¿Tiene algo que ver el CNI con la imagen ominosa de la KGB, Gestapo, Cía o el FBI?, ¿es una organización para evitar el crimen organizado y el terrorismo o para tutelar la soberanía nacional?, ¿hasta donde llega su independencia de acción y hasta donde los límites de su “licencia para averiguar”?, ¿podría darse un caso “Snowden” sobre España?, ¿cuáles son sus principios?, ¿cómo se reclutan sus miembros?…
La respuesta a estas y otras preguntas podrá ofrecérnoslas Félix Sanz Roldán, Secretario de Estado Director del Centro Nacional de Inteligencia, en el Seminario abierto al público, de matrícula gratuita y con certificado de asistencia, que ofrecerá el próximo Martes, 15 de Diciembre, de 13 a 14 horas en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, Patio de Escuelas s/n.
Una ocasión única para conocer de primera mano el difícil equilibrio entre Estado de Derecho con reconocimiento de derechos y libertades los ciudadanos y el poder del propio Estado precisamente para garantizarlo.
Recordaremos que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) es el servicio de inteligencia de España, creado por la Ley 11/2002 de 6 de mayo reguladora del Centro Nacional de Inteligencia, antes conocido como Centro Superior de Información de la Defensa (CESID). Su función está al servicio del gobierno para garantizar la defensa de la independencia e integridad de España.
Tan altas funciones comprenden tres consecuencias relevantes en el Estado de Derecho.
La primera, consiste en la necesidad de disponer de poderes exorbitantes y autonomía funcional para cumplir su función. Por ejemplo, la Ley 25/2007, de 18 de octubre, de conservación de datos relativos a las comunicaciones electrónicas y a las redes públicas de comunicaciones, establece la obligación de los operadores de telecomunicaciones de facilitar los datos manejados no solo a los cuerpos policiales en el marco de una investigación criminal por la comisión de un delito, sino al personal del Centro Nacional de Inteligencia para llevar a cabo una investigación de seguridad. O sea, el Centro de Inteligencia puede acceder prácticamente a toda la información digital, particularmente a eso que se llama “metadatos” o patrones utilizados en las comunicaciones públicas y privadas (email, llamadas, etc).
La segunda, el necesario equilibrio de tales poderes con las garantías propias del Estado de Derecho, ya que una cosa es la información clasificada o actuaciones secretas y que ello permita atropellar derechos y libertades mas allá de lo que la propia Constitución ha permitido. De ahí que existe control parlamentario y judicial de su labor.
La tercera, la necesaria coordinación de tal organismo con los demás servicios de información del Estado español así como con las entidades estatales que persiguen fines de interés público (particularmente, al servicio de la defensa, seguridad y tecnología).
La conferencia del Director del CNI permitirá desterrar la visión simplona y errada del Centro Nacional de Inteligencia como el Gran Hermano vigilante que nos ofrece la novela 1984 de Orwell, donde el ciudadano está permanente observado y controlado, asfixiado por el control. Mas bien, siguiendo el símil familiar, se trataría de un Hermano Mayor con legítimo afán protector e imprescindible en el turbulento contexto que nos ha tocado vivir.
Información sobre esta charla del próximo martes, 15 de Diciembre de 2015, en Salamanca, de matrícula gratuita, con asistencia libre y expedición de certificado, aquí.
Me parece un tema especialmente importante y no soy tan optimista en la valoración como el autor. Aquí los poderes, sin duda, exorbitantes, del Estado o de quienes manejan el «aparato del estado» en cada momento histórico, creo que carecen de un control suficiente.
Sería interesante preguntar y aclarar el funcionamiento sistema generalizado de escuchas SITEL, saber por qué no está regulado por Ley Orgánica; saber si de verdad creen que con un sólo Magistrado para «avalar» las peticiones de escuchas o intervenciones piensan que es realmente suficiente y si realmente se lee y estudia en profundidad las peticiones o rutinariamente da por bueno lo que le pidan las «fuerzas actuantes», en un espirítu de compañerismo, cooperación, camaradería y «sentido de Estado», etc. en vez de defender los derechos del ciudadano, que en realidad es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Pregunten también si estás escuchas se facilitan en su integridad, sin extractos, a las partes; si está garantizada la cadena de custodia e integridad… La nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal mejora algo la situación; pero queda mucho por hacer. Creo que las previsiones de Orwell en 1984 se han superado en algunos campos, precisamente por ser inconscientes de ello, por ni siquiera saberlo.
Incluso llamados a declarar en un procedimiento penal se pueden negar a declarar alegando razones de Estado o de seguridad, cuando, sinceramente, no se aprecían tales por ningún sitio. Mientras los jueces y -sobre todo- la opinión pública lo de por bueno, seguiremos estando en manos del «gran hermano».
El fin, o mejor dicho el alegado fin (el fin real es a veces otro), nunca, nunca justifica los medios.
Creo que nunca podremos agradecer suficientemente al CNI la labor callada y heroica en ocasiones con la que actua en beneficio de todos los ciudadanos de España. Cualquir crítica a esta institución hoy me parece una vergüenza intolerable. Así de claro.