Actualidad Triunfos y homenajes del Derecho Público

Lengua, lenguaje y habla de los juristas

pensarCuando alguien me pregunta por alguna lectura para iniciarse en el Derecho Administrativo, suelo comenzar por el principio, esto es, por sugerir arrancar desde los orígenes de nuestro derecho público y particularmente de la entrada en escena del imperio de la ley (frente al imperio de los hombres) así como de los principios de libertad e igualdad que vinieron para quedarse, todo ello de la mano de la revolución francesa y de la ulterior Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, seguido de la labor artesanal del Consejo de Estado francés, así como el legado de la administración napoleónica.

Real AcademiaY como lectura cautivadora, bellamente escrita, sólidamente trabada e iluminadora de las mentes deseosas de lucidez jurídica, recomiendo “La lengua de los derechos: la formación del derecho público europeo tras la revolución francesa”. Nada menos que el discurso pronunciado por mi admirado profesor Eduardo García de Enterría con motivo de su ingreso en la Real Academia Española.

Curiosamente, mi otra recomendación para formarse en las técnicas de interpretación y aplicación de normas, es “ La interpretación y los apotegmas jurídico-lógicos”, que fue el Discurso de ingreso en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de ese otro prodigio jurídico que fue José Luis Villar Palasí (que sería contestado por García de Enterría).

Curiosamente ambas obras publicadas el mismo año (1975) y por dos grandes maestros.

También es obligado referirse al Curso de Derecho Administrativo, de Eduardo García de Enterría y Tomás Ramón Fernández, obra ya mítica, maravillosamente bien escrita y que es un placer leerla o releerla.

A partir de ahí vendrían mis habituales recomendaciones para ser un cinturón negro de derecho administrativo.

Pues bien, aquí os queda disponible y gratuita La lengua de los derechos del profesor García de Enterría (Madrid, 1954) como regalo a los seguidores del blog, deseando que lo saboreen quienes no lo hayan leído y lo rumien placenteramente quienes ya lo conocían. Creo que nunca sobra su lectura y especialmente en tiempos convulsos en que nos jugamos la confianza en los principios de legalidad, división de poderes y respeto a los derechos de los ciudadanos.

Como colofón, para los que tienen prisa, y hablando de lenguaje mas que de lengua, aquí está mi último y breve artículo publicado ayer en el Blog Comunicación y Marketing del Consejo General de la Abogacía, y titulado “Saber refrenar la lengua en estrados”.

Mas atrás queda mi post sobre El lenguaje judicial manifiestamente mejorable. Y el que califiqué de paso de gigante sobre el estilo de las sentencias tras el Acuerdo del Supremo de 19 de Enero de 2016.

Finalmente, bien está citar a Santiago Muñoz Machado, que une su condición de brillantísimo jurista a la de Director de la Real Academia de la Lengua, y cuya crónica del doctorado honoris causa que recibió en la Universidad de Salamanca muestra las agudas reflexiones de su discurso.

Y ya que va de maestros de la lengua al servicio del derecho, bien está citar al gran  Alejandro Nieto.

7 comments on “Lengua, lenguaje y habla de los juristas

  1. A la lista de lecturas, gracias.

    Un saludo.

  2. Adolfo

    Gracias por todas sus útiles aportaciones. Creo que estas conferencias del profesor Garcia de Enterría (Fundación March) son complemento perfecto:

    https://www.march.es/conferencias/anteriores/index.aspx?b0=garcia%20enterria&l=1

  3. Fantástico regalo. Muchas gracias.
    Elegante en el uso del lenguaje desde la presentación. ¡ Cúanto que aprender!

  4. Juan Carlos Morcillo

    Gracias por el regalo: hace ya muchos años cuando estudiaba la carrera, un profesor asociado (no se como se llamaban entonces ) de derecho procesal y abogado en ejercicio nos recomendó que leyéramos la exposición de motivos de la Lecr. porque se trataba de una de las joyas de la literatura jurídica española. Ni que decir tiene que la cara de incredulidad que le pusimos debió ser demoledora. Aún la releo de vez en cuando. Cada vez que lo hago me sigue pareciendo una delicia

    • Recuerda que Stendhal declaró que : «Al escribir la Cartuja de Parma,, para ponerme a tono, leía de vez en cuando algunas páginas del Código civil». Y eso porque el Código napoleónico que inspiró el español, son ejemplos de claridad y sobriedad. Decir mucho con palabras exactas. Un cordial saludo

  5. FELIPE

    El presente comentario surge al hilio de su artículo “Saber refrenar la lengua en estrados» (cuyo enlace remite).

    Hace mucho tiempo, demasiado, en los comienzos de mi ejercicio profesional, me tocó en suerte (más bien en desgracia) la defensa de oficio de un auténtico «chumbo». Se trataba un feo asunto penal, previamente renunciado por dos letrados y más que perdido. El cliente había sido pillado «in fraganti» y había reconocido los hechos, existían testigos de cargo, el delito era muy grave , la pena más que elevada y no cabía acuerdo alguno.

    El asunto correspondía ser enjuiciado por una Sala. De las antiguas. De las de temor reverencial y crucifijo obligado. Tuve la suerte que el Secretario de la Sala, hombre de gran humanidad, experiencia y conocimientos jurídicos y con un envidiable sentido práctico del Derecho, había sido profesor mío de Derecho procesal. Al verme, comiéndome mis nervios y disimulando mis inseguridades y miedos como mejor podía, me saludó y preguntó a qué venía. Al comentárselo me dio un consejo. Se breve y no te enrolles (como tenía pensado hacer). La Sala sabe lo que hay. Muestra humildad y respeto y pide comprensión y magnanimidad. La sentencia sorprendentemente (para mí) fue más que benigna. Nunca fui más lacónico en un juicio. Pero pocas veces he hecho una mejor defensa. La que exigía el asunto y la Sala que lo conoció. La que permitía un mejor resultado para el cliente.

    PD Gracias por sus regalos. No tienen precio.

  6. ALFONSO RAMIREZ LINDE

    Bueno; «entiendo un poco todo esto» por aquello del tiempo en que ocurrió. Es decir: «Sala de las antiguas». «De las de temor reverencial y crucifijo obligado». Lo entiendo, repito – por el espacio temporal en que se desarrolló -. Pero con todo lo que más me «chirría» es aquella postrer recomendación del secretario (creo que desde su mejor buena fe) de : (…) y pide comprensión y magnanimidad». Tremendo por los recuerdos que me trae a la memoria… No son recomendaciones, creo, para el hoy, pero en todo caso y para el hoy recuerdo, entre otros uno de los «mandamientos¨ que aparecen en «El alma de la toga» de Ossorio y que creo es de vigencia intemporal: no intentes ser más que los miembros del tribunal, pero piensa en que tampoco eres menos. No es cita literal, pero poco se diferencia de lo que aparece en el citado texto.. Gracias por mantener este estupendo canal de enseñanza, diálogo y búsqueda, entre todos, de la verdad, porque, claro, (siguiendo a Machado) la verdad de cada uno, a veces, lo mejor es guardarla y (yo añado) en arcón cerrado con siete llaves.

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