De Jueces y la Justicia

De los jueces como carnaza ante los medios de comunicación

De los jueces como carnaza ante los medios de comunicaciónLa investigación por el escándalo mafioso de Coslada ha llevado a implicar al juez de instrucción, Carlos Nogales, por su conexión con el sheriff Ginés, el presuntamente corrupto Jefe de la policía local. Incluso hace unos días el Consejo General del Poder Judicial ha suspendido en sus funciones al Juez hasta que se aclaren sus responsabilidades. Lo curioso para Sevach radica en el acento que los titulares de los periódicos, tanto de la prensa nacional y local, como las entradillas de los medios de radiodifusión, ponen en la condición de «juez» o «magistrado» del Sr.Nogales, omitiendo deliberadamente o postergando ostensiblemente el dato relevante de que el citado juez es «juez sustituto». Es ilustrativa la portada de la revista Interviú: «El juez de Ginés y la mafia búlgara» que viene acompañado de un suculento reportaje.

    1. Ciertamente, sorprende a Sevach que los medios de comunicación jamás pierden la ocasión para «poner en la picota» a cualquier juez que cometa la osadía de salirse del juramento monacal de austeridad, silencio y castidad, que parece presumirse en la profesión, olvidando que una cosa es la ciencia, independencia y discreción que debe exigírsele y otra muy diferente atribuirle las virtudes de la reencarnación de la madre Teresa de Calcuta. Sin embargo, fuera de su juzgado los jueces y juezas cometen infracciones de tráfico, tienen deudas, se cabrean, juran en arameo, desafinan cantando, tienen debilidades y quizás malas compañías, y bien estaría entender que el sueldo no llega a tanto como exigir pureza de espíritu a tiempo completo. Sin embargo, basta un altercado o contexto de investigación en que aparezca de refilón un juez para que el titular de prensa lo destaque, de igual modo que la lupa periodística tiene especial afición por los sacerdotes cuando se ven implicados en cualquier altercado común.

    2. En el caso de Coslada, se disimula u oculta veladamente que como al juez sustituto, Carlos Nogales ni pertenece a la carrera judicial, ni ha superado prueba objetiva alguna que asegure una capacitación o vocación como el común de los jueces de carrera, ni lo que es mas importante, se silencia que su prestación de servicios carecía de estabilidad, con prórroga año a año (todo lo cual explica, pero no justifica, el relajo o frivolidad con que el juez Nogales pudo haber acometido su función).

    3. Sin embargo, no debemos condenar a los jueces sustitutos ya que la inmensa mayoría no sólo se esfuerzan sino que atienden con encomiable dedicación y solvencia el juzgado que les toca en suerte, pero no puede ignorarse que su reclutamiento se asienta primordialmente sobre abogados con bufetes en horas bajas, opositores a notarías o judicaturas y becarios de investigación de las Facultades de Derecho. Por eso, al hilo del caso de Coslada, considera Sevach que bueno sería que el Ministerio de Justicia, para evitar esos jueces sustitutos «crónicos» acometiese la urgente dotación de la plantilla judicial con mayor número de jueces de carrera y situarnos en niveles europeos.

    4. Tengamos presente que el juez Nogales cumplía en Coslada un «trienio», y es sabido que en todo trabajo, el primer año supone el aterrizaje prudente y desorientado; el segundo año es el que permite ir conociendo el terreno y adquirir experiencia, y el tercer año es el de la picardía y las exploraciones de las holguras del sistema.

    Claro que la situación planteada con el juez «sustituto» Carlos Nogales tampoco debería ser tan insólita, ya que al fin y al cabo, Nogales está en Arizona y cuenta con su sheriff tradicional, o sea que la conexión está servida, y serviría de inspiración para una novela barata de Marcial Lafuente Estefanía.

0 comments on “De los jueces como carnaza ante los medios de comunicación

  1. No sería noticia que un gallo de corral coma grano…Sería noticia que comiese elefantes, y más aún que se los comiera de un solo bocado.

    Es noticia que un juez pueda ser corrupto…Lo es porque la inmensísima mayoría de ellos son verdaderamente probos, humildes y esforzados servidores públicos.

    Es noticia también porque los jueces no siempre son muy queridos por la sociedad, y particularmente por los periodistas.

  2. Desafortunado a más no poder el post. Sostener que los jueces de carrera, en relación con los sustitutos, son mas probos y eficaces es desconocer absolutamente la realidad. Es, precisamente, todo lo contrario. Nada mas nefasto para la justicia que el acomodo y la perpetuidad en el cargo de quien ha de aplicarla.

    A mí, con 20 años de experiencia en la profesión, dáme un Juez de Paz antes que una Sala del Supremo.

    Como decía no me acuerdo quién, con toda la razón del mundo: «El juez ha de ser honrado, tener sentido común, y si sabe además Derecho, tanto mejor». No son tan inmportantes los conocimientos puramente memorísticos de los jueces; hay cualidades que están muy por encima de ellos y que son mas decisivos a la hora de impartir una justicia recta y equitativa.

    Es más -y apurando la cuestión- uno de los grandes lastres de la justicia en España es la formación exclusivamente memorística de los que aplican justicia.

  3. Sevach

    No seré yo quien asigne bondades ni eficacias a unos jueces, sustitutos o no, sobre otros. Sin embargo, creo que si tuvieran que operarme a corazón abierto, preferiría que me operase el médico titular, con el MIR completo, que no un licenciado en medicina que fuere nombrado directamente por la Gerencia del Hospital, y que antes de ser nombrado era médico con consulta abierta (sin cirugía) o sencillamente opositor a MIR.

  4. Estimado Sevach, por desgracia tengo que darte la razón en tu comentario final. Sin embargo entiendo que la formación de los jueces -y fiscales- españoles deja bastante que desear, ya que si bien el sistema de oposición permite escoger a buenos profesionales en muchos casos permite la entrada en la carrera a meros «loros» que han vivido en una burbuja años muy importantes de su vida -cosa que no pasa en el MIR donde solo pierden un año, donde por cierto no llevan una vida tan monacal como la de los opositores a judicaturas- y que tras el paso de la escuela judicial, pasan a dirigir una oficina de batalla. Luego estan los sustitutos que tb dejan mucho que desear. Por un lado en muchos casos son abogados de cierto arraigo en la plaza que no destacan por su capacidad o en el mejor de los casos son investigadores, pero que pueden acabar en un juzgado de lo social siendo doctores en derecho constitucional…
    Necesitamos repensar nuestra justicia desde el principio hasta el final. Es decir desde el acceso hasta el TC, pasando por el TS. No es tan sencillo como crear plazas.

  5. Se critica mucho por parte de algunos el acceso a la carrera judicial por el turno libre, hablando de «loros». Pues bien, de todos los sistemas de acceso, es el más acorde con los principios de mérito y capacidad, y por supuesto, el turno más alejado de las componendas políticas. El esfuerzo, la disciplina, la adquisición de conocimientos, la memoria, que es un parte indisociable de la inteligencia, son elementos todos ellos muy positivos en la selección de los jueces. Los modelos alternativos propuestos: cuarto turno, propuesta de jueces por Ayuntamientos, que los mejores expedientes vayan a la escuela judicial, son sistemas que adolecen de muchos más defectos que el sistema actual.

  6. William H. Rehnquist

    Amigo Sevach, planteas en tu post dos problemas diferentes, cual son la crítica de la prensa hacia determinadas actitudes de los jueces (sustitutos o no) y el problema de los jueces sustitutos.
    1) Comenzando por el último, creo que el ser sustituto o no en modo alguno afecta al núcleo de la cuestión. En todos los ámbitos del sector privado existen trabajadores eventuales y en la misma función pública se prevé la existencia de funcionarios interinos. El hecho de que los jueces sustitutos no tengan que pasar oposición, en sí mismo no es bueno ni malo ni determina que los sustitutos tengan mayor o menor capacidad intelectual y de trabajo que un titular (pues, como todos sabemos, existen jueces sustitutos que se dejan la piel para desempeñar sus funciones y titulares que pasan de todo, y viceversa), pues, como en tantas otras cosas, todo va ligado a la personalidad de cada juez. Mas lo cierto es que no estoy de acuerdo contigo cuando dices que se reclutan entre «abogados con bufetes en horas bajas». Esto, en principio, no creo sea reprobable (pues el país cuya judicatura ha servido de ejemplo por su independencia y su lucha contra el poder tiene este sistema precisamente para seleccionar a sus magistrados). El problema va mucho más allá: piénsese en quienes han accedido a la carrera judicial por el cuarto turno, donde el sistema de valoración de méritos es, cuando menos, extraño, y te puedo ofrecer un ejemplo concreto: cuando quien esto suscribe contaba únicamente con dos años de ejercicio profesional y el letrado en cuyo despacho me encontraba de pasante ostentaba una antigüedad de treinta años de ejercicio profesional ¿te sorprendería si te digo que tenía más méritos para el acceso a la judicatura era yo? [dejo aparte el requisito de quince años que me imposibilitaba el presentarme, obviamente; me centro en el sistema de valoración de méritos]. Y es que para ejercer como sustituto únicamente se exige la licenciatura en derecho sin más, y el sistema de valoración de méritos es exactamente el mismo que para el cuarto turno, donde se valoran más el expediente académico, los cursillos, publicaciones, diplomas y doctorados (que es lo que más puntúa) y sólo secundariamente el ejercicio profesional (ya sea como funcionario o como profesional ejerciente de la abogacía o la procura). Y eso lleva a lo que lleva, a que quien no ha visto un foro en su vida ni se ha enfrentado a un problema jurídico real en años (por haberse doctorado, pongamos, en filosofía jurídica, en derecho canónico o en historia del derecho) deba enfrentarse a un asunto de prestaciones de seguridad social o a la impugnación indirecta de un planeamiento urbanístico.
    2) En cuanto al segundo de los problemas pienso que la labor de denuncia de la prensa en estos casos es fundamental, pues no creo que exista un particular que se atreva a denunciar comportamientos irregulares de alguien que ostente un cargo público (sea este el que sea). Hace más de dos mil años decía Augusto que «La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo» y en este sentido creo que la imagen pública de un juez, como la de cualquier político, funcionario o cargo público debe ser impoluta. Quien se sube a un estrado para impartir justicia, quien tiene encomendada la gestión de intereses públicos, quien representa al pueblo español en el Parlamento no puede caer en comportamientos reprobables, de igual manera que quien se sube a un púlpito a impartir sacrosantas lecciones de moral no puede caer en actitudes contrarias a su predicamento. Pues, de lo contrario, caeríamos en el tan manido «Haz lo que digo, no lo que hago», antaño tan utilizada por los progenitores y que no es precisamente un ejemplo a seguir.

  7. Sevach

    Estimado William: Acepto tu lúcido comentario en cuanto al sistema de provisión de sustitutos y la postergación de los profesionales de la abogacía en el acceso a la judicatura. En cambio, no creo que por ser juez se pierda el derecho a la intimidad o a la imagen. Parafraseando a Montesquieu, el Juez no sólo debe ser la boca muda de la Ley, sino la mano invisible de la justicia. La alegoría de la justicia figura con vendas en los ojos, y debería la toda cubrir al juez como un «burka» pues mientras el juez aplique bien su ciencia y mientras no adopte conductas tan inaceptables que pongan en entredicho su legitimidad, no debe estar expuesto a la lupa de titulares de prensa amarilla.

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