La reciente sentencia de la Sala tercera de 6 de abril de 2022 (rec.2054/2020) reitera doctrina casacional afirmando que cuando se anula materialmente una sanción tributaria por el tribunal económico-administrativo, la administración no está sujeta a plazo para volver a sancionar, sin que se produzca por la demora indefinida nulidad de pleno derecho del acto de ejecución, ni siquiera su anulabilidad. O sea, la administración tributaria puede dormirse en los laureles, con la única compensación para el atribulado contribuyente de que no se le exigirán intereses de demora desde que la Administración incumpla dicho plazo.
La sentencia es sumamente importante por su impacto y razonamiento, pero en este caso quiero llamar la atención sobre el enérgico voto particular del magistrado Navarro Sanchís, quien con su proverbial consistencia argumental y defensa ciudadana, vierte una afirmación magistral sobre el papel del intérprete ante el Derecho administrativo:
Cabe reiterar aquí esta afirmación común o axiológica de que, al Derecho, no digamos ya a la Justicia como valor superior del ordenamiento, le repelen las exégesis de las normas que conduzcan al absurdo, así como las declaraciones inútiles y los mandatos a la Administración sin efectos normativos para ésta de clase alguna en caso de incumplimiento. Por más razonamientos jurídicos e interpretaciones complejas a que se llegue después de un largo camino de reflexión sobre el sentido y finalidad de las normas, lo cierto es que, lamentablemente, este asunto resulta paradigmático del escaso respeto observado por la Administración ante sus propios deberes, confiado en la quietud de los Tribunales de justicia, por lo que no es ocioso traer a colación aquella cínica -o al menos, irónica- afirmación literaria de que «el Derecho es la más bella invención del hombre contra la justicia».
Clarísimo. Aquí me callo para que se aprecie mi “silencio positivo”.
Bien visto. Me parece que ha llegado el momento de citar también a los Ponentes de las Sentencias, poniéndoles el espejo delante de ellos mismos. Bien está subrayar la importancia de los Votos Particulares, esenciales en un correcto Estado de Derecho (de ahí mi crítica al TJUE, entre otros puntos). Pero además hay que empezar a conocer a los buenos jueces…y a los regulares también.
Muchas gracias por la aportación, siempre valiosa y oportuna. En cuanto a la «nota social» allí estaremos atentos e interesados (tan solo permítame corregir, con todo el respeto, que será a las 17,00 «hora peninsular», porque la canaria es tan española como aquella.
Gracias, Fran. Touché.
jajajaja, eres grande y elegante. Eso de callarte para que se aprecie tu silencio positivo es magistral. Millón de gracias