existido entre Administración y el ciudadano, legitimar su desatención inmediata y avanzar… retrocediendo siglos (vuelva usted -no ya mañana sino más tarde aún- cuando le den la cita previa).

    Esto es, digámoslo claro, una ofensiva desvergüenza (así en la Tierra como en el Cielo) que pone a nuestro Estado a la altura de una babucha. Que nuestra libertad de circulación y de acceso presencial a la Administración se vea impedida, restringida o demorada, en estos casos, por la necesidad del salvoconducto de la cita previa (incluso para la presentación un escrito, por ejemplo en el Catastro) y que se establezca una policía de fronteras para hacer frente a los «peligrosos» ciudadanos que se atrevan a querer ejercitar ese legítimo derecho, resulta kafkiano, impropio de una democracia (inclusive de cuarta regional) y supone un atropello y un menosprecio. Me permito recordad, dado lo disparatado de la situación y la amnesia social existente a este respecto, que la -aquí instrumentalizada- Policía tiene la función constitucional de proteger el «libre» ejercicio de los derechos y libertades (art. 104 CE) y no lo contrario.

    En este contexto, no se llamen a engaño, bajo la aparente pulcritud y neutralidad de la cita previa, se esconde una férrea voluntad por parte de la Administración (el poder), sutilmente disimulada con el tramposo envoltorio del coronavirus (¿cuánto va a durar esta indefinida y arbitraria prolongación tácita del estado de alarma?) , de arrancar nuestras vigorosas e impredecibles raíces como ciudadanos para convertirnos en cómodos súbditos (tutelados, obedientes, manejables y despersonalizados). La condición de ciudadano, como la del buen vino, se construye poco a poco, durante toda una vida. Pero puede perderse en un solo día. Precisamente en aquel en el que se nos impide ejercitarla o demostrarla. No lo permitamos, hay demasiado en juego.

    PD. En el desierto de voces de nuestra sociedad post-covid, ha tenido usted la gallardía de denunciar y sacar a la luz esta vergonzosa cuestión. La multitud de comentarios recibidos confirma la generalidad del problema y el acierto de su exposición. Pero, sin el empujón de su artículo, sus pareceres y sensibilidades nunca habrían salido a la luz y su propia voz no habría sonado más fuerte, más nítida, más convincente y llegado a más lugares. Necesitamos de su referencia activa. La esperamos, la recibimos y la agradecemos como agua de mayo. No lo olvide nunca. Y, como siempre, gracias.

    • FELIPE

      Cuatro años antes de la aparición del actual virus coronavírico de la cita previa informática, nuestro mentor, con clarividente sorna, ya nos advertía en su artículo «No quiero hablar con máquinas» (publicado en su otro Blog y en el diario «La nueva España»), adonde nos llevaría la inundación tecnológica actual. Al hilo del mismo realicé un comentario que, por su relación con la cuestión comentada, me permito reproducirles abreviado.

      » (…) El uso de máquinas y tecnología tiene/n sentido cuando sirve/n como complemento y/o alternativa “adicional/es” para la obtención de un mejor servicio o bien.

      Sin embargo, en la práctica se ha convertido, por puro interés y comodidad del prestador del bien o servicio (reducción de costes, sueldos, tiempo de atención, etc.), complacencia de la sociedad (¿dónde está la defensa de los consumidores, usuarios, trabajadores y ciudadanos?) y pasividad de sus miembros y representantes, en un medio impuesto, exclusivo e inseguro (pues nadie nace aprendido en el uso de sus instrucciones) de recibir (a veces ni eso) un “peor” servicio o bien y, no por ello, más barato, ni más rápido.

      Puede que la salida no esté en hacerse luditas, entre otros motivos, porque éstos eran pocos y nosotros -consumidores, usuarios, administrados y trabajadores- somos todos, y porque, además, no se trata de eliminar el uso de las máquinas sino el de limitarlo a ser un complemento no sustitutivo del personal o empleado.

      Pero seguro que sí está: en ponernos serios, críticos e intransigentes frente a este tipo de situaciones y abusos (por otra parte cada vez más generalizados y extendidos incluso entre las administraciones públicas); en recuperar la cordura y volver las cosas a su sitio natural y lógico (ser atendidos por una persona con el que poder entendernos debe ser algo básico e insustituible); en evitar ser cosificados (somos personas, no borregos, ni meros números) y pasar por situaciones tan kafkianas como las denunciadas en el artículo (…); en exigir a nuestros representantes y autoridades (…) una postura activa y beligerante a este respecto; y, en definitiva, en concienciarnos y recordar a quien/es proceda que somos (ciudadanos, consumidores, usuarios y trabajadores) la gasolina del sistema y que sin nosotros la maquinaria no funciona».

      No debemos caer en el error de confundir (o que nos quieran hacer confundir) cambio con progreso, ni de permitir que una forma de comunicación alternativa (la informática y la telefónica) se convierta en la exclusiva o excluyente (de la presencial) e impida, demore o limite la prestación del servicio de atención presencial a la ciudadanía (que, incluye, el de presentación de escritos y documentos en registros generales físicos) en todas las Administraciones y organismos públicos.

  4. En primer lugar, mi total adhesión a todo lo que has dicho, sabio decir y entender de la cruda realidad de las cosas. No estoy de acuerdo con algún comentario, relativo a tu condición de magistrado. Tus comentarios, los sabemos tus amigos, y te apoyamos, incondicionalmente, para que sigas por muchos años, dado lo acertado de ellos, los haces a titulo particular y vuelcas en tu bloc, comentarios valientes y atrevidos, que casi nadie en tu posición los haría, por eso tienes el apoyo de muchas gente, eres aire fresco y democrático. Pero pasando al tema que tratas, hoy, es muy lamentable el recorte de derechos y libertades que se está produciendo, los plazos, inexorables y terribles, no están garantizados; la transparencia, menos aún; y el acceso electrónico, es un desastre, yo me he pasado dos días, para acceder al registro de la AGE, porque estaba colapsado. Yo como funcionario jubilado, no le participo ninguna culpa a los funcionarios que cumplen órdenes, pero si a los políticos que deben articular medidas para remediar esta monumental indefensión.
    Este comentario, tuyo me da pié a enviar una queja al defensor del pueblo, y animo a los que lean este comentario para que me secunden. A ver si nos hacen caso. Yo que tengo la profesión de abogado, como tu sabes, estoy seguro de la sensibilidad de los jueces ante la caducidad de los plazos por la cita previa, no me cabe ninguna duda, porque no hablo de oído, lo he visto sin pandemia. Y debo, por lealtad, reconocer tal valentía y comprensión de los jueces del contencioso de Asturias. Saludos a todos los lectores, y por supuesto a ti, con mi mayor felicitación por plantear un tema muy grave.

  5. ¡¡¡NO SOMOS VIRUS!!!
    Ni los funcionarios, ni los que teletrabajan. Los medios electrónicos y la Administración electrónica lleva ya tiempo implementándose y será lo habitual en un futuro muy próximo. Comprendo tu enojo, pero también me sorprende mucho que no tengas, por ejemplo, una firma digital para hacer trámites electrónicamente. Lo que quizás se debería mencionar y no se oye en los medios de comunicación es cómo los funcionarios (todos tenemos a algún familiar o conocido) estaban atendiendo al público justo antes de la declaración del estado de alarma (y también después) con espacios cerrados atiborrados de gente, sin ninguna protección y con el único consejo de lavarse las manos. En algunos sitios, incluso, pretendían aumentar el número de citas para atender. De lo único que hablan en la televisión es de la manifestación del 8 de marzo, pero de la masificación en los sitios públicos no. Y si ahora hay menos citas y es un inconveniente para todos es mejor que contagiarse con los múltiples rebrotes que hay.

    • Esther

      Así es Pepito Grillo tienes toda la razón, por lo que leo aquí,veo que seguimos siendo el mal a destruir. Los funcionarios siempre estaremos mal vistos y perseguidos.Que triste que entre compañeros se piense así.

  6. Me parece que nuestro admirado Magistrado stá empezando a tomar contacto con el mundo real que muchos llevamos años soportando y que escapa al surrealismo o al dadaísmo. No exagero. Me quedo corto, siempre. La realidad supera, de lejos, la ficción.

    Suelo explicar a mis clientes que el trabajo más difícil y que más horas y esfuerzo mental y psicológico exige es lo que ellos piensan que es lo más simple. como pedir y obtener una cita para presentar un papelito de solicitud para que a un señor de la UE puede pagar impuestos en España (no me refiero a un inmigrante ilegal, esos tienen todo rápido, con asociaciones de ayudas varías y el sistema volcado en ayudarles y llevarles en brazos, hasta examen covid19 gratuito, alojamiento si lo desean y tarjetas sanitarias de regalo. No trato de ser irónico, ni crítico. Solo describo.).

    Es muchísimo más fácil hacer un recurso de casación o algo los clientes piensan que es difícil: dedicándole horas y horas, días o semanas de trabajo al final lo puedes tener preparado el recurso. Lo realmente desconcertante son los «sencillos trámites administrativos». Y obtener cita previa en según que administraciones públicas, ni te digo.

    Mámma mía prepárate si lo que quieres es hacer un «trámite sencillo» en el que dependes de terceras personas, o de procedimientos informáticos para supuestamente poder obtener una cita previa que son imposibles en la práctica aunque tengas una persona contratada para estar 8 horas al día intentándolo.

    Primero hay que acertar con la combinación -siempre cambiante dependiendo de la Administración actuante y de la semana dentro de una misma administración -, de la versión del navegador, del navegador propiamente dicho, de la versión de Windows, de la versión de java, de los constantemente cambiantes modelos de solicitud o de representación (ahora con el covid piden poderes notariales apostillados y basta; no me pregunten por qué), y acertar con los certificados de firma electrónica, rezar, rogar que temperatura y presión atmosférica colaboren, rezar mucho, poner velas a todos los santos y pasar antes por tu «coach» para prepararte para la pérdida de tiempo y la rememoranza de cuando se podían hacer las cosas en formato papel 20 veces más rápido.

    «Trámites sencillos» como, por ejemplo, obtener en la D.G. Policía un N.I.E. – número de identificación de extranjero y a la vez número fiscal para poder así pagar impuestos en España, o para hacer una gran inversión que cree muchos puestos de trabajo en España, p.ej. una señora de Croacia que ha ganado el Euromillones y quiere invertir muchos millones en inmuebles y en actividades empresariales e.g. charter naútico en España. Es todo un gigantesco «Catch-22». Palos y palos en las ruedas en los trámites administrativos supuestamente más sencillos. En estos casos el sistema hace TODO LO POSIBLE Y MÁS para que no avances. Es una realidad. Repetida. Habría que escribir un libro y contar cada paso. Kafka o Larra no durarían un sólo día en el siglo XXI.

  7. LUIS FRANCISCO DE LA TORRE DE LA HERA

    Totalmente de acuerdo. Aprovechando la pandemia para restringir derechos…..tiempos duros avecinan.

    Excelente post

    Un saludo Don José Ramon

  8. Ayer escribí sobre la experiencia de esta semana, precisamente va de este tema:
    https://mpmarinblesa.blogspot.com/2020/07/de-como-lotelematico-no-puede-con.html

  9. Andrés Morey

    Es que estas experiencias que se sufren en propia carne son las que nos ofrece lo negativo de una Administración que ha de estar al servicio de la ciudadanía y actuar racionalmente. Nos muestran la indefensión a que se nos puede someter y las dificultades consiguientes.
    Las consecuencias en plazos, en conocimiento de los expedientes y la posibilidad de que se expurguen documentos ,etc, son graves y además, se resuelven formalmente por la jurisdicción o llevan a un esfuerzo probatorio o previo y preventivo, no siempre posible, para demostrar la indefensión causada por la propia Administración.

  10. José Manuel

    Lo de la cita previa es una estafa a la sociedad, pero aceptada por los ciudadanos por hechos consumados. Me ha pasado y es calcado el caso, en Badajoz, Agencia Tributaria. El guarda jurado, no es nada sinpatico ni agradable, sin cita no se puede acceder. La tesoreria de la Seguridad Social, lo mismo. El servicio de clases pasivas de Hacienda,igual, una persona fallece en abril y como su viuda no ha presentado el certificado literal de matrimonio, no percibe pensión, pero ese certificado lo expide el registro civil, que esta cerrado. El certificado de últimas voluntades, no lo expide el Ministerio de Justicia con diligencia, pues personas que han fallecido en abril todavía no lo han expedido y mientras no lo tengas, no puedes realizar la aceptación de la herencia y mientras ,los herederos no pueden disponer del saldo bancario del fallecido, en las oficinas de catatsro igual, las oficinas del DNI para que le voy a contar, o el OAR de la Diputación, etc., etc, Todavía está en vigor la instrucción que regula el horario de las administraciones publicas, al igual que Resolución de 28 de febrero de 2019, de la Secretaría de Estado de Función Pública, por la que se dictan instrucciones sobre jornada y horarios de trabajo. Oficinas publicas a las que no se puede acceder y después los funcionarios, se van tranquilamente al bar, ubicado frente a la oficina a tomarse la cerveza. Es simplemente vergonzoso.

    • Y seguimos en Badajoz: hay oficinas de registros con cita previa que saben que otro registro atiende sin cita (omitiremos su ubicación) e invitan a la persona a que vayan a él. Por supuesto, están desbordados.

  11. Convencer has convencido. Falta vencer al gigante.
    El sentido común y ciertas imposiciones no debieran ser enemigos pero lo son.
    El problema no reside sólo en la tramitación electrónica sino en la dificultad técnica de las plataformas que no son capaces de absorber el flujo derivándote a otro momento posterior -vaya ud. a saber cuál, cuándo y cómo ya que, al entrar, sigue recibiéndote ese mismo mensaje de que lo intentes más tarde- o simplemente se cuelgan cuando estás tramitando y has de volver a empezar porque el sistema no te responde o considera -¡vaya por dios!- que has tardado más de lo debido y tu sesión ha caducado.
    Dificultad técnica de que cada Administración cuente con una plataforma diferente, a veces radicalmente diferente, en las que presentar documentos puede convertirse en una odisea, tanto para ciudadanos no familiarizados como para los habituales, ya sea por los términos utilizados, porque se da por sentado que, además de abogado o carpintero, ha de ser ud. un experto informático y un ínclito conocedor de la terminología que diferencia un trámite de otro con diferencias imperceptibles entre ambos; por la navegación -esa que dicen ser intuitiva-, en fin… por todo…
    También somos defensores de lo tecnológico. También somos partidarios del objetivo que lo anima. Lo que no compartimos es la forma en que se hace y la manera en que se impone A PESAR DE los ciudadanos y no pensando en ellos.
    Convencer has convencido. Falta educar y sensibilizar al gigante.

  12. Julio Planell Falcó

    Estoy completamente de acuerdo con lo expuesto por el Ilustre Magistrado, J.R.Chaves, tiene toda la razón ¿ dónde esta el servicio al ciudadano, si la Administración pone todo tipo de obstáculos para presentar un simple escrito ante un Registro General ? ¿ Qué pasa con las personas que no disponen de internet ? Los hechos relatados son inauditos, pero ciertos, pagamos tributos para no recibir un servicio eficaz.

  13. Me ha alegrado leer algunos comentarios de algunos empleados públicos que participan en el post, pues demuestran que aun hay esperanza, poca, pero la hay, de que podamos entre todos encontrar el equilibrio que se necesita para una normal convivencia. Incluso alguno apunta la realidad: son ciudadanos de primera frente al común de los ciudadanos.

    Otros, sin embargo, participan de la vergüenza pues niegan lo evidente: ¿para qué cambiar algo que les beneficia? ¡Con lo bien que se está así! (sólo ellos, claro, pero, ya se sabe, ande yo caliente…).

    Incluso un comentario indica que está muy feo quejarse, con lo fácil que es hacerlo todo con un certificado electrónico que todo el mundo debería tener, que es bien sencillo de obtener. Sí, habría que contestar, sí lo es. Pero, aparte de otros muchos problemas que también se han apuntado, para hacerlo hay que tener cita previa. Cita previa que, esta misma semana, no se podía obtener en la sede de la AEAT en Valladolid a 15 días vista. Y más adelante no se puede aún, porque no están abiertas esas fechas. Así que el rizo del rizo: no puedo hacerlo porque no tengo certificado porque no tengo cita previa porque no me la dan. ¿Y los plazos? ¿Serán nuestros Juzgados y Tribunales receptivos a que no se pueden obtener certificados y que eso hará que ciertos plazos se superen? ¿Qué prueba será válida? ¿Cómo demostraremos nuestra diligencia?

    Gracias Magistrado, por constatar los hechos tal como son.

  14. Alfonso

    Estimado sr. Chaves,
    he leído con emoción su comentario.

    Como funcionario que soy, le agradezco que haya escrito con la perspectiva humanista que debe presidir el servicio público en una democracia.

    Y emocionado porque los funcionarios que hemos defendido esta visión humanista nos encontramos muy solos. Acusados de trogloditas, como usted expresa.

    La cita previa es un mal servicio público.
    La cita previa que sólo se puede solicitar por Internet, no es siquiera servicio público (¿ni un teléfono para los ciudadanos que no quieran, no sepan o no puedan utilizar la informática?).
    La cita previa que impide a los ciudadanos entrar en los edificios públicos, más allá de donde se ha instalado la oficina de atención y registro, es indigna. Y la dignidad de la persona es un valor esencial de la democracia.

    Los funcionarios y los ciudadanos estamos siendo convertidos en meros apéndices de los factores tecnológicos. Si la tecnología se utiliza para imponer obligaciones a los ciudadanos, la tecnología es la que impera, y el humanismo el que pierde. Y, por ende, la democracia como valor de nuestra sociedad.

    El confinamiento ha hecho aflorar a muchos tecnofanáticos. Pero esto había comenzado ya antes: las declaraciones tributarias sólo mediante Internet. Lo mismo las relaciones con la seguridad social. Y una ley de procedimiento administrativo que obliga a un fontanero a tener que relacionarse telemáticamente con la administración, porque se ha constituido como persona jurídica.

    La tecnología es algo excelente si se pone al servicio del humanismo, pero factor muy peligroso para la libertad y la dignidad si se transforma en un orwelliano gran hermano.

    Con desolación, pero agradecido por sus palabras, le comento que los funcionarios que estamos manteniendo que la cita previa no es sana y que la tecnología ha de estar al servicio del ciudadano y no constituirse como una obligación, estamos perdiendo «esta guerra».
    Tal vez a usted le reconforte moralmente saber que hay funcionarios que, desde dentro de la administración, estamos intentando que retornen los valores humanistas al servicio público, como a mi me han reconfortado sus palabras.
    Atentamente.

  15. bernardino

    A la vista del número de comentarios y la casi unanimidad de los mismo, cuesta trabajo posicionarse en contra, y no lo hare, pero si me permito recordarle su comentario de 23 de mayo p.pdo., relativo al ORVE. Alli rompio Usted una lanza por la nueva «facilidad» para remitir escritos a la administración. Conviene recordarlo.-Un saludo

    • Cierto, Bernardino, pero insisto una cosa es “permitir” y otra “obligar” y me ciño a la presentación de escritos en registros cuando no existe estado de alarma y se imposibilita cumplir con los plazos. Si se impone cita previa y se aumentan los efectivos personales o técnicos del registro, o si se amplia el plazo si la cita previa es demorada en exceso, nada que objetar. Saludos

    • Esther

      Gracias Bernardino. Con el ORVE se han agilizado muchisisimos procedimientos, a la vez que se ahorra el uso de papel y cuidamos por tanto del Medio Ambiente. Repito e insisto en que las leyes están para cambiarlas si pueden ser objeto de mejora.

  16. Carlos

    Es una reflexión muy interesante que nos debe hacer pensar mucho a los responsables o corresponsables de tomar estas decisiones. En el plano jurídico, lo de la vía de hecho ni me lo había planteado; y en el plano práctico, es cierto que en vez de facilitar las gestiones quizás estemos obstaculizándolas. Como soluciones imaginativas que pretenden que siga existiendo cercanía y atención inmediata, están las videoconferencias o videollamadas con el ciudadano/interesado. En nuestro caso las implantamos y han tenido una buena acogida. Problemas: no todos tienen un términal con videollamada y aún no le hemos dado encaje legal.

    Por lo demás, aprovecho este primer comentario que realizo en su blog para confesarle que desde hace 8 años leo con gran interés todo lo que escribe, ayudándome a enfocar el mundo del derecho con más ganas e ilusión. Enhorabuena y gracias.

  17. Gabriel

    Estimado José Ramón,

    Como es habitual, estoy de acuerdo en casi todo lo que expones y argumentas. Eso sí: como trabajador de una Administración pública, creo que el ciudadano tiene derecho a la queja, pero no pienso lo mismo sobre el desahogo, porque eso me obligaría a reconocer la obligación de aguantarlo por parte del empleado público. Creo que un empleado público no debe dedicar tiempo de su trabajo, pagado con recursos públicos, a escuchar improperios, disparates o teorías conspiratorias de una persona descontenta que llama por teléfono o se persona en una oficina administrativa. Para eso quizá deberían estar quienes son responsables políticos de las decisiones que hacen que algo no funcione de forma satisfactoria. Y comento esto porque lo he vivido o, mejor dicho, porque lo he sufrido. ¡Saludos!

  18. Esther

    Así es Gabriel,Confundimos quejas contra el sistema, con la personalización contra el funcionario

  19. Antonio

    Hola, en vez de facilitar trámites al común de los mortales, todo se complica para desesperación del usuario. Hasta los bancos exigen cita previa para trámites básicos, y te mandan llamar a un número en el que nunca contesta un ser racional. Llevo tres días con el acceso bloqueado, llamando para escuchar decir a una máquina que me enviaran código, y al introducir el código, me dicen que hable con el número de la máquina, y tras lograr hablar con alguien me dicen que: «son los que son». Para tirarse de los pelos!!!
    Si esto lo hacen en el supermercado, nos morimos de hambre.

  20. SALVADOR NAVARRO AMARO

    He vivido las experiencias que narra y me han suscitado reflexiones semejantes. Lo de exigir cita previa para los registros me parece una aberración tremenda. La alternativa de los registros telemáticos no está al alcance de todo el mundo. Son en ocasiones muy complicados, no siempre funcionan y cada administración tiene los suyos con sus correspondientes «caprichitos». Hay que tener una serie de medios y habilidadades que desde luego no son equiparables a ponerte en una cola a entrgar un papel y que te sellen una copia. La Administración se está covirtiendo en un búnker al que el ciudadano común no tiene acceso, pero desde el que sin embargo no dejan de «dispararte» a discreción.

Gracias por comentar con el fin de mejorar

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