Humor y Administracion

Crítica rápida de las obras más populares de derecho público

El BOE es la única publicación que se presume leída y conocida por todos, por aquello de que la ignorancia de la ley no excusa de su incumplimiento. Es más, los que solemos asomarnos a sus páginas, por deber o perversa curiosidad, solemos experimentar un deseo invencible de huir en busca de una caña, un café o un paisaje relajante.

De esta “editorial”, disponible on-line y gratuita, podemos descubrir algunos títulos interesantes con contenido mejorable y a la inversa, títulos grises con buenas páginas. Al fin y al cabo no están distantes los Boletines de los folletines, y nos resuenan las palabras de Stendhal cuando decía que el mejor modelo para escribir una novela era el estilo preciso del Código Civil francés.

Pero veamos la impresión de las obras más leídas o citadas, debidas al legislador español, en tono lúdico.

La Ley de Expropiación Forzosa (1954). Pertenece a la ciencia ficción del pasado siglo. Un mundo donde se vive la fantasía de que primero se determina el precio justo, luego se paga y solo entonces se priva del bien. Es un libro que envejece bien con el tiempo hasta convertirse en best-seller, pues lleva casi 77 años en venta y sin reeditarse.

La Ley de Procedimiento Administrativo Común, y la Ley de Régimen del Sector Público. Es la reedición en 2015 en dos tomos de la anterior edición de 1992 de la Ley de Procedimiento Administrativo Común y de las Administraciones Públicas. Ahora cuenta con formato electrónico y pese a que cuenta siempre la vieja historia de débiles contra poderosos que emprenden procedimientos para vivir en paz, acaban enzarzados en disputas.

Es un libro que hay que leer como Rayuela, de Julio Cortázar, saltando de capítulo en capítulo o leyendo solo las líneas pares e impares, aunque los lectores solemos leernos según nos da la realísima gana, porque cada párrafo admite muchas interpretaciones.

La Ley de Contratos del Sector Público (2017). Es una obra compleja, para iniciados o expertos en lenguas semíticas. Juega con el lenguaje, abundan los juegos de palabras y la sintaxis compleja. Hay frecuentes flashback. Su eficacia adormecedora es asombrosa. Además se adivina la mano de múltiples autores que han intervenido sin conocer la meta o plano de la obra común. Es el Ulises del derecho público: infumable trama y no la han leído todos los que afirman haberlo hecho.

La Ley General Tributaria (2003). Es una mala versión de Guerra y Paz. Una historia interminable, en que los períodos de placidez y danza palaciega, alternan con peligros que acechan, batallas y frío estremecedor, sumando infinidad de historias de ilusión y decepción.

Se consigue captar a través de sus páginas de articulado, la desolación del pueblo, sea ruso o español, ante la voracidad recaudatoria de los gobernantes, mientras los contribuyentes luchan contra las inclemencias de actas, requerimientos y otras ventiscas, en un invierno interminable donde se congelan las garantías, con pequeñas alegrías.

La Ley del Suelo (versión de 2015). Esta obra, tras pasar por el gran inquisidor del Tribunal Constitucional, se editó en versión niños, con pocas páginas y trama simple. Como toda obra escrita bajo la sombra de una rigurosa censura, para no extralimitarse, dice poco, prudente y con timidez. Se han escrito segundas partes más amplias y atrevidas por las Comunidades Autónomas, aunque con evidentes plagios entre ellas.

El Estatuto Básico del Empleado Público (primera edición de 2007 y segunda edición, la refundida de 2015). Es la obra más citada, recitada e invocada como fundamento de las plegarias de sus lectores, en su mayor parte, servidores públicos.

Buena parte de sus enseñanzas son crípticas y adquieren distinto significado según el lector. También adolece de enorme cursilería al confiar en decenas de genéricos principios y valores, con agravante de ensañamiento.

Recuerda el libro de las mil y una noches, por la cantidad de historias que alberga y porque buena parte de sus previsiones, se dejan incompletas, buscando un desarrollo que no se sabe si está ni quién lo completará.

La Ley de Transparencia y buen gobierno (2013). Es un cuento de hadas, aburrido y almibarado que provoca diabetes jurídica.

La Ley Reguladora de lo contencioso-administrativo (1998). Es la versión actual de la Divina Comedia. Ofrece el infierno de las desestimaciones, el paraíso de las victorias y el purgatorio de las estimaciones parciales. Para comprender su utilidad, como Dante se ayuda de Virgilio, el lector precisa contar con un abogado especializado que le guíe por la Tierra Media.

Y si acudimos a las ediciones en rústica de otras obras populares, la colección “Reglamentos”, muchas más sorpresas acechan de las que imaginamos, e incluso de las que podemos imaginar, pues como sugería Goya, el sueño del ejecutivo produce monstruos.

En fin, confiemos en que el legislador sea en el futuro más sencillo, más ameno y más acertado, y no de la razón a Beckett cuando ante algunas críticas desfavorables repuso: “La próxima vez fracasaré mucho mejor”.

15 comments on “Crítica rápida de las obras más populares de derecho público

  1. VnavarroB

    Lectura acertadisima, aunque no de verano. Felicidades por la magnifica catalogación.

  2. Respecto a la Ley General Tributaria (2003)

    No pocos letrados afirman que la legislación española no hace referencia a la prohibición de la doble tributación.

    Desde mi ignorancia, la definición de tributo «impositivo» incluye dicha prohibición cuando establece obligado «poner de manifiesto» capacidad económica para constituir un impuesto.

    Desde mi interpretación, es imposible «poner de manifiesto» (ante Hacienda) aquello que ya es manifiesto por declaración/manifestación y tributación previa.

    En contraposición a mi interpretación, un catedrático de la universidad de Barcelona, con el que debatí cuestiones de valoración catastral que el TSJC me ha estimado, no considera correcta mi interpretación y sigue impartiendo clases omitiendo dicha posibilidad. Interpreta que se puede «poner de manifiesto» lo mismo tantas veces como se quiera.

    Desde el día que debatimos este detalle omite responder a mis llamadas telefónicas.

  3. Mari Carmen

    Querido Maestro, me he reído muchísimo con tus acertadas catalogaciones.
    Es verdad que en el fondo es muy penoso, pero los juristas también merecemos en algún momento soltar carcajadas para rebajar el mal humor que nos crea la todopoderosa Administración.
    Muchas gracias por alegrarme el día

  4. Definitivamente no leeré el «Ulises» de Joyce

  5. Buen artículo, y veraniego.

    Para mí, a la LJCA de 1998 el título que mejor le cuadra es «La senda del perdedor», de Bukowski.

    Y al EBEP le vienen como anillo al dedo «Miau», de Pérez Galdós (acoso y destrucción de un funcionario honrado y preparado por un sistema de ceses y nombramientos de partidarios políticos), y «Rojo y Negro», de Stendhal, precisamente, que cuenta el ascenso social de un joven arribista de pocos escrúpulos.

    Respecto a la falta de desarrollo de del EBEP, el legislador se comporta como el protagonista de «Bartleby, el escribiente» (Herman Melville), cuando evitaba afrontar cualquier tarea con la frase: «preferiría no hacerlo».

    La legislación de régimen local es campo abonado donde pueden quedarse a vivir los personajes populistas y corruptos, caciques territoriales, de la novela «Todos los hombres del rey» (1934), de Robert Penn Miller, sobre el poder sin límites y la aclamación popular al gobernador de un estado norteamericano.

    Quedan por adjudicar «El principito», «Alicia en el País de las Maravillas», «El buscón», etc.

  6. Jesús Ángel Ibarreche

    Nunca nos falte, JR, jajajajajajajajajajajajajaja

    La LCSP es como una pareja de hace mucho tiempo, pero que a uno todavía le sorprende con cosas. Porque siendo honestos, ¿quién ha podido leerse una Ley que tiene 268 páginas de BOE? Yo les confieso que entera no, la verdad.

    … pero que no se entere nadie fuera de aquí. Pofavó.

  7. Excelente análisis. El administrado lleva «Cien años de soledad» intentando descifrar «El código De Vinci» según determine «El señor de los anillos» y descubre que existen más de «50 sombras de Grey».

  8. rafael

    Acertadísima catalogación. Y, es verdad, no viene mal una sonrisa que pueda dar ánimo para luchar contra una imperturbable Administración.

  9. El sexador de Gárgolas

    Tal vez sea demasiado pedir que a la muy mediocre técnica legislativa de estos últimos tiempos se le acompañen manuales de alta calidad. No porque no haya escritores y juristas de gran talla sino porque no pueden edificarse rascacielos o tenderse puentes con ladrillos de adobe de vaca reforzado con paja de esos con que se erigen las chozas en el Tercer Mundo.

    Pongo en tierra de nadie la Ley 29/1998 puesto que, si bien pertenece a esas Leyes de nuevo cuño que venían presuntamente a democratizar unas leyes franquistas de gran calidad (democratización que, en rigor, podría haberse conseguido con algunas modificaciones: menos, seguramente, que las que las substitutas han sufrido a posteriori), lleva suficiente tiempo entre nosotros como para adquirir cierto carácter de entrañable: como para ser, vamos, de la familia. De la Ley General Tributaria mi ignorancia me impide hablar, pero sospecho que debe de ser de estas Leyes leopardo que comenzaron siendo amarillas como un león, ahora están llenas de parches y, a poco que nos descuidemos, acabarán siendo panteras negras.

    Del resto, Leyes de éstas postmodernas, selvas enmarañadas de innumerables derechos y y obligaciones de casi imposible cumplimiento. Demasiado extensas, muy mal redactadas y en los últimos tiempos empapadas además de ideología entre lo buenista y lo victimista. Las Leyes del franquismo eran al menos claras y lacónicas: otra cosa era su aplicación práctica por el Ejecutivo y su control por el Judicial: lo que se viene denominando coloquialmente la realidad. Pero precisamente en este sentido no podemos hacer crítica del franquismo puesto que sus vicios administrativo-judiciales se perpetuaron y continúan hoy en día cómodamente instalados entre nosotros, ya que su existencia es muy adecuada a los fines e intereses de quienes dirigen las Administraciones.

  10. FRancesca Ferer

    Muy buenos sus comentarios sobre estas leyes, es lo que todos pensamos en el fondo pero no lo expresamos , no sea que piensen que no nos enteramos. en fin!!.
    Gracias por añadir humor a esta materia y comentarla de esa forma tan distendida y amena.

    saludos

  11. Anónimo

    Ud. me ha hecho sonrreir e incluso reir mucho!! Estupendo blog, aprendo y reflexiono mucho aquí. Gracias!!

  12. Sergio

    Quisiera añadir a su estimulante entrada la inspiración que a veces me viene para escribir un pequeño libello sobre la Justicia en España. Coemenzaría de la siguiente manera:
    «España es un país donde el Abogado es Don Quijote y el Procurador, Sancho Panza…».
    Un saludo.

  13. Pingback: El lado divertido del derecho administrativo - delajusticia.com - El rincón jurídico de José Ramón Chaves

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