Sobre los políticos

Diez coartadas de los cargos públicos para viajar a costa del presupuesto

Diez coartadas de los cargos públicos para viajar a costa del presupuestoLas recientes elecciones españolas traerán consigo movimientos y renovación de cargos públicos, y junto a la «insoportable levedad del cargo» suele acompañarse una agradable expectativa de turismo político para seguir con tan ibérica tradición. Un vistazo a los medios de comunicación demuestra que los cargos públicos españoles viajan mas que el baúl de la Piquer al amparo de una «tarifa plana» pública, esto es, la Administración corre con los gastos de una autoridad que disfruta la gloria de ser emisario de los intereses públicos. Y todo ello sin necesidad de apretarse el cinturón. Veamos las coartadas estratégicas utilizadas por algunos cargos públicos que se convierten en «cargas públicas».

    1. Concesión de un Premio, cuanto mas internacional y mejor dotado, mejor. Y si recae en un escritor o artista extranjero, mejor, porque da un barniz de esnobismo y erudición que bien viene a las Administraciones modestas. Basta con encargar al secretario o gabinete de turno que le ofrezca un breve dossier sobre la trayectoria, milagros y obras del premiado para que salir airoso de la justificación del premio. Con ello, se asegura viaje al país para entregar el premio en aroma de santidad.

    2. Participación en una Feria Internacional. Nada mejor para una Autoridad, que conocedora de un Certamen o Feria internacional en el Extranjero (sea del Queso, Tecnología, Libros o Turismo) sugiera la participación de su Administración bien financieramente o mediante la colocación de un stand ferial, y en tal caso, habrá que visitarlo por varios días para asegurarse de que todo va bien. El pasado septiembre tuvo lugar en Barcelona la Feria Internacional de Cuidados de Mascotas (Sizoo), y es fácil comprender que cuando tenga otra edición en otra parte del mundo, no pocos ediles irán a hacer cortés acto de presencia.

    3. El Hermanamiento. El mejor invento del siglo, con tintes de loable fraternidad, es el lazo de hermanamiento entre ciudades. Para ello, originariamente era preciso un lazo humano entre poblaciones o de haber compartido históricamente contienda, posicionamiento o actitud ante un evento relevante. Hoy día, basta con que se cumpla un doble requisito. De un lado, el que la ciudad comparta el tipo de industria predominante, o flujos migratorios conexos, o un eximio ciudadano que haya nacido en una ciudad y vivido en la otra. Y de otro lado, el que la ciudad esté situada lo suficientemente lejos (para que afrontar el viaje a costa del erario público resulte ventajoso) y en lugar exótico (para que resulte interesante fortalecer los lazos de los cargos públicos de uno y otro lado, en torno a una mesa, un baile y otras francachelas.

    4. La Solidaridad. No hay duda que la solidaridad es un valor universal, y que debe ser perseguido no solo por Administraciones Públicas, sino por cualquier persona civilizada y responsable. Ahora bien, la solidaridad ha de predicarse bajo exigencias de concreción y actualidad. En efecto, cualquier Administración puede promover encuentros o Jornadas sobre la Justicia, la Paz o la Solidaridad, al igual que sobre la protección de la avutarda o sobre la extinción de las coníferas. Lo auténticamente relevante y admisible es celebrar encuentros con las madres de la Plaza de Mayo cuando precisan el apoyo, o con las juventudes en China cuando se manifiestaron en la Plaza de Tianamen. En cambio, celebrar un encuentro solidario con la matanza de San Bartolomé del Siglo XX, o sobre la expulsión de los judíos del siglo XVIII, constituye una actividad testimonial pero poco puede aportar en un mundo donde los problemas actuales queman por los cuatro costados del globo (explotación de niños en Chad, maltrato de la mujer en países islámicos, catástrofes geológicas en el caribe, etc).

    No se entiende que buena parte de las iniciativas locales y autonómicas españolas sean solidarias con el pueblo cubano, y en cambio no existen convenios ni viajes testimoniales a Etiopía. A la vista del panorama, es fácil pronosticar que el nuevo juguete o pretexto político será el cambio climático, ya que encierra un «cheque en blanco» para justificar que políticos de todo nivel y pelaje ideológico, deseen conocer in situ el lugar de gestación del Protocolo de kioto, las fallas del Caribe o las cataratas del Niágara.

    Lo demás son brindis al sol, a toro pasado, absolutamente estériles y sobre valores tan universales que garantizan el acuerdo, tanto en la mesa de ponencias, como en torno a los festejos que rodean a los insignes participantes. El efecto secundario de tales encuentros, con prebostes de otros países, es que teje lazos que son la fuente de otros eventos en otros países sucesivos, y así se van enlazando encuentros internacionales como los rabos de las cerezas.

    5. El ciudadano procesado penalmente en otro Estado. En efecto, la ciudadanía sienta un vínculo entre Estado y ciudadano que lleva a ofrecerle la protección de la embajada o misión diplomática. En cambio, hoy día, basta cualquier detención o condena en cualquier país de un ciudadano español, para que, al margen de la fiabilidad o garantías de los tribunales del país receptor, se arme un zafarrancho de defensa que enarbola por todo argumento la ignominia de acometer procesos contra los intangibles ciudadanos del país. Así, existe un Embajador para asistencia a españoles en el extranjero y todos sabemos el despliegue frente a la condena de Joaquín José Martínez en EEUU o de Paco Larrañaga en Filipinas (ambos recordaron que eran de origen español meditando en los barrotes de su celda), o el recientísimo caso de un matrimonio valenciano, ambos condenados en Madagascar por intentar sacar del país 48 tortugas de una especie protegida y en peligro de extincíón así como varios objetos de artesanía, y luchando las autoridades españolas para que que la pena de prisión sea sustituida por trabajos en beneficio de la comunidad.

    En tal caso, y por lo que aquí interesa, el trasiego de delegaciones para transmitir apoyo al preso es frecuente (diputados, concejales, asistentes…), y mas frecuente tras la visita al penal debatir la grave cuestión en torno a comidas del país.

    6. El control de una subvención. Estamos ante una de las coartadas de mayor finura jurídica. Algo así como si un padre le financia a un hijo un viaje a Las Vegas y con el pretexto de controlarle se desplaza a visitarle. Cierto Ayuntamiento contribuyó con una subvención a un vecino que formaba parte del equipo olímpico de tiro con arco, y ello facultó a una representación de la corporación para viajar a los juegos olímpicos de Atenas (2004).

    7. El Doctorado Honoris Causa. Para una autoridad pública no resulta difícil localizar una Universidad en un país exótico (caribeño o sudamericano, preferentemente) que tiene a bien otorgar un doctorado «honoris causa» a una autoridad española, la cual así obtiene cierto «oropel académico» y con ello, es lógico que acompañado del séquito lo reciba in situ con birrete académico tal honor. Así, salvo excepciones contadas, lo cierto es que normalmente tales doctorados han sido otorgados mediante líneas subvencionales previas o posteriores, y eso sí, siempre con el compromiso de recibir hospitalariamente a las autoridades académicas en el Estado de la autoridad laureada.

    8. La nueva técnica o tecnología. Cuando se tiene noticia de una nueva técnica o criterio organizativo público, experimental o no, poco importa que el Derecho Público tenga peculiaridades en cada Estado. Si el país pionero resulta exótico, no faltaran viajes a captar su novedosa técnica. Todo el mundo recuerda el exitoso experimento del presupuesto participativo de Puerto Alegre (Brasil) y que generó excursiones festivas de infinidad de concejales que volvían repletos de sabiduría envuelta en aroma de samba. Mas que la célebre «Caravana de Plan», nuestros políticos tenían el «Plan de viajar en caravana».

    9. El Curso, Jornada o Simposio único. Hay prósperas organizaciones, que al mejor estilo de los lobbies, organizan cursos o jornadas (que duran eso, una jornada) y que se ofrecen atractivamente para concejales, directores generales y políticos de medio pelo, ofreciendo un «turbo-curso» que les pone al día sobre contratación, urbanismo o cualquier otro aspecto público. Y en verdad, deben ser extraordinarios, ya que en una jornada de mañana y tarde, descontando el café de bienvenida, y el cóctel de clausura, así como el almuerzo, son capaces de dotar a nuestras autoridades públicas de ciencia infusa. Pero donde radica la clave del turismo político radica en que si se examina con antelación la duración del viaje programado resulta que el día o par de días del Simposio se convierten mediante una hábil estrategia de viaje, en una semana de gastos pagados en el país anfitrión.

    10. El aniversario, centenario o efemérides de suceso local. La autoridad hábil, bien por propia iniciativa o por algún consejero, si se percata de algún hecho local que tuvo alguna proyección en el extranjero, pueden organizarse unos fastos (conmemorando el hecho) circunstancia que autoriza la comitiva a ese país para organizar actos paralelos en el exterior. Y si es en las antípodas, pues mejor, que Australia no se visita todos los días.

En definitiva, esos viajes públicos de «turismo politico» recuerdan la fábula de La Fontanine sobre el «parto de los montes». Una montaña con dolores de parto exhalaba tales gritos que todo el mundo acudió alarmado, creyendo que pariría sin duda una ciudad mayor que París: pero no parió mas que un ratoncillo que salió de una de sus oquedades. O sea, traduciéndolo al español castizo: «Mas ruido que nueces».

Aunque quizás sirva de consuelo para el español de hoy día saber que en tiempos de Felipe II uno de los tributos mas impopulares era el de «casas de aposento» u obligación de dar hospedaje en sus viajes a los consejeros, ministros y criados del Rey, lo que ocasionaba no pocas quejas por no ser usado según afirmaba el Consejo de Castilla «con la debida justicia y templanza». Sin embargo, los tiempos cambian, y una vez que el político tiene cubiertas las necesidades básicas (ayudante, móvil, chófer, despacho ampuloso, funcionarios de libre designación a su cargo, etc) comprende que el «nicho político» le queda pequeño y que viajar abre horizontes y experiencias. Pronto el político novato aprende las triquiñuelas para viajar y conocer mundo y gastronomía, en clase primera y con asistente. El problema es que ese ejemplo viene de quienes predican eficiencia del gasto público y piden austeridad al común funcionario y a los trabajadores. Pero lo peor es que, quien más quien menos, todo el mundo mira de soslayo y acaricia la posibilidad de entrar algún día en el sistema.

Y si la Administración aplica controles que impiden que un cargo público aproveche la holgura viajera del sistema, pues no sucede nada, porque con un poco de suerte una Fundación de capital público sufragará los fastos y viajes. Y en último caso, como premio de consolación, cuando nuestro político viajero cese en el cargo público, con un poco de suerte, aterrizará en una empresa de capital público, y gracias al salto del despacho hacia una bicoca de consejo de administración, se abrirán nuevas posibilidades viajar y disfrutar.

Eso sí, justo es reconocer que muchos viajes son justificados y rentables para la ciudadanía, y Sevach ha conocido auténticos Rey Midas para las arcas públicas, que con un viaje y una comida, sabiamente administradas y en la compañía adecuada, son capaces de cosechar subvenciones, inversiones, compromisos, iniciativas y beneficios por doquier para la Administración que representan. Son directivos públicos bajo la piel del político. Hay muchos y buenos.

Sin embargo, no siempre es así. Ni todos los cargos públicos son de ejemplar austeridad ni todos los viajes están objetivamente justificados. Se trata de la figura que los economistas británicos denominan «free rider» (viajero sin billete), o sea personas que reciben un beneficio por utilizar un bien o un servicio pero evitan pagar por él. Cuando los «free rider» (en castellano, «gorrones») se escudan en decisiones políticas para viajar, amparadas en la discrecionalidad de gobierno, suelen envolverlas en el celofán de una buena campaña de prensa, con lo que la opinión pública lo contempla bajo la presunción de medida extraordinariamente ventajosa. Señalaremos que pese a existir tesis doctorales sobre lo divino y lo humano, sobre la horizontalidad de las rayas de los trajes de presos, sobre la polución en los mataderos municipales o sobre la incidencia de la música en el bienestar de los funcionarios, no existe ni un solo estudio, estadística o análisis cuantificado y comparado de los viajes de los cargos públicos, con especificación de itinerarios, comitivas, cuchipandas, actividades «extraescolares», y resultados para la sociedad representada. Y no existe ninguna tesis o trabajo científico sobre los resultados positivos de un elevado porcentaje de este turismo político, porque quizá debería empezar así: «Erase una vez… »

Y para finalizar, puesto que la mejor maestra es la vida real, recordemos que ya Sevach trató el turismo político a costa del contribuyente con un caso real.

0 comments on “Diez coartadas de los cargos públicos para viajar a costa del presupuesto

  1. Estoy totalmente de acuerdo con tu fina apreciación, pero eso no es todo.
    Pensemos sencillamente en el día a día de ese politiquillo de turno al que le encantan los viajecitos de ámbito local y las comidas de trabajo.

    Por ejemplo, mañana es el festival de la angula de Aguinaga. Pues nada, organizo un encuentro con mi homónimo de esa localidad, fleto el coche oficial y acompañado de chofer y secretario me desplazo a esa localidad para degustar tan preciado manjar. Como se hace tarde para regresar a casa y el chofer está algo cansado, pernocto en hotel de cinco estrellas y al día siguiente regreso a casa. Pero claro, como me he levantado tarde porque he dormido mal, de regreso, al paso por Bilbao, como ya es hora de comer, aprovecho para hacer una paradita y comer en el Goitxeko Cabi, que me han dicho que se come muy bien. ¿jefe, pero este restaurante es muy caro, no? Bah mi visa oro se lo puede permitir que para eso estamos fuera de casa y eso es muy cansado.

    Y así sucesivamente….. Visa Oro, restaurantes de lujo, coche oficial, hotel cinco estrellas, y………es que estoy trabajando en favor del ciudadano al que represento.

    Sencillamente, vergonzoso.

  2. Pitagorin

    Pues lo que está teniendo mucho éxito en los saraos políticos, es la celebración de Jornadas de «trabajo» de ediles municipales o de Directores Generales Autonómicos, en que existe una organización «paralela» de francachelas y turismo para los cónyuges de los cargos públicos….¡¡A costa del presupuesto!!

  3. luis calvo

    Desde luego el sistema da juego para toda esta clase de abusos. Debería limitarse drásticamente la asignación presupuestaria de los gastos protocolarios y fomentar otras alternativas como las reuniones y congresos por videoconferencia. Si se recortase el gasto presupuestariamente ya estaríamos ganando una parte de la batalla, porque soy un poco pesimista respecto al control de la Intervención

  4. Añadiría alguna más:
    11. Visita a las «comunidades en el exterior». Estrechar lazos con aquellos esforzados emigrantes españoles (gallegos, castellanos, vascos, andaluces, extremeños e, incluso, baleares) que marcharon a hacer las Américas, así como con sus hijos, nietos y demás familia. Estas visitas pueden variar de frecuencia e intensidad en función de la mayor o menor cercanía de elecciones generales, autonómicas y locales.

  5. La realidad, desde hace mucho tiempo.

    De todos modos, no preocupa al ciudadano estos gastos, que son el chocolate del loro si no que funcionen los servicios que el recibe (Sanidad, transporte, empleo, etc…) que son los que se llevan la parte del leon presupuestario.

    Esto es pecata minuta

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