Me quedo perplejo al enterarme que un líder de un partido político español ha aprovechado un acto social en Washington para tachar a la Universidad de Salamanca, Bolonia o Harvard de «ser máquinas de censura, coacción, adoctrinamiento y antisemitismo».
Me temo que la Universidad de Salamanca no escuchaba tamaña barbaridad desde que el legionario Millán Astray profirió en 1936 aquel infame “Muera la inteligencia”.
Como es de bien nacidos ser agradecido con la Universidad de Salamanca, y además hay que enseñar al que no sabe, me atrevo a tildar tales afirmaciones de temerarias y fruto de la ignorancia.
Veamos.
¿Cómo se ejerce esa censura, coacción, adoctrinamiento y antisemitismo?
¿Acaso ignora quien denuncia esa supuesta labor inquisitorial, que las universidades son el reino de la libertad de cátedra, de la libertad de estudio e investigación?
Son tres libertades que, en el caso de España, tienen rango de la autonomía universitaria que las sustenta, y son el motor de la creatividad, del espíritu crítico y de la sana ciencia. O como dijo la sentencia del Tribunal Constitucional de 27 de febrero de 1987:
Si la protección de estas libertades en su vertiente individual de libertad de cátedra y de libertad de enseñanza está garantizada directamente por la Constitución en los arts. 20.1 c) y 27.1, respectivamente, lo está también en su vertiente colectiva o institucional a través de la autonomía universitaria.
Puedo hablar con conocimiento de causa, desde primera línea, pues en la década de los noventa tuve el honor de desempeñar el cargo de letrado-jefe de los Servicios Jurídicos de la Universidad de Salamanca, y me enorgullezco de contarme entre sus antiguos alumnos, además de doctorarme por la misma.
Desde esa privilegiada atalaya afirmo que jamás tuve que afrontar jurídicamente en la comunidad universitaria, ningún problema de queja por adoctrinamiento o censura por parte de las autoridades académicas o de los profesores hacia los alumnos. Ni expedientes disciplinarios por tal razón. Ni un solo caso. La libertad de cátedra era sagrada y cobijaba puntos de vista dispares e incluso que podrían tildarse de cuestionables, pero la Universidad de Salamanca siempre apostó por la tolerancia y no por la intransigencia.
Habrá buenos y malos profesores, clases magistrales y clases lamentables, y goteo de soberbia o irregularidades propias de una colmena bulliciosa, pero en lo que se refiere a libertades, la legislación orgánica universitaria, los Estatutos de cada universidad y los órganos de garantía participativos siempre han garantizado una atmósfera de libertad, no solo en la Universidad de Salamanca, sino en todas las universidades públicas españolas.
Desde la democracia, y tras la Ley de Reforma Universitaria de 1983, en línea con las leyes que le han sucedido, la libertad de cátedra y estudio han sido intocables. No se ha sancionado a nadie por no seguir un ideario o ideología, ni nadie se ha sentido acosado por sus ideas. Podrán existir quejas de endogamia académica (con sus ventajas e inconvenientes) o del modo y medios disponibles, pero nadie puede afirmar sin faltar a la verdad, que la Universidad de Salamanca le haya impuesto una creencia u orientación ideológica, ni a sus clases ni a su investigación.
Lo que afirmo es cierto y reto a quien diga lo contrario a que aporte acuerdos o resoluciones de órganos de gobierno universitarios de la Universidad de Salamanca, unipersonales o colegiados, que en los últimos cuarenta años hayan impuesto doctrinas al profesorado o a los alumnos. La Universidad de Salamanca crea ciencia y fomenta la cultura, con altos estándares científicos y velando por la verdad.
Decir en un foro internacional (en Washington) que la Universidad de Salamanca reescribe la historia o que promueve ideologías criminales, es un delirio expresivo que resulta palmariamente injusto confundiendo churras y merinas, o algunos monasterios medievales con las universidades públicas actuales, y demostrando ignorar que ya el mismísimo presidente de EE.UU. Calvin Coolidge afirmó tempranamente que “Es más fácil controlar el Congreso que una facultad universitaria”.
Y si alguien dice lo contrario, o comete la torpeza de difamar a la Universidad de Salamanca, que es el buque insignia de la educación superior en Iberoamérica, da la razón al viejo dicho: “Quod natura non dat, Salmantica non præstat”.
En definitiva, como recuerda el castizo dicho, «ofende quien puede, no quien quiere», especialmente cuando curiosamente se honra a la Universidad de Salamanca al calificarla en paridad con la universidad de Bolonia o Harvard. ¡Inmejorable compañía!
Aunque debo reconocer que la Universidad de Salamanca es sospechosa… de garantizar las libertades. Por eso parafraseando al filósofo Wittegenstein «de lo que no se sabe hablar, mejor es callarse».
El citado político, tiene la inteligencia justa para salir a la calle y no perderse.
Lo demuestra cada día. Creo que jamás ha tocado un libro, ni tan siquiera el diccionario que da nombre a su partido que, por supuesto, ni sabrá que existe. Un saludo y muchas gracias por despertar conciencias.
Lo que natura no da Salamanca no presta.
Me identifico plenamente con el comentario , y con la valentía de su autor
Libertad , honor y serenidad
No obstante le da prestancia el rubio a Abascal, todo hay que decirlo
Estaba leyendo el artículo y ya desde el principio me venía repetidamente a la mente ese aforismo que obviamente el autor trascribe casi al final del artículo y que define a los «ignorantes atrevidos»: «Quod naturat non dat, Salmantica non praestat».
Como se suele decir, la ignorancia es muy atrevida
Felicidades a don José Ramón por su magnífico blog
Francisco J. Doblas González de Aledo
Ciertamente el personaje no resulta de mi agrado, y el que anda descolonizando museos tampoco. Pero si cambiamos donde dice «Universidad de Salamanca» por «Universidad Española» no va muy desencaminado. Desde luego, la censura en el S.XXI no se practica restringiendo de facto la libertad de cátedra ni expedientando a profesores díscolos, pero si favoreciendo sectaria y descaradamente líneas de investigación muy próximas a determinados discursos políticos, organizando cursos que tienen mucho que ver con la Formación del Espíritu Global y negando incluso espacios en virtud de la conveniencia o inconveniencia del invitado. No digamos ya la inhibición ante los escraches que han impedido la intervención de no pocas personas en un espacio público especialmente avocado a la libertad y la tolerancia. Es cierto, la referencia Salamanca es muy desacertada, pero no todo el mensaje es despreciable aunque el «muchacho» haya oído campanadas y no sepa por donde. El grado de deterioro de la Universidad es importante y ponernos la venda antes de la herida no lo va a solucionar.
En cualquier caso no pretendo sentar cátedra, es solo una opinión y mañana tengo clase.
Pues me temo, Juan Carlos, que tienes toda la razón. Chaves es un bloguero excelente. También creo, un magnífico jurista. Pero me parece que su amor por Salmantica le impide ver la triste realidad de las universidades españolas en particular, y las del resto de este mundo que hemos dado en llamar occidental, en general. No hay que realizar búsquedas laboriosas para ver la realidad, entre otras atrocidades de las compraventas de títulos…¿Dr. Cum laude? otros políticos… e incluso sin ser tan señalados, compran títulos a bajo saldo. Luego, cuevas de fanatismo woque.. en fin.. que no quiero enrollarme. Y en fin.. ese encendido elogio de la Universidad, cualquiera… sobraba.
El Dr. Chaves sale en defensa de su «Alma Mater».
Es un buen «hijo» de la Universidad de Salamanca.
Quizás la Universidad española, en su conjunto, no esté pasando su mejor momento.
De ahí a decir que la Universidad de Salamanca sea una máquina de censura, coacción, adoctrinamiento y antisemitismo, hay un abismo, que el desinformado Sr. Abascal no es capaz de medir.
Hay algo que dice bien: coloca a Salamanca junto con Bolonia y Harvard. Bolonia es la más antigua y Harvard la más moderna, mucho más moderna, que las otras, aunque hoy está, sin duda, entre las 10 mejores universidades del mundo.
Denostar a la Universidad de Salamanca, alguien que dice defender con orgullo lo español, resulta ridículo.
Los problemas de la Rectora de Harvard y su cese-dimisión son una realidad allí.
Y ame hubiera gustado a mí licenciarme y doctorarme en Salamanca, aunque lo hice en una universidad más antigua que Harvard.
¡Vivat Academia, vivant professores!
Sin que se entienda que apoyo las afirmaciones de un político, porque muchos son “muy” «atrevidos».
No es menos cierto que la libertad de cátedra queda limitada por el catedrático de turno, que según usted la Universidad de Salamanca siempre apostó por la tolerancia y no por la intransigencia y lo puedo creer.
He sufrido, personalmente, el vacío y omisión a discusión de un catedrático en Cataluña, tras argumentar en base a leyes, contradicción en sus afirmaciones.
Si el alumno hacía el examen en contradicción a la interpretación de cátedra… En Salamanca ¿suspendían o aprobaban?
¿Alguna vez advirtió a sus alumnos que un «Inmueble» (vivienda pública sobre parcela de terreno o suelo público) no es un «Bien Inmueble» (residencia privada sobre parcela de suelo privado con la condición de solar)?
Desconozco si en Salamanca lo estudian y diferencian, pero le puedo asegurar que en Cataluña, todos los letrados creen que «Inmueble» = «Bien Inmueble», porque consideran formas de expresión escrita, de lo mismo.
Entender la diferencia te lleva a entender que no existe Impuesto de plusvalías ni de ITP en «Bienes Inmueble» (solares) que no son transmisiones patrimoniales, solo posibles en la venta de un «Inmueble» (terreno o suelo público).
La cátedra desenfocada, ayuda al “estado” para confiscar en la confusión, valores de patrimonio privado en simples movimientos de capital bancario a capital inmobiliario, que no son transmisiones patrimoniales; de lo público a lo privado.
Querido amigo:
Es común que, en español y por abreviar, el sustantivo acompañado de un adjetivo “bien inmueble” se sustituya por un adjetivo sustantivizado “inmueble”, existiendo absoluta identidad entre ambas expresiones. No me sorprende que en toda Cataluña los abogados confundan ambos términos porque en Logroño nos pasa lo mismo.
Cuando uno se empeña en descubrir la diferencia entre dos entidades idénticas pueden ocurrir dos cosas:
a) Que alcance un estado de éxtasis similar al de Santa Teresa o San Juan de la Cruz y que sea incapaz de describirlo porque, reconozcámoslo, ni su prosa ni la mía están a la altura.
b) Que, tal y como dirían “Les Luthiers”, esté razonando fuera del recipiente.
No me sorprende que el Sr. Catedrático rehuyera el debate que Vd. le propone. Rebatir su argumentación sobre bienes inmuebles exige un esfuerzo intelectual rayano en el heroísmo. En la Universidad donde yo estudié, para suspender, no era necesario llevarle la contraria al Catedrático bastaba con llevarle la contraria a la ley.
Había leído bastante sobre polémicas en la Universidad de Harvard y en otras universidades americanas donde impera el «wokismo», la «discriminación positiva», el «pensamiento único», en contra de lo que debe ser precisamente una universidad.
De Bolonia y Salamanca no sabía nada. ¿Ha pasado algo en Salamanca y no nos hemos enterado? Habrá que preguntar al autor de la acusación para que lo aclare.
En España hay universidades donde predomina un solo color político e ideológico: Pompeu Fabra, Carlos III, Barcelona, la famosa Facultad de Ciencas Políticas en Madrid donde siguen defendiendo el colectivismo y el estatismo extremo para sorpresa de alumnos extranjeros.
Sobre las unversidades españolas ya se dicho por otros -y lo comparto- que quizás haya demasiada endogamía, ideología y en general demasiadas universidades públicas en España. No creo que sea necesario que cada provincia española tenga una universidad o más. Lo mismo con los aeropuertos o con las televisiones públicas.
Hoy leía que la UIB después de la Facultad de Medicina, va a implantar una nueva Facultad de Farmacia para 35 alumnos.
Buenos dias a todos. De un sujeto como el que ha dicho tamaño disparate, cualquier barbaridad podemos esperar. Y lo propio de Trump. Es cierto: carece de legitimaciòn para ofender a la Universidad de Salamanca. Ignoro si es o no titulado o graduado universitario y me importa un pimiento. Ademàs, estar o no en posesiòn de un titulo universitario no equivale ni a poseer cultura ni tampoco a ser mejor o peor que otras personas. Y a la recìproca…De lo que no hay duda es de la notoria incultura de dicho polìtico.
Abrazos desde Càdiz en vÌspera del Dia de Andalucìa.
Dado que ya le contesté en tweeter pero erré en el nombre del hispanista que inauguraba el curso vengo en su web (no sin antes señalar que sigo su pagina y tengo un par de libros suyos comprado que me han servido de mucho) a publicar que las palabras de Santiago Abascal no fueron desencaminadas en absoluto; la censura hace 25 años o mas en que yo estudiaba en la USAL era atroz, no quiero pensar cómo será ahora si se parece a la Complutense. Y para muestra un botón: en 1999 Curso de 4 créditos titulado «José Antonio entre dos mundos», inauguraba Don Stanley Payne (no Paul Preston como puse en tweeter), que venia desde EEUU a dar una ponencia y fue cancelado la madrugada anterior por el Rector Magnifico de la USAL porque una serie de individuos se encerraron en el rectorado con la muy sana y democrática intención de coaccionar al Sr. Rector -al que no le costó mucho ceder y suspender el curso de madrugada-, después de haberse apuntado media comunidad académica (muchos de las ingenierías de Bejar o de Zamora), muchos movidos por la curiosidad y otros muchos porque no había mejor calidad-precio del curso para llevarse 4 créditos de libre elección. Como añadidura decir que no hacia mucho se había celebrado otro curso en el que el protagonista era un conocido e insigne comunista. Esto en concreto lo viví yo, como algunos otros incidentes, al estilo de lo que se ve en la actualidad en Ciencias políticas de Somosaguas en la Complutense (que se lo pregunten al profesor Don Rubén Herrero de Castro), o sea que efectivamente tonterías las justas para venir a negar la censura que se ha vivido y se vive. Aquí dejo el enlace de lo que ponía Lo Pais entonces: https://elpais.com/diario/1999/03/19/sociedad/921798010_850215.html# ya que ha pedido una prueba de la censura
Pues lamento responderle que leyendo la noticia en su propio enlace, ahí no veo ninguna censura sino sencillamente que «no se habían cumplido los requisitos de procedimiento» (las reglas son para todos pues la universidad y sus medios son de todos) a lo que añadiré que una cosa es pretender utilizar la universidad por grupos de cualquier ideología como caja de resonancia, lo que no es misión universitaria (para eso hay otros foros o en términos clásicos «ágoras»), y otra muy distinta que la universidad censure en el ámbito académico que le es propio, a los profesores o estudiantes, vertiente en que insisto, y hablo con conocimiento de causa, jamás la universidad de Salamanca ha demostrado sectarismo, dirigismo o adoctrinamiento. En definitiva, sigo sin ninguna prueba de censura.
No, no hace falta lamentar nada, y no coja la oración por pasiva, que ya sabia yo que iba a incidirse en lo que apunta el recorte de prensa, pero vaya, que de verdad Vd. se ha creído que era cierto la reseña de Lo Pais de que se inventaron de madrugada algún defecto procedimental de un curso cerrado hacia meses con el mejor hispanista internacional volando desde EEUU? Porque era un curso de 4 créditos de LD, no una charla, ni una conferencia; de verdad piensa alguien que iban a fundamentar la censura del curso en que tenían 100 individuos de extrema izquierda encerrados en el Rectorado para impedir que el curso se desarrollara? Es que esto es precisamente a lo que se refería Abascal sin tener seguramente ni la mas remota idea de lo que sucedió en la USAL en 1999 con este curso que no deja de ser un ejemplo -y bien claro- de censura realizada no por cualquiera sino por el propio rector; si esto lo hacen a plena luz del día conociéndose los motivos, porqué no habría de dudarse de lo qué hagan a nivel privado en determinadas facultades y en determinadas materias. Ahí esta el otro referente actual que es Rubén Herrero de Castro que lo cuenta él mismo en la Complutense.
No creo que, ni por asomo, la universidad de Salamanca haya llegado a los delirios de la de Harvard en materia de pseudoprogresismo woke. Me parece que este político que, como tal, no sabe de nada, se «vino arriba» en un ambiente que, hasta para él, era lo ultra de lo ultra. Ahora bien, ni Chaves ni Rivero ni nadie va a poder convencernos de que condecorar a un terrorista, aunque ahora presida un país caribeño, tiene alguna justificación y la universidad de Salamanca lo ha hecho. Con recibirlo bastaba, lavándose la mano después, claro.
Desconozco la realidad de la Universidad de Salamanca pero existen otras universidades que pretenden imponer sus concepciones ideológicas y políticas a la comunidad universitaria. Como ejemplo, puede citarse la STS de 21/11/2022, rec. 6426/2021, que sobre diversos acuerdos del Claustro de la Universidad de Barcelona, sobre la «Declaración del Claustro contra la represión a representantes políticos y activistas sociales, y acciones de respuesta de una comunidad universitaria», y sobre el «Manifiesto conjunto de las universidades catalanas en rechazo de las condenas de los presos políticos catalanes y a la judicialización de la vida política», razonó lo siguiente:
«5º Pues bien, una extralimitación de tal naturaleza, aparte de no tener cobertura en el contenido de la autonomía universitaria y de infringir el principio de neutralidad, percute en los derechos y libertades fundamentales de terceros al identificar a toda a la comunidad universitaria con un postulado político o ideológico. El efecto es que se vulnera la libertad ideológica de los integrantes de esa comunidad universitaria y no sólo de los miembros del Claustro Universitario, lo que afectaría, por ejemplo, a la libertad de cátedra, a la educación universitaria que esperan recibir los estudiantes en coherencia con los fines de la Universidad y que es su derecho.
6º La autonomía universitaria constitucionalmente garantizada permite, desde luego, que la Universidad sea un
lugar de libre debate sobre cuestiones académicas o científicas; también de aquellas otras de relevancia social
e incluso, con la forma o formato adecuado, hasta de debate político, todo lo cual es admisible y deseable
si se ejerce desde la lealtad institucional, esto es, a sus fines. Esto no ocurre cuando un órgano de gobierno,
ahora el Claustro Universitario, adopta acuerdos presentados como la voluntad de la Universidad, tomando
formalmente partido en cuestiones que dividen a la sociedad, que son de relevancia política o ideológica ajenas
a los fines de la Universidad.
9. En consecuencia y a los efectos del artículo 93.1 de la LJCA, declaramos que las universidades públicas
como Administración Pública institucional y, dentro de las mismas, el Claustro Universitario como órgano de
gobierno representativo de una comunidad universitaria plural, no puede adoptar acuerdos que se tengan como voluntad de la Universidad y que se refieran a cuestiones de naturaleza política o ideológica, propias del debate social y político, ajenas al objeto y funciones de la Universidad y que dividen a la ciudadanía».
SEVACH, no hay más que esta frase lapidaria para ese político indocumentado que has dicho: de lo que no se sabe hablar, mejor es callarse.
Enhorabuena por el comentario!
Saludos.
Miren por donde los gorrones «nacieron» en Salamanca. Se trataba de estudiantes que se especializaron en colarse en banquetes, celebraciones y en ¡vivir del cuento!, es decir, en «comer y vivir de gorra». Lo que ahora se llama canaperos. Quevedo se refiere a ellos y a la sopa de nabo que habitualmente tomaban en su «Boda y acampañamiento del campo». Decía Don Francisco, con su característica causticidad, «Don Nabo, que, viento en popa, / navega con tal bonanza, / que viene a mandar el mundo / de gorrón de Salamanca».
Hoy, anida en nuestra sociedad otro tipo de gorrones (embaucadores de ignorantes, seguidores a ultranza y/o bienintencionados ingenuos). Son una especie invasora dañina que, aprovechándose de las puertas abiertas de la democracia y sobre todo de sus rendijas y debilidades, acceden a puestos de influencia y/o poder para, desde los mismos, fomentar el enfrentamiento y poner en peligro la convivencia. Desde su temeridad, cerrazón y desvergüenza naturales se dedican a explotar, rentar y aprovecharse de la fama, prestigo, valores y méritos ajenos (de personas, instituciones, obras, artistas o hechos históricos), dándoles la vuelta (negándolos, insultándolos, tergivérsandolos, invéntandolos y/o desacreditándolos), para provocar, llamar la atención, poder salir en los medios y llevar las cosas a su terreno ¡que ni es el de la verdad, ni el de todos!. No merecen que hablemos de ellos. No son de fiar, Les da miedo la libertad, la pluralidad, la igualdad y, sobre todo, el conocimiento. Y desconocen que no es tarea de la Universidad ofrecer lo que la sociedad le pide, sino lo que la sociedad necesita.
Que país más triste hacemos, que precisa justificar a los ignorantes.
Hoy en día las opiniones se han vuelto obstinadas, se llevan al límite, y para evitar escuchar el posible razomiento del otro, rápidamente construimos un muro, para colocarlo en esa «esfera» que le degrada y le humilla ante los ojos de los demás.
Nuestra soberbia y orgullo nos hace creer que somos poseedores de una verdad absoluta, que no admite fisuras, la posibilidad del error no se contempla ni siquiera un poquito.
Uno puede manternerse firme en sus principios, en sus valores, en sus creencias, y no por ello impedir entender el punto de vista del que no piensa como tú.
Es tan fácil como darle espacio de debate, hacer crítica de su discurso, poner en valor su opinión confrontandola con la nuestra, y aprender todos por el camino. ¿No es eso al fin y al cabo la libertad, llámese de expresión, de cátedra, de religión…?
¡Bien, Chaves!
Hay por aquí comentarios defendiendo los insultos que profieren Abascal y Trump, en este caso concreto y a diario. Lo puedo respetar, con mucha dificultad, aunque no lo entiendo en absoluto.
Lo que no respeto ni entiendo es la falsa ecuanimidad. Situarse en medio te acerca al zoquete. Como la canción:
https://youtu.be/UrC7MpIEmyM?si=T3wEwLA4by9-J4oG
Me gustan mucho este Blog y lo leo con atención y disfrute. Pero discrepo en esta ocasión.
Decir que no hay censura en la Universidad Española es ignorar la realidad. Hay mucha autocensura, la peor de todas. Si te atreves a decir algo en contra de la ideología de Género serás expulsado. Si te atreves a criticar a la izquierda radical serás expulsado, se lo pueden decir a muchas de las personas como Rosa Diez o Cayetana Álvarez de Toledo que han sido expulsadas y coaccionadas y se les ha retirado el derecho a hablar.
Sobre el caso de Harvard y el reciente cese de su rectora tenemos este interesante artículo que puede considerarse paradigmático de lo que está pasando en las Universidades: https://www.libertaddigital.com/opinion/2024-01-12/daniel-rodriguez-herrera-dos-historias-de-harvard-7086299/
Señores, sí, hay censura, y la ideología woke poco a poco se ha apoderado de la Universidad, eso y no otra cosa es lo que se denunciaba.
Que un terrorista con Gustavo Petro tenga la Medalla de Honor no dice nada bueno.
Con todo el respeto que me merece el profesor Chaves, habiendo tenido el placer de leer varios de sus libros, discrepo totalmente con esta entrada.
Por supuesto que existe censura en la univesidad, y lo dice un joven letrado que no lleva más de 5 años graduado. Puede ser que en esa década de los 90 que él estaba de letrado-jefe no la hubiera, pero en los recientes años han cambiado muchas las cosas. Desde luego en clase de derecho tributario o administrativo, tratando temas técnico-jurídicos no había problema alguno. Pero en otras clases y cuando se sacaban temas controvertidos como la ideología de género, homosexualidad, eutanasia, etc., si no seguías el pensamiento mayoritario y te desviabas de la línea ideológica imperante notabas enseguida cómo el debate se torcía, recurriendo al insulto o a las faltas de respeto. Y eso siendo alumno, si se le ocurría a algún profesor desviarse de la línea ideológica del centro (que por desgracia la tiene y muy marcada), podía correr la suerte de Alicia Rubio, ex jefa de estudios de un instituto a la que se expulsó por su ideología. También la Complutense le canceló un acto en que se iba a debatir sobre su último libro (https://infovaticana.com/2017/04/04/nueva-censura-alicia-rubio-libro-la-ideologia-genero/). No puedo traer a colación resolución alguna como ha solicitado el profesor Chaves porque, sinceramente, desconozco si existe alguna, lo cual me alegraría en caso de que así fuese. Pero la censura se puede ejercer de muchas formas, no solo con los mecanismos legales y formales que nos da el derecho, también con la cancelación de las personas como ya pasa en otras universidades que se han mencioando aquí como la de Harvard. No en vano, recientemente se han unido los profesores defendiendo justamente que haya libertad de expresión (https://www.eldebate.com/cultura/20230429/mas-100-academicos-harvard-unen-defensa-libertad-expresion-universidades_111417.html), ¿por qué iban a hacerlo si esta no estuviera en peligro? Y esto también ocurre en nuestro país (https://theobjective.com/espana/2022-11-13/profesores-censura-universidad/).
En definitiva, que humildemente sí pienso que exista censura en la universidad, como en otros muchos ámbitos. Puede que se dé de forma más sutil o más visible, pero sólo hay que pronunciarse sobre determinados temas en determinados sentidos para comprobar que existe. Y si no, haced la prueba. Con todo, me alegro de que haya muchos por aquí que no la sientan y defiendan esa neutralidad e imparcialidad que yo no he visto.